En lo que va de 2025, los casos de Coqueluche (tos convulsa) se triplicaron respecto al año anterior. Según el Boletín Epidemiológico Nacional, ya se registraron más de 3.400 casos sospechosos y 4 muertes en menores de 5 años, especialmente en bebés sin vacunación completa.
La enfermedad, causada por la bacteria Bordetella pertussis, puede ser mortal en lactantes y se transmite fácilmente por vía aérea. El esquema de vacunación argentino incluye dosis desde los 2 meses, refuerzos a los 15 meses, 5 y 11 años, además de una dosis durante el embarazo para proteger al recién nacido.
🧭 El valor del Estado y la lucha contra los antivacunas
Este repunte de la tos convulsa demuestra que la ausencia del Estado o el relajamiento en políticas de Salud Pública tienen consecuencias reales y trágicas. La vacunación no es una opción personal aislada: protege al que recibe la vacuna y al que no puede recibirla (el bebé, el prematuro, el inmunodeprimido).
El discurso antivacunas o el descuido en cubrir los esquemas completos genera vulnerabilidad colectiva. Es en estos momentos —cuando las coberturas bajan y surgen brotes— que el rol del Estado adquiere sentido: promover campañas, garantizar logística, asegurar el acceso gratuito, fiscalizar.