OPINIÓN
Es el saqueo, así de sencillo (13)por Mario Mazzitelli
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2 años agoon
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Redacción
Los minerales del futuro.
La Agencia Internacional de Energía estima que los minerales más importantes para el futuro son el litio, el níquel, el cobalto, el cobre, el grafito y el conjunto de tierras raras. También considera que los países que tengan capacidad para extraerlos y procesarlos, tendrán ventajas competitivas muy relevantes.
¿Bienes comunes o recursos naturales?
Depende quién lo mire.
Por ejemplo: el pasado 31 de marzo, el presidente Joe Biden sostuvo que «Necesitamos poner fin a nuestra dependencia a largo plazo de China y otros países para obtener insumos que impulsen el futuro». Para esto invocara la “Ley de Producción para la Defensa para apoyar la producción y el procesamiento local de minerales utilizados en la fabricación de baterías eléctricas y almacenamiento de energías renovables.” Para la primer potencia son recursos que posibilitan mantener la supremacía.
No habla en vano el presidente de los EEUU. Su oponente principal (China) con una mirada estratégica puesta (quizás) en el centenario de la Revolución Popular (2049), y sus planes de largo aliento; ya es el mayor procesador mundial de estos minerales (Cobre 40%, Níquel 35%, Cobalto 66%, Litio 55% y Tierras Raras casi el 90%)
La lucha entre los colosos está desatada. ¿Negociarán? ¿Confrontarán? En cualquier caso la disputa se dará en territorios diversos, en franjas de las tecnologías de punta, en el mundo de las finanzas, etc. Simularán defender principios, valores y una cooperación filantrópica. Pero sabemos que la convivencia entre intereses contrapuestos es muy difícil. Desde el fondo de la historia Roma y Cartago nos dicen que solo una puede prevalecer ¿Es este el caso? ¿Es un juego de suma 0? ¿O ambas partes pueden ganar? ¿Y nosotros, los pueblos que no estamos en el centro de la batalla por la hegemonía global, que hacemos? ¿Debemos sumarnos a uno de los bandos? ¿O debemos fortalecer el polo latinoamericano? ¿Tenemos chances de salir airosos para el bienestar de nuestro pueblo?
Depende lo que hagamos.
El mundo está cambiando a una velocidad asombrosa. A nuestra cabeza argentina le cuesta mucho asimilar la naturaleza de esos cambios. Muchos nostálgicos están estancados en los primeros años del siglo XX, otros en los 40 y aún escuchamos voces reivindicando los 90. El fin de la historia no llegó. Y ojalá nunca llegue. (Una vueltita más…diría Alberto Cortez)
La tercera década del siglo XXI da señales de cambios cualitativos en el mundo. Más población, mayor consumo, producción y productividad. Saltos revolucionarios en la tecnología. El surgimiento de vectores de poder que no figuraban hace 30 años. Un cambio sustancial en las relaciones de fuerza entre los Estados. Todo en la biosfera del planeta “tierra” que no soporta tanto mal trato. Problemas con el aire, calentamiento global, pésimo uso del agua dulce (Contaminándola y desperdiciándola) pérdida de biodiversidad, riesgos crecientes para la supervivencia humana dada por la carrera armamentista, los juegos de la guerra y la guerra contra el ambiente. Todo esto en un marco de injusticia global donde los que no tienen poder (Los pobres del mundo. El 80%) corren el riesgo de ser devorados por los peces grandes. No porque esos peces sean malos o buenos, tengan una u otra ideología, se vistan con unos u otros valores; simplemente porque tienen hambre. Hambre de alimentos, de energía, de minerales, etc. Hambre de “poder”, sostenido en la posibilidad “democrática” de darle a sus pueblos mejores condiciones de vida. Pero si “sus mejores condiciones de vida” se basan en el consumo (Y ya superamos los 8.000 millones de habitantes) No hay para todos con este nivel de derroche y despilfarro. Por lo que hay que concluir que “nuestra vida puede ser peor”. De todas formas lo que queda en pié es la disputa por los recursos. No importa en qué rincón del planeta se encuentren. Asia, África, América, Antártida u Oceanía. (Europa va quedando relegada, aunque mantiene una importante cuota de poder económico, cultural, militar y colonial) No importa que los pueblos los valoren como bienes comunes. Los minerales del futuro están en disputa. Y nosotros los tenemos en buena proporción… ¿Prosperidad o desgracia?
