OPINIÓN

La importancia de sostener el modelo económico: Indicadores vs. Humo

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Por Érica Farcic

A qué hacen referencia aquellos economistas o actores de fuerzas políticas de la oposición cuando critican este modelo económico? Cuáles son los datos objetivos que manejan? Cuál es el modelo alternativo que proponen? Son preguntas tal vez determinantes a la hora de comenzar una discusión acerca del rumbo económico de la Argentina en un año electoral, pero que generalmente no se hacen; sobre todo, cuando los escuchamos hablar en algunos canales de televisión, en la radio, o en los diarios.

Propongo en este artículo empezar por estas preguntas, especialmente para dejar bien clara la diferencia entre los indicadores de la realidad, de la pura especulación electoral que no se solventa en indicadores objetivos.

El primer dato a considerar en este análisis es contundente y determinante en materia de argumentos acerca de porqué es importante sostener este modelo de crecimiento económico en la Argentina. Este dato no es otro que el hecho de que la industria manufacturera argentina se encuentra en pleno crecimiento desde el 2003 en adelante. Con altibajos vinculados a la crisis internacional, en el periodo 2009-2010.
Y si bien es cierto que existe un desaceleramiento del ritmo de crecimiento que se registró en los primeros años, en los últimos tiempos, no es correcto, más bien antitético, hablar de “recesión” como muchos economistas hoy se animan a sostener, porque el crecimiento se sigue sosteniendo a pesar de la crisis en el mundo, así lo muestran los indicadores de empleo, nivel de actividad, consumo, etc.

Entre el periodo 2002-2010 Argentina está primera dentro de los países de la región con un crecimiento industrial del 87%. Es igualada tan solo por Colombia y atrás quedan Brasil con 28% y Chile con 22% en este mismo periodo.

Sumémosele a ello que el sector industrial ha adquirido un protagonismo central en la generación de empleo en la Argentina. Esto significa que el 18,5% del total de empleo asalariado privado formal creado en estos años fue gestado en la industria.

Un modelo que posibilita el crecimiento de la industria y mayor empleo. A se refieren las críticas entonces que tan fervientemente se dirigen a este modelo económico? No evidentemente a datos de la realidad. De modo que no queda otra que pensar que los análisis que se propician desde espacios de comunicación opositores, están basados en un modelo que no contempla el crecimiento industrial como eje del desarrollo. En muchos casos, esto deja en evidencia la defensa de un paradigma agroexportador predominante hasta hace algunos años basado en la producción de productos primarios sin agregación de valor.

Para ello es interesante remitirse a observar la trayectoria de la industria en los últimos 30 años, ya que de ella derivan conclusiones importantes en materia paradigmática, sustanciales para la edificación de las líneas de acción a continuar, sostener y profundizar en la Argentina que viene, si queremos estar en la senda del crecimiento hacia el desarrollo sostenido.
El ciclo expansivo de la industria manufacturera inicia con una recuperación, entre el 2003 y 2004, con niveles de crecimiento cercanos al 16% anual, como efecto rebote de la fuerte caída previa, impulsando por la demanda. Y continúa con una segunda fase de equilibrio podríamos decir donde el crecimiento industrial –entre los años 2005 y 2008– crece a una tasa media del 8,9%.

Parecería importante entonces preguntarse también, cual ha sido el punto de partida de este sustancial crecimiento?

En un trabajo muy interesante, Herrera y Tavosnanska , señalan que en los últimos 30 años ha existido en Argentina un proceso de contracción industrial y desarticulación regresiva del entramado manufacturero que derivó en una regresión de la actividad industrial vinculada a sectores de baja agregación de valor y a la desaparición paulatina de de segmentos productivos que privilegiaron la competencia importadora.

A ello se suma una desarticulación de la pequeña y mediana industria nacional, relacionada al crecimiento y consolidación de empresas multinacionales y a la desaparición del Estado en la participación del proceso de sustitución de importaciones previo a este periodo-.

Por otro lado, una de las características principales de este proceso de desarticulación industrial, que tiene su punto de declive en la década del 90 y que comienza en la década del 70: es la perdida de injerencia de actividades intensivas en ingeniería vinculadas a las industrias de bienes de consumo durable y de capital, en pos del crecimiento de los sectores vinculados a la producción de comoditties basadas en los recursos naturales.

Es en este punto que reside la clave de la diferencia entre el modelo de desarrollo adoptado por la administración peronista del 2003 en adelante y los predecesores.
Si observamos los cambios producidos en los últimos 30 años dentro de la estructura industrial argentina veremos esa diferencia claramente. Así, mientras entre las décadas anteriores a 2003, había una apuesta por una estructura industrial destinada a procesar materias primas, en las cuales el país ha tenido siempre ventajas comparativas naturales; del 2003 en adelante se privilegia una estructura más compleja.

Como bien lo señalan los autores mencionados en este estudio, el modelo adoptado desde hace mas de 10 años fomenta “el crecimiento del sector de bienes de capital, el cual ofrece características muy distintas del anterior en términos de su agregación de valor, sus encadenamientos productivos, sus niveles de inversión en innovación, sus requerimientos de mano de obra calificada y, en suma, de sus capacidades asociadas en términos de aprendizaje productivo y tecnológico” que en definitiva se anclan en un modelo que apunta al desarrollo sostenido autonómico.

Un indicador que avala lo dicho muestra que los sectores intensivos en ingeniería que en el 2002 solo participaban con el 10% del valor agregado industrial habían aumentado a 5 puntos porcentuales en el 2007, del mismo modo que los sectores intensivos en trabajo, que ganaron 2,5 puntos. Mientras que los sectores de alimentos y bebidas, intensivos en recursos naturales, perdieron su participación en 2,8 puntos.
En materia de empleo, cabe señalar que desde 1975 al 2002 se produjo una caída sistemática del empleo industrial. Mientras que en el periodo 2003 se produjo un crecimiento del empleo industrial que motorizó la creación de puestos de trabajo, posibilitando la generación de más de 3,6 millones de nuevos ocupados entre 2003 a la actualidad.

Con ello queda demostrado que el rumbo elegido desde hace mas de 10 años en la Argentina es el indicado. Son datos contundentes que ponen en evidencia que quienes critican este modelo tan solo expresan las subjetividades particulares de quien las porta. Plantear un escenario catastrófico, como el que se quiso mostrar hacia fin de año, con un dólar híper sobrevaluado y con una Argentina saqueada, no son mas que nubes de humo, que expresan las intenciones de quienes las enuncian y que se difuminan tal como llegaron, porque son borradas rápidamente por la realidad, y sino, vuelvan a ver los pronósticos que se hicieron comienzos del mes de diciembre de 2014.

» Herrera, Germán; Tavosnanska, Andrés. «¿Reindustrialización en la Argentina? Una década de expansión industrial en la Argentina». La revista del CCC [en línea]. Septiembre / Diciembre 2011, n° 13.

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