Devaluar, ajustar, privatizar, abrir las importaciones, liberar la compra y fuga de dólares, subir las tarifas, quitar subsidios, aumentar la edad jubilatoria, reformar las leyes laborales, sacar las retenciones, bajar impuestos al patrimonio y aplicar mano dura forman parte del programa de Bullrich y Rodríguez Larreta, que debaten entre hacerlo en forma de shock o con impronta gradualista.
Devaluar la moneda, ajustar violentamente el gasto público, cerrar o privatizar empresas en manos del Estado, eliminar ministerios y programas, abrir las importaciones, quitar las restricciones a la compra y fuga de dólares, subir las tarifas de luz, gas, agua y transporte, comprimir los subsidios, aumentar la edad jubilatoria, terminar con las moratorias, reformar las leyes laborales, reemplazar la indemnización por despido por un seguro, suprimir o bajar las retenciones a las exportaciones, achicar las contribuciones patronales a la seguridad social, disminuir impuestos al patrimonio y aplicar mano dura frente a la conflictividad social y a las fuerzas políticas que se le opongan.
Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, junto a dirigentes y economistas que los acompañan en su travesía por la presidencia, entregaron esas definiciones a mitad de semana en un encuentro con empresarios en la Sociedad Rural y en entrevistas o conferencias recientes. Aunque compiten por el mismo lugar, ambos referentes del PRO marcaron coincidencias fundamentales en el plan de gobierno que pondrán en marcha en caso de imponerse en las elecciones nacionales.
La mayor diferencia que exponen Bullrich y Rodríguez Larreta es si todo lo que se menciona al comienzo se hace en formato de shock o de manera gradual, pero los trazos principales de los programas de ambos precandidatos son los mismos. Encabezan sus equipos económicos el diputado Luciano Laspina, con la primera, y Hernán Lacunza, ex ministro de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, con el segundo. Carlos Melconian tiene un pie en cada lado. Ricardo López Murphy, Martín Tetaz, Federico Sturzenegger y Nicolás Dujovne son del team shock, Eduardo Levy Yeyati, gradualista.
«No necesitamos un cambio a medias o de algunas cosas. No necesitamos un cambio tibio. Necesitamos un cambio que debe ir a las raíces. No podemos demorar seis meses en hacer las cosas, no tenemos más tiempo». «No podemos seguir diciendo que no podemos, que venimos de a poco, que venimos al trote y no al galope», exclamó y, ya a los gritos, remató: «No podemos trotar, necesitamos galopar», relató la crónica de Melisa Molina en este diario sobre los dichos de Bullrich en la Sociedad Rural.
Rodríguez Larreta defendió el gradualismo. «No voy a resolver todos los problemas el primer día, me van a aplaudir, pero eso no es serio. Acá no hay recetas mágicas». «Acá hay que pensar, planificar, hacer un plan a largo plazo, hay que laburar mucho. Yo tengo experiencia en gobernar, sé establecer un plan, fijar objetivos e ir a buscar las leyes que se necesitan. Sé trabajar en equipo. No les voy a venir con promesas falsas, estamos hartos de eso», enfatizó.
Gobernar para el campo
«La Sociedad Rural es un símbolo de un sector que siempre se mantiene fiel a su identidad, a su patriotismo, a su certeza de que los argentinos salimos adelante con el campo y con la mirada puesta en el futuro”, destacó el jefe de gobierno porteño en su exposición ante empresarios, en la cual dejó claro que su estrategia estará centrada en impulsar al sector agropecuario para que su crecimiento derrame sobre el resto de la sociedad, de acuerdo a su plan.
«No puede haber dudas de que el campo es el motor de la Argentina. El crecimiento del campo lo tenemos que pensar juntos», insistió. A partir de allí, enumeró una serie de medidas que darán forma a su programa de gobierno. Lo primero es la devaluación y el ajuste fiscal.
«Tenemos que apuntar a la unificación cambiaria. El campo necesita un tipo de cambio unificado para planificar las campañas. Mi compromiso es claro: habrá un tipo de cambio unificado en mi gobierno lo más rápido posible», indicó, aunque aclaró, en su concepción gradualista, que «no podemos hacerlo el primer día, como hicimos en 2015. La situación económica es dramática, al punto de que no tenemos ni idea si vamos a encontrar reservas el 10 de diciembre en el Banco Central».