Pocas regiones están dispuestas a cumplir con el reglamento para dirimir candidatos. Ni concenso, ni encuestas ni internas. Pragmatismo a la hora de sumar votos y rebelión con la Mesa Nacional.
La situación en seis provincias donde podría no haber Juntos por el Cambio fue la principal preocupación de la alianza opositora la semana pasada, cuando tuvieron una reunión de los presidentes de los partidos. De allí salió un comunicado que amenaza con sanciones, pero no les resolvió el problema de base: la mayoría de los dirigentes provinciales se aleja de las reglas que plantearon por pragmatismo. Porque les conviene otro candidato para sacar más votos o conseguir más bancas. En algunos casos hay diferencias irreconciliables sobre quién encabeza la boleta a gobernador y cero voluntad de pelear una interna. Vale la pena hacer un repaso de cómo está la situación provincia por provincia.
Las que tienen un peligro de que no exista el frente son, de momento, seis: Mendoza, Córdoba, Tucumán, Rio Negro, Neuquén y Chubut. Ninguna se adapta al reglamento que bajó la mesa nacional de Juntos por el Cambio en septiembre del año pasado y que dice que deben consensuar las candidaturas donde no haya PASO, usar encuestas para definir quién encabezará y, si nada de eso funciona, organizar una elección interna partidaria. El tema es que son pocos los que están realmente dispuestos a cumplir con ese reglamento.
Mendoza
La provincia gobernada por el radical Rodolfo Suárez fue donde la interna hizo más ruido, quizás porque los radicales llevaron el tema a la mesa nacional de Juntos por el Cambio para quejarse ante los del PRO; quizás porque luego hubo un encontronazo entre la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, y el candidato local, el larretista Omar de Marchi; o quizás porque De Marchi no se esfuerza en ocultar que sus planes son ir por afuera de la alianza y pelearle la gobernación a los radicales en una elección general.
Desde el sector de Alfredo Cornejo -aliado de Bullrich- dicen que eso es regalarle la elección al peronismo. De Marchi sostiene que ese adversario no tiene chances. Y no está dispuesto a competir en una interna con el aparato de la UCR, porque sabe que pierde. Y la amenaza de sanciones o incluso de intervenirle el PRO local, de momento, no parece haberle hecho mella.
Para cualquier observador casual, es evidente de De Marchi está en plan de romper con sus aliados radicales. No cesa de cuestionar al gobierno de Suárez, al que emparenta al kirchnerismo por sus métodos. Hace poco, Cornejo hizo una jugada: lo emplazó para que definiera si iba a estar o no en el frente, en función de las elecciones municipales. De Marchi no aceptó responder. “Los plazos los fija la ley, no una persona”, aseguró sobre el cierre de listas, que es recién en abril. «Cornejo muestra su excesivo personalismo. Cree estar por encima de la ley”, lanzó el titular del PRO mendocino, Álvaro Martínez. ¿Una declaración explosiva que rompe la alianza? No. Apenas otro día en Juntos por el Cambio Mendoza.
Los dirigentes del PRO tampoco vienen asistiendo a las reuniones que el radicalismo convoca para definir el frente. De Marchi sostiene que recién ahora Suárez se acordó de que tenía aliados provinciales y que no hubo reuniones periódicas en los últimos años. Ante las autoridades nacionales del PRO, sostuvo que el frente en los hechos ya no existe. “Estamos más preocupados por los problemas que tiene Mendoza que por la rosca política», le devolvió De Marchi a los radicales.
Córdoba
En la provincia donde Juntos por el Cambio cosechó más votos a nivel nacional también vienen empiojadas las negociaciones. Desde el primer momento en que anunciaron un reglamento que implicaba internas, el precandidato a gobernador Luis Juez les explicó qué podían hacer con dicho papel.
Juez no quiere ir a una competencia con Rodrigo de Loredo, su adversario en una eventual interna. Se viene negando y, hasta ahora, no hubo negociación que valiera. El senador espera que De Loredo se baje y compita por la intendencia de Córdoba capital, algo que no está ocurriendo.
