He sostenido reiteradamente y en forma pública, que Manes éra una «estrella fugaz», en el firmamento cívico, prefabricado mediaticamente.
Promovió sin éxito, en pleno caos del 2001, la creación del partido «Que se vayan todos»; lema tomado del neo fascismo emergente en Europa (ver reportaje y foto a página completa en La Nación).
Fracasado; se toma «vacaciones» de su supuesta vocación y vuelve, años más tarde, en renovado apogeo K, a los titulares de los medios, en publicitada fotografía junto a CFK y en otros testimonios, mostrándose de visita en Mercedes exhibiendo su estrecha amistad con Wado De Pedro.
Aparentemente sin lograr receptividad suficiente allí; en giro de 180 grados, es luego impulsado por quienes detentaban -y detentan-; el poder partidario formal de la UCR y a pesar de no registrar antecedente radical alguno, se lo erige candidato -por imperio del vericalismo imperante-; y hoy usurpa una banca de Diputado Nacional, en desmedro de tantas mujeres y hombres capaces, con digna militancia en ámbito bonaerense del centenario Partido.
Pero lo que el stablishment impone; el stablishment sepulta!!!
Hoy; desde que rechazó el desafío que le propuso Morales, para dirimir supremacías democraticamente a través de una interna abierta o no -en clara definición de la escasa convicción militante que adolece-; su imagen se debilita exponencialmenteen todas las encuestas y su autoproclamada candidatura presidencial, sin anclaje alguno en la opinión; es ya definitivamente una quimera.
«Estrellas fugaces», promovidas mediaticamente, lejos del «cursus honorum» de la abnegada entrega militante; emergentes de la profunda crisis de los partidos políticos; instituciones indispensables en una auténtica Democracia.