En casi quince años el país fue objeto de los efectos de seis crisis casi inéditas.
Desde la caída de las Subprimes en 2008 – con correlato en los precios externos -, la primera devaluación macrista de 2015, la segunda devaluación macrista y la subrogación del millonario crédito con el FMI del año 2018, la crisis financiera internacional de 2020 al tiempo después del desarrollo de la Pandemia y por ultimo el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania impulsando un proceso estanflacionario con eje principalmente en los precios de las materias primas y de la energía.
Ese es el contexto geopolítico donde se desenvuelve el Gobierno del presidente Alberto Fernandez en el marco de una sostenida falencia de divisas y de la ratificación de los anteriores acuerdos firmados con el FMI.
No obstante, la prodigiosa geografía argentina nos enmarca en la posibilidad de un aprovechamiento estratégico de nuestros recursos naturales que son objeto de la demanda regional y mundial pero en la medida de un consiente plan de desarrollo industrial interno que pueda apropiarse de la demanda laboral y de disminuir el balance negativo de divisas vía la sustitución de importaciones.
Los países centrales como así también China han prevenido la necesidad de fabricar internamente la gran mayoría de los bienes necesarios para su desarrollo auto suficiente lo que ha puesto ya en jaque el afamado proceso de Globalización.
El factor energético juego un lugar central en dicho proceso a tal punto que por el contexto bélico y de restricción energética países como Alemania se encuentran en un proceso de desaceleración económica y al ser el motor de la economía europea arrastra un efecto negativo al resto de los países.
La Argentina prontamente será auto suficiente en gas natural lo que le permitirá tener energía propia para su desarrollo industrial al tiempo de comerciar dicho recurso con sus países vecinos como así también por el proceso de licuación dar su salida más allá de las fronteras regionales.
La presencia de este insumo puede también facilitar la radicación industrial para la generación de valor agregado en los recursos naturales propios y en particular por la localización del mismo desestimar la concentración espacial en los clásicos circuitos productivos.
El incremento del producto bruto local podría quizás incidir – previa una nueva renegociación bi lateral – en el compromiso financiero externo.
Seria muy complejo ahondar en una anulación parcial o temporal de lo suscripto pues la permanencia dentro del Continente Americano es de clara influencia por parte de nuestro vecino del Norte.
En espera de los resultados electorales brasileños el mapa político regional se completará el próximo año ante las elecciones presidenciales argentinas donde el acelerado proceso inflacionario permite teñir de fatalismo las voces del oficialismo.
Una oposición en aparente puja luego de su paso gubernamental entre 2015 y 2019 intenta capitalizar el descontento generalizado reiterando los mismos clises y de su profundización discursiva vía una cadena mediática que permanentemente insiste en los mismos parametros pero con la novedad » libertaria » de propuestas que azonzan desde el desconcierto y el temor.
Por pujas internas el Gobierno todavía no ha dado paso a su iniciativa politica electoral enraizado en la vigencia o no de las elecciones PASO.
A poco del comienzo del Mundial y la consecuente finalización del año en curso los tiempos hacia marzo se acortan elevándose también la incertidumbre económica.
La resolución del dueto inflación / salarios es la clave que podrá poner o no a algún alfil del oficialismo en una grilla competitiva para las elecciones nacionales.
Pero la necesaria unidad del Movimiento Nacional y de la suma de otros aliados por detrás de un candidato permitirá generar una polarización positiva ante la oposición que si bien muy relativamente ha renovado nombres y personas todavía tiene un dejo a reciente pasado que puede jugarle en contra de sus propósitos políticos.
De re editarse masivamente el transcurso desde las promesas políticas del candidato Macri hasta el desarrollo de sus políticas como presidente y por ende de sus consecuencias traería a mal traer a dicha componenda política.
Si bien el actual gobierno no pudo dar una respuesta completa a las demandas y expectativas previas a la toma de poder existe un factor de memoria histórica sobre el Peronismo que relativamente podría estar a su favor.
Pero orbita sobre ello la necesidad de revitalizar generacionalmente su oferta electoral en todos los distritos para dar lugar a una nueva etapa histórica del país.
Las condiciones geoeconómicas argentinas más allá de la profundidad de la crisis mundial en curso y de una nueva dirigencia podrían ser el condimento para establecer una serie de acuerdos básicos de desarrollo humano para atacar definitivamente los problemas del empleo, pobreza y calidad educativa.
Este trípode debe ser el eje programático de los próximos gobiernos argentinos estableciendo un horizonte posible de resolución.
En particular la necesidad de dotar a nuestros recursos humanos de todo el bagaje conceptual y tecnológico para asumir en pleno los desafíos ya presentes en este siglo.
Quizás debamos recrear a un nuevo » Sarmiento » munido de una notebook y de un celular.
Ezequiel Beer
Geógrafo UBA
Analista Político