Este 16 de junio de 2024 a las 12.40 se cumplen 69 años que comenzó el BOMBARDEO A PLAZA DE MAYO y sembró el Estado Terrorista.
Tres meses después de aquel golpe fallido al gobierno constitucional de Tte. General Juan Domingo Perón, los jóvenes oficiales lo derrocaron y fueron los jefes de LA DICTADURA genocida del 76.
Tal vez no curiosamente la dictadura cívico militar religiosa del 55 eligió para autodenominarse el mismo significante que detenta hoy este gobierno supremacista y NEOCOLONIAL y, para que al kerido OSVALDO BAYER no se le revuelvan las tripas donde quiera que este, no lo nombrare solo daré una pista: en la escuela secundaria me enseñaron un hermoso poema de PAUL ELUARD, en su honor.
Si tuviera que definir en un renglón el objetivo del golpe de 55 diría: DEROGAR LA CONSTITUCION DE 1949.
Lógicamente fue lo primero que hicieron y con una desfachatez única en la historia ni siquiera fue por decreto, sino un BANDO MILITAR. Luego de eso y ahora si a gobernar por decreto.
Del total de víctimas del BOMBARDEO, tomé testimonio a tres mutilados que habían perdido una pierna: CARLOS DE LA FUENTE; NATIVIDAD LÓPEZ y LAURA ABATANGELO. Tres personas distintas, tres reacciones diferentes y tres hermosas historias que habían cambiado el mismo día y lugar con una diferencia de minutos.
NATIVIDAD LÓPEZ
Las fotos del bombardeo son estremecedoras, pero hay una en particular. Se trata de una mujer acostada en la vereda mirando en su cuerpo lo que ya no está. A unos pasos su pierna desgarrada, no hay dolor en esa mirada, sorpresa es lo que veo. A veces creo que esa foto es la síntesis del embrión del TERRORISMO DE ESTADO. Aviones, tripulados por los hijos de una clase que se siente superior, dándole a los negros una lección de DEMOCRACIA.
Después de la «chirinada» del 28 de septiembre de 1951, al fracasar el intento de GOLPE, el general Menéndez, expreso; «ahí supimos que para voltear a PERON no bastaba con un golpe tradicional, iba a tener que CORRER MUCHA SANGRE», así lo entendió. Quizá quien mejor lo explicitó, el teniente de fragata BARATTA, mientras ocupaba el edificio del Ministerio de Marina, con su ametralladora pesada desde una ventana del 5to piso los vio avanzar al grito de «La vida por Perón.»
«Les di el gusto, descargué una ráfaga y muchos cayeron», expresa con claridad en la causa OLIVIERI. Es probable que en ese momento los GLOSTER- METEOR que venían desde el sur hayan impactado a NATIVIDAD. Años después me conto que sintió como un fuego. “Serían las 3 de la tarde, venía de Villa Martelli, tenía 26 años y 3 hijos. Circunstancialmente estaba en la zona, había concurrido en busca de una ayuda escolar”. Hablaba pausado con una voz resignada: «no es fácil olvidarse, yo iba en el trole mirando y de pronto estaba en la vereda, no me desmaye, era como un dolor para arriba», se sabía que iban a pasar aviones «CREIMOS QUE ERAN FLORES LAS QUE CAIAN”.
14 toneladas de bombas fueron el argumento contundente con que la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea terminaban con la ingenuidad de NATIVIDAD y parían el ESTADO TERRORISTA.
Después del golpe sangriento de septiembre, a Natividad las cosas se le complicaron, ya no tenía pierna, tampoco la posibilidad de explicar su ausencia.
A la «dentadura que la mordía» (así llamaba a la prótesis), con dificultades para bañarse, dolor de cintura: «Todo me dolía». Se preguntaba «¿por qué me toco a mi?». Tuvieron que pasar 54 años para que el ESTADO reconociera el atentado TERRORISTA más grande de la historia reciente, fue con la sanción de la LEY N° 26.564, llamada “Desaparición Forzada de Personas”. Las leyes reparatorias sólo son eso, REPARATORIAS. No arreglan nada, reparan. Es como un vaso roto, lo podés pegar, podrás simular la forma, pero no contiene, por las heridas se escapa el líquido de la vida.
