OPINIÓN

«El ocaso del hombre de Davos: la crisis de las élites globalistas», por Ariel Rolfo

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Quizas no somos originales al tratar esta temática, ya lo hizo Stiglitz y otros más, pero si actuales en el análisis a luz del presente contexto político.

El «Hombre de Davos», encarnación de una élite de poder globalista, ha sido durante décadas el apóstol de la globalización neoliberal.

Este grupo predicaba la desaparición de las fronteras, la supremacía del mercado sobre la política y la minimización del rol de los Estados-nación, en un esquema diseñado *para favorecer en exclusividad a las oligarquías transnacionales.

Su objetivo final era instaurar una gobernanza global supranacional, sostenida por organismos internacionales, tratados comerciales reglados dentro de la OMC y el todopoderoso mercado neoliberal, manejado en control automático por Elites de Poder Globales y funcionales a los intereses de sus multinacionales (manufactura, servicios, tecnológicas y de capital) oligopólicas. Sin embargo, este modelo ya hace un tiempo que comenzó a resquebrajarse.

EL CONTRAGOLPE POLÍTICO: LA VUELTA DE LOS ESTADOS-NACIÓN

Desde la crisis financiera mundial de 2008 , los cimientos de este proyecto comenzaron a tambalear. Los Estados, que habían sido relegados al papel de meros facilitadores del mercado, retomaron su protagonismo político.

Este giro empezó a tener su clímax en 2016, con dos hechos que sacudieron el tablero global: la elección de Donald Trump en Estados Unidos y el referendo del Brexit en el Reino Unido. Ambos eventos representaron un golpe directo a la visión globalista del «Hombre de Davos», que soñaba con un mundo de libre circulación de bienes, servicios y capital sin ningún tipo de fricciones, gobernado por «procesos interconectados con Múltiples partes privadas interesadas», es decir, estructuras burocráticas supranacionales manejadas por las élites económicas.

Esto también se vio potenciado por los problemas de circulación de bienes y servicios durante la pandemia donde alcanzo su punto culmine con la Guerra de Ucrania y un sin número de eventos: quiebre del ductos de provisión de hidrocarburos, confiscación de depósitos soberanos, bloqueos comerciales, sanciones económicas, bloqueos en el sistema de pagos transfronterizos (SWIFT), consolidación de bloques geopolíticos confrontados (G7 / BRICS+ – Sur Global), etc.

Estos hitos no solo marcaron el quiebre de camino a la gobernanza global supranacional de un mundo globalizado neoliberal, sino también el resurgimiento protagónico de Estados Nacion y el renacimiento de la geopolítica como eje de organización internacional.

Frente al discurso homogéneo de la globalización, las tensiones entre potencias, como la rivalidad entre Estados Unidos y China o el conflicto en Ucrania, reintrodujeron la lógica de los intereses nacionales en un sistema que las élites pretendían aplanar en nombre del mercado.

LA DESACELERACIÓN DE LA GLOBALIZACIÓN: EL RESHORING Y EL MUNDO MULTIPOLAR

El colapso del modelo globalista se refleja también en el re-shoring : la relocalización de empresas occidentales en sus países de origen, especialmente en Estados Unidos, que comenzó bajo el impulso de la primera administración Trump y que probablemente se profundice durante su segunda presidencia.

Este fenómeno, impensado en los días de esplendor del neoliberalismo global, señala el final de la «fiesta de la globalización». La apertura ilimitada al comercio, a la libre circulación de capitales y la producción deslocalizada de industrias ahora choca con los intereses estratégicos de los Estados y los nuevos desafíos del mundo multipolar.

En el Foro Económico Mundial de Davos , esta tendencia ya no puede ignorarse y marca la tónica de los paneles de discusión. Los discursos optimistas sobre la integración global ceden ante la realidad de una fractura provocada por la competencia geopolítica de los estados. Incluso en el corazón de las élites, el sueño de un mercado global libre de restricciones se desmorona, siendo esto reemplazado una visión realista basada en la nueva dinámica policéntrica donde los Estados-nación vuelven a ser los protagonistas.

EL BALANCE DE LA GLOBALIZACIÓN: GANANCIAS Y ADAPTACIÓN

Aunque el «Hombre de Davos» enfrenta su ocaso, no puede negarse que la globalización neoliberal dejó grandes ganancias para estas élites.

Durante su apogeo, el mundo experimentó la mayor concentración económica de la historia moderna. Según datos del Informe Oxfam 2022 , el 1% más rico del planeta acumuló más riqueza que el 99% restante en la última década. A nivel empresarial personajes como Elon Munsk, Jeff Bezos, Bill Gates, Bernard Arnauld, Clanes Familiares como los Rockefeller o los Rothschild, corporaciones multinacionales como Amazon, Google, Tesla, Nvidia, y Superfondos como BlackRock o Vanguard se consolidaron como auténticos leviatanes del mercado global.

Si bien en el corazón del Hegemon Global, EE.UU., impulsor del mundo Unipolar, se promovió la Globalización Neoliberal motorizada por las elites económicas anglosajonas, que eran las principales beneficiadas del proceso en detrimento de pueblos y estados nación, esto se frenó con la llegada de Donald Trump a la presidencia que impulso al otro Modelo Político interno, el de los Supremacistas del Estado Nacion Imperial Americano al viejo estilo.

En esta segunda presidencia de Trump este el modelo político supremacista imperial gobernante, que influirá internamente tanto en el estado profundo y como los poderes permanente del gran imperio del norte, tendrá profundas implicancias geopolíticas y geoeconómicas neocoloniales para el resto del mundo. Mas alla de circunstanciales alineamientos a alguno de estos dos Modelos Politicos, todos estos grupos de poder sabrán como acomodarse a la nueva situación política.

Ahora, respecto a las elites de poder económico globales la cuestión no es si esta élite desaparecerá, sino cómo se adaptará al nuevo contexto. En un estado nación imperial con un mundo multipolar y policéntrico, la capacidad de adaptación será clave, y estas élites no solo cuentan con enormes recursos económicos , sino también con vastas redes de influencia y poder. Como lo planteó Darwin, no sobreviven los más fuertes, sino aquellos que mejor se adaptan a los cambios. Y esta clase dominante ha demostrado, una y otra vez, que sabe ajustarse a las circunstancias para preservar su hegemonía.

REFLEXIÓN FINAL: ¿EL FIN O LA TRANSFORMACIÓN?

El ocaso del «Hombre de Davos» no significa el fin de las élites globalistas, sino su reconfiguración en un mundo de nuevas reglas. La transición de un modelo neoliberal global hacia uno multipolar no elimina su influencia; Simplemente transforma el tablero en el que opera. Mientras las grandes mayorías enfrentan un escenario de incertidumbre económica y social, las élites se posicionan para mantener su control, aprovechando los cambios estructurales a su favor.

La pregunta que queda es:
¿Estarán los pueblos preparados para desafiar el poder adaptativo de estas élites y del estado supremacista imperial americano ?
Podrán construir una alternativa que priorice el bienestar colectivo sobre la codicia de unos pocos?
El desafío existencial histórico, como siempre, será para los estados coloniales y los pueblos oprimidos.

Ariel Rolfo

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