Los chicos que leen son un mundo aparte. Televisión, tablets, computadoras y videojuegos no son competencia lo suficientemente digna para desalentarlos y hacerles perder de vista esta pasión que nadie más en el mundo que sus padres alientan. Especialistas relacionados al mundo literario coinciden en que, a pesar de los prejuicios que aseguran que los chicos no leen, o leen cada vez menos, la creciente popularidad en ventas de sagas internacionales como Harry Potter, Crepúsculo, Divergente o Los juegos del hambre (sólo por citar algunas) son evidencia suficiente de que los chicos sí leen, y mucho.
«Es claro que hay historias que han sabido captar sus intereses y sostener la motivación a través de copiosos volúmenes. En los últimos años la promoción de la lectura se ha convertido en un principio fundamental de las políticas públicas», explicaron a Tiempo Argentino especialistas de la Fundación Leer.
No hay edad, explican, para iniciarse en este arte. «La lectura es una práctica cultural valiosa que las familias deberían promover desde la panza. Leer con los chicos desde la primera infancia refuerza el contacto con los textos, fortalece vínculos y prepara el camino de un incipiente lector. Los adultos juegan un rol fundamental en esto, sentándose y leyendo con ellos.»
Alejandro es uno de esos padres comprometidos. Llega pasadas las 19 a la zona de libros infanto-juveniles de una famosa librería de Palermo con un interés que hace suponer que busca un libro para él mismo. Pero rápidamente le aclara al vendedor que el libro que busca es la continuación de una saga que está leyendo con sus hijos, Los Héroes del Olimpo. «Mis chicos se engancharon desde pequeños con el tema de lo mitológico, el más grande arrancó con Percy Jackson. No sé hasta dónde influirá que en casa mi mujer y yo somos lectores. Tenemos una biblioteca intergeneracional.»
Como él, Fernando Gacio Baquiola también enseñó a la pequeña Pilar (10) a leer desde chiquitita. «La incentivamos con mi mujer porque desde beba le gustaba agarrar los libros que tenían dibujitos y poco texto. Lo mismo pasó con Manuel, mi nene de un año y medio, leemos todos en la cama el libro de cuentos A dormir, que tiene muchos dibujitos, mucho color. Esa velada en familia ayuda a los chicos a acercarse al libro como objeto de juego. Mis chicos hoy eligen leer antes que sentarse a ver la tele. Yo creo que cualquier chico, tenga la edad que tenga, que elija volcarse o no a la lectura, depende enteramente de sus papás.»
LOS MÁS LEÍDOS. ¿Y cuál es la forma de saber si un libro le va a gustar o no a un chico? «Simplemente, cuando los padres se los muestran, no se los pueden sacar de las manos», afirma Juan Pablo Aisenberg, gerente de Librerías Santa Fe. «Los libros más vendidos son los visuales, los que tienen música y sonidos que imitan a animales, pero también sagas que salieron en el último tiempo, como la Gol de Montena o ¡Hay equipo!»
En el caso de los adolescentes, explica Aisenberg, el fenómeno es otro. Lo que se ve es que «desde hace un tiempo volvieron a leer y que no eligen el libro dentro de la librería sino que ya lo traen pensado. De ningún modo quieren leer libros digitales.» Hay como un cierto porcentaje que indica que las mujeres leen más y se decantan sobre todo por las sagas fantásticas, los varones son más amantes de la ciencia ficción y el terror (desde Tolkien hasta Stephen King, pasando por clásicos ineludibles como Poe).