Cuando terminaba el testimonio y le entregamos el libro, producto de nuestra investigación conoció algunos números: 308 muertos; más de 1000 heridos;
50 cuerpos NN, entre carbonizados y mutilados; 14 toneladas de explosivos; 20 NORTH AMERICAN AT6; 5 BEECHCRAFT ATII; 3 HIDROAVIONES CATALINAS; 20 GLOSTER METEOR y 5 horas de BOMBARDEO.
Desde las 12,40, cuando cayó la primera bomba en el trole en HIPÓLITO IRIGOYEN Y AVENIDA PASEO COLÓN hasta las 17.40 cuando la última impactó matando un oficial en la central de policía de la calle MORENO, la ciudad era humo y muerte.
NATIVIDAD LOPEZ se estremeció ante su propia frase “CREIMOS QUE ERAN FLORES”; CARLOS “El PATA” DE LA FUENTE se aferró a su cámara
y LAURA ABATANGELO a su Fe. Tal vez, tres figuras a ser imitadas hoy que un FASCISTA VENDEPATRIA quiere mutilar la PATRIA con la complicidad de los mismos espacios y partidos políticos, que tres días después en un comunicado felicitaban a los heroicos pilotos y culpaban al presidente constitucional de haber sido apoyado por el PUEBLO.
LAS PATAS de la fuente
Hasta las 3 de la tarde del 16 de junio, Carlos de la Fuente, era camarógrafo de Sucesos Argentinos. A eso del mediodía, le ordenaron que fuese a Plaza de Mayo. Llegó más o menos a las 14 h. La primera bomba había caído a las 12,40, entre la Casa Rosada y el Ministerio de Hacienda, impactando en algunas personas que salían del subte y de lleno en un trolebús, que quedó fotografiado, mostrando así los primeros muertos de la trágica jornada del mayor atentado TERRORISTA de la historia argentina.
Contaba Carlos que tuvo mucho cuidado al elegir las escenas para filmar. La autonomía de su cámara era de 8 minutos y su gran peso, dificultaba la agilidad de las tomas, así que con su juventud y fortaleza fue recorriendo la plaza, hasta que a las 15, el fuego cruzado de los infantes de marina, desde el Ministerio del arma que estaba donde hoy queda Prefectura, y los Glosters que venían desde el Sur, estaban causando el mayor número de víctimas.
Decía Carlos que cuando sintió el fuego en la pierna, nunca imaginó, que a partir de ese momento iba a ser el PATA DE LA FUENTE.
Abrazado a su cámara fue llevado al Hospital de Clínica, no quería soltarla. Era parte de su cuerpo. Una amable enfermera lo convenció de que no podía llevarla a la sala de operaciones.
Cuando volvió en sí, la enfermera con sonrisas y fraternidad lo fue anoticiando. Había habido más de 300 muertos, entre ellos niños que volvían o iban a la escuela y, agarrándole la mano, lo tuteo al decirle que “vos solo hayas perdido una pierna, no deja de ser una suerte”.
Nunca olvidó a esa enfermera y siempre decía que uno de los recuerdos más dulces que tenía era evocar esa imagen, la de la enfermera sentada al borde de su cama con su mano apretada, contándole que su vida había cambiado para siempre.
Cuando lo conocí, era flaco, alto y buen mozo, siempre se llamaba asimismo “El Pata” y se reía, con una risa cascada. Era muy simpático y solía contar:
«Me instalé junto al trole incendiado y a un tipo muerto, con las muletas al lado. Me acuerdo de otra, que un oficial me impidió tomarla, un tipo afanando un cadáver. Cuando quise enfocarlo ya era fiambre él también. Filmé todo, nunca me desprendí de la cámara. Cuando iba hacia el Ministerio de Marina, después de haber izado la bandera blanca para poder filmar la entrevista con la «gente del Ejército» que iba hacia allí, una andanada de metralla me agarró de lleno. Mejor olvidar. La gente disparaba, se tiraba al suelo, gritaban como locos, Quede tirado una hora y media. Pasaban los autos y nadie me levantaba. En la barriga. Fíjese más de 20 centímetros. Por fin, me llevaron a la Asistencia Pública. Había que hacer cola. Una enfermera anotaba no sé qué en un papel, con lápiz labial, y lo dejaba en los cadáveres; los apilaba como si fueran bolsas. Me salvé gracias a esos médicos. Tengo una esquirla de recuerdo adentro, no se puede ver. A veces la siento».
