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OPINIÓN

«Los jóvenes, ¿conducción política o gestión pública?», por Luis Gotte

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Es común escuchar la afirmación de que los jóvenes son el futuro y deben asumir roles protagónicos en la administración pública, especialmente en el contexto actual de crisis de representación y agotamiento del régimen político centralista. Bajo esta premisa, se percibe a los jóvenes como una oportunidad para renovar las estructuras del Estado y la política misma, suponiendo que no están «contaminados» por los vicios del poder o las prácticas corruptas. No obstante, este planteo debe ser examinado con mayor rigor y precisión.

Si bien es innegable que la juventud juega un rol esencial en la construcción del futuro de una nación, dicho rol debe ser comprendido desde una visión de conjunto. No basta con considerar la edad como el único factor determinante. Es necesario evaluar aspectos cruciales como los valores democráticos y republicanos que los jóvenes deben adoptar y practicar en sus trayectorias políticas.

La historia reciente de Argentina ofrece múltiples ejemplos de la participación activa de jóvenes en posiciones de poder. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, los «jóvenes de la Coordinadora» ocuparon cargos relevantes. En los años 90, el gobierno de Carlos Menem también vio el ascenso de jóvenes funcionarios. Más recientemente, los cuadros juveniles de La Cámpora y los sectores libertarios representados por la llamada «banda del Gordo Dan» desempeñaron roles clave en la toma de decisiones gubernamentales.

No obstante, cabe preguntarse: ¿la juventud, por sí misma, garantiza un cambio real y profundo en la política nacional? La respuesta es claramente negativa. La participación de jóvenes en el poder no ha implicado una ruptura con las prácticas de corrupción, la ineficiencia administrativa o un avance hacia una mayor transparencia. La juventud, sin formación adecuada y sin un compromiso firme con los valores democráticos, no puede, por sí sola, garantizar un cambio sustantivo en la conducción política.

El hecho de ser joven no debe considerarse un criterio de idoneidad suficiente para asumir responsabilidades en la conducción. Al contrario, resulta imperativo que ellos aspiran, primero, a ocupar cargos en la gestión para comprender a fondo los mecanismos que sustentan el sistema democrático y la importancia de las instituciones que lo estructuran.

Dentro de esta formación, los jóvenes dirigentes deben recibir una instrucción rigurosa en temas como la utilización de fondos públicos, el federalismo, la descentralización y la autonomía de los poderes del Estado. Asimismo, deben desarrollar un profundo respeto por la Constitución Nacional, las constituciones provinciales y las Cartas Orgánicas municipales, en aquellos distritos donde existan.

Los jóvenes deben comprender que la democracia no es un sistema que funciona de manera automática, sino que depende de una serie de principios y valores fundamentales, entre los cuales destacan la representación, la descentralización y el equilibrio de poderes. Estos conceptos se sostienen en un marco normativo complejo que garantiza la defensa de los derechos de sus habitantes y el correcto funcionamiento de las instituciones.

El desafío para los jóvenes no es solo adoptar una visión crítica, sino también desarrollar una actitud constructiva que les permita interpretar adecuadamente las demandas sociales del presente, sin renunciar a los principios básicos que sostienen el sistema democrático. Es imperativo que se formen con una clara conciencia sobre la importancia de las instituciones republicanas y federales, que aseguran la estabilidad política y jurídica de la nación.

Por otro lado, es crucial que todos reconozcamos que la conducción política de un país, una provincia o un municipio debe recaer en dirigentes experimentados, que cuenten con formación política y un profundo conocimiento del sistema institucional. No obstante, los jóvenes pueden y deben ocupar un lugar fundamental en la gestión pública, como parte de los ministerios, secretarías u otros organismos gubernamentales, donde puedan adquirir experiencia y desarrollar las competencias necesarias para, eventualmente, asumir mayores responsabilidades. Este proceso no solo es necesario, sino deseable, ya que asegura la renovación generacional con una base sólida de experiencia y conocimientos.