Depende la inteligencia de nuestro accionar.
Por la ley del menor esfuerzo y razones geopolíticas, las potencias aspiran a alcanzar estos bienes comunes o recursos naturales “por las buenas”. Pero sabemos (Por el pasado y el presente) que, si no pueden “por las buenas”, tienen pocos prejuicios en venir “por las malas”. Siempre en nombre de la libertad y la democracia.
“Por las buenas” es cuando logran rendir a sus pies a una elite (Política, económica, administrativa, oligárquica o de servicios) de una Nación. Una dirigencia sumisa a los deseos de la potencia correspondiente. En otros términos, cuando el esclavo hace los deseos del amo “sin anestesia y hasta el hueso”. El capitalismo central tiende a disciplinar a los países y regiones del capitalismo periférico, ofreciendo hermosos “espejitos de colores”. O, en su defecto, dándoles lecciones de “buena conducta”. Como a los argentinos en Malvinas. O cientos de otros ejemplos.
“Por las malas” es, justamente, cuando necesitan hacer uso de la fuerza para rendir a un pueblo y alcanzar sus objetivos. Ocurre que el mundo está dando muestras que no es tan fácil como hace 20 años. Que las conjeturas sobre los poderíos militares existentes yerran de cuajo. Y que, frente al abismo, a la humanidad le quedarán dos caminos: uno, el diálogo, la negociación creativa, el respeto, la cooperación y los beneficios mutuos; o, dos, la hecatombe atómica (Que no habría que descartarla, dada la proliferación de armas nucleares) ¿Podemos ser optimistas?
Depende de la conducta de los pueblos y las elites.
Dado que Argentina y América Latina quieren verse libres de armas de destrucción masiva (dando una de las mayores muestras de humanismo en esta época) y son amantes de la paz, nos queda el camino de la política, la ley y el derecho internacional.
Es en este contexto en el que, Argentina, debe cambiar su marco jurídico colonial; al que fue sometido cuando se combinaron por lo menos tres factores de importancia en los 90: uno, las secuelas de la guerra de Malvinas y nuestra rendición incondicional frente al imperio británico; dos, el surgimiento de un mundo unipolar; y tres, la sobre-actuación de un caudillo nacionalista que debió exagerar su “aperturismo tonto” frente al nuevo escenario mundial.
Veamos esta herencia de la que pronto deberíamos librarnos.
El 29 de diciembre de 1997, en las ciudades de San Juan y Antofagasta, se firmó el tratado de Integración y Complementación minera, entre Argentina y Chile, para potenciar los lazos y las relaciones entre ambos países. Se hizo ver que, de esta manera, los recursos mineros fronterizos que en gran volumen cubren las cumbres de los Andes, podrían ser aprovechados en una sociedad de hermanos. Pronto se iba a observar que no era así. Se estaba creando (En una zona inhóspita, las heladas cumbres de la cordillera) una suerte de tercer Estado, Región, País o zona liberada, con muy poca incidencia de Argentina y Chile. Allí las multinacionales mineras podrían hacer y deshacer a su antojo. En esas condiciones la “libertad avanzó” sobre las montañas, los glaciares, el agua, la flora, la fauna y afectó fuertemente la producción y la vida de los vecinos de la cordillera. Desde Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta hasta Jujuy.
En un libro extraordinario “Vienen por el oro, vienen por todo” “las invasiones mineras 500 años después”, Javier Rodríguez Pardo relata las enormes luchas de los pueblos para evitar ser sacrificados en el altar de la codicia impúdica y desmedida de las multinacionales mineras. Hoy podríamos decir que: desde la resistencia y consulta popular del 23 de marzo de 2003en Esquel, Chubut, donde el 82% de la población rechazó la mega minería contaminante; hasta hoy (2023) donde el tercer malón de las comunidades originarias de Jujuy, que marchan hasta Buenos Aires; para que se respete su vida biológica (agua), su cultura, su relación con la Madre Tierra (Pachamama) y los derechos expresados en la Constitución Nacional; las luchas no se han detenido. Tienen una enorme cuota de valentía en la protección de la vida (la defensa de la ley 7722 en resguardo del agua en Mendoza; la inquebrantable voluntad de lucha del pueblo de Andalgalá contra la mega-minería contaminante del agua, etc.) pero se ven desbordadas muchas veces por la canalla mafiosa que, por caso, dio el Golpe de Estado en 2002 contra el digno gobernador de San Juan Dr. Alfredo Avelín.
