Y vaya que tenemos una realidad endemoniada. La maldición Milei contamina todo lo que toca. La antipatria, el antipueblo pretende estirar su fiesta. Una turbia faena de tierra arrasada. Confusos “principios” que justifican Pobreza record, castigar a Jubilados y Universidades, cerrar Hospitales, extorsionar a las Provincias. Sus mandantes chochos… Aunque muestran preocupación por la condigna respuesta popular.
Ajuste, entrega, palos…
…serían inevitables dado que, como es bien sabido, ¡NO HAY PLATA! Un engañoso sonsonete. Tan mentiroso como el inexistente superávit fiscal. La maltrecha economía argentina, el esfuerzo y padecimiento de los NUESTROS puestos al servicio de ELLOS. El “mejor Ministro de la historia” trabaja a tiempo completo para beneficio de los Poderes globales, de sus amigotes y del suyo propio.
¿No hay plata? ¡Si hay plata!
No hay plata para vos. Si hay plata para el FMI; para Black Rock y demás buitres; para el RIGI; para abaratar importaciones depredadoras de nuestra industria; para bajar Bienes Personales de los bacanes. A la perversa pregunta: “¿a quién sacarle la plata que vos querés malgastar?” Respuesta: a la runfla de los poderosos.
De deudas y acreedores
La literatura está abarrotada de prestamistas. Torvas sanguijuelas. De esos “minoristas” a los actuales mayoristas han pasado loa años. Estamos en tiempos de financierización. Bancos y Fondos fabricando dinero a partir de dinero. Una mesa y varios teléfonos les bastan.
Los excedentes dinerarios son fabulosos. Su origen, una ínfima minoría expoliando a Naciones y Pueblos. En el bolsillo de los buitres los morlacos no lucen. Les es imperioso ponerlos en movimiento. O sea, victimar a un deudor. La intromisión en los manejos públicos que acompaña a la deuda, los intereses de la misma, comisiones varias, son premio más que suficiente para el rentista. Y, si la devolución del monto prestado se complica habrá renegociación, mayores condicionamientos, peores intereses y algún extra.
Ni solidarios, ni benefactores. Christine Lagarde, Kristalina Gueorguieva, Larry Fink son gestores de Dominación. ¿Cómo darle la espalda al histórico mandato Liberación o Dependencia?
¿Altri tempi?
Un concepto en boga: “cambió el Mundo”. Una bruta carga propagandística domina la escena. Una carambola a varias bandas con un objetivo preciso: desvalorizar nuestras Banderas históricas. Antes proponíarnos lo necesario. Ahora, a conformarse con lo posible. O sea rebajar nuestra Agenda a lo que ELLOS, el Enemigo; pudiera concedernos. El gatopardismo de cambiar algo para que todo siga igual.
Pero, ¿acaso no cambió el Mundo? Tenemos Internet y GPT. La Inteligencia Artificial pareciera llevarse todo por delante. Se restauró el Capitalismo en lo que fuera el Campo Socialista. Todos ellos tremendos cambios.
Pero, pero, pero, ¿acaso cambio el Mundo? Persiste su esencia de desigualdades e injusticias. Todas las lacras del “viejo” Mundo renovadas y empeoradas. Las potencias, en su disputa por el dominio global, expanden las guerras en tierras de otros. Los contaminadores al mayoreo pisotean nuestra Casa común. En tal contexto cabe destacar una auspiciosa oportunidad: Por primera vez en la Historia, están dadas las condiciones materiales para satisfacer TODAS las necesidades, de TODO tipo, de TODA la población mundial.
Claro está que dicha oportunidad está escrupulosamente vedada al disfrute de las mayorías. Los Poderes centrales, los monopolios, las oligarquías, los Bancos prefieren quemar cosechas antes que alimentar hambrientos. Al peor estilo maltusiano han decretado que en nuestro Planeta sobramos miles de millones de habitantes y Regiones enteras. ¿Cómo no enfrentarlos entonces con todas nuestras energías y exigencias?
Decía Antonio Machado
…“la verdad es lo que es,
y siempre será verdad
aunque se piense al revés.”
La verdad, la realidad son susceptibles de aprehender. Requiere la voluntad de acceder a ellas. Valernos de nuestra propia experiencia. E investigar todos sus aspectos con honestidad.
Nuestra Argentina es un país desbordante de riquezas. Aún en crisis como la actual un puñado de rufianes, obtienen ganancias fabulosas. Crece la Pobreza, crece la Indigencia, crecen los negociados. Para que todo ello transcurra están Milei y Macri. Y, por si se desmadra entra en acción Bullrich y su ballet.
Así la realidad tal cual la veo. A disposición para los intercambios y las precisiones. A semejante calamidad, simétricas respuestas. Para el Campo nacional y popular es inexcusable unirnos alrededor de
Nuestra Agenda
¿Una Argentina para los Rocca, Eurnekian, Galperín, los terratenientes, los Bancos y la Casta gobernante o una Patria vivible para los de abajo, los trabajadores, los jubilados, las PyMEs, sin desocupación, sin Pobreza?
Todo esto ya ocurrió. A refrescar el orgullo por un pasado altamente mejor que este presente. Tenemos HISTORIA. Así, con mayúscula. Nuestra Historia NO comenzó en el 1983. Gran hito al que precedieron varios otros. En el siglo pasado tuvimos a Yrigoyen y Perón. Y con Perón grandes reformas como la nacionalización del Comercio exterior. el papel del IAPI e innumerables logros. Medidas de imperiosa implementación que nos permitirían capturar inconmensurables Rentas (la exportadora, la terrateniente, la financiera) y ponerlas al servicio de la Nación y el Pueblo.
El daño que nos está inflingiendo la patota de Milei y Macri es descomunal. La Patria no soporta 3 años más de esta sangría. Pero tampoco admite cambios superficiales que perpetúen el statu quo.
No es cuestión de hacer bulla con un “cambio” a la moda. No debemos tirar a los perros conquistas que nos llevaron décadas. Ni regalar la defensa de los Derechos en aras de una sedicente modernidad. La verdadera Deuda en con nuestro desarrollo como Nación. Los verdaderos acreedores son las mayorías populares y el Mercado Interno.
Esta es Nuestra Agenda. Los mismos que no están dispuestos a hacer mucho por poco están luchando alrededor de principios. Es la hora de UNIRNOS en la lucha por la Soberanía política, la Independencia económica, la Justicia social y una Democracia grande. ¡Qué vivan las acciones para acabar con este infierno!
Sebastián Ramírez