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OPINIÓN

«La estafa piramidal de Milei. Un análisis neuroperonista», por Juan Carlos Romero López

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En el análisis de la psicología humana, tanto las víctimas de estafas piramidales como los votantes de movimientos políticos de ultraderecha parecen compartir ciertas dinámicas psicológicas subyacentes. Aunque, en apariencia, estos dos grupos pueden parecer separados por sus contextos —uno relacionado con decisiones financieras y el otro con preferencias políticas—, existen notables similitudes en los mecanismos cognitivos y emocionales que los impulsan. Ambos perfiles responden a influencias sociales, sesgos cognitivos, vulnerabilidades emocionales y una búsqueda de soluciones rápidas o simplificadas frente a contextos complejos.

En este artículo, exploraremos los puntos de contacto entre las psicologías de las víctimas de esquemas piramidales y los votantes de expresiones políticas de ultraderecha, examinando los procesos motivacionales, de justificación y los factores contextuales que los unen.

El atractivo de promesas simples para problemas complejos
Uno de los principales puntos en común entre las estafas piramidales y las expresiones políticas de ultraderecha es su capacidad para ofrecer soluciones aparentemente fáciles y rápidas a problemas complejos, el famoso afuera! o quemar el banco central

La promesa de retornos financieros inmediatos en las estafas piramidales
En los esquemas piramidales, los organizadores prometen altos rendimientos de inversión con poco esfuerzo, explotando el deseo humano de prosperar rápidamente. Las víctimas a menudo son personas que están buscando mejorar sus situaciones financieras de manera inmediata, sin comprender los riesgos subyacentes. Esta promesa de «recompensas rápidas» sobreestimula la parte emocional del cerebro, nublando el pensamiento racional y fomentando una toma de decisiones basada en el deseo, no en el análisis cuidadoso.

Soluciones simplistas en la política de ultraderecha
De manera similar, los votantes de la ultraderecha son a menudo atraídos por plataformas que ofrecen soluciones simples y directas a problemas sociales, económicos y políticos. La ultraderecha, a menudo, propone respuestas tajantes como la eliminación de inmigrantes, la restricción de derechos o el retorno a un pasado glorioso idealizado (como la falacia de la Argentina primer economía mundial en los comienzos del siglo XX ),como si estos cambios pudieran solucionar de inmediato problemas profundos y sistémicos. En lugar de abordar las complejidades de la economía, la desigualdad o la seguridad, se tiende a simplificar las causas y soluciones de estos problemas, lo que resulta atractivo para aquellos que se sienten abrumados por la incertidumbre del contexto en que viven.

Vulnerabilidad ante la incertidumbre y el miedo
La incertidumbre económica, social y política es un terreno fértil tanto para los esquemas piramidales como para las ideologías de extrema derecha. En ambos casos, la vulnerabilidad de las personas ante cambios impredecibles y la inseguridad juegan un papel clave en sus decisiones.

El miedo a la inestabilidad financiera
Las víctimas de estafas piramidales suelen ser personas que se sienten financieramente vulnerables. Estos individuos pueden estar en situaciones económicas difíciles o inseguras y, como resultado, son más susceptibles a cualquier oportunidad que les prometa estabilidad o prosperidad rápida. Este miedo a la inestabilidad lleva a muchos a ignorar señales de alerta y a tomar decisiones irracionales. El miedo genera impulsividad, y las estafas piramidales explotan esta emoción a través de la promesa de seguridad financiera inmediata.

El miedo al cambio social y la pérdida de identidad
En el caso de los votantes de extrema derecha, el miedo juega un papel fundamental, pero su enfoque está en la pérdida de estabilidad social y cultural. El temor a la inmigración, el cambio demográfico, la globalización y la pérdida de una identidad nacional fuerte son motivaciones que alimentan el apoyo a líderes autoritarios que prometen restaurar un sentido de orden y control. La ultraderecha explota el miedo al «otro» ( orcos, zurdos, kirchos ) y presenta políticas que prometen restaurar la seguridad y la identidad nacional en un contexto de incertidumbre global.

