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OPINIÓN

La mirada de Perón por Luis Longhi

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Usted viene a verme para que yo le hable de Perón pero yo no tengo nada importante que contarle. Nunca hablé con él. Estar estuve, sí, claro que estuve con Perón. Pero sin palabras de por medio. En una misma habitación o depósito o despacho, no sabría cómo denominarlo, donde el silencio había impuesto soberanía. Todos pensaban. Nadie hablaba. Tampoco Perón. Fue un momento delicado, bajo ciertas circunstancias que ameritan ser olvidadas, no por el pueblo, pues ciertos actos de cobardía por parte de la más repulsiva corte de cipayos vendepatria hay que recordarlos e historiarlos para que la gente sepa quién es quién en esta tierra de Dios, pero quien fue testigo de algunas cosas preferiría olvidarlas. Hace apenas unos pocos años que por las noches puedo conciliar el sueño porque creo que olvidé eso que usted quiere que yo recuerde. Me pone en un compromiso. Noventa y ocho años tengo. Cien menos dos. Casi un siglo. Usted debe pensar ¿y si ya está por dormir para siempre qué le importa perder a cuenta algunas horas de sueño? Y sí, tiene razón. Está bien.

Siéntese. ¿Quiere tomar algo? Acá no se fuma. El bolso en el suelo no, arriba del sillón póngalo. Yo soy poeta, pero antes fui abogado y antes de eso, incluso, fui militar. Bueno, dicen que la condición de militar uno no la pierde jamás pero yo la perdí. En realidad me la quitaron. Culpa de los yanquis. Todo lo que un país, cualquiera sea, ha perdido en este último siglo, es culpa de los yanquis. Perón odiaba a los yanquis y Menem después de las “relaciones carnales” insistía (e insiste) en llamarse peronista.

Yo escribo todo el día, desde que me levanto a las seis de la mañana hasta que me acuesto a las diez de la noche. Escribo poesía, escribo historia y escribo la lista de todos los traidores a Perón desde el 45 hasta hoy. ¿Quiere verla? Mire, debajo de cada nombre está el acto de traición que cometió. En muchos casos refiero también el episodio pretendidamente reivindicatorio de esa persona queriendo justificar su “traición” como parábola de una gesta militante pero siempre, según mi modesta opinión, aquellos que traicionaron quedaron con el corazón mutilado. No se vuelve de una traición. También tengo el cuadernito de las lealtades con sus respectivas trayectorias que las justifican. Mire, Héctor José Cámpora está primero pero el Doctor Ramón Carrillo le juega un cabeza a cabeza. Este hombre merece ser reivindicado, fue un revolucionario del sanitarismo, el máximo militante por la salud del prójimo. ¿Sabía usted que él mismo, siendo Ministro, iba a fumigar ranchos a Tucumán, Salta y Jujuy para erradicar el paludismo? ¿Y que cargaba camiones con camas, remedios y ladrillos y se iba, con el arquitecto Álvarez, a construir hospitales a las zonas más necesitadas del país? Carrillo fue un héroe y su lealtad hacia Perón fue inquebrantable. Evita en esta lista de lealtades no cuenta. Ojo, no me malinterprete, no porque no la ejercitara. Es como cuando a uno le preguntan quién fue el mejor cantante de tangos y uno, por lógica cartesiana, excluye a Gardel de esa nómina, ¿entiende?

A Teniente Coronel llegué en el ejército. Yo revistaba en la Escuela Técnica Superior adonde me recibí de ingeniero militar ¿Conoce la revista Life? ¿Me creería si le cuento que culpa de esa revista me degradaron del ejército? Mire esta foto. El que está cuerpo a tierra con el fusil es un compañero sindicalista que le está apuntando a un rebelde de la Marina, el que está parado, de corbata, sobretodo y gorro de oficial del ejército soy yo. Eso fue por la tarde, creo, cuando intentábamos salir del área peligrosa en las recovas del Paseo Colón. Fue el 16 de junio de 1955. ¿Tengo que explicarle qué pasó ese día? La Aviación de la Marina de Guerra realizó su bautismo de fuego contra sus compatriotas. Por primera vez en la historia de la humanidad las Fuerzas Armadas de un país, sin conflictos bélicos, masacraba cobardemente a sus propios hermanos.

