La crisis financiera desatada la semana pasada por la quiebra del Sillicon Valley Bank continúa haciendo crujir las bolsas de valores mundiales. Este lunes, las acciones del banco Credit Suisse y las del UBS se desplomaron en la bolsa suiza y en la preapertura de Wall Street, a pesar del anuncio de fusión de los dos bancos privados más importantes del país helvético, con el respaldo del Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos.
En la bolsa suiza y en el premarket de Wall Street, el Credit Suisse se desplomaba 60 por ciento, mientras que el UBS perdía 8 por ciento en la bolsa suiza y en la preapertura de la bolsa neoyorquina. Por el temor a la quiebra del Credit Suisse, el Gobierno Suizo negoció a contrareloj durante el fin de semana el acuerdo de fusión entre los dos bancos privados, a pesar del millonario préstamo por parte del Banco Nacional de Suiza (BNZ) que se había anunciado la semana pasada.
Una fusión que intentó calmar a los mercados
La fusión fue anunciada el domingo por la tarde, para adelantarse a la apertura de los mercados, y consistió en una maniobra por 3.000 millones de francos suizos, unos 3200 millones de dólares, que supone que el UBS pagó solo 0,76 francos suizos por cada acción del Credit Suisse, las cuales el viernes cerraron a 1,86 francos. O sea, un 60 por ciento por debajo de su valor de mercado.
Sin embargo, el acuerdo se cerró con la certeza de que sin la fusión el Credit Suisse terminaría desplomándose rumbo a la quiebra. Esa alerta explicó la rapidez de las negociaciones y la participación de actores relevantes de toda la economía occidental, ya que en el contexto de la crisis financiera de 2008, el banco fue clasificado «de importancia sistémica» («too big to fail») para la economía suiza y europea.
Entonces, la operación de fusión de los bancos privados tuvo las garantías ofrecidas por el Gobierno suizo, que dará 9.000 millones de euros a UBS para reducir sus riesgos de pérdidas en ciertas carteras de Credit Suisse, así como por el Banco Nacional de Suiza, que pondrá hasta 100.000 millones de euros en liquidez a disposición del banco comprador.
Un banco «de importancia sistémica»
“El viernes constatamos que la salida de fondos y la volatilidad del mercado demostraba que la confianza necesaria no podía ser restaurada. Y que una solución rápida que garantizara la estabilidad era indispensable. Esa decisión es el rescate de Credit Suisse por UBS”, aseguró este domingo Alain Berset, presidente del Consejo Federal suizo, órgano ministerial rotativo para la conducción del país.
«Credit Suisse es uno de los 30 bancos sistémicos a nivel mundial. Es uno de los dos principales bancos del país. Por lo tanto, no solo es decisivo para Suiza, para nuestras empresas, para los clientes privados y para sus propios empleados, sino también para la estabilidad de todo el sistema financiero internacional. Teníamos, por tanto, la responsabilidad de hacer todo lo posible para evitar una crisis financiera de grandes dimensiones”, agregó el funcionario.
Es por eso que la fusión contó con el apoyo del Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal de EEUU (Fed) y la Financial Conduct Authority (FCA) de Reino Unido. «Acojo con beneplácito la acción rápida y las decisiones tomadas por las autoridades suizas», celebró la presidenta del BCE y ex titular del FMI, Christine Lagarde.
Palabras similares tuviero tanto la Secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, como el presidente la Fed, Jerome Powell, quien confiaron que la fusión traerá «estabilidad financiera». Por su parte, el Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria Europea y la Junta Única de Resolución elogiaron este lunes el «amplio conjunto de acciones» tomadas ayer por las autoridades suizas para «asegurar la estabilidad financiera», en referencia al acuerdo para que UBS adquiera Crédit Suisse.
«El sector bancario europeo es resiliente, con robustos niveles de capital y liquidez», dijeron las autoridades responsables de la supervisión, regulación y resolución de la banca de la zona del euro.