Influencias sociales: el poder del entorno y los líderes carismáticos
Tanto las víctimas de estafas piramidales como los votantes de la ultraderecha suelen estar influenciados por su entorno social y por la figura de un líder carismático que proyecta confianza, o en el caso de Milei es el primate que mas grita.

Redes sociales y confianza en conocidos
En las estafas piramidales, las víctimas son muchas veces reclutadas por amigos, familiares o conocidos. Este tipo de estafas dependen de redes sociales cerradas, donde las relaciones de confianza sirven para persuadir a las personas de invertir su dinero. El hecho de que las personas cercanas ya estén involucradas en el esquema genera una falsa sensación de seguridad.

El papel del líder carismático en la política de ultraderecha
De manera análoga, los movimientos de extrema derecha a menudo dependen de líderes fuertes que proyectan una imagen de autoridad, control y soluciones claras. Estos líderes se presentan como figuras que no se someten a las normas políticas convencionales y que prometen «arreglar el sistema», en el caso de Milei, ser el «topo» que destruye el estado. Las emociones que despiertan estos líderes —desde la esperanza hasta el odio hacia los opositores— juegan un papel clave en la construcción de un sentido de pertenencia y seguridad entre sus seguidores, lo que refuerza su apoyo.

Sesgos cognitivos: cómo las personas refuerzan sus creencias
El funcionamiento de la mente humana está repleto de sesgos cognitivos que influyen en cómo percibimos la realidad, tomamos decisiones y justificamos nuestras elecciones. Tanto en las víctimas de estafas piramidales como en los votantes de la ultraderecha, ciertos sesgos están particularmente presentes.

Sesgo de confirmación en estafas piramidales
El sesgo de confirmación hace que las personas busquen y acepten información que respalde sus creencias y rechacen aquella que las desafíe. En una estafa piramidal, las víctimas buscan confirmación de que su inversión fue la correcta. Ignoran las señales de advertencia y se concentran en los testimonios positivos o en los primeros beneficios que pueden haber recibido, reforzando la ilusión de que tomaron una decisión acertada.

Sesgo de confirmación en la política de ultraderecha
Los votantes de la ultraderecha también suelen verse atrapados en el sesgo de confirmación. Buscan información que confirme su percepción de que el sistema está roto, que los inmigrantes son una amenaza o que las élites políticas son corruptas ( la casta). Los medios de comunicación polarizados y las burbujas informativas en redes sociales amplifican este sesgo, ya que los individuos solo consumen información que refuerza sus creencias preexistentes.

Disonancia cognitiva y justificación posterior
En ambos casos, cuando la realidad desafía las creencias iniciales, las personas recurren a mecanismos psicológicos para mantener su sentido de identidad y justificar sus decisiones.

Disonancia cognitiva en estafas piramidales
Cuando las víctimas de un esquema piramidal comienzan a darse cuenta de que fueron engañadas, experimentan lo que se conoce como disonancia cognitiva: una incomodidad mental causada por la contradicción entre sus creencias («este esquema me dará dinero») y la realidad («he perdido todo mi dinero»). Para aliviar esta disonancia, muchas víctimas buscan justificar su participación, afirmando que el esquema habría funcionado si no hubiera sido por ciertas circunstancias externas o porque «todo el mundo estaba participando».

Disonancia cognitiva en la política de ultraderecha
Los votantes de la extrema derecha también experimentan disonancia cognitiva cuando las promesas políticas de sus líderes no se materializan o cuando sus políticas causan consecuencias negativas. En lugar de aceptar que se equivocaron en su elección, a menudo justifican el fracaso culpando a enemigos externos o internos, como las «élites corruptas», los «globalistas» o los inmigrantes. Esta racionalización les permite seguir apoyando al líder o movimiento, manteniendo intacta su identidad política tal como se aprecia en algunos entrevistados por C5N que siguen justificando su apoyo a Milei con la luz cortada por falta de pago y luego de saltar el molinete en Constitución.

