OPINIÓN
El “curro” de los derechos humanos por Emilio Augusto Raffo
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3 meses agoon
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Redacción
Hace ya 8 años que se publicó esta nota que me permito reeditar sin hacer una sola corrección… puesto que el protagonista también se ha permitido volver sobre sus expresiones….
5 ene – A fines del año 2014, el jefe de Gobierno de la Capital Federal, Mauricio Macri, señaló que era hora de terminar “con el curro de los derechos humanos”, definiendo así parte de su eventual programa de gobierno en caso de acceder a la presidencia de la Nación. Este criterio es compartido por la señora Rosa Graciela Castagnola de Fernández Meijide, ex ministra del Gobierno de la Alianza de Fernando De la Rúa.
En su momento nos hemos referido a otras expresiones de Meijide (ver Sobre las expresiones de Meijide), razón por la cual no abundaremos en miramientos a su respecto, pero sí vale la pena hacerlo con respecto a Macri, quien a pesar de ser ingeniero debe conocer los términos que utiliza y sus consecuencias. Desconocemos si el profesor Sabsay ha hecho tronar el escarmiento pidiéndole el diploma que lo acredite como tal (ver Sabsay: ¿Un “recontrapelotudo”?)
Ahora bien, veamos qué debe entenderse por “currar”, según la Real Academia Española: “(Del caló currar; cf. sánscr. kṛnoti, hacer). 1. intr. coloq. trabajar. 2. tr. vulg. Arg. estafar (‖ pedir o sacar dinero con engaños)”.
De lo dicho por Macri se desprende que él dejará de “trabajar” en defensa de los derechos humanos, pues si -por el contrario- alguien ha dedicado a
“estafar” al erario o la fe pública en una materia tan sensible como los derechos humanos. Entonces, el camino es la denuncia judicial para que se ponga en funcionamiento la maquinaria investigativa (jueces y fiscales amigos no le faltarán para ello).
Para hacer un somero análisis sobre el tema deberíamos señalar, según nuestra óptica, y sólo por tomar un parámetro de análisis, cómo y cuándo se han producido la violación de derechos humanos en la Argentina. Y también, por qué no, cuándo se ha reivindicado su vigencia mediante el respeto irrestricto de nuestra Constitución Nacional. Debemos remontarnos en consecuencia al 6 de setiembre de 1930, cuando se produjo el golpe de estado contra el presidente Yrigoyen, deponiéndolo y encarcelándolo.
Se conculcaron entonces los derechos humanos de los ciudadanos, impidiéndoles, por ejemplo, elegir y ser elegidos, abandonando a su suerte a los seguidores de “El Peludo” (“Tiene más hambre que radical del ‘30”, se decía).
También se conculcaron y violaron los derechos humanos el 16 de setiembre de 1955 (al igual que meses antes, al bombardear a civiles en Plaza de Mayo con aviones pertenecientes a nuestras Fuerzas Armadas). No sólo aquí se inició un tenebroso período de proscripción política y censura, sino también de encarcelamientos, torturas y fusilamientos clandestinos en nombre de “la democracia y la libertad”. Apoyados siempre los militares por civiles que de inmediato se encumbraban en los gobiernos de facto, sosteniendo hipócritamente la defensa de la Constitución Nacional y el sistema de vida occidental y cristiano.
También debemos recordar el tristemente célebre “Plan Conintes” y los derrocamientos de los gobiernos constitucionales de Arturo Frondizi y Arturo Ilia. Se continuaron así violándose los derechos humanos de la ciudadanía en general y de los integrantes del Movimiento Justicialista en particular.
Nos permitimos entonces recordar el desconocimiento de la voluntad popular expresada libremente en las urnas y no admitir el triunfo del candidato a gobernador bonaerense Andrés Framini por la sola razón de ser “peronista”; circunstancia que, por sí sola, produjo el derrocamiento de Frondizi.