En definitiva, cada cosa debe estar en su lugar. Los jóvenes tienen un rol crucial en la política y en la gestión pública, pero ese rol no debe interpretarse como una simple transferencia de poder basada en la edad. Por el contrario, debe entenderse como un proceso que exige información, formación y valores democráticos como componentes esenciales. Solo así se garantizará que la renovación generacional no sea un mero cambio de nombres, sino un avance genuino hacia una gestión pública más eficiente, transparente y alineada con los principios republicanos, representativos y federales.

Argentina enfrenta desafíos estructurales profundos que no pueden resolverse únicamente con un cambio generacional, sino con un compromiso inquebrantable con la Constitución Nacional, el federalismo, el respeto por la institucionalidad y el fortalecimiento del Estado de Derecho. Los jóvenes deben asumir este compromiso con plena conciencia de la responsabilidad ética y jurídica que implica gobernar un país y de que la democracia es un proyecto colectivo que demanda tanto innovación como una sólida base de principios éticos y jurídicos.

Luis Gotte
La Trinchera Bonaerense

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«Alimentos sueltos: eliminar todas las cargas tributarias», por Mario Mazzitelli

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El hambre y la malnutrición

Por alimentos sueltos me refiero a todos aquellos que se pueden comprar concurriendo al proveedor correspondiente con bolsas o recipientes propios para llevarlos a casa. Por ejemplo: pan, pescado, carne, arroz, frutas, verduras, etc.

Por cargas tributarias me refiero; a nivel nacional: al IVA, Ganancias, Impuesto al cheque y otros impuestos internos; a nivel provincial: el impuesto a los Ingresos Brutos y a nivel municipal: la tasa de Inspección, Seguridad e Higiene y otras.

Eliminadas estas cargas tributarias sobre los alimentos sueltos, provocaríamos la organización de un circuito de producción, transporte y comercialización que redundaría en una baja inmediata de los precios, mitigando el drama del hambre o la malnutrición en millones de familias argentinas.

La restricción fiscal

Dado que el Sector Público Nacional deberá obtener “un resultado financiero equilibrado o superavitario. La presente Regla Fiscal implica que frente a cualquier desvío en los ingresos proyectados que afecte negativamente el equilibrio financiero, los gastos deberán, como mínimo, recortarse en la misma proporción.”

Para respetar esta norma propongo para los próximos 18 meses:

Suspender los viajes al exterior del presidente de la nación y cualquier comitiva oficial cuyo compromiso pueda ejecutarse por medios digitales.

Vender el avión presidencial.

Bajar todas las retribuciones que realiza el Estado Nacional (desde el presidente de la Nación, a los miembros del Gabinete Nacional, la Corte Suprema de Justicia, los integrantes del Poder Legislativo, funcionarios en empresas públicas, organismos descentralizados, BCRA, Banco Nación, etc.) a no más de 5 jubilaciones mínimas.

Seguir el mismo criterio a nivel provincial y municipal.

Incrementar el impuesto a los bienes personales de los sectores más ricos.

Gravar intensamente a los poseedores de grandes extensiones de tierras que viven en el exterior.
Etcétera.

De esta manera respetamos la restricción fiscal al tiempo que damos un ejemplo de austeridad desde las máximas autoridades del Estado. Superando la grieta entre diversas castas y las masas populares. Mejorando la calidad democrática.

Frente a situaciones graves soluciones excepcionales.

Están dadas las condiciones para implementar la medida de manera urgente:

a.- Emergencia social. Con el 53% de pobres y 18 puntos de indigentes. Con siete de cada diez niños y adolescentes sobreviviendo en la pobreza o la indigencia. Con jubilaciones de hambre. Con una economía informal que paga salarios miserables. Con el incremento de personas sin techo, cartoneros, etc. Queda poco para discutir.

b.- Es absurdo pagar impuestos para comer. También lo es para trabajar, producir, invertir y estudiar. Pero hoy, antes de la reforma tributaria que el país necesita, esta medida puede resultar de gran utilidad frente al drama social.

c.- Un gobierno que simula estar en contra del pago de impuestos debe ser puesto a prueba. El pago de impuestos resulta en un robo cuando se le roba la comida a una persona. Nunca lo es cuando se aplica sobre la exteriorización de riquezas desmesuradas.

d.- El Congreso Nacional no puede ser indiferente al drama de 25 millones de argentinos.

