ECONOMÍA

*Desparasitar la economía Argentina.*

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Por Mario Mazzitelli
*Es necesario salir del idiotismo neoliberal que encabeza el presidente Milei, o caeremos irremediablemente en la decadencia más ruinosa.*
La privatización, entrega o robo de las grandes rentas nacionales; provenientes de nuestros más valiosos bienes naturales (_el mar argentino, la tierra, los bosques, los ríos, las costas, la cordillera de los Andes, etc._) la falta de regulación de actividades naturalmente monopólicas u oligopólicas (_bancos, sector financiero, puertos, aeropuertos, gas, petróleo, servicios públicos, rutas, ramas enteras de la industria, etc._) el descontrol de algunas aplicaciones electrónicas o el parasitismo inconmensurable de la inmoral deuda pública con sus intereses usurarios; son la causa de nuestra decadencia.
La corrupción es inherente a un régimen parasitario. Por eso la honestidad en el manejo de los bienes públicos es un mandato ético para la propia supervivencia de la Nación.
Para encubrir el latrocinio, la rapiña, el despojo y su propia corrupción; la elite dominante de la Argentina (local o extranjera) empezó a enmascararse con las ideas neoliberales. En política, siempre hay que mirar detrás del decorado para saber qué intereses se esconden. Por ejemplo: la liberalización, apertura, desregulación y desmembramiento del Estado se muestran como ideas provenientes de razones celestiales; cuando en realidad representan las ambiciones de los grupos más parasitarios de la sociedad. (_Muy por el contrario, los socialistas argentinos somos explícitos al decir que defendemos los intereses del pueblo trabajador. Sin dejar de respetar la dignidad de todas las personas, sin dejar de reconocer derechos adquiridos por algunos estamentos de la sociedad, sin dejar de respetar el orden constitucional y el estado de derecho, decimos con claridad: defendemos los derechos del 80/90% de nuestros habitantes, que son el verdadero pueblo trabajador creador de los valores y la riqueza nacional_)
Las ideas neoliberales tuvieron un sustrato material y una praxis que las alimentó. Veamos los dos movimientos complementarios que las sostuvieron.
Uno. Tras la crisis de 1929, el salvataje del capitalismo implicó la intervención activa del Estado en la vida de los países desarrollados. Obra pública, mercado interno, etc. Así algunos empezaron a creer que la emisión de dinero podía ser una de las fuentes de la riqueza (_dado que desde la nada se emitía un papel que decía representar un valor determinado y era aceptado de buen gusto por la población_) Mientras hubo demanda por esa moneda, esto parecía ser una gran verdad. Pero como solo se trataba de un aditivo facilitador del intercambio de bienes y servicios (_sin utilidad en sí mismo_) cuando se pintó papel en exceso, empezó a perder valor (_desvalorización_) frente a la producción en general. A esto se le llamó inflación (_aumento generalizado y desordenado de precios_) Cuanto mayor fue la desmesura de la emisión, mayor fue el índice de inflación. De esta manera se empezó a entrever que, en sí mismo, emitir papel moneda no podía ser el origen de riqueza.
Dos. Como en lugar de quemar dinero para recuperar el equilibrio, se volvía a emitir (_para mantener viva la economía_) comenzaba a desbordar el dinero. Se creó una masa muy grande de dinero sobrante. Frente a éste nuevo protagonista, empezaron a surgir personas y organizaciones especialistas en el manejo de esta masa enorme de recursos monetarios. En este caso se produjo otro tipo de espejismo (_tan nefasto como el anterior_) Veamos. Si en los orígenes del capitalismo con dinero se hacía una inversión, luego se producía y se vendía y al final del proceso se obtenía una mayor cantidad de dinero; ahora, en cambio, con dinero, se especulaba (_monedas, tasas de interés, bonos, acciones, recompra de las mismas acciones en el mercado bursátil para subir artificialmente el precio, etc._) y también se lograba una mayor cantidad de dinero. Es más, se lograba mejor resultado que produciendo. Eureka, de la especulación con dinero se obtenía más dinero que con la producción. Parasitismo puro. ¿Para qué ensuciarse las manos con tierra o grasa, si esto era infinitamente más limpio? Es más, la especulación logró el éxtasis hace unas décadas cuando la revolución en las comunicaciones logró una enorme fluidez en tiempo real. De manera que cualquier punto del planeta quedaba a la distancia de apretar un botón. (_Mientras que los servicios eran locales y los intercambios de mercancías implicaban trabajo, tiempo y un enorme desgaste de energía, estos movimientos de masas monetarias consumían muy poco esfuerzo_) En ese contexto el sector financiero se hizo dominante.
