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Creó Tinder y Bumble, pero no la pasó bien y sufrió un duro traspié: esta es increíble vida de «la reina de las citas»

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Whitney Wolfe Herd se convirtió en 2021 en la emprendedora multimillonaria más joven del mundo luego de fundar las dos aplicaciones de citas más importantes de la actualidad.

Curiosamente, su primer éxito estuvo basado en las plataformas para hallar parejas, pero también su primera pesadilla en los negocios. Más tarde, probó nuevamente con app de citas y regresó a la gloria.

Así, fue nombrada como una de las Forbes 30 Under 30 de 2017 y 2018, y en 2018 incluida en la Lista Time 100. También se convirtió en la empresaria más joven en listar su firma en Wall Street con 31 años.

Nace una estrella

Wolfe nació el 1 de julio de 1989 y creció en Salt Lake City, una ciudad rodeada de montañas en Utah, EE.UU., hasta que ella y su familia se mudaron a París cuando tenía 11 años.

Regresó a Utah para completar la escuela secundaria y cursar en la Universidad Metodista del Sur (SMU), en la que se especializó en Relaciones Internacionales después de haber sido rechazada en la carrera de Publicidad y Marketing. Más tarde, pasó un año en La Sorbona y aprendió francés rápidamente, idioma que habla con fluidez.

Su sed emprendedora despertó tempranamente: durante su paso por la universidad dio inicio a dos proyectos.

El primero fue inspirado por el derrame de petróleo de la empresa BP en el Golfo de México en 2010. Así, cofundó con Patrick Audfdenkam la organización no lucrativa «Help Us Project».

El éxito no demoró en tocar a su puerta: las bolsas «Help Us», hechas con bambú orgánico y avaladas por numerosas celebridades de Hollywood, fueron un boom de ventas y parte de las ganancias fueron destinadas a la ONG ambiental Ocean Futures Society.

La segunda iniciativa anticipaba lo que luego sería uno de sus negocios más rentables: la línea de remeras «Tender Heart», también en asociación con Audfdenkam, con la cual apuntó a denunciar la trata de personas y la explotación en la industria textil.

Desde entonces, medios de renombre como Bloomberg la han calificado de «genia del marketing», mostrando el error que cometió la SMU cuando no aceptó su aplicación para cursar esa carrera.

Luego de graduarse, la emprendedora pasó seis meses en Asia trabajando en orfanatos en el norte de Tailandia y Camboya en 2012. A su regreso, se unió al equipo de Cardify, una startup de marketing y ventas perteneciente a la incubadora Hatch Labs. Pero el éxito, esta vez, fue esquivo.

La empresa cerró, pero Wolfe seguía convencida de que ese equipo estaba para grandes cosas. Así, la empresaria presionó al staff para llevar adelante un proyecto paralelo que habían creado: se llamaba Matchbox y más tarde se convertiría en Tinder.

El negocio de las citas

Los servicios para buscar pareja existen casi desde que Internet fue creada. Pero sitios como el icónico Match.com estaban atrasados con respecto a las funcionalidades que ofrecían los teléfonos inteligentes.

En 2012 nació Tinder, con el objetivo de diferenciarse de las redes sociales a la hora de conocer personas. Además, popularizó el swipe, que rápidamente se convirtió en estándar: el usuario ve perfiles recomendados por la aplicación y mueve el dedo sobre la pantalla hacia la derecha, si le gusta; o la izquierda, en caso contrario.

Este sistema de «doble suscripción» posibilita que dos personas entren en contacto sólo si ambos indican en la aplicación que se atraen. Además, permite filtrar resultados en base a cercanía gracias a la información del GPS del teléfono.

La app fue todo un éxito comandado por los ex Cardify: Sean Rad y Justin Mateen, amigos desde los 14 años y compañeros de escuela y universidad, como CEO y presidente, respectivamente. Herd se desempeñó como vicepresidente de marketing durante dos años.

Utilizando la misma estrategia de Facebook, Tinder primero fue «insertado» en universidades de EE.UU., desde donde se propagó rápidamente al resto del mundo. Un año más tarde, TechCrunch galardonó a la app como el mejor lanzamiento de 2013.

Mientras permitían que millones de personas encuentren pareja, Mateen y Wolfe iniciaron una relación. Pero la luna de miel fue muy breve: en 2014, la emprendedora dejó Tinder en medio de una polémica y empezó a sentar los cimientos de su nuevo proyecto.

Empoderada

La pareja que surgió del equipo fundador de Tinder se resquebrajó en menos de un año. Wolfe renunció a la firma en abril de 2014 y demandó a Mateen por acoso sexual.

Según la emprendedora, su ex le envió en reiteradas ocasiones amenazas, mensajes de texto misóginos e incluso llegó a despojarla de su título de cofundadora de Tinder. Hasta le llegaron insultos de usuarios de redes sociales y de otros miembros del staff de la firma.

