Con la autorización de Martín Menem, el Anexo de Diputados se convirtió en sede de teorías antivacunas.
Ayer, 27 de noviembre, el Anexo A de la Cámara de Diputados dejó de ser la Casa de las Leyes para convertirse en escenario de conspiraciones sanitarias. Bajo el título «¿Qué contienen realmente las vacunas COVID-19?», la diputada chaqueña Marilú Quiróz (PRO) organizó un evento de más de cinco horas que desafió todo consenso científico.
Lo más grave no fue el contenido, que incluyó una demostración en vivo de supuesta «imantación» por vacunas con un hombre pegándose metales en el pecho. Fue el sello institucional: el Anexo A requiere autorización de la Presidencia de la Cámara, a cargo de Menem.
Las sociedades científicas SADIP, SAVE, SADI, SAP y SAM habían enviado una carta pública al presidente de la Cámara baja pidiendo la suspensión. No funcionó, Lorena Diblasi, licenciada en Biotecnología y expositora, agradeció públicamente a Quiróz y a Menem por permitirles realizar la charla.
En este marco, José Daniel Fabián se quitó la remera y comenzó a pegarse metales en el cuerpo, supuestamente por «efecto AstraZeneca». Otras charlas se titularon «Vacunas de calendario y autismo» por Oscar Botta de Médicos por la Verdad, y «Víctimas ignoradas por el Estado: sangre de vacunados al microscopio» por Viviana Lens.
El evento había sido suspendido en octubre tras quejas de diputados, Quiróz, que finaliza su mandato el 10 de diciembre, logró reprogramarlo. Mientras se desarrollaban las exposiciones antivacunas, desde las 14 horas funcionó un plenario paralelo de las comisiones de Acción Social y Salud más Ciencia y Tecnología, presididas por Unión por la Patria, con sociedades científicas reafirmando el consenso sobre vacunación. La fractura era explícita: dos eventos simultáneos en el mismo edificio, uno defendiendo la ciencia y otro negándola.
El contexto agrava todo, el refuerzo de poliomielitis cayó a 47,6% de cobertura cuando nunca bajó del 84% entre 2009 y 2019. La triple viral está en 46,7%, nivel crítico. El argumento de la «libertad de expresión» choca con la responsabilidad institucional. Al ceder el espacio, el Congreso no escucha: legitima. Quiróz termina su mandato en dos semanas. El daño a la confianza en la vacunación queda.