Aquel mediodía, la primera detonación me sorprendió estando yo en los pasillos del Ministerio de Guerra portando un sobre cerrado con un expediente calificado de secreto para entregar en mano al Ministro de Guerra, el General Lucero. Con los estruendos externos, el zumbido de los aviones, las detonaciones, el estallido de los vidrios y los gritos desesperados que provenían de la calle, en pocos segundos, la rutina ministerial mutó en pandemónium infernal. Yo corría a contramano de la marea de empleados, en dirección al despacho del Ministro, apretando contra mi pecho el sobre con el expediente. Al ver al responsable de la seguridad del Ministro saliendo apresurado de su despacho y, soportando estoicamente los empellones de la gente que corría en sentido contrario, enarbolé el sobre con el documento secreto delante de sus ojos para que me permitiera pasar. El guardia hizo un gesto confuso con uno de sus brazos que yo interpreté como “Sígame”. Empezó a correr por pasillos y escaleras que descendían hasta el subsuelo del edificio. Decidí seguirlo, cargando conmigo la duda de haber interpretado con precisión su aspaviento. Es que su destino inmediato no tenía lógica, al menos es lo que yo interpretaba en aquel momento mientras lo seguía a través de aquel piso inferior adonde, supuestamente, sólo había depósitos de descartes y archivos. A los militares es muy difícil adivinarles la motivación de sus actos, se lo digo con conocimiento de causa. Usted puede conversar horas y horas con un militar en servicio pero ni a través de sus palabras ni de sus miradas usted (y esto se lo puedo asegurar con certeza científica) podrá adivinar cuál es la intención última de esos gestos y esas palabras.

Por fin aquel hombre llegó hasta una pesada puerta que parecía de ultratumba. Se detuvo frente a ella y con supremo esfuerzo, empujando con todo su cuerpo, logró abrirla. Recién entonces advirtió mi presencia. Me gritó: “Acá no, Oficial”. Iba a responderle mostrando el documento secreto para el Ministro justo cuando una feroz explosión nos hizo lanzar de cabeza a un cuerpo a tierra casi espasmódico. Ante el peligro evidente no lo dudó y me dijo: “Venga”.

Entramos juntos al refugio. Allí estaban algunos militares de alto rango, un par de funcionarios, el General Lucero y parado junto a un ropero, con el gesto adusto y pensativo, el Teniente General Juan Domingo Perón. Todos estaban tensos. Duros como una roca pero de pie. Parecían telamones. El hecho de entrar allí, delante de todos mis superiores, haciendo cuerpo a tierra, me anegó de un mareo vergonzoso. Nos pusimos de pie inmediatamente. Realizamos las venias de rigor respetando el silencio sepulcral que se imponía. No recuerdo si desde que entramos habrán pasado treinta segundos o treinta minutos pero de pronto otro trueno de pólvora y previsible muerte sacudió e hizo vibrar el refugio. Todos nos tiramos cuerpo a tierra. Todos menos Perón. Parecía una efigie. No, una efigie no, me rectifico. No se parecía a nada. Ninguna comparación posible. Era exactamente lo que me había imaginado de él, un hombre entero, un hombre digno, un hombre fuerte soportando la perversidad de la incomprensión. Ni pestañeó ante la detonación que hizo temblar las paredes y regó de polvo toda el área. El General Lucero, con respeto y medida confianza, se acercó a Perón y le señaló que, por favor; avanzara unos metros hasta un espacio libre entre la pared y el ropero que yo había divisado cuando entré y que ahora comprobaba era una pesada y aparentemente indestructible caja fuerte. Hubo otra explosión, acompañada esta vez por ráfagas de metralla que rebotaron cerca de la ventanita superior por donde se filtraba algo de luz. Recuerdo al General Lucero, manejado evidentemente por su instinto más profundo, ponerse él mismo como escudo para que nada afectara a Perón.

Durante el tiempo que duró el bombardeo varias veces traté de cruzar una mirada con Perón. Nadie le hablaba. Ninguno lo miraba, excepto yo, sentado en el rincón más alejado de mis superiores, con mi espalda apoyada contra la pared esperando, como todos mis compañeros fortuitos, que las propias circunstancias dadas definieran los pasos a seguir. Cualquier pensamiento catastrófico sobre lo que estábamos viviendo se exilió de mis cavilaciones. Mi única preocupación pasó a ser cruzar una mirada con aquel hombre. Ni temor ante la muerte cercana ni pudor ante las personalidades que me rodeaban.

El General Perón representaba, desde entonces y por el resto de los tiempos, el soberano adalid de las reivindicaciones sociales de un pueblo históricamente mutilado en sus derechos más elementales. Quería llevarme de aquel momento azaroso en que el destino me había puesto una mirada que me guiara por toda mi vida. Los ojos del General Perón seguían incrustados como rayo y piedra sobre sus reflexiones más íntimas. Funcionarios, alcahuetes, coroneles y otros generales permanecían estaqueados en sus lugares esperando el fin del tormento.

