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POLÍTICA

Congreso del Frente Renovador: Balance electoral, arenga a la tropa  y pases de factura

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Con Wado de Pedro como invitado, el partido analizó el resultado de las PASO y la estrategia para octubre. Hubo reproches por la campaña oficialista y debate sobre el crecimiento de Milei.

Mientras el líder del espacio recorría Rosario y Córdoba en su doble traje de ministro candidato, la plana mayor del Frente Renovador se reunió en Parque Norte para ordenar la tropa luego del sacudón de la derrota y reajustar la estrategia de cara al segundo tramo de la campaña. Fue un espacio de catarsis en el que participaron casi 300 dirigentes de todo el país: hubo críticas a la logística electoral y a los referentes territoriales que solo cuidaron el pago chico, pero también un análisis sobre el crecimiento de Javier Milei en sus respectivos territorios y una discusión interna sobre como encarar las diatribas del candidato libertario. Hubo arengas, llamados a salir «a caminar y convocar a todos aquellos dirigentes que se pueden sumar», como sostuvo Eduardo «Wado» de Pedro durante su breve paso por el convite, pero fundamentalmente se trazó un horizonte de llegada. Es decir: llegar vivos a octubre con al menos el 30 por ciento de los votos, una Patricia Bullrich desinflada y un balotage con Javier Milei como gran batalla final.

El encuentro comenzó pasadas las once de la mañana en el Golden Center, un centro de convenciones ubicado en la entrada de Parque Norte que había funcionado, hace un par de semanas, como búnker de campaña de Juntos por el Cambio. Estaban todas las primeras líneas del Frente Renovador: el secretario de Industria, «Vasco» de Mendiguren; el presidente del partido, Pablo Mirolo; el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni; el ministro de Transporte, Diego Giuliano, los referentes de la mesa chica bonaerense de Massa, Rubén Eslaiman y Raúl Pérez; el director del Banco Provincia, Sebastián Galmarini; les diputades Mónica Lizta, Daniel Arroyo y Carlos Selva; la senadora riojana, Clara Vega. Más tarde llegarían Cecilia Moreau y Malena Galmarini. Estaba también el ministro de Interior, Eduardo «Wado» de Pedro, en calidad de jefe de campaña. Pero más allá de la presencia fugaz del dirigente camporista, la reunión era 100 por ciento renovadora.

Era la primera vez que toda la dirigencia del FR se veía las caras desde junio, cuando Massa protagonizó en Tortuguitas un acto que pareció ser un premonitorio lanzamiento de campaña. Esa noche el tigrense lanzaría su última advertencia para evitar que el Frente de Todos fuera a las PASO, sin saber – o tal vez sí – que un mes y medio después se convertiría en el candidato de «unidad» de Unión por la Patria. Dos meses y medio después, tras una PASO que dejaría posicionado a su líder como segundo candidato más votado, el FR se reunía para hacer un poco de catarsis, diseccionar las derrotas territoriales y establecer los ejes programáticos con los que se encararía la segunda etapa de campaña.

«Se consolidan dos proyectos de país, se consolida un proyecto que tiene que ver con lo que plantea Milei y se consolida una idea de país que tiene como eje la defensa de la Argentina, que tiene como eje la defensa del trabajo, que tiene como eje la industria nacional, el comercio, el federalismo, la educación pública», arrancaría «Wado» de Pedro, encargado en abrir el encuentro. De Pedro retomaría, además, la idea de «nueva mayoría política» que viene sosteniendo Massa desde el batacazo libertario en las PASO: «En las últimas semanas empezamos a ver cómo desde sectores de radicalismo, un partido centenario, apegado a las instituciones, apegado a la industria nacional, apegado al desarrollo de la Argentina, muy identificado con la educación pública, con valores similares a los del peronismo, empezaron a surgir voces de sus dirigentes históricos donde dicen ‘no es con Bullrich, no es por acá, no es prendiendo fuego la educación pública, no es prendiendo fuego el Banco Central, no es sacándole cosas a la gente sino dándole más».

Después de la intervención de De Pedro, les dirigentes renovadores comenzaron a tomar la palabra. Habló Eslaiman, la candidata a intendenta de Junín, Valeria Arata, y el intendente de San Fernando, Juan Andreotti. Intervino también Mariano Arcioni, que venía de sufrir una durísima derrota en Chubut. Allí, Milei no solo había sacado el 39,4 por ciento de los votos, sino que el peronismo había perdido el control de la provincia por primera vez en 20 años. «Las tres fuerzas estuvieron dentro de los tres puntos y no hay ningún shock. Se hizo una campaña excelente y una elección excelente», señaló el gobernador chubutense, aunque en la sala predominaban los pases de factura contra los gobernadores peronistas que se habían «relajado» el día de las PASO y habían sufrido un tortazo a manos de Milei. «No hicieron nada para ganar la elección», disparó, furiosa, una dirigenta renovadora del Norte.

