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OPINIÓN

La estrategia define la organización por Jorge Rachid

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Son los acuerdos a largo plazo los que permiten rearmar la organización del Movimiento Nacional y Popular, hilvanando los sectores dispersos, que han construido identidad por años, que tienen caminos recorridos de luchas y despliegues, que no se diluirán en otras propuestas, pero pueden acceder a ser parte de la mesa de decisiones, de un movimiento que ha sido fragmentado y necesita rehacerse e institucionalizarse.
El enemigo ha logrado frivolizar la política, haciendo superficial y táctica la comprensión masiva de la realidad, con una catarata mediática diaria, que conlleva su propia agenda, que es repetida por una militancia que ha entrado en la discusión amor/odio, eje de la propuesta de quienes intentan borrar identidades nacionales y memorias colectivas. Eso se llama colonización, tanto cultural como económica e institucional, estableciendo una relación natural opresor/oprimido que se prolonga en el tiempo, inundando la nuevas generaciones que lo viven como normalidad.
Repetir la agenda del enemigo la amplía, a la vez que oculta la agenda propia, propositiva y constructiva que queda en las sombras de la información. Es que los medios dejaron de ser de comunicación y son parte de la disputa del poder por lo cual su habitualidad es la mentira, la tergiversación, la manipulación y el ocultamiento de la realidad, que impactan en el espacio simbólico de la conciencia colectiva del pueblo, desviando el eje de la información hacia sus propios intereses.
El enemigo, categoría poco aceptada en lo «políticamente correcto», es sin embargo fácilmente detectable como tal a diferencia de los adversarios políticos, que desde otra visión tienen mirada de Patria. Quienes aceptan ser conducidos y financiados por intereses extranjeros, proponiendo la entrega de Malvinas y la Patagonia Austral, la destrucción de los sistemas solidarios previsionales y de salud junto a educación, eliminar los derechos laborales y promover el modelo agro exportador primarizado, con una economía dependiente, que produce pérdida de soberanía política a través del endeudamiento sin límites, no puede ser considerado compatriota. Ese es el enemigo identificado hoy en personajes emblemáticos de PRO/CAMBIEMOS.
Entonces la denuncia de la colonización no es un ejercicio abstracto e intelectual de análisis político, es una realidad palpable que no se logra visualizar por la acción coordinada mediática, que sólo muestra las fotos de los acontecimientos sin revelar la película de los hechos que la contextualizan.
Esa mirada desde lo satelital antes que el ojo de la cerradura, es la que nos permite ir desde la política internacional a la situación local, en un análisis que necesariamente debe llegar al barrio, la empresa, el territorio o el lugar donde se milite. Sin ese análisis, panorámico y profundo, las herramientas de la lucha política se adelgazan y el discurso se debilita.
Evitar la penetración colonial en todos los aspectos políticos, económicos e institucionales, es lo que llamamos la batalla cultural, que es un proceso de lucha, no de acompañamiento de cuestiones que en el tiempo se van naturalizando. A veces encontramos que los términos de lucha o batalla no se aceptan en la militancia, porque la especulación de las conducciones no rompe los puentes de la perversidad metodológica, en especial electoralista, que ha impregnado el quehacer político.
Sin dudas no es generalizada la especulación, pero a la hora de las definiciones se repiten los esquemas que nos llevado a esta situación fragmentada, enterrando en parte las utopías militantes, motores necesarios en el camino de la construcción de una Comunidad Organizada en pos del modelo social y productivo solidario y biocéntrico, con soberanía política, que el peronismo tiene como objetivo estratégico.
La colonización institucional pretende instalar la gestión como administración de la realidad. No es así para los militantes del Movimiento Nacional, ya que llegamos al Gobierno para cambiar la realidad injusta por un modelo más justo. No estamos para administrar la pobreza, estamos para derrotarla. Esa es nuestra concepción de la militancia que cuando llega al Estado, es para ser disrruptivos, transformadores en lo estructural que debe confrontar con una realidad consolidada por el enemigo, a través de décadas de construcción del modelo de dependencia.
La gestión del Estado sin ideología es tan vacía como el ideologismo sin gestión, porque cuando suceden parálisis determinadas en el Estado, por mecanismos de miedo, disciplina extrema, por especulación político electoral, por permanecer en el lugar de trabajo aunque llegue el enemigo, entonces el que sufre las consecuencias es el conjunto del Pueblo, que se queda sin respuestas del único lugar del cual lo pueden recibir: el Estado al servicio de todos los argentinos sin distinción. «Los más infelices serán los más privilegiados» Artigas en el Congreso de los Pueblos Libres de 1815.
El enemigo pretende eliminar la concepciones de Patria Grande en primer lugar por lo cual boicotea y destruye la CELAC como antes el UNASUR, en su primer objetivo estratégico, impedir la conformación del bloque y las inversiones Chinas y rusas en la región. Pero además produce el deterioro democrático al imponer la Corte Suprema como control absoluto del funcionamiento de la misma, paralizando al ejecutivo y parlamentario, porque es la herramienta del sometimiento social, de impedir cualquier modificación de su estructura. Esas son las dos pinzas el coloniaje orientadas para la secesión de la Patagonia Austral, objetivo estratégico de la OTAN para el Atlántico Sur, hacia Antártida, Mar territorial y pasos interoceánicos.
Como estamos bajo ataque golpista en la región, los esfuerzos militantes no pueden dispersarse en cuestiones secundarias, mucho menos en el canibalismo interno, preludio electoral, ni en sectarismos excluyentes que impidan la ampliación del Movimiento Nacional.
La diferencia entre un gobierno amigo y uno enemigo, es que el primero no persigue, no entrega la Patria, no excluye a las mayorías populares, no conculca derechos aunque tenga muchas fallas como hoy. El enemigo persigue y mata, entrega la Patria y amputa derechos sociales y laborales.
El desafío es entonces encaminar los esfuerzos dispersos en caminos comunes en lo estratégico, que se desplieguen de acuerdo a sus propias realidades de construcción política, pero hacia ese modelo común solidario que nos proponemos como objetivo doctrinario, de un Pueblo feliz en una Patria Grande.
La formación de militantes es la tarea principal de la etapa, al mismo tiempo que se institucionalice el Movimiento Nacional de base doctrinaria filosófica peronista, que en la construcción de la Comunidad Organizada permita desplegar a futuro, la consolidación del Proyecto Nacional y Popular de una Patria Grande soberana y justa, integrada con los Pueblos hermanos en ese bloque que desde 1974 viene anunciando el peronismo, en el Modelo Argentino para un Proyecto Nacional que logró coronar en el UNASUR, desarmado por el enemigo instrumentado por el Grupo de Lima, consolidado y financiado por el coloniaje, con lacayos locales.
JORGE RACHID
PRIMERO LA PATRIA
www.lapatriaestaprimero.org
CABA, 19 de enero de 2023