Se me ocurrió entonces una promesa que debe haber sido arrancada de mis viejas lecturas de poetas dadaístas. Una promesa apartada de toda lógica personal teniendo entonces cuenta mi vida privada y profesional hasta ese momento. Vaya uno a saber qué clase de ángeles le revolotean a uno en esos instantes de definiciones futuras. De la nada, sin especulaciones de factibilidad me dije: “Si Perón me mira escalo el Aconcagua”. No crea que yo tenía algún tipo de inclinación por ese deporte extremo, no, nada más alejado de la realidad. Ni a la Torre de los Ingleses había subido. Qué se yo de dónde me salió esa promesa alocada. Pero así como se lo cuento así me lo dije y me lo juré bajo palabra de honor. Yo quería para mí, por lo que me quedara de vida, el valor, el dolor, el pensamiento, la poesía de aquella mirada inconmensurable.

Me estoy poniendo sentimental. Discúlpeme. No lo quiero aburrir con mi relato ni que le queden cabos sueltos. Le aclaro un par de cuestiones: una, que culpa de esa foto de la que le hablé publicada en la revista Life, de generación absolutamente casual y producida varias horas después del episodio que le acabo de relatar, la Libertadora me degradó del ejército.

Vea lo que reza el epígrafe de la foto: “Un oficial y varios civiles peronistas atacan a los rebeldes de la Marina”. Otra cosa que quiero que sepa es que dos veces, desde entonces y al día de hoy, escalé hasta la cima del Aconcagua. ¿Usted sabía que Perón fue montañista? En Italia y en Mendoza. Yo, la verdad, no tenía ni idea cuando hice mi promesa. Historia del Aconcagua es el libro que escribí sobre mis travesías por las alturas de la tierra y la mirada de un hombre. En el prólogo puede leerse: “A la cima se llega más con la cabeza que con las piernas”. ¿Sabe quién prologó mi libro? Imagine. ¿El documento secreto para el General Lucero? Ah, sí, está bien. Buena apreciación. Lo admito. En algo fallé en mi vida. Con toda aquella jarana del 16 de junio, qué quiere, olvidé entregarlo. Vaya uno a saber si era trascendente o no. ¿Si lo destruí? ¿Usted está loco? Me podían llegar a mandar ante la justicia militar por una irresponsabilidad semejante. Fijesé ahí. Debajo de la carpeta que tiene las fotos. Ahí lo tiene al sobre, mire. Sigue cerrado, claro. Es confidencial.

Revista Life, 1955
El de gorra del ejército y sobretodo es el Oficial Orlando Punzi resistiendo, con otros compañeros leales a Perón, el ataque de los rebeldes de la Marina. Al identificarlo en esta foto, la Libertadora le dio la baja del ejército.

 

El presente texto forma parte del libro Yo conocí a Perón de Luís Longhi.
Ediciones Lea, 2014.
Tags: 16 de junio de 1955Bombardeo a Plaza de MayoGeneral LuceroPerónRamón CarrilloRevolución Libertadora

Luís Longhi
Actor, escritor, director teatral y músico. Egresado de la Escuela de Teatro de La Plata. Como actor se desempeñó en teatro, cine y tv. Es miembro de los grupos musicales Demoliendo Tangos y Tangata Rea. Publicó diversos libros sobre teatro, tango y peronismo.
© 2022 – avión negro

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«Breve Historia de los cinco intentos de doblegar al País Integral y en Desarrollo. Y van por la sexta…», por Luis Chervo

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Breve Historia de los cinco intentos de doblegar al País Integral y en Desarrollo. Y van por la sexta…..

Primera Parte: “Los vientos del Mar”

Por Luis Chervo

Existe una tendencia de que un País marginal debe ser explotado y dominado por un diez por ciento y dominando al resto silenciosamente y con buenos modales.

De antemano debo decir que para analizar la economía argentina, hay que tomarla en su totalidad y contar globalmente, pero yo no voy a hacer eso hoy.

Quiero que nos concentremos en un tema y tomemos dimensión de los restantes.

En lo referente a la construcción de una flota de ultramar, debemos indicar que en 1939, cuando se inicia el conflicto internacional de la segunda guerra mundial, la cantidad de buques era cero.

Recién se compran 40 a astilleros Italianos, en 1941 y en el 42 se incluyeron 3 buques más esta vez desde Alemania. En ese año 1942 un submarino Alemán, hunde al buque Río Tercero en el atlántico norte y luego son incorporando cuatro para el comercio en nuestros mares del sur.