Varios dirigentes del interior se quejaron de que les habían llegado tarde las boletas desde el búnker de campaña de UxP ubicado en el centro porteño o que habían faltado afiches y volanteadas. «Milei no puso ni un afiche, no repartió un volante, no puso un pasacalle ni pintó una pared», advirtió, sin embargo, Sebastián Galmarini, uno de los estrategas de la campaña massista. Se discutió sobre la fiscalización que el propio peronismo había hecho de las boletas de Milei en el interior y se deslizó que, en octubre, no se cometería el mismo error. Hubo varias interpretaciones sobre como encarar el discurso incendiario de Milei: algunos sostenían que había que salir a explicar por qué una dolarización era inviable o atizar las consecuencias que tendría la privatización de la Educación, mientras que otros eran más severos. «¿De qué derecho le hablas a los jóvenes cuando casi la mitad son pobres y no saben qué es un trabajo en blanco ni tienen puta idea de lo que es una indemnización? A veces, hablar menos es mejor», deslizaba un dirigente bonaerense.

Hasta último momento se especuló con la posibilidad de que Sergio Massa cerrara el evento, pero finalmente la agenda del ministro candidato en Córdoba y Santa Fe lo hizo imposible. En ambas provincias, Massa se trajeó con su doble vestimenta de ministro y candidato y, además de lanzar obras, ofreció más de un guiño político. «Hoy podemos estar en lugares distintos en la política, pero la verdad es que el 10 de diciembre aspiro a ser presidente y a tener a Martín Llaryora y a todos los cordobeses sentados en la mesa participando de nuestro gobierno», lanzó en Villa María, en donde había encabezado un acto por el lanzamiento de la Reversión del Gasoducto Norte.

A falta de Massa, la encargada de cerrar el evento fue la titular de AYSA y esposa del candidato, Malena Galmarini. «Hace un montón de tiempo que estamos buscando esta oportunidad. La tocamos, en el 2015, pero se nos escapó, se la robó un señor malo que hizo mucho daño. Por nuestra propia impericia creímos que alcanzaba con lo que decíamos y éramos, pero no alcanza», exclamó Galmarini, quien, entre los aplausos de los asistentes, volvió a hablar de la necesidad de ampliar el espacio: «No importa si no piensan igual que nosotros, lo que importa es si están convencidos de pelear por la patria. No me importa lo que dijo Grabois o Guillermo Moreno, tenemos que bajar los debates internos porque acá estamos peleando por una cosa que nos trasciende como espacio político», finalizó.

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JxC se fracturó o algo parecido

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Los radicales hablaron, debatieron y no acordaron. Así que un bloque lo preside De Loredo y el otro Manes. Los macristas pueden terminar divididos en tres: los que responden a Bullrich, a Ritondo y los larretistas.

dejado trascender un comunicado en el que hablaban de la importancia de sostener la «unidad» del radicalismo en el Congreso y, a su vez, de «asegurar la gobernabilidad». Los firmaban figuras como Karina Banfi, Soledad Carrizo, Martín Tetaz y Fabio Quetglas (referente de Educación de Patricia Bullrich). Cerca de Manes, que arrastraba detrás suyo otros 11 legisladores –como Julio Cobos, los dos jujeños y el formoseño Fernando Carbajal–, mientras tanto, se resistían. Denunciaban que De Loredo era «el radical bendecido por Macri» y que votar por él era «seguir bajo el yugo del PRO», además de que sería «premiar» al diputado que había roto el bloque en 2021.

La reunión fue larga y tensa. La mayoría de 23 había enviado solo a un grupo de emisarios –el misionero Martín Arjol, el mendocino Lisandro Nieri y Quetglas– para intentar convencer a la minoría de 12. Pero Manes se mantenía firme: «Hoy se define si al presidente lo decide la UCR o Macri», afirmaban en su entorno. No querían saber nada con De Loredo y De Loredo se rehusaba a resignar la presidencia. Pasaron cuatro horas, llegaron más diputados del ala gobernadores-Evolución, pero no hubo manera.

En un momento, los 12 diputados de Manes advirtieron que tenían quórum reglamentario –eran 18 de los 25 que tiene la UCR, sin contar a los de Evolución– y que había que votar. Ganó Manes y sacó un comunicado: «Se designa como presidente de Bloque al diputado Facundo Manes y se le encomienda realizar las gestiones necesarias a fin de proceder a la reunificación del Bloque, conformación de interbloque y discusión de las autoridades de la Cámara».

gobierno de Milei. La duda es que postura adoptarán los larretistas que fueron derrotados en la interna, como María Eugenia Vidal o Silvia Lospennato.