En la misma línea, el derrocamiento de Illia dio origen a una nueva dictadura, de Onganía, Levignston y Lanusse. Durante su vigencia se encarceló a dirigentes y militantes de diversas extracciones ideológicas, existieron casos de torturas y hasta fusilamientos públicos en las calles, como en Wiliam Morris, o en las cárceles, como en Trelew el fatídico 22 de agosto de 1972. Siempre con la presencia y participación activa de civiles, como es el caso del ministro del Interior de Lanusse, Arturo Mor Roig, ex presidente de la Cámara de Diputados de la Nación durante la presidencia de Illia que abandonó a sus correligionarios y sus principios, para ser parte de un gobierno dictatorial. Hoy vemos a adláteres de algunos de estos dictadores participando y pretendiendo “renovar la política”.
El gobierno constitucional que asumiera el 25 de mayo de 1973 no alcanzó a reparar semejantes latrocinios, tal vez por la fuerte oposición de los sectores más cercanos a quienes conculcaran durante décadas los derechos esenciales en la Argentina, por carecer de poder político e institucional para ello y, por qué no decirlo, por las luchas intestinas del movimiento nacional.
El 24 de marzo de 1976 se produce el último golpe de estado, dando cabida a una nueva dictadura cívico militar (las anteriores también lo fueron), en la que primó el conculcamiento de los derechos humanos, tortura, desapariciones, muerte, supresión de identidad, un plan sistemático de apropiación de menores, proscripción, al margen de la derogación de los derechos políticos de la ciudadanía, que ya había sido convocada para que en pocos meses procediera a elegir a la totalidad de los representantes a cargos públicos electivos, nacionales, provinciales y municipales.
A esta altura del relato me permito preguntar: ¿Dónde estaba esta gente cuando se violaban sistemáticamente los derechos humanos esenciales en la Argentina con la anuencia y el apoyo de potencias extranjeras?.
Veamos entonces la contracara de este latrocinio. A partir del 10 de diciembre de 1983, el gobierno constitucional del presidente Raúl Alfonsín, en una medida inédita e históricamente relevante, dispuso los llamados Juicios a las Juntas Militares usurpadoras del poder político entre 1976 y 1983, en los cuales se garantizaron los derechos de defensa de todos los acusados (es decir, se le garantizaron los derechos humanos a quienes los violaran ostensiblemente en forma pública y con la anuencia de los sectores civiles que participaran de esta oscura etapa).
Como resultado de estos juicios fueron condenados y luego indultados por el gobierno del presidente Carlos Menem los integrantes de dichas Juntas Militares.
A la vez el pueblo argentino debió padecer los embates de los golpistas de siempre en Semana Santa de 1987, la sanción mediante una presión insostenible de las leyes de obediencia debida y punto final, así como también los levantamientos de Caseros y Villa Martelli
Esta patoteada militar encontró al pueblo argentino de pié, unido y apoyando incondicionalmente al gobierno constitucional del Dr. Alfonsín. Es recordada la foto junto a Antonio Cafiero en los balcones de la Casa Rosada, junto a otros dirigentes que ponían de manifiesto la representación de toda la ciudadanía que, espontáneamente, se autoconvocó a la Plaza de Mayo.
Obediencia debida, punto final e indulto. Tres temas que ameritan un alto en el camino y alguna reflexión.
Presionado por las circunstancias, el poder ejecutivo de Alfonsín debió enviar al Congreso un proyecto propiciando la extinción de la ley penal respecto de personas a las que se podría imputar su participación en cualquier grado de autoría de hechos ilícitos cometidos durante la represión de 1976 en adelante. La ley 23492 así sancionada era constitucionalmente observable al establecer un régimen de extinción de la ley penal circunscripto a una categoría de delitos cometidos hasta una fecha determinada y a favor de determinadas personas, violando así el principio de igualdad ante la ley. Planteaba además una severa limitación a la investigación al impedir que fueran llevados a juicio quienes no habían sido citados dentro del plazo prescriptivo que la ley fijaba. Desde una óptica estrictamente jurídica contenía un régimen de excepción único e inédito referido a la prescripción de la acción, alterando principios del código de fondo, pues daba por extinguida esa acción por la mera falta de citación a juicio (así lo entendía también la FACA en abril de 1987).