Sin extendernos en esta parte, vale la pena reproducir algunas preguntas que se hace Miguel Bonasso en su libro “El Mal” “Amos y servidores en el saqueo de la Argentina”, de octubre de 2011, sobre el entramado entre el modelo K y la poderosa minera Barrick Gold ¿Dónde acaban los negocios de la familia Bush y dónde empieza la política norteamericana? ¿Dónde acaban los negocios de los Kirchner y los Gioja y donde empieza la política argentina? ¿Fue la Barrick Gold una empresa fachada de la CIA en el escándalo Irán-Contras? ¿Fue Peter Munk el dueño de la minera canadiense o Adnan Khashoggi el mayor traficante de armas de la tierra? ¿Qué tiene que ver David Rockefeller con los tres grandes negocios que hundirán a la Argentina?…..canalla mafiosa.
Seguimos ¿De qué trata esta herencia que debemos superar en el transcurso de la presente década?
De un latrocinio.
La ley de inversiones mineras 24.196, le garantiza a las empresas estabilidad Fiscal. “Los emprendimientos mineros comprendidos en el presente régimen gozarán de estabilidad fiscal por el término de treinta (30) años contados a partir de la fecha de presentación de su estudio de factibilidad”. “No podrán ver afectada en más la carga tributaria total, determinada al momento de la presentación, como consecuencia de aumentos en las contribuciones impositivas y tasas, cualquiera fuera su denominación, en los ámbitos nacional, provinciales y municipales…” Es decir una garantía a prueba de cambios políticos, necesidades sociales u oportunidades económicas. Lo que no se le garantiza a ningún argentino, se le garantiza a las mineras.
La misma ley: “…podrán deducir en el balance impositivo del impuesto a las ganancias, el ciento por ciento (100 %) de los montos invertidos en gastos de prospección, exploración, estudios especiales, ensayos mineralúrgicos, metalúrgicos, de planta piloto, de investigación aplicada, y demás trabajos destinados a determinar la factibilidad técnico-económico de los mismos.”
“Las provincias que adhieran al régimen de la presente ley y que perciban regalías o decidan percibir, no podrán cobrar un porcentaje superior al tres por ciento (3 %) sobre el valor «boca mina» del mineral extraído.” De este modesto 3% pueden descontar: Costos de transporte, flete y seguros hasta la entrega del producto logrado… Costos de trituración, molienda, beneficio y todo proceso de tratamiento que posibilite la venta del producto final… Costos de comercialización…Costos de administración… Costos de fundición y refinación… ¿Cuánto queda? Algunos sostienen que entre un 0 y 1,5%.
El pasivo ambiental.
La ley prevé: “A los efectos de prevenir y subsanar las alteraciones que en el medio ambiente pueda ocasionar la actividad minera, las empresas deberán constituir una previsión especial para tal fin.” Ya hay suficientes fotos de los cráteres enormes que deja la megaminería. Hemos visto videos en los que se destrozan las montañas con explosivos para arrancarles la materia rocosa. De esas explosiones surgen columnas de materia fina que vuelan y se esparcen por el ambiente, generando problemas a la población que respira ese aire. Todo ese material en piedras de diversos tamaños va a molienda para transformarlo en material más fino. Para lo cual se gastan ingentes cantidades de energía, que no siempre la empresa paga. O en todo caso paga con subsidios. Ese material será arrojado a enormes piletones. Que también se hicieron en el lugar para la tarea de separar los metales del material rocoso. Estos piletones se llenan de agua. Agua pura que se extrae en las altas cumbres. Agua que se le niega al consumo de personas y animales, y se le resta a la agricultura. A esas aguas se les agrega cianuro, mercurio y ácido sulfúrico. Alguien podría pensar en una verdadera alquimia, en una sopa siniestra o, simplemente, un disolvente líquido. En esa sopa se vuelca la molienda para el proceso químico de lixiviación. Así el agua cristalina de las altas cumbres se transforma en un líquido tóxico que va a contaminar los cursos de agua de superficie y los subterráneos. Con fuerte impacto en la flora, la fauna, las pequeñas poblaciones del lugar y la economía regional.