La vida se le había hecho difícil, con una sola gamba no era fácil sostener la cámara y después del Golpe del 55, era imposible ocultar la mutilación y fundamentalmente explicar dónde estaba la pierna que se llevaron los aviadores.
Tuvo que pasar medio siglo para que el estado reconociera su responsabilidad y sancionara una ley que proporcionaba un resarcimiento económico, pero fundamentalmente un reconocimiento histórico, para aquello que había sido el episodio más silenciado y oculto de la historia reciente.
Y me pregunto ¿Cuántas patas quedaron en la fuente el 16 de junio de 1955?.
En la investigación que hicimos en el ARCHIVO NACIONAL DE LA MEMORIA, ponemos un piso de 308 víctimas, nunca contamos los NN, ni los restos mutilados que figuraban en los documentos médicos o policiales.
Como el libro nunca se reeditó, quedó la lista original y no se pudo corregir, algunos nombres aparecen repetidos, en los LIBROS DE PAPEL.
Siempre dijimos que nuestra investigación fue un primer abordaje a un episodio oculto, silenciado, un piso.
A CARLOS, » EL PATA» le gustaba charlar con nosotros. Cuando no le dolía mucho, venía. A medida que el expediente avanzaba los llamados eran más frecuentes, vivía con su esposa en un pequeño departamento. Las secuelas de la mutilación, implicaba que la mayor parte de su magro sueldo de jubilado, se fuera en remedios. Lo ayudaban los hijos. Pero estaba contento, por primera vez era recibido y reconocido. Fue uno de los primeros que cobró, al otro día se apareció con una bandeja de sándwiches de miga. Eran los primeros que comíamos con sabor a REPARACIÓN.
Un amigo que conoció la historia hizo una inteligente observación.
«Casi 10 años después LOS MILICOS ASESINOS se cargaron las PATAS en LA FUENTE».
LAURA ABATANGELO
Iba en el TROLE, a los 23 años, cuando en PASEO COLON e HIPÓLITO IRIGOYEN a las 12,40 cayó la primera bomba. Trabajaba en un comercio y en aquella época, se cerraba a mediodía, por lo tanto, volvía a su casa a almorzar. Cuando despertó le faltaba una pierna. Jamás había hablado de eso, hasta que salió la Ley. Nos conocimos en la Secretaría de Derechos Humanos, en el área de Leyes Reparatorias donde yo trabajaba. Estuvo presente en todos los actos de homenaje a las víctimas. Desde aquel día tuvo muchos inconvenientes para trasladarse. En los últimos años se agravó y ya casi no salía. Unos días antes del 16 de junio de 2016, su hija había llamado solicitando una acción solidaria para cubrir gastos de internación. Con esa idea caminaba hacia un bar en 25 de Mayo, como siempre, aquel 16 de junio había llegado temprano y me disponía a mitigar la espera, tomando un café. El homenaje obviamente comenzaba 12.40 en el Monumento a los Caídos de aquel fatídico día, caminaba despacio disfrutando una tibia mañana de sol cuando lo vi venir. Pensé que era un regalo de los cielos -aclaro que mi apariencia es proclive a que me confundan con un supremacista-. A medida que se acercaba viendo que yo le sonreía empezó a preparar la mano para firmar un autógrafo cuando lo tuve a menos de un metro, le pregunte:
– ¿vos sos Amadeo?.
– ¡Si!”, dijo orgulloso.
– ¿qué sos de Mario Amadeo?.
– Es mi tío, respondió.
– ¿Sabes que hoy se cumplen 61 años del bombardeo?
– Eso fue hace mucho tiempo, ya pasó.
– No pasó, nada, le dije y continué: en este momento una de las mutiladas
por el ataque genocida de los aviadores, infantes y civiles asesinos como tu tío,
pide ayuda para comprar pañales.
Repetí la palabra HOY. Bajó la cabeza, se le desdibujó la sonrisa y se fue callado. Despacio, todavía me veía, cuando le dije: no se si ser COBARDE SE HEREDA, pero a vos te queda a medida.
Eso fue hace 8 años. Hoy los herederos de los golpistas del 55 están por aprobar la entrega del país por unas migajas y los aviones son reemplazados por decretos. En los Setenta, las convicciones eran más fuertes. Una pintada podía costar la vida. Algunas tal vez han perdido vigencia. Otras no. Imposible olvidar mi primera pintada: PATRIA SI, COLONIA NO.
Gogo Morete