Entre 1941 y 43, compra 4 buques más a Italia y Francia. Todo esto cuando asume Perón, a través del Ministerio de Marina, triplica la capacidad de la flota en el primer año, dando un nivel de actualización y modernización a casi la totalidad de la flota mercante Argentina, que en forma determinante comenzó a surcar los mares del Mundo post Guerra Mundial, en donde todo estaba por hacerse.

El crecimiento del tonelaje de registro bruto de la flota mercante argentina de ultramar pasó de 254.000 toneladas en 1939, a 1.322.283 en 1948. El porcentaje de utilidad del 50.96 en el período 1941-1942, fue del 38.46 en 1945.

La nueva realidad hizo que Argentina se ponga a la cabeza del transporte de alimentos refrigerados, para llevar, carnes, huevos, mantecas, quesos de un nivel cada vez de más excelencia, que eran productos deseados y requeridos en todos los mercados del Mundo.

Esto llevó también a que surgieran astilleros en nuestro País, que eran necesarios para reparaciones y construcción de piezas, para que la flota siga operando, al mismo tiempo, se pagaban excelentes salarios que eran acompañados por premios por productividad y con excelentes condiciones de trabajo y cobertura a las familias en tierra.

Ahora el propósito fue en primera instancia del Gobierno Peronista, de lograr enviar el 100% de la mercadería argentina en barcos con su bandera, pero ante las quejas internacional , se bajó a un 50%, y luego a una quinta parte pero fue más que suficiente para lograr un impresionante caudal de divisas que quedaban en nuestro País.

En 1947 decía Juan Perón: “Solamente en fletes marítimos gastamos 400 millones por año, porque carecemos de flota propia; ahora que tenemos una flota de 1.200.000 toneladas, el importe de los fletes no irá a las compañías extranjeras sino a nuestras propias empresas. Si antes ustedes veían en el puerto 20 barcos extranjeros y uno solo con bandera argentina, ahora verán 20 barcos de nuestra bandera por cada uno de bandera extranjera”.

Desde 1947 a 1952 se asiste a un importante incremento en el tráfico de pasajeros, en el cual gravitan las corrientes inmigratorias que se producen en esos años. El número de pasajeros transportados pasó de 1.9 millones en 1947 a 17.6 millones en 1951. De igual forma, las cargas se incrementaron de 575.4 a 866.7 miles de toneladas.

Analicemos esto, mientras la marina mercante mundial creció desde 1939 a 1951 en un 31%, la marina mercante argentina aumentó en un 286.6%, lo cual indica como Perón toma esto como una política de estado de alta prioridad.

En 1952 la flota mercante argentina no sólo era grande, sino que era también una de las más modernas del mundo. Tomando como base el tonelaje bruto, el 34.2% de la flota argentina tenía menos de 5 años en 1952, mientras que la de Gran Bretaña tenía en esa edad al 20.5% y la de Estados Unidos al 1.9%. La mayor parte de los barcos nuevos y más eficaces pertenecían a las flotas del Estado, pero se abría al capital privado que lo hacía con eficiencia y proyección internacional, que fue fuente de grandes fortunas privadas.

Muchos amigos se ríen de mí, pues me gusta llamar las cosas por su nombre y la manera más clara es cuantificar, por eso digo que en 1951 ya teníamos 150 barcos de última generación en los mares del mundo, prácticamente pagos con el mismo trabajo de fletes y de ventas de pasajes de ultramar, que en promedio habían salido un promedio de 1.500.000 dólares y a esa fecha ya valían unas cuatro o cinco veces más.

El valor total de la flota mercante, incluidos los buques de menos de mil toneladas, las instalaciones portuarias y todos los artículos concernientes al transporte marítimo y fluvial, accedía el 1º de abril de 1950 a 2.500.000.000 millones de pesos, suma igual al precio que en 1946 se pagaron por los ferrocarriles ingleses.

Con el peronismo, el país pasó a ser una potencia marítima, ocupando el lugar número 14 a nivel mundial, transportando el 1% del comercio internacional de la época, y dando trabajo a la población, y créditos a la industria naval local, multiplicando la demanda y la oferta del sector marítimo nacional.

Esa conciencia social se hizo piel en la mayoría del pueblo Argentino, que dura hasta nuestros días, en el cual todos nos damos cuenta que significado tiene el dominio de nuestros puertos y mares, para comerciar nuestros productos.

