Hace algunos años hice un artículo sobre las motos PUMA, en el cual describe y recordaba la historia de ese fruto de la Argentina Industrial, que llevó a la Región Córdoba, en la década del 50 y del 60 a ser la segunda en importancia del Mundo, en la fabricación de motos luego de la zona de Milán, en Italia.
Tuve tres comunicaciones que me llenaron el espíritu con sus reseñas y recuerdos personales. Una fue del ex Canciller y ex Gobernador de Buenos Aires, Felipe Sola, la segunda fue del ex Diputado, Julio Bárbaro, quien me expresó que le traía recuerdos cuando la compró para viajar por la zona norte del gran Buenos Aires, en donde hacía de joven visitas a clientes de una antigua actividad comercial y el tercero fue Oraldo Britos, quien me contaba que siendo sindicalista de Ferroviarios, en su querida Villa Mercedes, tomaba su moto, se ponía un pañuelo en la boca y su antiparras, para recorrer los galpones y los pueblos de la zona, que incluso era usual ir hasta los tramos en Mendoza y San Juan.
Ese mismo Oraldo que junto a dos compañeros, viajaron hasta Buenos Aires en bicicleta, para ser recibidos en la sede de la Fundación, por una Señora a las 3 de la mañana, esa Señora que le transformó la vida, que le mostró su vocación política, que le marcó la importancia de dar todo por los trabajadores, se llamó Eva Perón.
Oraldo Borvel Britos, fue ante todo un hombre de paz, un hombre de diálogo, un hombre de fe, de fuertes convicciones que lo llevó a decir con autoridad que el camino de la mejor defensa de los trabajadores, es que los Sindicalistas, nunca dejen de capacitarse, que esa era la llave para dialogar de igual a igual con los patrones, con los poderosos.
Su dinámica de militancia incansable lo llevó dentro de su sindicato primero, luego en su Provincia, San Luis, luego a nivel Nacional, en una cámara que llegó en 1973 como Senador Nacional, cuya tarea primaria fue recibir al General Perón en las escaleras del Congreso, en la delegación de recepción.
Me contaba lleno de orgullo y todavía con una sana impresión, lo que sintió al verlo con uniforme militar, con su cara poceada, con su mano firme, con su gorro blanco, al General por el cual había entregado su vida de militante, el mentor de esa Doctrina que había escuchado tanta veces en discos y grabaciones, que entraban escondida en alguna vieja valija de cartón, de alguna compañera o compañero que llegaba desde España, en los años del exilio.
Esa experiencia con Perón la vivió tres veces más cuando el General, el líder, visitó la CGT, lo cual indica la importancia del Sindicalismo para la construcción de esa nueva Argentina, del acuerdo, que tenía en mente Perón, hasta el asesinato de Rucci, un tema recurrente en nuestras charlas con Oraldo.
Oraldo entendía que con el asesinato, se rompió un compromiso de un plan económico social que encarnaba en gran parte, bajo el símbolo de José Ignacio Rucci, y lo que quedó fue barranca abajo.
Con el Golpe, como me recordaba en estos días Julio Bárbaro, se fue a trabajar en un kiosko en el Once porteño.
En la reconstrucción de la nueva democracia lo encontró activo y con un perfil alto, que lo llevó al Senado nuevamente, que ocupó hasta el año 1995, luego pasó a la Cámara de Diputados Nacionales hasta el año 2003.
En esos años se le aprobaron 44 leyes, entre ellas la Ley de Asociaciones Sindicales, en el año 1988.
La Ley de asociaciones sindicales de trabajadores, la famosa 2351 en su primer artículo refiere a la libertad sindical, la que será garantizada por todas las normas sobre la organización y acción de las asociaciones sindicales.
Este marco fundamental para la Argentina, para los trabajadores, es base para que existan hoy día 9700 sindicatos, y Oraldo, que siempre te hacía reír, decía:..”me felicitan a mí, pero la verdad es que se la copié a Perón”…..
El primer cargo importante fue liderando las juventudes ferroviarias en Villa Mercedes, por eso sabía que el inicio de nuevos cuadros era la clave de la defensa de los derechos de los trabajadores, por lo cual los últimos años estuvo a cargo de la Dirección de la Escuela Sindical “Lorenzo Mariano Miguel”, que fue su gran orgullo.
Otro punto a destacar, que hubiese sido un hito en la historia Argentina, es haber llegado al Ministerio de Trabajo de la mano de Adolfo Rodríguez Saá, en donde pensaba implementar una reforma activa y dinámica, pero lamentablemente, se vio frustrada la intención, pues en solo una semana, cayó el proyecto, que no solo era de tres millones de árboles, reforestando el país, no era solo un millón de casas, no solo era la independencia integral de la República, tarea encargada a José María Vernet, era también una actualización de la relación de toda la actividad laboral, basada en la capacitación permanente del trabajador.
En referencia a su pensamiento político solo voy a recordar sus palabras en plena crisis política con el Cristinismo y sus formas luego de la muerte de Néstor Kirchner, y de los cambios de modos de dirigir, de conducir, en esa ocasión en una plenario en el mini estadio de Ferro dijo Oraldo:..”podemos tener las discusiones que el Peronismo amerite, pero no tratarnos como enemigos, porque entonces van a sacar ventaja los enemigos verdaderos”…..
Su mayor aporte al Peronismo, para mí fue haber protagonizado lo que se conoció como la Renovación, con absoluta claridad de los tiempos, y muchos no recuerdan pero elige entre tantos y tantos, a José Manuel De la Sota, a Olga Riutort, y por quien tuvo un cariño y admiración total fue por Graciela Camaño, quien sí llegó a ser Ministra de Trabajo, además de ser creo, que la única que dejó el Ministerio con el personal en la calle aplaudiendo y felicitándose por su enorme gestión, que fue de la a la z, exitosa.
Un párrafo aparte lo dejo para su paso en el Senado, que tuvo grandes líderes de bloque, empezando por Bitel, pero cuando deja su lugar, estaba muy orgulloso, de haberlo dejado al entrerriano Augusto Alasino, quien se vio afectado por una cruel canallada, una mentira vil, que lo excluyó por 13 años de su vida política activa, por las telarañas de los injustos tentáculos de Comodoro Py.
He tratado de describir, a un gran hombre, comprometido con el Peronismo, quien daba los mejores consejos que alguien podía escuchar, alguien que enalteció la causa de Evita, en cuyo aniversario, hemos compartido discurso con el bombo del Tula de fondo y tomado de la mano de la Nélida de Miguel y otros sobrevivientes de una época que cada día que da más lejana por las despedidas y más cerca del corazón de un Peronismo que resiste a claudicar, como él decía “somos más que un Partido, somos un sentimiento”.