Como socialista argentino siento la necesidad imperiosa y urgente es elevar la condición social de trabajadores asalariados, jubilados, pensionados, maestras/os, profesoras/os, enfermeras/os, medicas/os, ferroviarios, colectiveros, choferes, camioneros, taxistas, pueblos originarios, personas con discapacidad, cartoneros, estibadores del puerto, trabajadores fluviales y marítimos, trabajadores del Estado, jóvenes que buscan un buen vivir en nuestro suelo y no lo encuentran; en fin, todos los castigados por una puja distributiva que les fue adversa a sus intereses. Al mismo tiempo entiendo que la economía nacional debe tomar el camino de un crecimiento sano, amable con la gente y la naturaleza.
A estos objetivos habría que agregar un conjunto mínimo de políticas de Estado, emergentes de un amplio debate democrático y participativo, que supere la tradicional improvisación y cortoplacismo, a través de una planificación orientadora de mediano y largo plazo.
Así la educación, la salud pública, la transición energética, la construcción de un moderno sistema multimodal de transporte sin peajes, la recuperación de industrias estratégicas, una plan de viviendas, una nueva ley de entidades financieras, la recuperación del crédito para el desarrollo, una auditoria de la deuda para encarar su solución definitiva, una inteligente reforma tributaria que avance hacia la justicia fiscal, el cuidado del agua, la flora, la fauna y la biodiversidad, el perfeccionamiento en políticas de defensa del ambiente, una reforma política que perfeccione la representación, etc. son temas que reclaman un gobierno de Unidad Nacional. Gobierno de Unidad Nacional dispuesto al diálogo y a encarar las reformas que sean posibles.
No necesitamos un gobierno autoritario, sostenidos en dogmas fracasados, creyentes en un mercado como asignador espontánea de los recursos que, como indica la experiencia, tiende a la concentración, el monopolio y la fuga de riqueza. Junto al empobrecimiento de nuestra población.
No son iguales y no es indiferente para nuestro pueblo que gane uno u otro. Massa es el candidato que abre una luz de esperanza en torno a las transformaciones que hoy necesita nuestro pueblo. En todo caso, las aventuras alocadas, corresponden a una etapa de la vida en la que no se tiene edad para ser candidato a presidente.
Seguridad, bienestar, justicia, desarrollo económico, previsibilidad y elevación social, son reclamos de este tiempo histórico, que solo puede llevar adelante un gobierno que represente los intereses y aspiraciones de las grandes mayorías nacionales.
Por eso, como socialista argentino, el próximo 19 de noviembre, sin dar un cheque en blanco, voy a votar a Sergio Massa.