Sentido de pertenencia y validación grupal
Finalmente, un aspecto común entre ambos perfiles es la búsqueda de validación y pertenencia a un grupo.

La comunidad en estafas piramidales
Las estafas piramidales no solo ofrecen la promesa de riqueza, sino también un sentido de comunidad. Los inversores se ven a sí mismos como parte de un grupo exclusivo de personas que han descubierto una oportunidad que otros no ven. Esta comunidad refuerza sus creencias y les da un sentido de pertenencia.

La identidad colectiva en la ultraderecha
Los votantes de la ultraderecha también encuentran un sentido de pertenencia en un movimiento que comparte una visión del mundo clara y, a menudo, una lucha contra un enemigo común. Este sentido de identidad grupal es poderoso y les brinda seguridad emocional en tiempos de incertidumbre.

Juan Carlos Romero López

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OPINIÓN

«Milei viola la Ley», por Mario Mazzitelli

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La ley de blanqueo de activos en negro (N° 27.743, Régimen de Regularización de Activos) que entró en vigencia el 8 de julio de 2024, fue reglamentada por la AFIP a través de la Resolución General N° 5528/2024 y publicada en el Boletín Oficial el 17 de julio de 2024. En su artículo 21 dice: “Los sujetos que adhieran al presente régimen no podrán inscribirse en otros regímenes similares, cualquiera fuera su denominación, hasta el 31 de diciembre de 2038”. Es decir, llegaron los libertarios, impulsaron un nuevo blanqueo para exteriorizar lo que se tenía escondido y quien lo hiciera no tendría otra oportunidad hasta el 1 de enero de 2039.

Sin embargo, ya vencidos los plazos para blanquear, el presidente de la Nación a través de su ministro Luis “Toto” Caputo, se dispone a hacer una prórroga. No solo eso, desnaturalizando esta advertencia que imponía la AFIP, abre la posibilidad de un libertinaje sin control. Lo dice el Toto: “no habrá que dar explicaciones sobre lo que gastes”. Se permitirá pagar con dólares que no fueron declarados y no se le pedirá explicaciones a nadie. Por lo menos así será la voluntad política del Poder Ejecutivo. De esta manera se viola la ley, porque el blanqueo sería de hecho y no de derecho.

No es raro. Para quién no cree en la democracia, violar la ley es natural. Con ella va la falta de respeto al Congreso, la Constitución y la República (con su división de poderes, controles, contrapesos y exigencias) obstáculos despreciables que les impiden (a los amigos del poder dueños de grandes masas de dinero) optimizar la tasa de ganancia sin que el Estado Nacional o el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) los moleste.

¿Por qué violarla? Porque, no alcanza con el blanqueo, ni con el nuevo crédito ilegal del FMI, ni con el recurrente curro parasitario del “carry trade” (bicicleta financiera) y hay que mantener la «plata dulce», el dólar barato (somos uno de los países más caros del mundo en dólares), sostener la transitoria mejoría del poder adquisitivo (aunque la inmensa mayoría sufra ingresos insuficiente) y vigorizar las expectativas para las elecciones de octubre (una suerte de demagogia berreta con dólares ajenos)

Pero el violador serial de leyes está planteando algo más grave que un blanqueo. «Lo que vamos a hacer es que la gente esté más proclive a sacar sus dólares del colchón, caja de seguridad o de donde sea y gastarlos». Lo que plantean es un lavado a mansalva. Con la complicidad del FMI y su directora gerente Kristalina Georgieva. No, no son los dólares del colchón el asunto de fondo. No es el permiso infantil para que un vecino que ahorró U$S 500 (quinientos dólares) pueda cambiar el lavarropas o comprarle un juguete a su hijo para el cumpleaños. Eso siempre se hizo y no es el tema. Esa es la máscara.

