Economía prolonga Precios Justos hasta el 30 de junio y se amplián la cantidad de sectores que no podrán aumentar más de 3,2 por ciento: ingresan textiles, calzados, insumos alimenticios, de la construcción y se negocia con frutas y verduras.
El ministro de Economía, Sergio Massa, no quiere sobresaltos inflacionarios en año electoral para lo cual el viernes anunciará, junto al secretario de Comercio, Matías Tombolini, un mega acuerdo de precios con diferentes sectores económicos. Constará de una renovación del Plan Precios Justos hasta el 30 de junio, pero con un plus relevante. Tal como adelantó Página I12 en su edición del domingo, habrá un sendero de aumentos máximos permitidos de 3,2 por ciento para todo lo que esté afuera de la canasta de 2000 alimentos y bebidas congelados, con la novedad de que a esta pauta se le sumarán otros rubros de la economía que hasta ahora no estaban alcanzados.
Según supo este diario, ingresan insumos alimenticios, de la construcción, calzados, textiles, problablemente electro y se negocia con un sector muy complejo como el de frutas y verduras.
El objetivo del ministro es alinear expectativas de inflación para que el IPC general del INDEC, que en julio de 2022 corría al 7,4 por ciento, empiece a hacerlo a un ritmo de 4 por ciento o menos, sobre todo en productos de la canasta básica, que son los que más pegan en los bolsillos de los sectores bajos y trabajadores que no tienen acceso a las paritarias.
Fuentes oficiales confirmaron a este diario que la canasta de 2000 productos a precio fijo seguirá, con variaciones mínimas de entrada y salida de algunos productos, pero la cantidad se mantendrá. De todos modos, más allá de los mitos de la efectividad o fetiche de los congelamientos de precios, para Massa y Tombolini lo más relevante no es que el precio quede fijo, sino que el sendero de acuerdo general del resto de los bienes se mantenga a la baja con una ganancia razonable para las empresas.
Todos alineados
En este escenario, se evalúa desde el Gobierno a una serie de sectores que podrían ser pasibles de estar en esta pauta de aumentos: la referencia es para bienes de electrónica, insumos para la construcción, insumos alimenticios, calzado, textiles y frutas y verduras. Sobre este punto, este diario detalló el domingo que la idea de Tombolini es alcanzar un acuerdo con el Mercado Central y otros puntos de venta, sobre todo porque los precios del rubro y de carnes impactaron muy fuerte en el IPC de enero, con subas muy por encima de los alimentos de góndola.
Ahí el Gobierno tiene un problema serio porque el sector trabaja casi todo en la informalidad, los puntos de venta mayoristas están muy dispersos y lejos de los centros de consumo y nunca se ha logrado un sistema de distribución que pudiese llevar -en volúmen y penetración- los precios muy baratos del Mercado Central a los barrios.
De todos modos, hay otro de los rubros que se suman que es muy relevante para la fortaleza y cumplimiento de la pauta de aumentos. La inclusión de los insumos para la producción de alimentos a la pauta de suba máxima del 3,2 por ciento es la zanahoria para que la industria que produce alimentos le firme a Massa la extensión de los acuerdos hasta las elecciones PASO. Es que hasta ahora, había muchas grandes firmas nucleadas en la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal) que se quejaban en la ventanilla del Gobierno de que los insumos le aumentaban al 20 mientras Comercio les autorizaba a ellos aumentos del 4 por ciento.
De esta manera, con este alineamiento al 3,2 también de los fabricantes de insumos, debiera ordenarse el escenario. Vale decir que los productores de insumos (cartón, vidrio y tetrabrick) son solo tres empresas en todo el país, lo que complica aún más la perspectiva de negociar con fuerza. En este contexto, naturalmente, como el 3,2 es un aumento máximo promedio, habrá productos que tendrán algunas subas variables. Un ejemplo, los aceites, que como tienen fideicomiso les autorizaron un 3,1 por ciento de suba.
Por último, respecto a la canasta de 2000 congelados, en el Gobierno reforzarán controles en locales de cercanía y supermercados chinos, dado que la diferencia en cumplimiento y precios es hasta 50 por ciento mayor por fuera de los grandes hipermercados. De todos modos, como aclaran en Hacienda, el corazón del ordenamiento inflacionario, además de la estabilización macroeconómica, sigue siendo el establecimiento de un sendero de precios estable y a la baja, que les sirva a todos los sectores.