Ya rigen los sellos octogonales para advertir sobre la calidad de los productos, pero no todos los envases los tienen.
Un estado de confusión acompaña los avances en el cumplimiento de la ley de etiquetado frontal, sancionada en octubre de 2021. Si bien varias empresas ya adaptaron sus envases y se ven los sellos negros en góndolas de supermercados y almacenes, muchos productos que deberían tenerlos no los tienen. Incluso el mismo producto puede aparecer con y sin los octógonos o rectángulos de advertencia de exceso de nutrientes críticos o calorías y edulcorante, respectivamente. Las estrategias de algunas compañías para engañar a los consumidores acentúan la confusión. Algunas se pueden ver en los huevos de Pascua. El «doble frente» es otra manera de disimular el sello. Un aspecto positivo es que hay productos que fueron reformulados por las marcas para que no contuvieran etiquetas. En esta nota de Página/12, la Secretaría de Acceso a la Salud y las organizaciones que militaron la ley aportan claridad al tema.
Las razones de la falta de sellos
Hace un año, el 23 de marzo de 2022, el Gobierno aprobó la reglamentación de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable (27.642). El 16 de febrero pasado venció la prórroga solicitada por fabricantes de grandes empresas. «Los sellos no se ven de manera pareja en todo el país. Lo que sucedió es que el Instituto Nacional de Alimentos, en el manual de aplicación de la ley, interpretó a favor de la industria: que debía producir a partir de cumplido ese plazo exhibiendo los sellos. Una cosa es que a partir de determinada fecha todo lo que haya en góndolas tenga que tener etiquetado, y otra cosa muy distinta es que a partir de tal fecha las empresas deban producir con los sellos», cuestiona el licenciado en Nutrición Ignacio Porras, director de la Sociedad Argentina de Nutrición y Alimentos Reales.
Sandra Tirado, secretaria de Acceso a la Salud, confirma que «la obligatoriedad de incorporar los sellos corre a partir del 17 de febrero, es decir que los productos fabricados después de esa fecha tienen que llevarlos». Los mismos productos pueden tenerlos o no porque «la ley prevé el agotamiento de stock» para «evitar el desperdicio de alimentos». «Es dable destacar que algunas empresas comenzaron a elaborar con sellos antes de esa fecha», suma la funcionaria. Por otro lado, recién el 19 de agosto vence la prórroga pedida por las pymes: «Todavía no están obligadas a incorporar los sellos correspondientes». Esta es otra de las razones de la complejidad del escenario actual: la 27.642 es una norma que «se implementa gradualmente».
«Varias cosas se superponen en este momento. ¿Qué le pasa a una persona cualquiera que hoy va al súper y encuentra cada vez más productos que exhiben sellos? Genera una sorpresa, un shock; te invita a hacerte preguntas sobre lo que estás eligiendo. El problema es que encontrás productos con y sin sellos. Y que hoy un producto no los tenga no quiere decir que sea una opción más saludable y nutritiva», expresa, por su parte, Andrea Graciano, docente de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Escuela de Nutrición de la UBA. «Estamos en una implementación gradual, yendo hacia una plena. Las personas quizás no lo saben, entonces pueden confundirse. Que un producto no tenga sellos puede ser por esto, porque se elaboró antes de que fuera obligatorio para la empresa colocar los sellos correspondientes o porque la empresa está incumpliendo», resume la nutricionista.
«Las grandes empresas generaron un stock hasta el día anterior al 17 de febrero, lo conservaron, y así se generó una dilación en la aparición de los sellos. A través de ofertas, promociones y compra en gran volumen pueden usar los depósitos de los supermercados como extensión de los suyos», señala Porras. Mirar la fecha de elaboración podría aportar una pista al consumidor que desee despejar variables, pero «no es obligatoria y puede estar codificada dentro del famoso lote».
«No sabemos a qué empresas se les dio la prórroga, a pesar de que hicimos pedidos de acceso a la información pública», cuenta Graciano. Ante la consulta de precisiones por parte de este diario, Tirado responde que 1657 firmas solicitaron prórroga. Once por ciento son grandes marcas y pymes Tramo II; 89 por ciento, pymes Tramo I y pequeñas empresas. Hay que tener en cuenta que las grandes marcas son pocas: el 74 por ciento de la facturación de las góndolas está en manos de tan sólo 20 corporaciones, de acuerdo a un informe de CEPA (2021). Por eso, Porras insiste en que la prórroga otorgada a las pymes es un dato de poca relevancia para explicar la ausencia de octógonos y rectángulos en los envases. El plazo máximo de la implementación se cumple el 20 de noviembre para toda la industria, a excepción de envases litografiados, con plazo máximo hasta el 20 de mayo de 2024.
La Federación Argentina de Graduados en Nutrición (Fagran) viene haciendo un monitoreo en todo el país. La aplicación de la ley es más lenta por fuera del AMBA. «Pero los sellos gradualmente están apareciendo. En las provincias la presencia de pymes es más fuerte y vemos voluntad de adecuación. No todo es sumamente negativo. Tenemos fe en que a lo largo del año la ley termine de implementarse de manera total, completa y correcta», dice Ana Cáceres, de la Federación.
Página 12 se comunicó con la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL) para que expusiera también su versión sobre el tema. La demora en el cumplimiento de la ley la explicó por la prórroga otorgada a las pymes.
Artilugios para evadir la ley
Graciano se indigna con los «artilugios» de la industria en la previa de las Pascuas: «Está haciendo lo mismo que hizo en México. Como la ley prohíbe que los productos con uno o más sellos entreguen regalos, empieza a ofrecer productos con ciertas características. Por ejemplo, un chocolate con forma de celular; entonces el mismo producto se transforma en un regalo. Si regulás un poquitito enseguida encuentran la forma para ir un paso más allá y transgredir».