El asunto es la posibilidad que entren dólares del narcotráfico internacional, el tráfico de armas, de personas, la venta ilegal de petróleo, etc. Si ellos pueden traer sus dólares (sin blanquearlos y eludiendo todo tipo de control) para luego transformarlos en cualquier activo (tierras, viviendas, industrias, comercios, etc. y hasta áreas estratégicas de nuestra economía a través de testaferros) sin que nadie le pregunte nada, cartón lleno.

Habrán creado un “infierno o paraíso fiscal” donde los delincuentes de todo tipo encontrarán un espacio apacible donde disfrutar sus desfalcos. Y, donde «los argentinos de bien» deberán estar atentos para no ser víctimas de un régimen tan degradado moralmente, que la afirmación discepoliana «la panza es reina y el dinero es Dios», no termine dando por tierra con las ilusiones de una “libertad” decente, así transformada en libertinaje de la peor calaña.

Observemos algo más. El séquito de adulones, alcahuetes y cipayos que rodean a JM quieren elevarlo a la categoría de emperador (Santiago Caputo y su cuenta en X @MileiEmperador, es una prueba. Otra son las imágenes que muestran al ex panelista de TV con los atributos y vestimenta de emperador romano) En esta ficción, Marco Aurelio es el personaje a emular. Por eso Milei repite sus palabras. Pero ojo!!! Qué corrijan el GPS. Por la ruta que están yendo, no van a llegar a Marco Aurelio, más probable es que lleguen a Calígula. ¿Será qué en el fondo es su deseo íntimo? Mal augurio para la tan mentada República.

Lo que sabemos es que la capacidad de destrucción de este gobierno es inmensa. Algo así como una bomba neutrónica, que deja en pie todo lo visible, pero atraviesa las entrañas, el corazón y la humanidad de millones de personas inocentes. Inocentes en el doble sentido de la palabra.

No se trata de un acto de gobierno. Es un acto de corrupción.

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INTERNACIONALES

«Un laboratorio de exterminio en tiempo real», por Lina Merino

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Desde hace décadas, Palestina ha sido el escenario de una violencia estructural y colonial. Pero, con especial crudeza desde octubre de 2023, Gaza ha dejado de ser solamente una zona de violencia y resistencia para convertirse en algo mucho más siniestro: un genocidio investigado por la Corte Penal Internacional a petición de Sudáfrica y más de 50 países del mundo.

En ese marco, el Estado de Israel ha desplegado todo un laboratorio, en tiempo real, de las guerras del futuro. Netanyahu ha desplegado en el enclave a las Fuerzas de Defensa de Israel con toda una batería de tecnologías de inteligencia artificial (IA), aprendizaje automático, sistemas de reconocimiento biométrico y análisis predictivo, todo aplicado a la conducción de operaciones bélicas, al control de la población y a la selección de objetivos. No se trata sólo de una nueva táctica: es un salto cualitativo en la forma de hacer la guerra, acorde a la nueva fase en el modo de producción capitalista.

En este nuevo paradigma, la IA no reemplaza completamente al ser humano, pero lo despoja progresivamente de su capacidad crítica y su juicio ético. La toma de decisiones se automatiza. El tiempo operativo se reduce. El asesinato se vuelve una función matemática. Y lo más alarmante: el principio de distinción entre combatientes y civiles, piedra angular del derecho internacional humanitario, se diluye en el código binario de un algoritmo entrenado con datos incompletos, sesgados y anónimos.

Lavender, The Gospel y Where is Daddy?: la maquinaria algorítmica del exterminio

Uno de los sistemas más polémicos es Lavender, una base de datos impulsada por inteligencia artificial que analiza la información digital de los 2,3 millones de residentes de Gaza para determinar, mediante una calificación probabilística, su supuesta vinculación con Hamás o la Yihad Islámica. El sistema asigna un puntaje de peligrosidad que va del 1 al 100, y quienes obtienen las puntuaciones más altas son automáticamente marcados como blancos a eliminar, incluso sin pruebas concluyentes ni revisión humana sustantiva.