Pistarini (infraestructura), Savio (acero), San Martín (aviación), Ramón Subiza (política), Raúl Mandé (asuntos técnicos), Oscar Nicolini (comunicación),Ivannisevich (educación), Sosa Molina(defensa), José Constantino Barro (industria y comercio), Bramuglia, Paz y Remorino (Relaciones Exteriores), Ramón Carrillo (Salud),Juan Castro (transporte), Freire (trabajo), Cereijo (hacienda) entre otros fueron colaboradores de un estratega único, iluminado para su época, que levantó tras bandera, que por más pisadas y rotas estén, siguen flameando, quiero decir, esto no lo podía hacer solo un hombre, si un conjunto de hombres y mujeres, que vean con claridad que esta Argentina se hace paso a paso, por más que de adentro y de afuera del Movimiento, nos empujen y nos demos un tropezón.

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«El peronismo correntino y el síndrome de estocolmo», por Martin Rios

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El peronismo correntino padece el síndrome de estocolmo como consecuencia de los más de 20 años de titubeantes conducciones orgánicas y lamentables decisiones políticas entronizando 23 años de poder del radicalismo conservador en la provincia. Para ello es importante hacer un poco de historia y remontarse a aquel acuerdo del antiguo Frente de Todos en CORRIENTES, dónde Eduardo Galantini, lleva un supuesto acuerdo a Eduardo Duhalde, donde el 33% del poder sería distribuido en el espacio Justicialista (incumplido), y el resto sería para los conservadores incluidos la UCR. Así yendo hasta el año 2019 donde el ingeniero Fabián Ríos decide dejar la suerte del partido justicialista a la intervención partidaria nacional. Llegando a la actualidad donde el partido ya perdió casi en su totalidad la identidad, siendo un sello vacío, sin doctrina sin militancia, ( cobrar sueldos en Yacyretá no es militancia) sin unidades básicas, quedando solamente los símbolos, la marcha, un escudo, Perón y Evita. Ello sin duda es el reflejo de una provincia conservadora hasta en el partido de las huestes del general, precisamente porque a propios extraños conviene bajarle el precio, a ningún sector de la sociedad acaudalada correntina les gustaría que ni en el sector público, ni en el sector privado, ambos subyugados tengamos que proteger derechos u obtener mayores beneficios en cuanto a la dignidad del salario de un trabajador. El conservadurismo se apropió de todos los partidos incluso el nuestro, por ello es el momento de arrancar con no solo la refundación y reedición, para así aportar un refresco a la doctrina, el objeto y el contenido de aquello que nos enseñara el general desde 1945 cuando nos permitió entender dos formas de vida en la Argentina, la del egoísmo y la de la distribución, pero que jamás pudo instalarse en nuestra provincia donde una clase social manda y la otra obedece sin poder reclamar o tener dignidad en su estándar de vida, y con magros derechos. Todo el tiempo transcurrido puede recuperarse, se necesita recomponer las fuerzas porque donde hubo fuego cenizas quedan y sin duda el ADN peronista está en nuestra provincia que requiere de la organización y sin duda un liderazgo firme carismático que pueda permitir marcar el rumbo. Una vez que contemos con esa figura que puede ir más allá de los intendentes que por cierto son pocos en la provincia de CORRIENTES del signo político peronista y cada día menos. Los efectos de este síndrome de falta de personalidad y fragilidad política se debe a errores propios A falta de personalidad política interna y claramente a injerencia de todo tipo, externa tanto en el terreno provincial como desde la esfera nacional no permitiendo la decisión a los afiliados a través de elecciones internas y ningún tipo de selección de candidatos orgánicos y electivos. Esto es aprovechado por el conservadurismo radical en modo feudal que inventa o fomenta decenas de partidos políticos con pocos votos y el justicialismo no es ajeno a este abanico de colores políticos. Entonces con pequeños grupos de dirigentes que se encuentran ocasionalmente con cierto grado de posibilidad para tomar decisiones, sin legitimidad pero decisiones al fin, logran continuar manipulando con la fuerza política llevando a distintas direcciones al electorado y al sello pero ocultando que en realidad detrás de Ello hay negocios individuales o personales pero nunca el objeto final de alcanzar el poder para la felicidad del pueblo correntino y obviamente la dignidad de todos los correntinos. También la influencia nacional con los diversos gobiernos desde el año 2001 en adelante que tienen afinidad Con el peronismo poco contribuyeron con la democratización y con el crecimiento político sino más bien mantuvieron esa influencia determinante sin autonomía territorial en la toma de decisiones, y obviamente de los candidatos seleccionando a los peores e inoperantes, pero a fines a las huestes nacionales para así controlar a la provincia y tenerla maniatada siempre y subordinada al conservadurismo local. El declive comienza desde el primer gobierno del kirchnerismo,el peor con Fernández, y se fue profundizando olvidándose las ideas movimentistas y militantes y aumentando los individualismo y personalismos Y por qué no decir los amiguismos que se alejaron de la cuestión política de la comunidad y de la sociedad en general. Las soluciones deberían ser permitir elecciones internas, democráticas, participativas y transparentes para que así la organización política más importante de latinoamérica y de la Argentina que también tiene su base territorial en corrientes pueda ponerse los pantalones largos y tomar decisiones por sí mismo sin injerencias locales extrañas y nacionales lejanas. Esto sin duda debe ser urgente porque las necesidades de la provincia son para ahora, precisamente por el alto grado de corrupción que se vislumbra a través de los medios nacionales de toda naturaleza en la provincia Y qué si el peronismo Lee con inteligencia este estado de situación ineludiblemente tendrá la posibilidad de conducir los destinos de la provincia con la selección de hombres y mujeres con altas imágenes en el territorio siendo claramente estos requisitos absolutamente indispensables, no pudiendo dejarse de lado las internas y el posicionamiento de aquellos que están bien vistos en la sociedad que cuentan con ficha limpia y con credibilidad ante un electorado que se encuentra escéptico también en la provincia de corrientes, como consecuencia de la falta de credibilidad que tiene la política en todo el país. la única solución viable en la provincia de corrientes es brindar una solución definitiva al síndrome de estocolmo y a la falta de autoestima con la que cuenta el justicialismo local.