El larretismo especulaba con que, si Ritondo era designado presidente de la Cámara, podrían romper con el bloque y alinearse en un interbloque de «centro» junto a la UCR y la CC. Milei, sin embargo, se decidió por un libertario para la presidencia y ahora las «palomas» dudan. Son poco menos de 10 legisladores, aunque en las últimas horas ganaron uno más: Álvaro González, mano derecha de Horacio Rodríguez Larreta, que reemplazará al bailarín Maximiliano Guerra luego de su renuncia. Y este miércoles tendrán que tomar una decisión: si continúan en el bloque que prometió garantizarle la gobernabilidad a Milei o si arman rancho aparte, en minoría y contra lo que le reclaman –reconocen ellos mismos– sus propias bases electorales.

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POLÍTICA

Javier Milei optó por la «doctrina Chocobar» y relegó a Victoria Villarruel

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Fue un pedido de Patricia Bullrich, quien pasará a manejar a través de su excompañero de fórmula la totalidad de las fuerzas del Estado en una etapa de creciente conflictividad social. La vicepresidenta electa, que aspiraba a ocupar ese mismo lugar, perdió influencia en la interna libertaria. La pregunta por el rol que tendrán las Fuerzas Armadas a partir del 10 de diciembre y los coletazos políticos de la decisión.

Con la designación de Luis Petri como futuro ministro de Defensa, Javier Milei finalmente delegó el manejo político de la totalidad de las fuerzas del Estado en manos de Patricia Bullrich.

A diferencia de Mauricio Macri, la excandidata presidencial de Juntos por el Cambio parece que sí tendrá su “segundo tiempo”, aunque bajo el gobierno del libertario. Ya había sido confirmada la semana pasada al frente de Seguridad, cargo que negoció mano a mano, sin intermediarios, con el presidente electo. Ahora, colocó a un hombre de su riñón, a la sazón su excompañero de fórmula, en un área clave que controlará por extensión y que le permitirá acumular un poder aún mayor al tuvo en su paso anterior por la función pública.

Todo a lo que aspiraba, en suma, Victoria Villarruel, como fiel representante y lugarteniente de los intereses de la familia militar. La decisión, que se venía cocinando en las últimas semanas, desplaza a la vicepresidenta de un rol que ella había reclamado para sí y que el propio Milei le había prometido públicamente en varias entrevistas, y la encorseta —contra su voluntad— a su rol institucional como presidenta del Senado.

Cerca de Bullrich afirmaron que, si bien el desembarco de Petri en Defensa “fue una decisión exclusivamente de Milei”, la excandidata pidió por él durante la reunión cara a cara que tuvo con el presidente electo la semana pasada. La sintonía entre la futura ministra de Seguridad y el presidente electo es total. “Se tienen respeto mutuo. Ella se tragó su orgullo y lo apoyó. Y ahora trabaja para que le vaya bien”, describieron. Para más datos, aseguraron que comparten “una lectura común del momento y de lo que pide la sociedad”, una idea que seguramente traerá cola en una etapa en la que se avizora una creciente conflictividad social y en la que todo indica volverá, recargada, la “doctrina chocobar”.

Villarruel, en recámara

Al menos hasta el balotaje, Villarruel tenía prácticamente asegurado el control tanto de Seguridad como de Defensa, donde tenía planeado designar funcionarios de su círculo más cercano. Para ambas carteras sonaban respectivamente el diputado electo Guillermo Montenegro —hijo de militares— y el coronel retirado del Ejército Jorge Eduardo Lenard Vives, exresponsable de investigaciones de la Aduana durante la gestión de Gómez Centurión. Los dos son integrantes de la fundación que ella preside, Oíd Mortales, que tal como reveló este medio es el nuevo sello de la vieja Fundación Tridentina para los Valores Clásicos, fundada por el teólogo Gustavo Corbi, quien tuvo un cargo en la SIDE durante los primeros meses de la dictadura.

A juzgar por su última decisión, Milei finalmente optó por dejar en un segundo plano esa agenda vinculada al negacionismo —al menos no darle una visibilidad que tuvo en la campaña— y se inclinó por una solución política: incorporar “a la fórmula completa de Juntos por el Cambio” a su gabinete, tal como se comunicó oficialmente desde la “oficina del presidente electo”.

Villarruel, de todos modos, se mostró dispuesta a dar pelea y dio muestras de seguir tallando en la agenda de defensa. Este lunes envió sus “condolencias” a las familias de los andinistas fallecidos en la Cordillera, que estaban perdidos desde el miércoles pasado, y agradeció a las autoridades chilenas, ante las que dijo haber intercedido, “por su colaboración” en la búsqueda. Antes, se había fotografiado en reuniones con la cúpula de la Prefectura y en el Departamento Central de la Policía Federal.