Sobre los niveles de contaminación e impacto ambiental podemos poner el foco en los yacimientos Bajo de la Alumbrera y Bajo el Durazno, porque son cosa juzgada. El fiscal general Antonio Gustavo Gómez, dio por probada la contaminación con Arsénico, Cianuro, Cadmio, Cobre, Mercurio, Compuestos Organoclorados, Plomo, Celenio. La Corte Suprema hizo lugar al recurso del fiscal Gómez y vecinos, con lo que se abrió un proceso penal sobre las autoridades de la mina por el delito de contaminación a quien “envenenare, adulterare o contaminare de un modo peligroso para la salud, el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general”
Todo por el 1,5% ….El 1,5% ¿De qué?
Las mineras carecen de control. Hubo casos en los que se llevaban (en un barro) afuera del país más de 50 minerales y a simple declaración jurada solo exponían 3. Y vaya a saber si la cantidad de los 3 que declaraban era la correcta. (Resulta tan inverosímil como que alguien va al supermercado, no paga, se lleva las cosas a su casa y varios meses después hace una declaración sobre las mercaderías que retiró. ¿Cuál sería el interés de declarar una lata de sardinas, un sachet de leche y un paquete de harina, que ya se consumieron, si el propio encargado del establecimiento no muestra preocupación por el pago? ¿No tendríamos la sospecha que entre ese alguien y el encargado hay una relación turbia para el beneficio de las partes en detrimento del negocio?)
En fin. Saqueo contaminado por los químicos y la corrupción. Vale recalcar que la lucha de muchísimos argentinos y argentinas es ejemplar. Heroica en muchos casos. También que las relaciones de fuerza generalmente resultan adversas al pueblo. Son muchos los casos de políticos que en campaña dicen oponerse a la megaminería, pero en cuanto llegan a la función pública muestran hasta donde estaban comprometidos con las mineras. Si le hubieran dicho la verdad a la población, no los habrían votado.
Tenemos políticos que nos dicen que exportamos pocos minerales. Que debemos exportar mucho más ¿De qué hablan estos señores? ¿En nombre de quién?
Los argentinos debemos darnos un debate profundo en torno a los minerales. Este debate debe ser en el marco de un plan de desarrollo económico, elevación social y defensa del ambiente. Y el primer punto de consenso debe ser TERMINAR CON LA LEGISLACIÓN COLONIAL elaborada en otros tiempos.
También deberíamos darnos un debate sobre el oro. No para transformarlo en patrón monetario, etapa superada. Pero si como un respaldo estratégico de nuestra moneda. ¿Por qué deberíamos respaldar nuestra moneda en una divisa extranjera en decadencia, en lugar de acumular la producción de oro como parte de la garantía de estabilidad de nuestra moneda?
Entre los minerales del futuro, el oro y la moneda, el Congreso Nacional tendría grandes temas de debate. Pero, lamentablemente, nuestra dirigencia política está pensando en otras cosas.
OPINIÓN
«Milei viola la Ley», por Mario Mazzitelli
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3 días agoon
19 de mayo de 2025By
Redacción
La ley de blanqueo de activos en negro (N° 27.743, Régimen de Regularización de Activos) que entró en vigencia el 8 de julio de 2024, fue reglamentada por la AFIP a través de la Resolución General N° 5528/2024 y publicada en el Boletín Oficial el 17 de julio de 2024. En su artículo 21 dice: “Los sujetos que adhieran al presente régimen no podrán inscribirse en otros regímenes similares, cualquiera fuera su denominación, hasta el 31 de diciembre de 2038”. Es decir, llegaron los libertarios, impulsaron un nuevo blanqueo para exteriorizar lo que se tenía escondido y quien lo hiciera no tendría otra oportunidad hasta el 1 de enero de 2039.
Sin embargo, ya vencidos los plazos para blanquear, el presidente de la Nación a través de su ministro Luis “Toto” Caputo, se dispone a hacer una prórroga. No solo eso, desnaturalizando esta advertencia que imponía la AFIP, abre la posibilidad de un libertinaje sin control. Lo dice el Toto: “no habrá que dar explicaciones sobre lo que gastes”. Se permitirá pagar con dólares que no fueron declarados y no se le pedirá explicaciones a nadie. Por lo menos así será la voluntad política del Poder Ejecutivo. De esta manera se viola la ley, porque el blanqueo sería de hecho y no de derecho.
No es raro. Para quién no cree en la democracia, violar la ley es natural. Con ella va la falta de respeto al Congreso, la Constitución y la República (con su división de poderes, controles, contrapesos y exigencias) obstáculos despreciables que les impiden (a los amigos del poder dueños de grandes masas de dinero) optimizar la tasa de ganancia sin que el Estado Nacional o el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) los moleste.
