Siendo el tema del dólar uno de los más preocupantes en el contexto de las perspectivas económicas de este año 2023, no puede dejar de llamar la atención la información que surge del Informe sobre Deuda Externa Privada que acaba de dar a conocer el Banco Central esta semana. El primer dato relevante es que el total de la deuda del sector privado con el exterior alcanzó, al 30 de septiembre de 2022 (el dato más reciente hasta ahora informado), un monto récord de 91.364 millones de dólares, unos 7000 millones más que al cierre del trimestre anterior (84.237 millones al 30 de junio), y casi 15 mil millones más en relación al último día del año anterior (76.770 millones al 31.12.2021).
La acumulación de deuda privada comercial y financiera con el exterior es un problema a corto plazo, ya que el mismo informe del Banco Central señala que, sólo por vencimientos de capital, los compromisos a menos de un año (entre los exigibles y los otorgados sin fecha de vencimiento) ascienden a 49.808 milones de dólares de deuda comercial y 17.183 millones de deuda financiera. Es decir, un total de 66.991 millones, que seguramente se refinanciarán con nueva deuda en su mayor parte, pero que no dejarán de provocar una sangría permanente de divisas en materia de pago de intereses vencidos y parte del capital, sobre todo cuando se trata de deuda comercial (prefinanciación de exportaciones o financiación de importaciones).
Veamos, entonces, alguna información adicional sobre la composición de esa deuda, quiénes son sus deudores y, también, qué particularidad tienen sus acreedores. Es un tema, convengamos, que pese al volumen que representa dentro de la economía argentina (es el doble de la deuda con el FMI, aunque sin sus condicionalidades de política, está claro), pocas veces se menciona en los discursos públicos ni tampoco en el de los analistas privados.
La comercial, por el ascensor
En su evolución reciente, se destaca por encima de cualquier otra consideración el notable crecimiento de la deuda comercial, en términos absolutos y más en relación a la deuda financiera externa privada. Dependiendo del ciclo del intercambio internacional, la deuda privada comercial osciló entre los 34.700 y los 38.500 millones de dólares entre el 31.12.2017 y el 31.12.2021, pero después de esta última fecha sobrevino la escalada.
Ya al cierre del primer trimestre trepó a casi 40 mil millones, tres meses después (al 30 de junio) a 44.500 millones y al cierre del tercer trimestre (último informe del BCRA), a 52.266 millones de dólares. Es decir que, en nueve meses la deuda comercial privada creció más de 15.800 millones de dólares, un 43,5 por ciento.
Dicho de otro modo: en nueve meses los sectores exportadores e importadores aumentaron su deuda en dólares por el equivalente al superavit comercial del mejor año de la historia del comercio extrerior argentino (2019: 15.990 millones de dólares).
Mientras tanto, en el mismo período, la deuda externa financiera se mantuvo estable entre 39.000 y 41.000 millones. En conclusión, al 30 de septiembre de 2022, la deuda externa privada, de casi 91.300 millones, estaba compuesta por 39.100 millones de deuda financiera y 52.200 millones de deuda comercial.
Atendidos por sus propios dueños
Un dato que no puede dejar de llamar la atención es con quién se endeudan exportadores e importadores. Y la respuesta es que, de esos 52.266 millones de deuda comercial, nada menos que 28.839 millones, el 55 por ciento, es deuda con empresas vinculadas del exterior. Es decir, del mismo grupo económico. Es decir, tomando el grupo como una unidad global, autopréstamos.
Entre los 52.266 millones de deuda comercial al 30 de septiembre, agrupados por sector se destacan la «deuda por importaciones de bienes», 31.115 millones; por exportaciones de bienes, 10.647 millones, y por importaciones de servicios, 9768 millones. Pero vamos a la deuda por exportaciones de bienes que ofrece la información más llamativa.