Un tema que habitualmente no abordan economistas, periodistas y otras lacras sociales: La repatriación total de las riquezas no declaradas depositadas por argentinos en el exterior. Este dinero se encuentra en Uruguay, EE. UU., Suiza y varios paraísos fiscales localizados en el Caribe, Países Árabes y Africanos. Según mi calculo preliminar a partir de una exhaustiva investigación que finalizara en el año 2022 estos depósitos ascenderían a 400 mil millones de dólares.
Si estos fueran repatriados podría aumentarse significativamente el total de divisas circulante o aumentarían exponencialmente los depósitos en los Bancos, se dispondría de una importante masa de recursos que podría destinarse a créditos personales, para la vivienda, para la construcción, para la obra pública, para pagar la deuda externa, para incrementar las reservas del Banco Central de la República Argentina, para generar un schok redistributivo, para financiar todas las obras de infraestructura que el país necesita, e incluso para llevar adelante el delirio de la dolarización entre otros muchos objetivos. Para esto en una primera e ingenua etapa es necesario solicitar a una extensa lista a Bancos, Fondos de Inversión y otros inútiles sátrapas similares la lista de los fondos depositados, la titularidad de personas, empresas y otros disfraces, denunciar nacional e internacionalmente ante la justicia a todos estos hijos de puta y solicitar la repatriación de los mismos. Como este mecanismo seguro no funcionará amparado en el “secreto bancario” y otras trampas similares podríamos recurrir a una segunda alternativa:
La República Argentina posee varios Servicios de Inteligencia: la AFI, las Fuerzas Armadas y de Seguridad, la AFIP, la UIF, la Aduana y otros.
De acuerdo a la Ley de Inteligencia no pueden ni deben actuar a nivel nacional, pero nada les prohíbe a los varios miles de agentes de esas dependencias intervenir en el exterior y sobre todo cuando están en juego peligros para la Seguridad Nacional. Alguien puede tener alguna duda que se trata precisamente de un problema que hace a la Integridad de la Nación. Sobre todo, cuando se dispone de información por la cual se conoce que se están buscando divisas en otras latitudes ofreciendo como garantías Empresas Públicas, Recursos Naturales e inclusive porciones de nuestro territorio.
Toda esa enorme maquinaria tiene la posibilidad de demostrar que no solamente están preparados para pinchar mi teléfono y realizar seguimientos inútiles sino de servir efectivamente a los grandes intereses de la Patria.
Sé que para muchos estas propuestas pueden resultar ingenuas, antes de calificarlas tengamos la oportunidad y los huevos de hacer al menos una prueba piloto.