¿Por qué violarla? Porque, no alcanza con el blanqueo, ni con el nuevo crédito ilegal del FMI, ni con el recurrente curro parasitario del “carry trade” (bicicleta financiera) y hay que mantener la «plata dulce», el dólar barato (somos uno de los países más caros del mundo en dólares), sostener la transitoria mejoría del poder adquisitivo (aunque la inmensa mayoría sufra ingresos insuficiente) y vigorizar las expectativas para las elecciones de octubre (una suerte de demagogia berreta con dólares ajenos)
Pero el violador serial de leyes está planteando algo más grave que un blanqueo. «Lo que vamos a hacer es que la gente esté más proclive a sacar sus dólares del colchón, caja de seguridad o de donde sea y gastarlos». Lo que plantean es un lavado a mansalva. Con la complicidad del FMI y su directora gerente Kristalina Georgieva. No, no son los dólares del colchón el asunto de fondo. No es el permiso infantil para que un vecino que ahorró U$S 500 (quinientos dólares) pueda cambiar el lavarropas o comprarle un juguete a su hijo para el cumpleaños. Eso siempre se hizo y no es el tema. Esa es la máscara.
El asunto es la posibilidad que entren dólares del narcotráfico internacional, el tráfico de armas, de personas, la venta ilegal de petróleo, etc. Si ellos pueden traer sus dólares (sin blanquearlos y eludiendo todo tipo de control) para luego transformarlos en cualquier activo (tierras, viviendas, industrias, comercios, etc. y hasta áreas estratégicas de nuestra economía a través de testaferros) sin que nadie le pregunte nada, cartón lleno.
Habrán creado un “infierno o paraíso fiscal” donde los delincuentes de todo tipo encontrarán un espacio apacible donde disfrutar sus desfalcos. Y, donde «los argentinos de bien» deberán estar atentos para no ser víctimas de un régimen tan degradado moralmente, que la afirmación discepoliana «la panza es reina y el dinero es Dios», no termine dando por tierra con las ilusiones de una “libertad” decente, así transformada en libertinaje de la peor calaña.
Observemos algo más. El séquito de adulones, alcahuetes y cipayos que rodean a JM quieren elevarlo a la categoría de emperador (Santiago Caputo y su cuenta en X @MileiEmperador, es una prueba. Otra son las imágenes que muestran al ex panelista de TV con los atributos y vestimenta de emperador romano) En esta ficción, Marco Aurelio es el personaje a emular. Por eso Milei repite sus palabras. Pero ojo!!! Qué corrijan el GPS. Por la ruta que están yendo, no van a llegar a Marco Aurelio, más probable es que lleguen a Calígula. ¿Será qué en el fondo es su deseo íntimo? Mal augurio para la tan mentada República.
Lo que sabemos es que la capacidad de destrucción de este gobierno es inmensa. Algo así como una bomba neutrónica, que deja en pie todo lo visible, pero atraviesa las entrañas, el corazón y la humanidad de millones de personas inocentes. Inocentes en el doble sentido de la palabra.
No se trata de un acto de gobierno. Es un acto de corrupción.
INTERNACIONALES
«Un laboratorio de exterminio en tiempo real», por Lina Merino
Published
3 días agoon
19 de mayo de 2025By
Redacción
Desde hace décadas, Palestina ha sido el escenario de una violencia estructural y colonial. Pero, con especial crudeza desde octubre de 2023, Gaza ha dejado de ser solamente una zona de violencia y resistencia para convertirse en algo mucho más siniestro: un genocidio investigado por la Corte Penal Internacional a petición de Sudáfrica y más de 50 países del mundo.
En ese marco, el Estado de Israel ha desplegado todo un laboratorio, en tiempo real, de las guerras del futuro. Netanyahu ha desplegado en el enclave a las Fuerzas de Defensa de Israel con toda una batería de tecnologías de inteligencia artificial (IA), aprendizaje automático, sistemas de reconocimiento biométrico y análisis predictivo, todo aplicado a la conducción de operaciones bélicas, al control de la población y a la selección de objetivos. No se trata sólo de una nueva táctica: es un salto cualitativo en la forma de hacer la guerra, acorde a la nueva fase en el modo de producción capitalista.