Digamos, como al pasar, que el beneficiario mediático de esta norma y que diera origen al levantamiento de los “carapintadas” es el mayor Barreiro, hoy sometido a juicio, precisamente, por violación de derechos humanos.
A su vez, la sanción de la ley 23521, denominada de Obediencia Debida, ponía de manifiesto un fundamento ético jurídico disvalioso, pues se desincriminaba a los autores de delitos de lesa humanidad, violentándose así la conciencia jurídica universal, contradiciendo la Convención Contra la Tortura y otros tratos y penas crueles, inhumanas y degradantes que fuera ratificada en nuestro país mediante ley 23338.
Similar consideración merece el dictado de los indultos a favor de condenados o procesados por su responsabilidad en el denominado terrorismo de estado.
Debemos preguntarnos ahora, ¿de qué lado se encontraba el ingeniero Macri en esta época?
Pareciera que muchos, lamentablemente, consideran que los derechos humanos fueron violados -desde el estado, con participación de fuerzas armadas, de seguridad y el apoyo de civiles- solamente a partir del 24 de marzo de 1976.
Y otros estiman que las reparaciones establecidas por el Congreso Nacional resultan un “curro”, como vulgarmente las define el alcalde porteño y avala la ex ministra y que ciertos medios de difusión se encargan de ensalzar.
Debemos resaltar ahora que nuestro sistema republicano de gobierno se encuentra forjado en tres ejes esenciales, los poderes ejecutivo, judicial y legislativo. Estos tres engranajes del gobierno argentino tuvieron participación innegable, tanto derogando aquellas leyes que les habían sacado bajo presión, declarando su nulidad y determinando los caminos a seguir procurando el juzgamiento de todos los responsables del vulneramiento de los derechos humanos, principalmente a partir de 2003.
El gobierno nacional se encargó de “currar” para reparar el vulneramiento de los derechos humanos. Según los dichos de Macri, en el sentido de “trabajar”, conforme el diccionario de la RAE transcripto más arriba
Y no sólo a aquellos hechos sucedidos a partir de 1976. Fueron aún más atrás.
En efecto, el 15 de octubre de 2012 el Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia resolvió condenar a prisión perpetua a Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de 16 homicidios y tres tentativas y declarar a los crímenes cometidos de “lesa humanidad”, con motivo de la “Masacre de Trelew” de 1972.
Debo señalar que, a criterio del suscripto, este fue uno de los casos emblemáticos de la persecución y muerte en Argentina, como lo serán para los mayores el bombardeo de Plaza de Mayo (1955) y los fusilamientos de José León Suarez y del general Juan José Valle (de 1956) o la desaparición de Felipe Vallese, sin mengua de los númerosos casos colectivos e individuales de tortura, desaparición y muerte de personas.
Me preguntaba más arriba en dónde estaban muchos cuando se violaban los derechos humanos, y dónde estaba puntualmente el ingeniero Macri cuando se apañaba a los autores de dichos actos aberrantes. No lo sé, sobre esto debería responder el propio Macri, y no soy yo quién para pedírselo (soy un simple ciudadano). Aunque tal vez el profesor Sabsay se atreva en el próximo coloquio de idea.
Lo que sí puedo decir es dónde estamos muchos, como simples ciudadanos: del lado de respeto irrestricto del cumplimiento de nuestra Constitución, de las leyes y de la vigencia inclaudicable de los derechos humanos, alentando a aquellos resueltos a “currar” (“trabajar”) en tal sentido.
Nota: me permito si incorporar una genialidad del Maestro argentino del Lunfardo, MARIO GIRIBALDI.
“El Pensador…”
“siempre a los santos piques por el mundo ,
Alguna vez me paro a campanearte
Sin que nadie te bata vagabundo.
Vos nunca la yugaste ni un segundo
Y, aunque eso, al fin es una Luca aparte, no manyo si te mandas la parte
O si la maroteas firme y profundo.
A Vos Rodin, por un quedarse corto,
Te modeló como quien tira un dado o rejunta el sobrante de un aborto.
¿Qué pensás ? Deschavá ´para este lado
Al guíen que, yugador, se rompe el orto
¿Qué curro es ese de vivir sentado?
