La única verdad es la realidad. La droga -entiéndase en este marco: el consumo de cannabis, por sus características objetivas tóxicas, psicoactivas y adictivas- perjudica al ser humano, especialmente en edad de desarrollo: eso es del orden de la evidencia. Esto no es opinión.
Dicho esto, y en función de ser realistas, como la verdadera política es internacional, hoy multipolar y compleja, es atinado evaluarnos dentro un cuadro de situación que nos permita tomar elementos comparativos de países afines, de culturas similares. Por caso, en Uruguay, país hermano, vecino y de costumbres homólogas, lo constatado concretamente es que aumentó el consumo en niños y adolescentes y aumenta la criminalidad expresada en las tasas de homicidio. Una encuesta realizada por El Observador en base a la Unidad de Métodos y Análisis de Datos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, refleja que casi dos de cada tres personas (64%) cree que el consumo de drogas aumentó algo o mucho desde que se aplica la ley que regula el mercado y solamente 2% cree que ayudó a disminuir el consumo. Además, Uruguay enfrenta desde hace una década, contemporáneamente con el proceso liberalizador de la droga, un crecimiento de la violencia asociada al narcotráfico. Esto tampoco es opinión.
Soberanía política (sanitaria). No hay nada más colonizador que amoldar el ímpetu de alguien, proveyéndole un sedante. Hernández Arregui hablaba al respecto de la “inducción cultural de la clase media”, proceso que derivaba en hacerle creer que el vanguardismo individualista era progresista. Cuando en Uruguay se consulta a los sectores sociales respecto de la liberalización del cannabis, los sectores humildes rechazan el aumento liberalizante del consumo, mientras el mayor apoyo es entre las personas que tienen educación universitaria completa.
Es bastante obvio que una persona enferma de adicción no es por ello un delincuente. Para clarificar la verdadera discusión hay que salirse de esa grieta confusional y ponernos de acuerdo respecto del objetivo: evaluar de acuerdo al grado de cumplimiento de nuestras metas. El problema es quién pone las metas, las ponemos nosotros como Nación afirmando un Estado en armonía con las fuerzas de organización libre del pueblo, o las ponen otros. Puestos a evaluar, siendo que la droga enferma, hay que medir la política propuesta según indicadores de incidencia y prevalencia: Despenalizando, ¿más o menos chicos enferman consumiendo? ¿O es del orden del deseo individual, tal como plantea el Liberalismo en su núcleo duro desde los 90 con Milton Friedman a la cabeza? ¿Es un planteo de otras agencias globales, en un mundo que justamente se encuentra en guerra por los recursos? ¿Es realmente del orden de las necesidades de nuestro pueblo de desarrollarse soberanamente, como plantearía hoy en día un sanitarista como Ramón Carrillo por ej.?
Un último informe global habla del supuesto fracaso de las políticas de drogas, basado en el aumento del consumo. Lo que no dice es que la principal razón de presión al alza del consumo es la baja en la percepción de riesgo y daño en niños y adolescentes, determinada por una propaganda poderosa para banalizar y frivolizar la cuestión de la marihuana. Tampoco dice que los países que en estos años han logrado bajar el consumo, lo han logrado en base a definir el objetivo de invertir fuerzas espirituales y materiales para hacerlo. A través de un estado de bienestar inclusivo, Suecia particularmente, ha declarado oficialmente el objetivo central de la política de drogas en términos de “crear una sociedad libre de drogas.” De paso, vale decir que la incidencia de cáncer en este país es un 41% menor que en el resto del continente europeo. Esto es dato.
“Trabajadores únanse”. Nuevamente, como ocurre de tanto en tanto, retornan discusiones que provocan en el seno de nuestra comunidad, especialmente en ciertos ambientes, una ruptura agrietante. Mientras no nos ponemos de acuerdo, se toma nota, como lo define justamente esta semana el Observatorio de la Deuda Social de la U.C.A, del “agotamiento de un ciclo económico que tiene más de 20 años agotamiento” y de una concreta “desinversión generacional», por la cual en 2011 a 2012, el 40% de los niños eran pobres y hoy en día ese número ascendió al 65,5%. Tal cual arrojan las evidencias internacionales el enfoque liberalizador en materia de drogas no baja la adicción en niños y adolescentes, la aumenta. Y en los barrios pobres no quieren más drogas, quieren menos.
Sería productivo un diálogo interno auténtico, antes de tomar como banderas de militancia elementos propuestos desde tan lejos. Tal vez hacer el ejercicio de ir a hablar con esas familias de millones de niños en los barrios y preguntarles, antes de intentar sustituir su voz.
Mejor que decir es hacer. No aporta absolutamente nada erigirse en falso profeta de la “mano dura”, debemos intentar hacer las cosas de nuestra propia manera criolla: simple, práctica, popular y humanista. Se puede salir de la grieta y trabajar por reafiliar a todos los niños y adolescentes del país en un esquema continente ordenador de educación y deporte que, haciendo converger esfuerzos económicos -ya existentes en los presupuestos-, garantice su libre desarrollo, colaborando con el rol de la familia, hoy agredida por el proceso de desgranamiento que la pauperización material y espiritual implica.
LIC. MATÌAS DALLA FONTANA.
Fecha Nacimiento 14-03-78. Casado. Domicilio Luciano Molinas 2227, Santa Fe de la vera Cruz.
3424721228.
Lic. En Psicología U.C.A.
Ex Subsecretario Nacional de Prevención, Investigación y Estadísticas em materia de Drogas.
Ex Subsecretario de Coordinación Sanitaria de la Provincia de Tierra del Fuego.
Integró el Seleccionado Nacional de Rugby Los Pumas, 2000-2001
Actualmente Dirige en la U.C.A. dictada en Sede C.A.B.A. la Diplomatura en Prevención de Adicciones dirigida a Mujeres Lideres de organizaciones Comunitarias.
Maestrando en Administración Pública, tesis en preparación.
Es cofundador de la organización federal Proyecto Deporte Solidario: ejes principales son el desarrollo de rugby en cárceles, creación de centros asistenciales de salud mental en red, formación federal permanente de recursos profesionales y comunitarios para prevención comunitaria.
Ha dictado cursos y charlas en todas las provincias del país, capacitando gobiernos, equipos interdisciplinarios e instituciones civiles y privadas.
Ha sido convocado por los principales medios del país como referente y profesional de consulta en materia de drogas y situación sociosanitaria.