Antes de irse de vacaciones hacia un destino caribeño, Juez sostuvo sobre sí mismo en un reportaje con un diario local : «Yo voy a ser el candidato a gobernador porque soy el que garantiza que podemos ganar”. Y remarcó: «No va a haber internas. Nosotros no vamos a ir a lastimarnos. A ese camino no lo vamos a transitar. Te lo ratifico. Es más fácil que nos sentemos y lo discutamos y lo acordemos. No voy a entrar en una confrontación».
De nuevo, ni las amenazas nacionales ni ningún otra acción de los partidos hasta ahora parece haber modificado la actitud de Juez. En Córdoba, ya existió un antecedente en la elección en la que compitieron separados Mario Negri y Ramón Mestre, tras el fracaso de una interna: los dos perdieron ante el peronismo local.
Tucumán
La situación en Tucumán se parece un poco a la de Córdoba. Allí también hay dos dirigentes que quieren encabezar la boleta y ninguno cede. Tampoco terminan de definir un método para dirimir. Y ambos se acusan por lo bajo de hacerle el juego a Juan Manzur con la división. Se trata del dirigente del PRO Germán Alfaro y del radical Roberto Sánchez. Alfaro cuenta con el respaldo tanto de Horacio Rodríguez Larreta como de Patricia Bullrich. Sánchez tiene detrás a Gerardo Morales.
Hace poco se juntaron a comer. Si alguien tenía ilusiones de que llegaran a un acuerdo, se las puede ir olvidando. Según cuentan los periodistas locales, hasta dividieron la cuenta a medias, para que nadie invitar al otro.
El presidente de la Convención radical tucumana, Raúl Moreno sostuvo que Sánchez debe ser el candidato porque «no tiene votos negativos a diferencia de Alfaro, que tiene un alto índice de rechazo y de gente que no lo votaría». Desde el PRO sostienen lo opuesto y dicen que con el candidato radical, el peronismo gana caminando.
Río Negro
En el sur es donde el pragmatismo le empieza a jugar en contra a la estrategia de la mesa nacional de una única política para todo el país. En Rio Negro, por ejemplo, los radicales se abrieron de Juntos por el Cambio para explorar un acuerdo con el espacio de Alberto Weretilneck. Más allá de que ponen el acento en los problemas de coordinación con el PRO, la Coalición Cívica y Valores para mi País, lo cierto es que les cierra más electoralmente el acuerdo con un candidato como Weretilneck.
El PRO y la Coalición Cívica siguen impulsando a Aníbal Tortoriello, candidato que a los radicales no les cerraba. Menos, dicen, que no hubiera una interna para disputar los lugares. El acuerdo, todo indica, ya está cocinado. Sólo faltaba que lo ratifique la Convención radical de Río Negro.
Neuquén
En Neuquén, la discusión es el espejo con el caso anterior. El PRO decidió que el candidato local Pablo Cervi, que bancan la UCR (línea Martín Lousteau) y la Coalición Cívica, no le daba suficientes votos y comenzaron a trabajar para ir detrás de otra candidatura: la de Rolando Figueroa, exintegrante del Movimiento Popular Neuquino. Eso llevó incluso a que el presidente de la Coalición Cívica nacional, Maximiliano Ferraro, saliera a reclamarle a sus aliados que hagan algo para frenar la ruptura.
Chubut
Chubut es otro caso de no acuerdo sobre quién encabeza. Por un lado, está el candidato radical Damián Biss, que tiene el apoyo de Lousteau. Por el otro, el dirigente del PRO Ignacio Torres. No llegan a un acuerdo para subsanar las diferencias, pese a varios cuestionamientos que ya les hicieron las autoridades nacionales. En un momento del año pasado, los radicales pidieron en la mesa nacional que Torres dejara de maltratar a sus dirigentes locales.