Lo nuevo necesitaba legitimarse. Como no hay quien impere (Imperio) sin buscar legitimidad a través de un cuerpo de ideas, que confundan a la población durante un tiempo y le den cierto aire de razonabilidad; del dominio de las finanzas emergió la necesidad de poner en la arena pública al neo-liberalismo.
Quedaba en pié una duda ¿qué papel tenían el trabajo y la naturaleza, -según Engels los dos únicos manantiales de la riqueza-? Parece que algún desaprensivo aristócrata de occidente contesto: “que trabajen los chinitos y los pobres”. Encima, como la mayoría de los chinos eran pobres y los pobres inundaban todos los rincones del planeta, el asunto parecía cerrado. Por un tiempo. Porque todo fluye, y la vida sigue.
Algunos países no se confundieron. Se pusieron a trabajar. Aunque supieran que durante un período serían estafados (_dado el intercambio de trabajo y naturaleza contra papel pintado_) sabían que lo importante era la cantidad (_número de personas empleadas_) y la calidad (_productividad por imperio de la preparación, la tecnología y la infraestructura_) del trabajo. Cantidad y calidad de trabajo. Ningún secreto. Ningún descubrimiento. Ninguna novedad. Cantidad y calidad de trabajo más el suministro correspondiente de los bienes naturales para poder vivir y producir adecuadamente. Como a trabajar se aprende trabajando, los fundamentos de estos países fueron la educación, la ciencia, la tecnología, la producción y el comercio. (_El esclavo lúcido sabía que en cuanto sus saberes y su práctica superaran a los saberes y las habilidades del amo, el traslado de poder de un lado a otro sería irreversible. Eso lo estamos viendo ante nuestros ojos_)
Otros países se adhirieron estúpidamente a la idea de la financiarización de la economía. ¿Qué se necesitaba? Libertad. Liberalización total de las entidades financieras. Respaldo del Estado (_siempre termina igual esa película_) y libertad absoluta de los actores del sistema. Según ellos, el mercado de intercambio (_entre zorros y gallinas, tiburones y sardinas, etc._) se equilibra por el imperio de una ley universal, casi una ley gravitatoria, el Estado no debería intervenir. Neoliberalismo en estado sublime. Fin de la historia ¿Fin de la historia? No ¿Cómo terminó esta historia? En desastre. Argentina (_digamos desde Martínez de Hoz hasta acá_) tuvo una preeminencia de estas ideas llegando a un punto muy alto con Macri y al éxtasis con la ensordecedora motosierra con Milei ¿Cómo terminará? En desastre. No hay que ser socialista para saberlo. Hasta los buenos liberales saben que: una economía de timba, casino y póker; especulación, concentración y fuga, no puede dar buenos resultados para las grandes mayorías. Y eso es insustentable cuando el pueblo tiene la posibilidad de votar.
Por todo esto, este 26 de octubre, nuestro pueblo tiene la oportunidad de empezar a desparasitar la economía; dando lugar a un nuevo proceso de desarrollo económico. Al mismo tiempo, la dirigencia política tiene el deber de sacarse de encima a los economistas que vienen llevando al país al desastre y dar lugar a un conjunto de medidas que relancen la economía nacional.
Algunos ítems serán ineludibles. *- Cambiar la ley de entidades financieras, – auditar la deuda pública, – terminar con la prórroga de jurisdicción, – recuperar el manejo del comercio exterior y – una reforma tributaria* (_que baje los impuestos y recupere para la salud, la educación, la infraestructura, la seguridad, la defensa, etc. las grandes rentas nacionales_)
Estas cinco medidas son las mínimas que debe tomar un gobierno del pueblo, si quiere tener el *“poder”* para hacer realidad la voluntad del pueblo. Sin ellas, los gobiernos fracasarán unos tras otros en la hoguera de la avaricia descomedida de los dueños del país.
En fin, por defender estas ideas los grandes medios de comunicación nos han cerrado sus puertas desde hace muchos años. No han querido debatirlas. Son parte de un régimen de dominación y saqueo. Una pena, porque podrían ser más útiles si se pusieran del lado del pueblo. Aunque esto les cueste la calificación de socialistas. Nosotros lo somos y cargamos con esa cruz desde hace mucho tiempo. Pero no desfallecemos. Es más, nos unimos con otros hermanos en Unidad Socialista bajo la consigna: *Si hay socialismo, hay futuro.* Que se completa: *Si hay futuro, hay socialismo.*
El 26 de octubre, el PSA en CABA es una buena opción. Una oportunidad para empezar a desparasitar la economía de los argentinos.

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