Cuando era niño solía acompañar a mi tía Teresa, en su trabajo diario por las calles de Buenos Aires, en las décadas del 60 y del 70.
Teresa era una reconocida enfermera que se movía por toda Capital, desde su lugar, Santa Fe y Coronel Díaz, recorría los diversos Barrios Porteños, a donde iba a colocar inyecciones y con un pesado aparato, realizaba nebulizaciones, tomaba la presión, etc.
Era mí ilusión diaria que me grite, “vamos Gigetto”….y el corazón se me salía del pecho, porque era una página nueva, de aventuras, en esa ciudad viva, irreverente, que colgado de la mano de la Tía Teresa, entre colectivos, subtes, algún taxi y mucha caminata, recorríamos edificios altos, casonas impresionantes, con cuadros y estatuas, con olores diversos, con historias y mucho agradecimiento siempre a esa Gringa solidaria, que todos les rendían homenaje cálido, con no solo la paga de sus servicios, en todos lados, le regalaban cosas, de las más variadas, desde un sándwich de miga, pasando por una ropa hasta llegar a alguna joya o reliquia personal de sus clientes o parientes, todos sabían que el horario comprometido por teléfono el día anterior, se respetaría y sin demora se cumplía la misión.
Uno de esos clientes estaba en Lafinur y Libertador, y recuerdo que pregunté con mis pocos años, quien era Lafinur, y la Teresa, me contó que había sido un enorme poeta Puntano, Sanluiseño, que lo sabía por Jorge Luis Borges, quien había sido un cliente ocasional de ella, le había contado que Juan Lafinur, había sido bisabuelo de él y entre los agradecimientos le había regalado un libro con obra del Puntano, que conservaba y me lo dejó leer cuando llegamos a su casa.
Siempre que paso por esa esquina, recuerdo el hecho, y recreo lo que en pocos lugares en el mundo, me daba tanta seguridad, para aquel pibe del interior, que acompañaba a su Tía Abuela en esas aventuras diarias, llegaba a esa zona, de Recoleta, Palermo, Palermo Chico, se sentía diferente a Villa Crespo, la Chacarita, el Once, y con mí corta edad no entendía el por qué, tal vez era por los policías de la federal que estaban en la calle con sus gorras azules y sus mangas blancas, sus corbatas azules, sus zapatos siempre lustrados, que estaban por todas partes.
Pregunté una vez a la Teresa el por qué tanta seguridad, y ella me contaba que era un lugar caro, con gente importante que necesitaba más seguridad.
Tal vez por eso el impacto de hoy al ver al Ingeniero, que anoche entró como si fuera una película, a una heladería, para fallecer, luego de ser cortada su historia por un cuchillo de cocina.
Entonces cuando uno tiene esa dualidad de vivencias, la seguridad que me daba esa zona, cuando yo era pibe, hasta la sorpresa de hoy, y pienso que nos pasa como sociedad, que nos pasa como humanos, que, lo más sagrado, la Vida, no vale nada.
Ver a un joven entrar a un negocio diciendo….”no me quiero morir”…..
Hoy vivo en Rosario, y todo indicaría que estoy en una Ciudad insegura, por esa delincuencia de esos tiempos, pero acrecentado, por años de una gestión que puso en jaque nuestra comunidad por una cierta convivencia de elementos del Estado, políticos, legisladores, policías, es decir, cuando uno ve lo que pasa en mí sociedad, en los últimos 15 años, no es normal, porque en otras Provincias no paso esto, y ahora estamos a días, de un evento electoral en el cual van a volver a ganar los responsables de esos tiempos, y me cuesta entender.
Claro uno dirá esto es parte de un proceso de descompensación, no solo en este rubro, lo mismo en economía, en la profundidad de los problemas sociales, en lo educacional, yo eso lo entiendo.
Pero no tener respeto a la vida del otro, el no tener valor, de eso, cuando uno antes de matar un insecto lo piensa, cuando ve un animal maltratado, le hierve la sangre, como soportar que un ser humano, por nada, mate a otro……
Creo que entramos en un tiempo de reflexión, en la búsqueda de nobles y buenos liderazgos, para tratar de salir, de este hueco en la historia, por lo cual espero que en nuestro destino esté otra vez de nuestro lado, y le mandemos una gambeta a este triste momento y volvamos a ser un Pueblo Feliz, que vuelva a creer en la educación, el trabajo, la producción, la solidaridad, el progreso y la prosperidad en conjunto.