Este sistema ha sido responsable de más de 15.000 ataques entre octubre y noviembre de 2023, según la revista +972 Magazine. Su tasa de error —estimada en un 10%— ha sido considerada “tolerable” por las Fuerzas de Defensa de Israel. La implicancia es brutal: miles de personas han sido asesinadas por recomendación de un software, sin proceso judicial ni verificación humana exhaustiva.

Lavender no actúa solo. Está complementado por programas como Where is Daddy?, que rastrea a los individuos marcados por la IA y espera a que regresen a sus casas para lanzar un bombardeo que suele incluir a toda la familia. Otro sistema, llamado The Gospel, analiza datos de inteligencia para generar hasta 100 blancos diarios, priorizando infraestructura sospechada de estar vinculada a Hamás.

A estos se suma Fire Factory, un sistema que automatiza la planificación de ataques aéreos, asigna cargas de munición, propone cronogramas y reduce drásticamente el tiempo de decisión. La guerra, en este modelo,

se convierte en una operación logística desprovista de humanidad: eficiencia letal, con apariencia de precisión.

Vigilancia total: el “Facebook secreto” de los palestinos

Pero la violencia algorítmica no se limita a las bombas. También se aplica al control del territorio. El programa Blue Wolf, utilizado por el ejército israelí, captura imágenes de los rostros palestinos —incluidos niños y ancianos— y las compara con una base de datos de reconocimiento facial construida a partir de competiciones internas entre soldados, premiados por la cantidad de fotos recolectadas. Un exmilitar lo describió como “el Facebook secreto para palestinos”.

Además, en ciudades como Hebrón, se han instalado cámaras de escaneo facial que identifican automáticamente a los palestinos en puestos de control. El objetivo no es sólo el control: es la transformación de todo un pueblo en datos biométricos. Es la vigilancia masiva como política de dominación.

Empresas detrás del genocidio: la complicidad del complejo tecno-militar

Las tecnologías utilizadas por Israel en Gaza no son desarrolladas en un vacío. De acuerdo con una investigación de The Associated Press, empresas como Microsoft y OpenAI han brindado modelos de IA y servicios en la nube que fueron integrados en el proceso de selección de blancos militares durante los recientes ataques en Gaza y Líbano. Esta colaboración ha generado protestas internas en dichas compañías, cuyas y cuyos trabajadores han exigido explicaciones éticas frente al uso bélico de sus tecnologías.

Más allá del escándalo, lo que queda claro es que las principales corporaciones tecnológicas del mundo están participando activamente en el diseño de las guerras del siglo XXI. En el caso de Israel, estas herramientas forman parte de la doctrina de «fusión humano-máquina» que el actual comandante de la Unidad 8200 —bajo el seudónimo “General YS”— ha defendido en su libro The Human-Machine Team, publicado en 2021. Allí plantea abiertamente la necesidad de crear sistemas que superen el “cuello de botella humano” para localizar y aprobar objetivos durante los conflictos armados. La idea es simple y brutal: eliminar el juicio ético para acelerar la letalidad.

La guerra sin política: de Clausewitz a la distopía

Carl von Clausewitz afirmaba que “la guerra es la continuación de la política por otros medios” y que todo conflicto bélico está atravesado por una “trinidad” entre razón (la política), emoción (el pueblo) y azar (el ejército). En Gaza, esta trinidad ha sido sustituida por otra: el algoritmo, el dron y una horrorosa voluntad de exterminio. La IA no tiene política, ni pasiones, ni azar. Sólo procesa datos, probabilidades y márgenes de error aceptables.