Visibilizar los impuestos invisibles.

Conforme a un estudio aparecido hace unos meses, el consumidor que compra un kilo de harina, paga un 36 % de impuestos. Por una botella de aceite de girasol o un paquete de medio kilo de arroz, los impuestos suman el 41.7 %. Etc.

Así como, a través de los octógonos negros en el etiquetado frontal de los paquetes de alimentos se advierte sobre el exceso de grasa, azúcar, sal y calorías, por su impacto en la obesidad, el sobrepeso, la presión arterial o la diabetes; un círculo negro que indique el impacto que los impuestos injustos estan provocando sobre la buena nutrición o el bolsillo escuálido de nuestra gente; probablemente generarían una rebelión popular. Por eso se los invisibiliza. Para que no sepamos, a la hora de comprar un alimento, cuanto estamos pagando de impuestos injustos.

Argentinos a las cosas!!! El hambre es un crimen que no espera!!!

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«La pelea es con Axel, no con Quintela», por Aldo Duzdevich

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El 20 de septiembre en el estadio de Atenas de La Plata, La Campora a través de Máximo Kirchner, hizo la declaración formal y expresa de guerra contra Axel Kicillof.

“Cristina es la conducción vamos a ver si la entienden (…) si queres otra canción veni te presto la mia” canto la barra camporista.

Allí se volvió a repetir las frase “Cristina ya dio todo, no le podemos pedir más, ahora nos toca a nosotros” .

Sin embargo quince días después, el twiterismo camporista salió agitar un nuevo y ya repetido “operativo clamor”: “Volve Cristina”. Ahora para presidir el Consejo Nacional del PJ, al cual estaba destinado el siempre candidato Wado De Pedro. Pero, parece que como ya sucedió otras veces, lo de Wado, no arranca.

Desde hace unos seis meses, el Gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, se cargó al hombro la difícil tarea de salir a recorrer las 24 provincias , escuchando y hablando con los peronistas de todos los colores. Con la idea de intentar rearmar la conducción del Partido Justicialista, sin mayor ambición que recrear un espacio que pueda realizar una convocatoria amplia al desperdigado peronismo nacional.

Nadie, comenzando por el mismo, pone en duda la historia y la calidad dirigente de Cristina. Pero, al igual que muchos, ve la necesidad de intentar generar una conducción partidaria con sentido federal, horizontal y abierta a todos los sectores del peronismo. Una conducción partidaria que abra el juego, que permita el debate interno y que de lugar aquellos nuevos dirigentes que quieran construir una alternativa de poder para disputar el gobierno en el 2027.

Entre esos nuevos dirigentes con alguna chance de disputar con éxito el 2027 esta en primer lugar el Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires, Axel Kicillof. Aunque probablemente, haya varios más con esa aspiración, como el mismísimo Máximo Kirchner que lo ha manifestado en privado varias veces.

Y aquí esta la pelea de fondo, que como digo en el titulo no es con Quintela, es con Axel Kicillof, y por esa razón con Wado no alcanza y hay que volver a recurrir a Cristina.

Pocos recuerdan, que en el 2023, la totalidad de las listas de legisladores nacionales y provinciales de la provincia de Buenos Aires, las decidió Máximo Kirchner, y, el gobernador Kicillof no pudo poner a nadie de su confianza en cargos legislativos.

El año próximo en todo el país vamos a elegir legisladores nacionales y en la provincia de Buenos Aires, también habrá recambios parciales de legisladores provinciales. Entonces, si se repite, que el único dueño de la lapicera es Máximo, y Kicillof tiene que aceptar que le digiten las listas en su provincia, pasaría ya, a convertirse en candidato con mandante. Dicho en términos vulgares en un “chirolita”. Y si hay algo que la sociedad no va a comprarnos nuevamente es otro “chirolita”.

Desde hace 20 años en el peronismo no hay internas para candidatos nacionales. Diputados y Senadores nacionales han sido digitados desde la Casa Rosada o el Instituto Patria. Salvo claro, en las provincias donde somos gobierno y los gobernadores tiene algo más de espalda para resistir las ordenes que vienen de arriba.