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Javier Milei rechazará el ingreso de la Argentina a los BRICS

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La economista dijo que «no ve ventajas» en la relación comercial con el bloque que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que representa el 40 por ciento de la población mundial.

La designada Canciller de Javier Milei, Diana Mondino, aseguró que Argentina “no ingresará a los Brics”, el grupo de potencias y países emergentes, encabezado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, con lo que ratificó en línea con lo expresado por el presidente electo que la política exterior del futuro gobierno de La Libertad Avanza será de extremo alineamiento con los Estados Unidos. Mondino desechó así el convite que este año realizaron los integrantes de los Brics para sumar a nuestro país al bloque de cooperación que representa el 40 por ciento de la población mundial, el 24 por ciento del PBI global, el 16 por ciento de las exportaciones y el 15 de las importaciones mundiales de bienes y servicios; además que los cinco países integrantes del bloque son el destino del 30 por ciento de las exportaciones argentinas.

«No ingresaremos a los Brics», escribió Mondino en su cuenta oficial de la red social X, ratificando así la postura que Milei había expuesto durante la campaña electoral. La futura titular del Palacio San Martín, lo reiteró ante los periodistas antes de ingresar al Centro de Convenciones de la Ciudad de Buenos Aires, donde iba a exponer ante los empresarios en la 29º conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA): «No vamos a dar marcha atrás porque nunca se aprobó. Nunca ingresamos a los Brics», declaró Mondino en referencia a la invitación del bloque para que Argentina se incorpore a partir del primero de enero del año 2024.

La economista que estará a cargo de la Relaciones Exteriores lo justificó luego en términos económicos: “Entiendo que fuimos invitados a participar de los Brics pero no hemos aceptado formalmente. Para ingresar hay que hacer un aporte de capital y la Argentina no está en condiciones de hacerlo”, lanzó Mondino.

Durante un viaje relámpago a Brasil, en el que buscaba mejorar la relación con el presidente del país vecino Luiz Inacio “Lula” Da Silva, Mondino sostuvo que no había abordado la cuestión del posible ingreso de Argentina al bloque de los BRICS, que recientemente ha invitado a varios países a entrar al mismo para su expansión. En tanto, había manifestado que “no ve ventajas” en el ingreso a los BRICS, después de que Fernández anunciara en octubre que Argentina había “iniciado el proceso de adhesión” al bloque.

Mondino cerró así la puerta a las oportunidades que abría el Grupo de los BRICS a la Argentina en materia comercial, cooperación diplomática, acceso al financiamiento internacional y a los desarrollos tecnológicos de avanzada. Además de desechar la creciente relación comercial entre las potencias emergentes como contracara de las imposiciones de las potencias económicas del G-7, que conforman Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá.

Por lo que las relaciones exteriores del futuro gobierno será a contramano de lo que le adjudicaba la administración saliente al ingreso a los Brics como «un nuevo escenario y una oportunidad» geopolítica y comercial. «Nos hemos incorporado a la alianza de los Brics, los países más importantes de las economías emergentes. Se abre un nuevo escenario para la Argentina. Vamos a ser protagonistas de un destino común en un bloque que representa más del 40 por ciento de la población mundial», dijo Fernández en el discurso en el que anunció la incorporación al bloque que integran Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica. Además de la Argentina se sumarían, a partir del 1 de enero de 2024, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos.

El alineamiento internacional del futuro gobierno de LLA tampoco tiene en cuenta la importancia de las relaciones comerciales que ya existen con parte de los países que integran los BRICS. PáginaI12 publicó los datos de un informe elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en el que detalla que la gran mayoría de las provincias argentinas destina al menos cerca de un tercio de sus exportaciones a países que integran el BRICS, en especial a Brasil, China e India.

San Juan, por ejemplo, envía el 46 por ciento de sus exportaciones a los BRICS, mientras que Entre Ríos lo hace en un 40,7 por ciento. En Catamarca, el 37,2 por ciento de las exportaciones tiene como destino a los BRICS, al tiempo que la provincia de Buenos Aires envía el 36,4 por ciento de sus exportaciones a este Grupo, Misiones lo hace en un 34 por ciento y Chaco, en un 31,3 por ciento.

Un escalón más abajo aparece La Rioja, con el 30,5 por ciento de sus exportaciones que se dirigen hacia los BRICS; Córdoba, con el 29,2 por ciento, y Río Negro, con el 27,3 por ciento. Mendoza envía el 25,1 por ciento de sus exportaciones y La Pampa, el 26,3 por ciento. En Tucumán, el 24,3 por ciento de las exportaciones se dirigen hacia los BRICS, y en Santa Fe, el 26,5 por ciento.

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