Martin Rios.

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«Socialismo 6.0 o Anarco capitalismo», por Mario Mazzitelli

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El 20 de agosto de 2024, di una charla* con el título que figura arriba.

Esta exposición estuvo signada en torno a la lucha sobre la representación del futuro. Contradicción planteada en términos de Socialismo 6.0 o Anarco capitalismo. Para mí, virtuosa y constructiva la primera. Disolvente y destructiva la segunda. Multipolar, amigable y solidaria la primera. Unipolar, colonial e imperial la segunda.

Pero, como hablar de futuro conlleva el riesgo de tener una conversación abstracta, me propuse observar los resultados prácticos de esta forma de encarar la problemática argentina. En ése sentido delineé un borrador del programa de gobierno, como si “ya” lo tuviéramos que asumir. El debate en torno al mismo es de interés para la inmensa mayoría. (Aunque los consultores políticos informan que nadie lee los programas; para mí es una cuestión de responsabilidad) Por lo tanto lo pongo a consideración de quienes quieran leerlo (faltan temas. Argentina necesita un plan integral con eje en el valor humano. Necesita armonizar para su buen desarrollo: energía, infraestructura, transporte, comunicaciones, producción, comercio , educación, ciencia, tecnología, calidad institucional, seguridad, defensa nacional, cuidado del ambiente, etc. Aquí solo defino un perfil) y dejo abierto el debate en torno a cualquier sugerencia.

Pienso que la “libertad” de un pueblo solo es real cuando conoce su situación actual, sabe adónde ir, puede discernir qué camino transitar y decidir con quienes lo piensa recorrer.

Para eso la planificación estratégica moderna es insoslayable. Diagnóstico correcto sobre el presente, destino (futuro) al que aspiramos, el camino a recorrer y el colectivo con el que avanzar.

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A continuación un segmento de la charla, referido a los primeros metros de ese largo camino.

Argentinizar Argentina

1.- “Frente al plan sistemático de saqueo y empobrecimiento del pueblo argentino”, la primer tarea será elevar su condición social por sobre la línea de “necesidades básicas”. Porque el hambre no espera. En Argentina el problema no es la falta de producción de alimentos, sino la distribución “inhumana” de la riqueza nacional.

Para esto hay que implementar un Ingreso Básico Universal que erradique la pobreza y la indigencia de ingresos. Para luego poder darnos una política integral de desarrollo; liberando las potencialidades físicas, intelectuales y creativas del pueblo.

Además (de esta manera) estaremos cumpliendo con los derechos económicos, sociales y culturales establecidos en nuestra Constitución Nacional a partir de la incorporación en 1994 de los tratados y pactos internacionales.

2.- Haremos una corrección del valor del «Salario mínimo, vital y móvil». Para que desempeñe la función con la que fue legislado en su momento. Buscaremos que se cumpla con “Igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”, según consta en el art. 14 bis de la Constitución Nacional.