Marzo de 2023
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OPINIÓN
Una Estrategia Política Delineada Para Un Objetivo Ambicioso por Ezequiel Beer
Published
1 día agoon
7 de junio de 2023By
Redacción
Los meses posteriores a la ínfima derrota de Daniel Scioli por parte de Mauricio Macri ante la elección presidencial del año 2015 fueron para el primero atravesar el Desierto del Sinaí en una hipotética condición judía.
Pocos allegados decían presente en esas oficinas de la calle San Martin sin encontrar una brújula precisa hacia dónde dirigirse, pero algo había en ese fallido candidato que decía que no iba a rendir sus deseos a una falla de la política.
En efecto al año siguiente discretamente sus máximos colaboradores empezaron a pergeñar discretas e individuales reuniones con aquellos que había jugado cartas en el asunto y sentían una sensación de sed inacaba.
El proyecto fue puesto nuevamente en marcha y la rueda de la rosca lentamente puesta a girar en favor de un solo objetivo de mantenerlo en vigencia.
No falto esperar el siguiente round presidencial del año 2019 para resurgir los deseos electorales pero una decisión casi inconsulta por parte de la Ex Presidenta Cristina Fernández advirtió que el juego era otro y que en evidencia no era el momento para disponerse como candidato.
Una casi inesperada designación como Embajador Argentino en Brasil como si fuese un destino casi jubilatorio encajo perfectamente en dicha previa estrategia espacio que le posibilito desplegar con amplia independencia una atinada política diplomática que se consagro con sus inmediatos logros políticos y económicos en poco tiempo.
Asimismo, la apacible función diplomática le permitió a su vez nutrirse de los suficientes elementos intelectuales en materia de Geopolítica y Economía Política que su largo trajinar en la gestión le impedían por el escaso tiempo dedicado al estudio y a la lectura.
Nucleo un equipo profesional en ronda de sus desafíos como Embajador y también como potencial Presidente haciendo de su gestión una prima perfecta de comunicación hacia la no tan lejana Argentina.
Desde una distancia casi » epistemológica » pudo ser ajeno al cumulo de disputas e internas al rededor del Gobierno del Frente de Todos contando con su mesura y discreción a la hora de emitir algún juicio de valor.
Se concentro en el trabajo aladin de toda su vida bajo una rígida disciplina de actividad física re encontrando en su vida personal un eje de sustento.
La cercanía de las definiciones de este año lo encontraron en una solida situación habiendo revisto sus casi 20 años en la actividad politica y madurando ciertas ideas que siempre ha tenido en mente para decidir que este era el momento para lanzarse revalidando esa vieja estrategia solventada por sus mas íntimos y leales colaboradores.
Solo el mensaje de su pueblo y de su gente le podrán dar la certeza si es la persona adecuada para conducir los designios de un pais que clama para una aguda revisión del funcionamiento de su sistema político y de la urgente revisión de una clara política de ingresos.
Daniel tiene la palabra.
Ezequiel Beer
Geógrafo UBA
Analista Político
OPINIÓN
Es el saqueo, así de sencillo (3) por Mario Mazzitelli
Published
5 días agoon
3 de junio de 2023By
Redacción
El vaciamiento espiritual de la Patria.
“Serás lo que debas ser o si no, no serás nada”. José de San Martín. “Ser o no ser”, esa es la cuestión esencial a cualquier Pueblo, Nación o Estado.
¿Querríamos ser “Argentina…la joya más preciada de la Corona Británica”? ¿Una estrella en la bandera de los EEUU? ¿Un súbdito de otras potencias? ¿Un grupo de habitantes que deambula sin rumbo y sin destino, buscando la forma de sobrevivir?
