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LA NOCHE DE LOS LÁPICES: MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

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Fecha: 16 de septiembre de 1976 (y días sucesivos).
Lugar:Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Contexto:Dictadura Cívico-Militar autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional» (1976-1983).
¿Qué fue la Noche de los Lápices?
La «Noche de los Lápices» fue uno de los episodios más emblemáticos de represión y terrorismo de estado durante la última dictadura militar argentina.
Consistió en el secuestro, desaparición y tortura de un grupo de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, la mayoría de ellos menores de edad, que militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y habían participado en protestas para conseguir el boleto estudiantil secundario, una rebaja en la tarifa del transporte público.
Si bien el operativo se extendió durante varios días a partir del 16 de septiembre, esa fecha fue adoptada simbólicamente para recordar a las víctimas y se conmemora en Argentina como el Día de los Derechos del Estudiante Secundario.
La Militancia Estudiantil
En 1976, el año del golpe de estado, la ciudad de La Plata era un hervidero de actividad política universitaria y secundaria. Los estudiantes, organizados en agrupaciones, luchaban por mejoras educativas y sociales.
A principios de ese año, habían logrado una importante victoria: la implementación del boleto estudiantil.
Sin embargo, tras el golpe del 24 de marzo, la junta militar anuló esta conquista y comenzó una persecución sistemática contra toda forma de participación política y militancia, considerada «subversiva» por el régimen.
Los Hechos: La Noche del Operativo
En la madrugada del 16 de septiembre de 1976, fuerzas combinadas del Ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, actuando bajo órdenes del Batallón 601 del Ejército y la Jefatura de Policía, iniciaron un operativo de cacería humana.
Las víctimas principales de esa y las siguientes noches fueron:
· Claudio de Acha (17 años)
· María Clara Ciocchini (18 años)
· María Claudia Falcone (16 años)
· Francisco López Muntaner (16 años)
· Daniel Racero (18 años)
· Horacio Ungaro (17 años)
Fueron secuestrados brutalmente de sus domicilios, con violencia, frente a sus familias. Todos permanecen desaparecidos.
Sobrevivientes:
Seis adolescentes fueron secuestrados.De ellos, cuatro sobrevivieron luego de años de cautiverio y tortura en centros clandestinos de detención como el Pozo de Arana, el Pozo de Banfield y la Brigada de Investigaciones de Quilmes:
· Pablo Díaz (18 años) – Su testimonio fue crucial para reconstruir los hechos y fue la base del libro «La Noche de los Lápices» de María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, y luego de la película homónima de Héctor Olivera (1986).
· Gustavo Calotti (18 años)
· Emilce Moler (17 años)
· Patricia Miranda (17 años)
El Significado y el Legado
La Noche de los Lápices trascendió por varias razones que la convirtieron en un símbolo:
1. La Juventud de las Víctimas: El blanco de la represión fueron adolescentes, lo que demostró la brutalidad sin límites del terrorismo de estado.
2. La Lucha Legítima: Los estudiantes fueron perseguidos por reclamar un derecho tan básico y legítimo como un boleto de transporte con descuento, mostrando cómo el régimen aniquilaba cualquier forma de disidencia o participación.
3. El Simbolo de la Memoria: La historia, reconstruida por los sobrevivientes y divulgada masivamente por el cine, se instaló en la memoria colectiva argentina como un ejemplo claro de los crímenes de lesa humanidad cometidos.
Juicio y Justicia
Los responsables de la Noche de los Lápices fueron juzgados y condenados.
Entre los principales represores sentenciados se encuentran el ex comisario Miguel Etchecolatz y el ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense, Ramón Camps.
Sus condenas fueron posibles gracias a la lucha incansable de los organismos de derechos humanos, como las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, y a la anulación de las leyes de impunidad.
La Noche de los Lápices no es una herida abierta en la historia argentina y un recordatorio permanente de la importancia de defender la democracia, los derechos humanos y el valor de la militancia y la participación juvenil.
Cada 16 de septiembre, miles de estudiantes en toda Argentina marchan y realizan actos bajo la consigna «Los lápices siguen escribiendo», transformando el dolor en memoria activa y en una promesa colectiva de Nunca Más.
(*) Fernando Silvestre

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