Agustina Osuna (15) confirma la teoría. «Leo desde los 12 años gracias a la saga Crepúsculo, pero me gustan las novelas adolecentes como Creepypastas, la mitología griega, las hadas y lo sobrenatural. Lo que tardo en leer un libro depende mucho de la cantidad de páginas: si son menos de 100, terminarlo sólo me lleva un par de horas.» También para las hermanas Fernández, compartir la lectura del mismo libro –Divergente– es algo natural. A María Paz (13) le regalaron en la escuela Caídos del mapa y desde entonces no paró hasta terminarlo. «Aprendí a ahorrar para comprarme mis propios libros. Caídos del mapa lo terminé una hora después de agarrarlo. Le dije a mi mamá (Gabriela) que me compre el segundo, pero me dijo ‘espera un ratito’ y, como pasaba el tiempo y no me lo compraba, releí el primero varias veces. Por ahí influyó que en mi casa siempre hubo una biblioteca gigante y mi abuela Delia me decía qué leer, como comer espinaca o pescado muy seguido, me iba a hacer más inteligente.»
Su hermana Pilar (17) es más voraz. Lee todo lo que le llega a la mano. «La película Divergente me cambió la cabeza. Cuando salí del cine me fui derecho al Yenny y me dijeron que estaba a $ 400, no me hubiera imaginado cuánto tardaría hasta llegar a mis manos porque esperé hasta que bajó de precio. Soy fanática de leer en papel al 100 por ciento. Es que esa experiencia de oler el papel, de tocarlo, de tenerlo entre las manos, es única. Y aunque soy muy joven, sé muy bien que esa magia se pierde cuando uno lee a través de una pantalla.»
Consejos para ayudarlos a dar sus primeros pasos
Buscar material de lectura que pueda interesarles a partir de sus intereses y sus hobbies que pueden servir como punto de partida.
Muchos chicos (y padres) consideran que la lectura es algo «serio» y «aburrido». Romper con esta manera de concebirla y permitirse disfrutar junto a ellos de un libro de chistes, una historia contada con acertijos o un material escrito con sentido del humor.
Disponer de un lugar especial para que los chicos guarden sus libros.
Establecer un horario para leer en familia, independientemente de la realización de la tarea escolar. Por ejemplo, se pueden disponer de 20 minutos antes de dormir, después de la cena, o en cualquier otro horario.
Si su hijo está interesado en la lectura de un material específico puede ser un libro, una revista, o una historieta se puede proponer leer en voz alta algún párrafo interesante para disfrutarlo juntos.
Otra opción es entrar a una librería con él y explorar juntos la sección de libros para jóvenes.
La Aplicación de Fundación Leer trae más sugerencias y actividades de lecturas infantiles.
Nuevos libros
En promedio, una de las editoriales más grandes del sector como lo es Alfaguara Infantil y Juvenil saca alrededor de 25 novedades al año.
Universo propio puesto al alcance
Eugenia Zicavo conduce Libroteca en el Canal de la Ciudad y, con esa experiencia, opina con fundamentos.
-¿Qué conclusión podes sacar al respecto de si los chicos leen o no y que incidencia tienen los padres a la hora de incentivarlos?
–En la sección «Chicos que leen» entrevistó a niños y niñas que son ávidos lectores, y en general cuentan con padres que los estimulan, les compran libros, leen con ellos. Pero también hay chicos que empezaron a leer incentivados por sus maestros, que sacan libros de la biblioteca escolar y llevan el hábito de la lectura a hogares en los que no es una práctica instalada, y que quizás no tengan recursos para comprar libros. Y a diferencia de lo que se podría pensar de las nuevas generaciones, tan interpeladas por distintos formatos y productos culturales (videojuegos, series, televisión a demanda vía Youtube), son muchos los chicos que encuentran en la literatura un universo propio.
–¿Cuáles te parecen que son los géneros más populares?
–Algunos títulos son recurrentes dentro de sus agendas de lectura. Entre ellos, los libros de «Natacha» de Luis Pescetti, el clásico Harry Potter, El mundo amarillo del español Albert Espinosa o Bajo la misma estrella de John Green. El hecho de que hayan sido llevados a la pantalla creo que influye para que los chicos se interesen. Y también las sagas los atrapan de un modo particular. En este sentido el gran hit local es la serie de novelas Caídos del mapa de María Inés Falconi, que sigue a un grupo de amigos en los años del colegio, una ficción con la que se identifican.
Fuente: Infonews