¿O queremos estar orgullosos de nuestra Argentina. Sentir que hay una fuerza moral que nos empuja a la libertad, al progreso, a la solidaridad. A ser alguien en el mundo. Reconocidos por la apertura a todos los seres humanos de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino. A ejercer el dominio soberano sobre todos los bienes naturales constitutivos de nuestra Patria: la tierra, el agua, la flora, la fauna, los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de litio, el carbón y el gas, las demás fuentes naturales de energía, el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, el espectro radioeléctrico, el mar, la plataforma marítima, las islas y los archipiélagos emergentes como pertenencias imprescriptibles e inalienables del Pueblo Argentino; y administrarlos “con propósitos sanos y acciones eficientes”?
Creo que la mayoría responderíamos afirmativamente al segundo interrogante. Sin desconocer que una franja importante de nativos se encuadra mejor en el marco de las primeras preguntas.
Unos y otros
“Ser o no ser, esa es la cuestión”. Alguien dijo: “Seamos un alma, lo demás vendrá por añadidura”. Podríamos agregar: “Seamos un sentimiento, una emoción, una pasión de amor por la Patria, por nuestro Pueblo y por la Humanidad, lo demás vendrá por añadidura”.
Hay una lucha perpetua entre Ser una Nación o un espacio geo-político subalterno; subyugado a intereses privados nativos y/o extranjeros.
Dos grandes alianzas pugnan en uno u otro sentido. Unas veces en forma abierta, otra encubierta. A veces con claridad y otras en un contexto de oscuridad y confusión. Pero hay rasgos que distinguen una de otra.
Para unos sobran viejos, sobran niños, sobran pobres, sobran indios…Los otros pugnan porque seamos más habitantes; porque aquí no sobra nadie.
Para unos el dinero y el consumo son todo. Acumular riquezas individuales hasta el infinito lo consideran un derecho inalienable. No contemplan personas ni ambiente. Los otros piensan que los bienes y servicios deben guardar alguna proporción con el buen vivir individual, social y ambiental. Y la distribución debe permitir erradicar la pobreza, para alcanzar un piso de bienestar para todos.
Malvinas
Para unos las Malvinas son un patrimonio discutible y enajenable. Podrían cederlas por vacunas, para pagar deuda externa o para disminuir el gasto en el presupuesto nacional. Para los otros son parte de nuestra integridad territorial. Por eso rechaza el colonialismo violento del Reino Unido y sostiene que las Malvinas son argentinas.
Los enemigos pretenden que decaiga la moral patriótica. La des-malvinización no fue ni es un proceso natural, sino manipulado. Han trabajado para debilitar nuestro espíritu, confundirnos, ubicarnos en la situación de incapaces para auto-gobernarnos (Dornbush-FMI-2002), intentan diseñar el sentido común de un pueblo débil.
Quedó demostrado en Mendoza en el estadio de futbol Malvinas Argentinas, donde las imágenes de la bandera patria y de las Malvinas, en los laterales de la pantalla electrónica, fueron tapadas para no herir la sensibilidad del Reino Unido. El escándalo que se configuraba era de semejante magnitud que tuvieron que destaparlas. Pero una vez más quedaba demostrada la carencia de espíritu patriota, por lo menos en unos sectores importantes de la dirigencia.
Realzar lo propio, “no es para mal de ninguno, sino para bien de todos”.
Cuando nombramos a los próceres de la independencia, a nuestros héroes, a los grandes constructores de nuestra nacionalidad, a nuestros premios Nobel, a la cantidad de figuras que trascendieron la escena de la Patria para transformarse en referencias mundiales; el pecho y el corazón se llenan de orgullo y la energía se multiplica.
En cambio, cuando denostamos a nuestros compatriotas con una mirada ácida, una crítica destructiva o el fatalismo sobre un país fallido; baja la autoestima, cunde el desaliento y nos sentimos inferiores. Sin misión. Vacíos.
Si nos vaciaran el alma, como otrora hicieron con el espíritu patriótico de las empresas públicas para poder quedárselas a precio vil, habríamos perdido el destino de grandeza solidaria con el que nació la Patria. Hay que luchar. Son tantas causas nobles por las que pelear, que quedarían vacías si no tuviéramos Patria.