El peronismo ha entrado en una crisis casi terminal. Y si, desde un sector Amba-centrico, se pretende repetir métodos que generan cada vez más disconformidad y dispersión, vamos a tener ultraderecha por muchos años.

Ricardo Quintela este viernes pasado en Neuquen, expreso claramente: “Kicillof es hoy el compañero en mejores condiciones para ser candidato a presidente, y yo tengo un acuerdo con él”.

También dejo una definición muy interesante, que reemplaza la remanida frase del “el que gana conduce, el que pierde acompaña”. Quintela con la calidez con que se expresan los hombres del norte, dijo “tenemos que resolver nuestras internas de modo que el que gana vaya abrazar al que pierde”.

Cristina como es habitual en los operativos clamor, todavía no abrió la boca. Esta claro que de ninguna manera aceptaría medirse en una interna partidaria. No porque no vaya a ganar, pero seria someter su liderazgo a un cuestionamiento que jamás aceptaría. Además, hay que saber que votan solo los afiliados al PJ de cada provincia. Es una elección de aparatos, hay que buscar la gente y llevarla a votar. Y en esta interna, votarían los afiliados cordobeses, los de Santa Fe, San Luis, Tucumán, etc..

En diez días hay que presentar las listas. Quintela ya tiene los avales correspondientes y La Campora inicio la búsqueda de firmas también.

Sobre como se resuelva esta disputa en los próximos treinta días, está el futuro próximo del peronismo, y la posibilidad de que Kicillof emerja como un presidenciable con chance, o sepulte sus aspiraciones hasta dentro de varios años.

Aldo Duzdevich

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«Adiós al asceta de Palacio», por Sanjuana Martínez Montemayor

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Se va. Y no se lleva nada material: decidió regalar sus objetos personales. Acomodó sus trajes para donarlos, todos. “Ya no los voy a necesitar”, dijo. Sus camisas blancas, sus corbatas tienen el mismo destino. La mayoría de sus libros le pertenecen a Laurita, su fiel secretaria a quien heredó su biblioteca. Tampoco quiso llevarse los miles de regalos institucionales, los cuadros o los muebles que acompañaron su estancia los últimos seis años. Su reloj, ese que le regaló su entrañable amigo Carlos Torres, lo rifó en su última mañanera. Y no se lleva nada material, repito. Se va como un asceta, abandonando los placeres materiales del poder para purificar su espíritu. Se va por la puerta grande, se va con el estruendo de los aplausos de millones, aclamado; se va con la satisfacción del deber cumplido, con el orgullo de haber servido a su pueblo. La suya, es una despedida triste para los millones de mexicanos que decidimos acompañarlo en esta utopía, triste porque se nos va el hombre que inició la ansiada transformación de México, se nos va el político que por primera vez pensó en los pobres, el presidente que elevó a rango constitucional los apoyos sociales, el único que se atrevió a defender a los pueblos originarios, el que exaltó nuestro origen indígena. Se va el presidente más amado; pero también el presidente más atacado por los dueños del dinero, el más difamado por los medios corporativos. Se va el presidente que recorrió los pueblos, que le dio varias vueltas a la República para abrazar, consolar y sentir a los más necesitados. Nunca le importó lo material. Siempre fue sobrio, austero. Todos los que le visitamos en Palacio Nacional fuimos testigos de su estilo espartano de vida, sin lujos, sin ostentaciones. Llora él, lloramos nosotros. Se va sin nada. Se va con el equipaje ligero. Se lleva lo más etéreo, lo más sublime: el amor de su pueblo. Ese amor trasciende en la historia y lo coloca en el glorioso lugar de los grandes hombres que forjaron un México mejor. Se va dejando la estela de un movimiento único, genuino y eterno que contempla una epopeya, la gesta de una nueva raza: el Obradorismo.
Gracias presidente, gracias por todo, gracias por tanto; Es un orgullo y es un honor haber luchado con Obrador ❤️
Sanjuana Martínez Montemayor
*Periodista Mejicana

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