En este nuevo paradigma, la IA no reemplaza completamente al ser humano, pero lo despoja progresivamente de su capacidad crítica y su juicio ético. La toma de decisiones se automatiza. El tiempo operativo se reduce. El asesinato se vuelve una función matemática. Y lo más alarmante: el principio de distinción entre combatientes y civiles, piedra angular del derecho internacional humanitario, se diluye en el código binario de un algoritmo entrenado con datos incompletos, sesgados y anónimos.
Lavender, The Gospel y Where is Daddy?: la maquinaria algorítmica del exterminio
Uno de los sistemas más polémicos es Lavender, una base de datos impulsada por inteligencia artificial que analiza la información digital de los 2,3 millones de residentes de Gaza para determinar, mediante una calificación probabilística, su supuesta vinculación con Hamás o la Yihad Islámica. El sistema asigna un puntaje de peligrosidad que va del 1 al 100, y quienes obtienen las puntuaciones más altas son automáticamente marcados como blancos a eliminar, incluso sin pruebas concluyentes ni revisión humana sustantiva.
Este sistema ha sido responsable de más de 15.000 ataques entre octubre y noviembre de 2023, según la revista +972 Magazine. Su tasa de error —estimada en un 10%— ha sido considerada “tolerable” por las Fuerzas de Defensa de Israel. La implicancia es brutal: miles de personas han sido asesinadas por recomendación de un software, sin proceso judicial ni verificación humana exhaustiva.
Lavender no actúa solo. Está complementado por programas como Where is Daddy?, que rastrea a los individuos marcados por la IA y espera a que regresen a sus casas para lanzar un bombardeo que suele incluir a toda la familia. Otro sistema, llamado The Gospel, analiza datos de inteligencia para generar hasta 100 blancos diarios, priorizando infraestructura sospechada de estar vinculada a Hamás.
A estos se suma Fire Factory, un sistema que automatiza la planificación de ataques aéreos, asigna cargas de munición, propone cronogramas y reduce drásticamente el tiempo de decisión. La guerra, en este modelo,
se convierte en una operación logística desprovista de humanidad: eficiencia letal, con apariencia de precisión.
Vigilancia total: el “Facebook secreto” de los palestinos
Pero la violencia algorítmica no se limita a las bombas. También se aplica al control del territorio. El programa Blue Wolf, utilizado por el ejército israelí, captura imágenes de los rostros palestinos —incluidos niños y ancianos— y las compara con una base de datos de reconocimiento facial construida a partir de competiciones internas entre soldados, premiados por la cantidad de fotos recolectadas. Un exmilitar lo describió como “el Facebook secreto para palestinos”.
Además, en ciudades como Hebrón, se han instalado cámaras de escaneo facial que identifican automáticamente a los palestinos en puestos de control. El objetivo no es sólo el control: es la transformación de todo un pueblo en datos biométricos. Es la vigilancia masiva como política de dominación.
Empresas detrás del genocidio: la complicidad del complejo tecno-militar
Las tecnologías utilizadas por Israel en Gaza no son desarrolladas en un vacío. De acuerdo con una investigación de The Associated Press, empresas como Microsoft y OpenAI han brindado modelos de IA y servicios en la nube que fueron integrados en el proceso de selección de blancos militares durante los recientes ataques en Gaza y Líbano. Esta colaboración ha generado protestas internas en dichas compañías, cuyas y cuyos trabajadores han exigido explicaciones éticas frente al uso bélico de sus tecnologías.
Más allá del escándalo, lo que queda claro es que las principales corporaciones tecnológicas del mundo están participando activamente en el diseño de las guerras del siglo XXI. En el caso de Israel, estas herramientas forman parte de la doctrina de «fusión humano-máquina» que el actual comandante de la Unidad 8200 —bajo el seudónimo “General YS”— ha defendido en su libro The Human-Machine Team, publicado en 2021. Allí plantea abiertamente la necesidad de crear sistemas que superen el “cuello de botella humano” para localizar y aprobar objetivos durante los conflictos armados. La idea es simple y brutal: eliminar el juicio ético para acelerar la letalidad.
La guerra sin política: de Clausewitz a la distopía
Carl von Clausewitz afirmaba que “la guerra es la continuación de la política por otros medios” y que todo conflicto bélico está atravesado por una “trinidad” entre razón (la política), emoción (el pueblo) y azar (el ejército). En Gaza, esta trinidad ha sido sustituida por otra: el algoritmo, el dron y una horrorosa voluntad de exterminio. La IA no tiene política, ni pasiones, ni azar. Sólo procesa datos, probabilidades y márgenes de error aceptables.