Yo me quedo con las palabras de José Ingenieros: “Sólo es patriota el que ama a sus conciudadanos, los educa, los alienta, los dignifica, los honra; el que lucha por el bienestar de su pueblo, sacrificándose por emanciparlo de todos los yugos; el que cree que la patria no es la celda del esclavo, sino el solar del hombre libre. Nadie tiene derecho de invocar la patria mientras no pruebe que ha contribuido con obras a honrarla y engrandecerla. Convertirla en instrumento de facción, de clase o de partido, es empequeñecerle. No es patriotismo el que de tiempo en tiempo chisporrotea en adjetivos, sino el que trabaja de manera constante para la dicha o la gloria común”.
Para la dicha o la gloria común. Ese es un buen destino colectivo.
OPINIÓN
La Identidad Platense debe ser construída entre todos por Sergio H. Poggi y Edgardo Chacón (Arquitectos)
Published
5 días agoon
3 de junio de 2023By
Redacción
La ciudad de La Plata, tanto por su estructura como por su desarrollo, constituye un modelo, arquitectónico y urbanístico, digno de preservarse para las generaciones presentes y futuras.
El comentario anterior resulta especialmente oportuno, porque la preservación del patrimonio tanto monumental, como el natural y el identitario constituye hoy una tendencia aceptada por todos sus habitantes.
En este contexto, la preservación y/o conservación de mojones urbanos y hasta sectores completos de nuestra ciudad resulta la consecuencia lógica del rescate de nuestra identidad para poder proyectarnos al futuro.
Después de un largo camino en el que muchos testimonios físicos, lamentablemente, no pudieron ser salvados de la destrucción (y entre ellos seguramente se recuerda especialmente al viejo Mercado y al anterior Teatro Argentino) tenemos en la ciudad un catálogo y una legislación que acompañarían el proceso de preservación.
Independientemente de los alcances del catálogo (que nunca fue publicitado con certeza) o la vaguedad de la legislación (sujeta a veces al criterio especial de los funcionarios), no podemos negar que existe un punto de partida que, de continuarse en las administraciones municipales del presente y del futuro, puede llegar a constituir una forma de política de estado.
Naturalmente que es el propio estado el que tiene que preocuparse por conservar la integridad, en principio, de su propio patrimonio, impidiendo que se disgregue o se desfigure ampliando, remodelando, o peor aún, demoliendo parte de la estructura edilicia en la que el mismo funciona (el Bosque Platense desde su creación es un nefasto ejemplo de las idas y vueltas al respecto).
Pero para que el proceso anterior no se transforme en una moda y pierda vigencia en poco tiempo, todas las medidas deben encuadrarse en una propuesta más general, no solamente ¨legislada¨ sino más bien ¨consensuada¨ a través del protagonismo de todas las personas interesadas en este tipo de medidas.
No basta con tener buenas intenciones sino tratar de lograr a través de una herramienta adecuada que las personas interesadas se sientan involucradas en el proceso, a esta herramienta se la identifica con un nombre cuyo uso también es actual, y al que hay que cuidar para que no se transforme también en una moda, es el ¨Planeamiento Estratégico Situacional¨.
Porque seguramente, aunque para una ciudad con la tradición de La Plata, promover la preservación del patrimonio constituya una moda deseable, mucho más deseable es que se traduzca en medidas de gobierno eficaz, formando parte de un proceso de planificación global.
Las medidas anteriores tienen que dar respuesta a las tres preguntas clásicas: ¿Qué preservar?, ¿Cómo preservar? y, ¿Como difundir y concientizar?.
No basta con que un grupo ¨erudito¨ determine qué merece ser preservado y qué puede ser demolido, es necesario que ¨todos¨ sepan porqué hay que preservar, y entre todos establezcan las pautas para que una parte del todo deje de constituir una forma de propiedad individual para transformarse en propiedad común o sea en el patrimonio cultural compartido.
La existencia de un catálogo de obras que merecen ser preservadas, pero que nunca fue publicitado en sus alcances ni publicado en su totalidad, ni especificado quienes y con que grado de representatividad en la ciudadanía platense determinaron el valor de los bienes a preservar o conservar, constituyen medidas contraproducentes para lograr la participación, e influyen para que el propietario de todo bien ¨generosamente incluído¨ tenga al menos temor sobre las consecuencias del manejo de su propiedad.
