Una frase popularizada en nuestro país es: “Argentina Granero del Mundo”, frase que esta enraizada como algo idílico en nuestra percepción histórica respecto de un modelo de país agroexportador que era gran proveedor de trigo y carne a las metrópolis europeas para regocijo de una rancia oligarquía que se enriquecía con ello explotando a su pueblo y condenando la nación a un modelo económico primarizado.
Hoy argentina se ha diversificado económicamente pero aún sigue siendo un gran productor de granos y en su matriz económica el Clúster Agroindustrial es la principal cadena de valor o sector económico del país estando en su base la explotación agrícola.
Pero esta importante actividad económica que tenemos que valorar y que debemos preservar por sus efectos benéficos para nuestro país tiene peligros que amenazan su supervivencia futura.
DEGRADACIÓN DE LOS SUELOS Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
Los “suelos negros”, se caracterizan por un horizonte espeso, de color oscuro, rico en materia orgánica y nutrientes. Se trata de suelos muy productivos, con buenas propiedades físicas y a menudo inmejorables condiciones de fertilidad pero la sobreexplotación de los suelos por la agricultura provoca la pérdida progresiva de nutrientes afectando su productividad futura.
La argentina es privilegiada en este sentido ya que posee una de las tres principales llanuras de suelos negros que existen en el mundo pero la única de zona templada que permite dos cultivos anuales.
Haciendo una analogía, la minería es una actividad extractiva que tiene un periodo de vida económico que dura hasta que se acaba la explotación por agotamiento de la mena o del mineral.
Con la agricultura puede llegar a ocurrir lo mismo, ya que aunque no lo apreciemos debidamente, la mayor minería a cielo abierto que existe hoy en la argentina no es en la cordillera de los andes sino que es en la vasta llanura pampeana, no solo en la zona núcleo sino también en subregiones de nuestro país que se reconvirtieron en su estructura productiva y se sumaron recientemente al esquema de la agricultura extensiva.
El principal peligro aquí no estriba en el sistema de explotación agrícola adoptado (agricultura convencional o siembra directa) sino en falta de reposición adecuada de nutrientes (fertilizantes) algo indispensable para darle sustentabilidad en el tiempo al sistema ya que su carencia provoca la degradación progresiva de los suelos amenazando a la seguridad alimentaria y la continuidad de la actividad económica al igual que acontece con la minería cuando se agota la mena.
La agricultura y la producción de alimentos es una actividad fundamental e irremplazable para garantizar seguridad alimentaria que es una de las mayores amenazas que enfrenta la humanidad, que por supuesto como país debemos considerar pero también para ver como una oportunidad, no solo desde el punto de vista comercial sino también como contribución que nos enaltezca como nación que podamos hacer al resto mundo para mitigar unos de los flagelos que desde siempre azota a la humanidad: las hambrunas.
CAMPO NACIONAL Y EL MUNDO AGRARIO
Una primera apreciación a realizar es que la clase oligárquica terrateniente, vasalla del imperialismo británico, modelo a la argentina como un país de economía primarizada complementaria y funcional al imperio, la que era una argentina para goce para pocos y explotación de muchos.
Hoy como poder político dominante esta oligarquía quedo reducida a una mínima expresión e inserta dentro de una nueva oligarquía argentina más poderosa y más diversificada en una red de holdings y grupos económicos oligopólicos que tienen gran incidencia en el aparato productivo, comercial y de servicios del país.
Identificar hoy al campo o al sector agrario como sinónimo de aquella oligarquía terrateniente con su modelo primarizado de país como el enemigo del campo popular no solo es un error sino que es una falta de comprensión política que ya no se ajusta a la realidad de la oligarquía contemporánea y que además excluye del campo popular a infinidad de productores ligados al mundo agrario que objetivamente son parte de la pequeña burguesía y empresariado nacional.
Lamentablemente muchas veces desde el campo nacional y en particular su militancia, aun no se ha comprendido o no se conoce la metamorfosis que ha ocurrido en el aparato productivo y su correspondiente correlato como poder político desde mediados o del último cuarto del siglo pasado.
Una apreciación económico productiva que debe hacerse es que la riqueza natural de las fértiles pampas proporcionada por los suelos negros es lo que en economía se denomina una “ventaja comparativa” que tiene la argentina en este aspecto, pero no debe desconocerse que es también gracias a la sinergia con la “ventaja competitiva” proporcionada por los profesionales y trabajadores del Clúster agroindustrial que la argentina es un hoy un gran actor en el mercado de granos mundial.
Tampoco se debe menospreciar el agregado de valor que hace la producción agrícola primaria contraponiéndola con la producción industrial, ya que ambas son complementarias y se potencian mutuamente creando sinergias, fuentes productivas o de trabajo diversificadas dentro del Clúster Agroindustrial Argentino.
Otra observación a realizar es que no sirve y es un error medir el valor agregado de este sector en función del valor agregado por tonelada exportada, ya que el valor agregado a la producción agrícola hay que medirlo en función del volumen producido, porque tanto corriente arriba (Up Stream) como corriente abajo (Down Stream) de la cadena agroindustrial hay agregado de valor a través de investigación, tecnología, industria química, industria metalmecánica, servicios, etc.
En el nuevo mundo multipolar los poderes emergentes luchan por garantizarse cadenas globales logísticas de suministros donde los productos primarios como los hidrocarburos, los minerales y los alimentos siguen siendo de vital importancia, por ello es fundamental que tengamos políticas sustentables activas para las áreas económicas estratégicas de la nación como lo es de hecho la producción agrícola de nuestro país.
Será relevante también que el estado en forma directa o indirecta fomente una accion de gobierno que garantice la soberanía alimentaria de la población pero además será de fundamental importancia que desde el estado, sin dejar de contemplar su papel activo como sujeto económico, se instrumenten las leyes, mecanismos y organismos de control necesarios que puedan encorsetar a los grupos oligopólicos argentinos dentro de limites racionales de funcionamiento económico que sean beneficiosos para el país, para que de esta manera sea el pueblo quien defina su destino y no el Círculo Rojo expresión actual de la oligarquía contemporánea, por que como decía ese gran argentino…
“La economía la maneja el estado en beneficio del pueblo o la manejan los grupos económicos en perjuicio de este”
Ariel Rolfo