La fricción, ese elemento caótico e imprevisible que para Clausewitz condicionaba toda estrategia militar, ha sido reemplazada por la falsa ilusión de una “inteligencia” sin “consciencia” que lava las culpas de decisiores políticos, empresarios tecnológicos, jerarcas castrenses,
soldados sahuesos y programadores, todos alimentando un espiral de supresión de su propia humanidad.
Cuando el juicio moral es sustituido por puntuaciones automatizadas, lo que se despliega no es una estrategia militar sino una forma de exterminio burocrática e industrial, tan bien caracterizada por Annah Arendt en “Eichhman en Jerusalén”.
La ética de la ciencia, borrada; la humanidad, anulada
El uso de IA por parte de Israel en Gaza es un acto de deshumanización sistemática. Los palestinos dejan de ser sujetos con derechos y nombres para convertirse en “objetivos de alto valor” según bases de datos opacas y algoritmos impersonales.
Los civiles son asesinados en bombardeos dirigidos, y sus nombres reemplazados por códigos numéricos. Sus hogares y sus hijos son sólo coordenadas GPS. El bombardeo de zonas residenciales, hospitales, escuelas y campos de refugiados no son “daños colaterales”, sino el resultado lógico de una política que “oculta” en las máquinas la decisión de matar.
Palestina es hoy el laboratorio de la guerra algorítmica con la complicidad y silencio de gran parte de la “comunidad” internacional. Lo que allí se prueba, pronto será exportado. La nueva fase del capitalismo, lejos de ser un camino de liberación tecnológica, se convierte así en una amenaza cuando es cooptada por el poder corporativo y colonial.
La IA puede ser una herramienta para el bien común, pero en manos de un poder deshumanizado, se convierte en el arma perfecta del exterminio. En Gaza no se está salvando a nadie: se está perfeccionando la técnica para matar sin remordimientos.
*Lina Merino es licenciada en Biotecnología y Biología Molecular, doctora en Ciencias Biológicas (UNLP), diplomada en género y gestión institucional (UNDEF), Profesora (UNAHUR), investigadora del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECyT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia y al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
OPINIÓN
«Francisco en su camino a la eternidad», por José Conde Ramos
Published
3 semanas agoon
28 de abril de 2025By
Redacción
Será inmortal su recuerdo, su valentía pasará del templo para compartir su rebeldía, su alegría, sus ansias, con los más débiles y con los que sufren las injusticias de un mundo desigual.
Será inmortal por su conducta, por ser un verdadero cordero de Dios. Acercó a Cristo a los descreídos, a los que habían perdido su fé y se fué erigiendo para el mundo todo, católicos y no católicos, en un ejemplo misericordioso de sacrificio y entrega a los desposeidos y en una barrera a los poderosos.
No será la figura sublime de estrofas sentidas, será sin dudas el Francisco valiente y contundente, que ha dejado huellas indelebles qué nos señalarán el camino del diálogo seguir a seguir para enfrentar la injusticia, las guerras que siempre tienen como víctima principal a los más vulnerables.
La trascendencia de Francisco va más allá de ese reconocimiento universal que lo distingue como el Papa de la alegría, de la humildad y la cercanía.
Algunos con necedad le reclamarán, que no volvió a su patria, la respuesta es simple, cuando fué ungido Papa, en ese instante se convirtió en un servidor del mundo.
Nos deja la recuperación de la Iglesia con un gran compromiso cristiano.
Nos deja su visión y su gran trabajo ecuménico.
Nos deja como compromiso cristiano estar del lado del desvalido y el mandato de tener olor a oveja y tener en Cristo la guía de nuestros actos comprometidos sin remilgos por un mundo mejor.
Nos faltará él en la tierra, pero nos deja el compromiso de ser cada día mejores gracias a la palabra de Cristo y a la guía que nos legó.
Gloria a Francisco y nuestros corazones a un hombre que dejó de manera imborrable para el mundo la importancia de ser justo.
Sepan los del Club San Lorenzo que no serán los únicos en llorarlo porque lo llorará un mundo entero.

«Milei viola la Ley», por Mario Mazzitelli

«Un laboratorio de exterminio en tiempo real», por Lina Merino

«Francisco en su camino a la eternidad», por José Conde Ramos

«La otredad del ser», por Ceferino Namuncurá

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