«Estaba recibiendo mensajes con las cosas más feas imaginables por completos desconocidos», confesó Herd recientemente. También reconoció que borró varias de sus redes durante un período de su vida en el que sufrió ataques de paranoia y ansiedad. Tinder negó haber actuado mal y posteriormente se informó que el caso «se resolvió rápida y confidencialmente».

«Hoy en día se le está dando mucha más visibilidad a este tipo de hechos y se está incentivando más la diversidad dentro de las startups, ya sea con mujeres o grupos como los LGBT», asegura a iProUP Eugenia Loewenthal, responsable del área de servicios a emprendedores de Endeavor, sobre los hechos sufridos por Wolfe en su paso por Tinder

Y agrega que «si bien depende de la cultura de cada empresa o institución, tiene que haber una bajada de línea ante estas prácticas».

Con apoyo de su familia y amigos, Herd siguió adelante pese a que había decidido abandonar la industria de citas. Pero el destino tenía reservado otro éxito en el que pudiera capitalizar lo bueno y lo malo de su vida empresarial.

En 2013, la emprendedora había conocido en una reunión a Andrey Andreev, creador de la plataforma de citas Badoo, que hoy ostenta 230 millones de usuarios. Luego de que se desatara el conflicto, el empresario la contactó. Estaba interesado en sumarla por su experiencia en las áreas de marketing y branding. Y la convenció de volver al sector.

De esta forma, en diciembre de 2014 nació Bumble: una plataforma que transformaría la forma en que las mujeres afrontan sus relaciones interpersonales de toda índole.

«En Bumble, las mujeres dan el primer paso. Estamos reformando todas las reglas del juego para cambiar la dinámica de conocer personas. Creemos que las relaciones deben basarse en el respeto y la igualdad», afirman en la aplicación.

Andreev invirtió cerca de u$s10 millones para lanzar la startup y comprometería fondos adicionales para impulsar el crecimiento, tomando el 79% de la nueva empresa.

Herd sería la fundadora, CEO y propietaria del 20%, y aprovecharía la infraestructura de Badoo y el expertise del empresario ruso. Además, reclutó a varios empleados de Tinder para diseñar el backend y la interfaz de usuario de la nueva aplicación.

Bumble tuvo un rápido crecimiento que la impulsó vertiginosamente en el mercado: tan solo en su primer mes, obtuvo más de 100.000 descargas.

«Ella entendió perfectamente, por un lado, el modelo de negocio y, por otro, las necesidades de los clientes. Creó una especie de barrera al idear una app con predominancia de mujeres, diferenciándose de Tinder cuyos usuarios son 75% hombres», señala Loewenthal.

Y agrega: «Logró escalarla rápidamente en una industria donde los modelos de negocios son muy copiables, por lo que tampoco surgió otro competidor más en el corto plazo». Para diciembre de 2015, a un año de su fundación, la aplicación alcanzó más de 15 millones de conversaciones y 80 millones de matches.

Luego logró asociaciones con importantes empresas como Spotify y Facebook, e incluso lanzó su filial de empleos, Bumble Bizz, dirigida a empresas y profesionales interesados en «eliminar el sexismo y la naturalidad con el que se toma que existe en las redes».

Más éxito

Bumble se convirtió en una de las apps más descargadas por mujeres en Estados Unidos y logró una valuación de u$s1.000 millones en 2018. Triplicó esa cifra al año siguiente tras recibir una importante inversión de The Blackstone Group, que accedió así a una participación mayoritaria en la empresa, que había superado los 75 millones de usuarios.

Pero la polémica la persiguió una vez más. Andreev salió de la compañía en noviembre de 2019, cuatro meses después de que Forbes denunciara una atmósfera misógina en la oficina de Londres, aunque la firma lo desmintiera.

En 2020, plena pandemia, Bumble dio cuenta de un aumento del 11% de usuarios activos hacia fines de 2020, el número más alto desde su creación. Hoy posee 100 millones de usuarios activos.

En febrero, la compañía realizó su Oferta Pública Inicial (OPI) en Wall Street y sus acciones se dispararon 63%, recaudando u$s2.150 millones y catapultándose como una de las salidas a bolsa más importantes en la plaza neoyorkina.

Todo esto, llevó a Herd a ser rápidamente reconocida en el mundo empresarial, consiguiendo los siguientes galardones:

Una de las 30 mujeres menores de 30 años más importantes en el rubro tecnológico por Business Insider en 2014

La primera empresaria en ser seleccionada dos años seguidos Forbes «30 under 30» (en 2017 y 2018)

A sus 31 años y con un patrimonio superior a u$s1.000 millones, es la mujer más joven que hizo su propia fortuna

Según Forbes, es la 39° emprendedora más rica de EE.UU.

A diferencia del dicho, Herd ahora vive un gran presente en el amor y el dinero: está casada y tiene un hijo de un año. El éxito personal y empresarial finalmente tuvo un match para la «reina de las citas».

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