POLÍTICA

Juicio a la Corte: semejanzas y diferencias con el proceso que desplazó a la mayoría automática menemista

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El intento fallido de juicio político a la Corte impulsado durante la transición de Duhalde y empujado luego exitosamente por Néstor Kirchner reaparece como punto de comparación del proceso actual. Duhalde alguna vez dijo que el problema había sido denunciar a todos los supremos a la vez como sucede ahora. ¿Conviene avanzar con un juicio en bloque o de a un juez a la vez? Pero, además, ¿sirve acusar si no habrá destitución?

Por estos días circulan interesantes comparaciones entre el intento fallido de juicio político a la Corte Suprema menemista durante el gobierno de transición de Eduardo Duhalde, el que luego empujó Néstor Kirchner y que logró desplazar a la vieja mayoría automática que había participado de la destrucción del Estado, y lo que sucede con el proyecto para enjuiciar al máximo tribunal actual, que no por diminuto carece de poder. ¿Hay puntos de contacto? ¿Algún legado de esos juicios reaparece? ¿Cómo influye el contexto? ¿Los hechos? ¿Qué pasa adentro del tribunal? ¿Sirve acusar si no habrá destitución? Juristas y exlegisladores que vivieron los juicios previos dan su mirada.

En aquellos años (2002-2005) no existían las redes sociales, que hoy amplifican voces, mensajes cruzados y operaciones. Un tuit reciente de Miguel Licht, titular del Tribunal Fiscal de la Nación y antes secretario en la Corte, desnudó las internas supremas frente al enjuiciamiento: compartió una nota de La Nación de junio de 2003 que contaba que el cortesano Juan Carlos Maqueda le había pedido en una carta al entonces presidente del tribunal, Julio Nazareno, que renunciara. «No me quedan dudas de lo que va a hacer Maqueda cuando termine la feria», ironizó Licht, con un paralelismo inviable. El punto es que esto fue retuiteado por María Bourdin, vocera de Ricardo Lorenzetti. Es difícil pensar que hable sólo por ella. Dos cosas quedan sobre el tapete: a la Corte no le es indiferente que se active el mecanismo de remoción, aunque la oposición la defienda y que parezca que el jury no prosperará; también revela un mensaje de Lorenzetti contra Rosatti y su intención de diferenciarse en el escenario actual.

El pedido de juicio político del oficialismo con 15 firmas (hay otros cinco) incluye a todos los supremos: Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, además Maqueda y Lorenzetti. La guerra del último con el resto creció después que se vio impedido de volver a la presidencia del tribunal, cuando se autovotaron Rosatti y Rosenkrantz, ambos elegidos por Mauricio Macri. Se había iniciado en 2018, cuando tras 11 años de poderío fue destronado por ese dúo al que luego se sumaría Maqueda. Ese trío hoy manda. Tres votos hacen un fallo. Según ciertas lecturas, Lorenzetti hace su juego para zafar del jury.

Todos serán citados por la Comisión de Juicio político si avanza la acusación. También llamaría a testigos –como el ministro de licencia Marcelo D’Alessandro y el vocero de Rosatti, Silvio Robles– y puede hasta secuestrar teléfonos con intervención judicial y pedir entrecruzamientos de llamadas, según confirmó la presidenta de ese cuerpo, la diputada oficialista Carolina Gaillard. Los denunciantes, antes, deberán ratificar sus planteos. Eso incluye a diputados de la Coalición Cívica que habían denunciado sólo a Lorenzetti. Será un desafío, dado que exponentes opositores dicen que no quieren ningún juicio político a la Corte y que si avanza no votarán otros proyectos.

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