La fricción, ese elemento caótico e imprevisible que para Clausewitz condicionaba toda estrategia militar, ha sido reemplazada por la falsa ilusión de una “inteligencia” sin “consciencia” que lava las culpas de decisiores políticos, empresarios tecnológicos, jerarcas castrenses,

soldados sahuesos y programadores, todos alimentando un espiral de supresión de su propia humanidad.

Cuando el juicio moral es sustituido por puntuaciones automatizadas, lo que se despliega no es una estrategia militar sino una forma de exterminio burocrática e industrial, tan bien caracterizada por Annah Arendt en “Eichhman en Jerusalén”.

La ética de la ciencia, borrada; la humanidad, anulada

El uso de IA por parte de Israel en Gaza es un acto de deshumanización sistemática. Los palestinos dejan de ser sujetos con derechos y nombres para convertirse en “objetivos de alto valor” según bases de datos opacas y algoritmos impersonales.

Los civiles son asesinados en bombardeos dirigidos, y sus nombres reemplazados por códigos numéricos. Sus hogares y sus hijos son sólo coordenadas GPS. El bombardeo de zonas residenciales, hospitales, escuelas y campos de refugiados no son “daños colaterales”, sino el resultado lógico de una política que “oculta” en las máquinas la decisión de matar.

Palestina es hoy el laboratorio de la guerra algorítmica con la complicidad y silencio de gran parte de la “comunidad” internacional. Lo que allí se prueba, pronto será exportado. La nueva fase del capitalismo, lejos de ser un camino de liberación tecnológica, se convierte así en una amenaza cuando es cooptada por el poder corporativo y colonial.

La IA puede ser una herramienta para el bien común, pero en manos de un poder deshumanizado, se convierte en el arma perfecta del exterminio. En Gaza no se está salvando a nadie: se está perfeccionando la técnica para matar sin remordimientos.

 

*Lina Merino es licenciada en Biotecnología y Biología Molecular, doctora en Ciencias Biológicas (UNLP), diplomada en género y gestión institucional (UNDEF), Profesora (UNAHUR), investigadora del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECyT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia y al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

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OPINIÓN

«Francisco en su camino a la eternidad», por José Conde Ramos

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Será inmortal su recuerdo, su valentía pasará del templo para compartir su rebeldía, su alegría, sus ansias, con los más débiles y con los que sufren las injusticias de un mundo desigual.

Será inmortal por su conducta, por ser un verdadero cordero de Dios. Acercó a Cristo a los descreídos, a los que habían perdido su fé y se fué erigiendo para el mundo todo, católicos y no católicos, en un ejemplo misericordioso de sacrificio y entrega a los desposeidos y en una barrera a los poderosos.

No será la figura sublime de estrofas sentidas, será sin dudas el Francisco valiente y contundente, que ha dejado huellas indelebles qué nos señalarán el camino del diálogo seguir a seguir para enfrentar la injusticia, las guerras que siempre tienen como víctima principal a los más vulnerables.

La trascendencia de Francisco va más allá de ese reconocimiento universal que lo distingue como el Papa de la alegría, de la humildad y la cercanía.

Algunos con necedad le reclamarán, que no volvió a su patria, la respuesta es simple, cuando fué ungido Papa, en ese instante se convirtió en un servidor del mundo.

Nos deja la recuperación de la Iglesia con un gran compromiso cristiano.

Nos deja su visión y su gran trabajo ecuménico.

Nos deja como compromiso cristiano estar del lado del desvalido y el mandato de tener olor a oveja y tener en Cristo la guía de nuestros actos comprometidos sin remilgos por un mundo mejor.

Nos faltará él en la tierra, pero nos deja el compromiso de ser cada día mejores gracias a la palabra de Cristo y a la guía que nos legó.

Gloria a Francisco y nuestros corazones a un hombre que dejó de manera imborrable para el mundo la importancia de ser justo.

Sepan los del Club San Lorenzo que no serán los únicos en llorarlo porque lo llorará un mundo entero.

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