3. Recuperaremos la Soberanía Jurisdiccional. Para que todo conflicto, litigio, juicio, con origen en nuestro suelo; que afecte los intereses del Pueblo de la Nación Argentina, se diluciden en el territorio nacional, en los tribunales correspondientes. Nunca más asuntos nacionales en Tribunales de Potencias Extranjeras. Para lo cual debemos jerarquizar el sistema de Justicia, cumpliendo el artículo 24 de la CN con el establecimiento del juicio oral por jurados.

4. Impulsaremos una amplia investigación sobre la Deuda Pública. Investigación y Auditoria a partir de la cual buscaremos una solución soberana al problema. Echando luz sobre las maniobras de corrupción más grandes de nuestra historia. Barriendo del horizonte la hipoteca que pesa sobre la actual y las futuras generaciones.

5. Pondremos fin a la Ley de Entidades Financieras, originada durante el Terrorismo de Estado, en 1977. Diseñaremos un moderno sistema financiero para ponerlo al servicio del trabajo, la producción y la inversión. Eliminando de cuajo el carácter parasitario con el que hoy se saquea a la Nación.

6. Revisaremos el papel del comercio exterior. Reconvirtiéndolo para que resulte en una pieza estratégica de nuestro desarrollo integral.

7.- Iniciaremos el camino de cambios macro-económicos (tributarios, cambiarios, financieros, monetarios, fiscales…) para alcanzar un crecimiento del 7 al 8% anual, con el que cuadruplicar el PBI en 20 años, mejorando la calidad de vida del 99% de los argentinos. Sostendremos este crecimiento en 3 grandes pilares: a.- planificación estatal, b.- libertad de mercado y c.- economía cooperativa. Generando sinergia entre las partes.

Desmantelaremos legalmente (en el marco de un plan) los “estados dentro del Estado” (enormes conglomerados multipropósito) que intoxican, desvirtúan y desvían la misión democrática de nuestra sociedad.

8. Vamos a declarar que: La tierra, el agua, la flora, la fauna, los minerales, las nacientes y caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de litio, de carbón, de gas y las demás fuentes naturales de energía; el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, el espectro radioeléctrico, el mar, la plataforma marítima, las islas y los archipiélagos emergentes; son pertenencias imprescriptibles e inalienables del Pueblo argentino. De la propiedad común de estos bienes y las rentas emergentes; provendrá la unidad política y el destino común de todos los habitantes.

9.- Retomaremos la Soberanía plena sobre la ocupación, uso, producción y preservación de la tierra y el mar argentinos. Esto demandará nuevas leyes; que pongan estas riquezas al servicio del desarrollo social, económico, científico y tecnológico del país.

10. Marcharemos hacia la Justicia Fiscal. Impulsaremos una “justa contribución territorial” como fuente de innumerables beneficios para la inmensa mayoría de los argentinos. Esto permitirá eliminar muchos impuestos (ingresos brutos, al cheque y decenas de otros tributos), bajar el IVA al 8%, invertir el sentido de la coparticipación (de los municipios hacia las provincias y de las provincias a la nación; fortaleciendo el federalismo) Estimulará el trabajo y la inversión como verdaderas fuentes de la riqueza. Fortalecerá la inversión en educación, ciencia, tecnología, bienes de capital, etc. porque empezará a poner fin a la especulación y las rentas parasitarias de la tierra. Mejorará la producción agropecuaria, industrial y de servicios. También el consumo. Bajará el precio de los terrenos para vivienda, para la felicidad de las familias jóvenes. Nos ayudará a ocupar con mayor racionalidad el territorio nacional (disminuyendo los grandes desiertos que aún nos quedan y poniéndolos en producción) y cuidará mejor la tierra, el agua, los bosques, la biodiversidad, etc.

11. Jerarquizaremos el Estado y la función pública desde lo moral, intelectual, organizativo y tecnológico. Necesitamos un Estado intachable, con personal altamente capacitado, organizado como los mejores del mundo, modernizado hasta los límites de nuestras posibilidades. Un Estado altamente eficiente. En capacidad de cumplir su rol en esta etapa histórica. Para lo cual el compromiso de todos quienes trabajan en él, es una condición ineludible.

12. Daremos lugar al plan de obras públicas más grande de la historia argentina. (Todas estas propuestas están fundadas en estudios ya realizados por equipos que, sin distinción de ideologías, han demostrado la factibilidad de los mismos)

– Plan para la construcción de viviendas familiares dignas para un buen vivir. Pasar de las 200.000 actuales a 500.000 por año, en una década. Esto implica el crecimiento planificado en la producción de cemento, acero, ladrillos, cerámicas, aberturas, loza, etc. y la movilización de todos los gremios. Este plan reclama para su buen diseño la más amplia participación.