Pero, así como no es deseable que al tema lo maneje un grupo de eruditos, mucho menos es deseable que establezca que ciertas partes son propiedad en común mientras que otras pueden eliminarse porque no se ubican en contexto.
Frecuentemente se observan intervenciones en las que se respetan solamente los elementos estructurales de las fachadas preexistentes, eliminando aberturas, detalles (como la firma de los constructores) y elementos complementarios.
El resultado de lo anterior, a lo que normalmente se suma, el uso de revoques y pinturas que no responden a las características de las originales suele ser bastante pobre, una pobre caricatura del edificio que se pretende preservar.
Es evidente que la falta de criterio unificado puede llevarnos a creer, usando una imagen trasladada al plano humano, que a través de la conservación del esqueleto estamos guardando la imagen de las personas.
Por todo lo expuesto, tan importante como la reflexión sobre las dos consideraciones anteriores es que solamente se puede preservar lo que se conoce, y más aún, lo que se conoce en profundidad.
Existe una sola forma de preservar: con la participación de todos e incluyendo (muy especialmente) al entorno del casco histórico.
Tan importante como lo anterior, es el hecho de que una vez establecido el motivo que origina la preservación se establezcan los medios que permitan que lo preservado se mantenga, porque tiene un valor muy pobre establecer restricciones al uso por parte de los propietarios cuando no se le acercan los elementos que mantengan al testimonio en el tiempo.
Respecto a lo anterior, el factor humano es fundamental, porque de nada sirve intentar preservar aquello sobre lo que no se puede realizar una conservación preventiva. Al respecto el empedrado histórico es paradigmático porque aunque se intente mantener en la forma en la que fue realizado es muy difícil encontrar mano de obra que pueda repararlo y mantenerlo en condiciones pero, aún así consideramos que el tema debe ser contemplado en su totalidad, no reemplazándolo ni manteniéndolo por caprichos, los adoquines forman parte de nuestra identidad y, la misma no debería ser cubierta por una capa asfáltica porque es más fácil hacerlo, sino enmarcado esa acción en un Plan Global para la ciudad elaborado con el pueblo platense aportando su voz y propuestas.
Lo mismo podemos decir del reemplazo de las baldosas fundacionales. Aquellas baldosas impuestas por ordenanza a poco de comenzada la vida de nuestra ciudad, nos permiten reconocerla en el mundo y reconocernos como platenses al transitarlas, al punto que la misma Municipalidad posee una fábrica para elaborarlas al sólo costo de los materiales. Ahora bien, nuestro Intendente decidió reemplazarlas sin motivo por otras diferentes, compradas y que además fueron pagadas por todos los habitantes del Partido, no importa si uno es frentista en esa vereda o viva en Colonia Urquiza.
Demolición de viviendas patrimoniales para construir edificios sin siquiera la cantidad de cocheras necesarias para cubrir la propia demanda de estacionamiento de sus propietarios, reemplazo del adoquinado sin criterio integral, reemplazo de baldosas patrimoniales, descuido, abandono e imprevisión en el arbolado urbano son sólo algunos de los avances sobre nuestro patrimonio identitario.
Incluso el patrimonio intangible debe ser defendido, promovido y protegido. El caso más impactante se observa en los muñecos de fin de año, arte efímero reconocido mundialmente que temporada a temporada, en lugar de aumentar e incorporar a la construcción a nuevas generaciones, ve disminuida su cantidad por la inacción, desidia o trabas burocráticas municipales
Nada de lo planteado anteriormente es de difícil resolución, más aún, podemos decir que la misma es muy simple, basta con tener la decisión política de hacerlo.
Planificación, Decisión, Participación, Protagonismo Ciudadano, Plan Maestro, Legislación de Apoyo deberían constituir el lenguaje habitual de los sucesivos funcionarios municipales, cuya función básica es la de responder a las necesidades de los ciudadanos en su totalidad pensando en nuestro futuro y no en la próxima elección.
por Sergio H. Poggi y Edgardo Chacón (Arquitectos)

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