– Nueva red ferroviaria troncal para unir todo el territorio nacional. Transporte de cargas y pasajeros, observando la mejor conectividad interior entre ciudades, etc. Estudiando la conveniencia de trenes de alta velocidad para las regiones más densamente pobladas.

– Red federal de autopistas. Tal cual el proyecto ya elaborado de 13.500 km uniendo los principales pueblos y ciudades del país. Para poder viajar en coche, micro o camión entre dos puntos cualesquiera del país, seguro y a velocidades razonables; eliminando la totalidad de los peajes.

– Un nuevo aeropuerto para el comercio internacional. Agilizando el transporte de cargas valiosas con el resto de los países, allí donde la demanda lo justifique.

– Un nuevo puerto nacional de aguas profundas. Moderno, eficiente, que canalice el comercio exterior de una buena parte del cono sur con rápida salida al océano Atlántico. Correctamente conectado con las redes ferroviarias, viales y aéreas.

– Impulsaremos inversiones para la transición energética. Debemos abandonar la idea de una matriz sostenida en combustibles fósiles (con emisiones de dióxido de carbono -CO2- responsables del efecto invernadero y del calentamiento global) Debemos ir hacia energías sustentables (eólica, solar, hidroeléctrica, hidrógeno, geotérmica, mareomotriz, biogás, etc.) Aunque hablemos de décadas, el comienzo debe ser ahora. Abriremos un debate responsable sobre la energía nuclear para que defensores y detractores puedan ayudarnos a iluminar el mejor camino en la materia.

– A la obra pública debemos sumar el relanzamiento de las industrias estratégicas que ya supimos tener (ferroviaria, naval, aeronáutica, espacial, etc.)

El financiamiento, de estas obras e industrias saldrá de la riqueza creada a partir de las mismas obras e industrias. Es decir, la fuente de la mayor cantidad de dinero necesario para su financiación será la propia producción de riqueza. Quitándole al sistema financiero su parasitaria capacidad de multiplicar el dinero sin generar ningún bien o servicio tangible para el conjunto social.

13. Impulsaremos una democracia participativa. Será un salto cualitativo en lo político cultural. Dónde el pueblo, que ya logro elegir a sus gobernantes a través del sufragio universal; ahora, utilizando las modernas tecnologías de la información podrá decidir sobre los asuntos estratégicos más trascendentes. Recuperando así el dominio de nuestro destino, hoy enajenado en castas superiores de embajadas extranjeras, de políticos incapaces, de empresarios sin compromiso, de periodistas mercenarios, de economistas serviles, etc.

14.- Plena Democracia Sindical. Elecciones libres y representación proporcional de todas las corrientes sindicales. Sin injerencias del Estado. Dirigentes elegibles por un período no mayor a 4 años y una sola reelección. Con mantenimiento del salario previo y todos los derechos de los trabajadores mientras dure su mandato.

15. Aceleraremos la transición hacia una Argentina Ecológica. Defenderemos el aire, el agua, la tierra, los bosques, la biodiversidad. Planificaremos cada paso de nuestro desarrollo económico para que la huella ambiental (inevitable) sea la mínima y de fácil restauración. La defensa del ambiente no es una opción, es un deber con la permanencia de la vida humana sobre el planeta. Impulsaremos un reencuentro creativo con la cultura de los pueblos originarios y la elevación material de sus condiciones de vida, allí donde su existencia no se corresponda con la dignidad humana a la que aspira nuestro país.

16. Acentuaremos nuestra presencia activa en el Mercosur. Ayudaremos al relanzamiento de la Unasur y la Celac con la finalidad de dar pasos concretos hacia la Unión Latinoamericana. Volveremos a solicitar nuestro ingreso a los BRICS. Y trabajaremos incansablemente por un mundo en paz (donde los conflictos sean canalizados por la negociación entre las partes) cooperativo (para el buen vivir de todos los seres humanos del planeta) y multipolar para que reine la amistad y la solidaridad entre todos los pueblos.

Humildemente nos necesitamos los unos a los otros para hacer un mundo mejor. Otro mundo es posible.

Fin de la cita.

*Debo resaltar que a la misma concurrieron vecinos del barrio de Balvanera y también militantes y dirigentes del PSA, la Confederación Socialista, el Humanismo, la Izquierda Nacional, el peronismo, el radicalismo y el nacionalismo popular.

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