BIBLIOTECA
Hugo Chumbita: Historia Crítica de las Corrientes Ideológica Argentinas Ed. Octubre
Mario Casalla: Perspectivas de América Latina Ed. CICCUS
José Luis Coraggio y Erika Loritz: Economía Popular entre la emergencia y la estrategia Ed. CICCUS

OPINIÓN

Es el saqueo, así de sencillo (3) por Mario Mazzitelli

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El vaciamiento espiritual de la Patria.

“Serás lo que debas ser o si no, no serás nada”. José de San Martín. “Ser o no ser”, esa es la cuestión esencial a cualquier Pueblo, Nación o Estado.

¿Querríamos ser “Argentina…la joya más preciada de la Corona Británica”? ¿Una estrella en la bandera de los EEUU? ¿Un súbdito de otras potencias? ¿Un grupo de habitantes que deambula sin rumbo y sin destino, buscando la forma de sobrevivir?

¿O queremos estar orgullosos de nuestra Argentina. Sentir que hay una fuerza moral que nos empuja a la libertad, al progreso, a la solidaridad. A ser alguien en el mundo. Reconocidos por la apertura a todos los seres humanos de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino. A ejercer el dominio soberano sobre todos los bienes naturales constitutivos de nuestra Patria: la tierra, el agua, la flora, la fauna, los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de litio, el carbón y el gas, las demás fuentes naturales de energía, el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, el espectro radioeléctrico, el mar, la plataforma marítima, las islas y los archipiélagos emergentes como pertenencias imprescriptibles e inalienables del Pueblo Argentino; y administrarlos “con propósitos sanos y acciones eficientes”?

Creo que la mayoría responderíamos afirmativamente al segundo interrogante. Sin desconocer que una franja importante de nativos se encuadra mejor en el marco de las primeras preguntas.

Unos y otros

“Ser o no ser, esa es la cuestión”. Alguien dijo: “Seamos un alma, lo demás vendrá por añadidura”. Podríamos agregar: “Seamos un sentimiento, una emoción, una pasión de amor por la Patria, por nuestro Pueblo y por la Humanidad, lo demás vendrá por añadidura”.

 

Hay una lucha perpetua entre Ser una Nación o un espacio geo-político subalterno; subyugado a intereses privados nativos y/o extranjeros.

Dos grandes alianzas pugnan en uno u otro sentido. Unas veces en forma abierta, otra encubierta. A veces con claridad y otras en un contexto de oscuridad y confusión. Pero hay rasgos que distinguen una de otra.

Para unos sobran viejos, sobran niños, sobran pobres, sobran indios…Los otros pugnan porque seamos más habitantes; porque aquí no sobra nadie.

Para unos el dinero y el consumo son todo. Acumular riquezas individuales hasta el infinito lo consideran un derecho inalienable. No contemplan personas ni ambiente. Los otros piensan que los bienes y servicios deben guardar alguna proporción con el buen vivir individual, social y ambiental. Y la distribución debe permitir erradicar la pobreza, para alcanzar un piso de bienestar para todos.

Malvinas

Para unos las Malvinas son un patrimonio discutible y enajenable. Podrían cederlas por vacunas, para pagar deuda externa o para disminuir el gasto en el presupuesto nacional. Para los otros son parte de nuestra integridad territorial. Por eso rechaza el colonialismo violento del Reino Unido y sostiene que las Malvinas son argentinas.

Los enemigos pretenden que decaiga la moral patriótica. La des-malvinización no fue ni es un proceso natural, sino manipulado. Han trabajado para debilitar nuestro espíritu, confundirnos, ubicarnos en la situación de incapaces para auto-gobernarnos (Dornbush-FMI-2002), intentan diseñar el sentido común de un pueblo débil.

Quedó demostrado en Mendoza en el estadio de futbol Malvinas Argentinas, donde las imágenes de la bandera patria y de las Malvinas, en los laterales de la pantalla electrónica, fueron tapadas para no herir la sensibilidad del Reino Unido. El escándalo que se configuraba era de semejante magnitud que tuvieron que destaparlas. Pero una vez más quedaba demostrada la carencia de espíritu patriota, por lo menos en unos sectores importantes de la dirigencia.

Realzar lo propio, “no es para mal de ninguno, sino para bien de todos”.

Cuando nombramos a los próceres de la independencia, a nuestros héroes, a los grandes constructores de nuestra nacionalidad, a nuestros premios Nobel, a la cantidad de figuras que trascendieron la escena de la Patria para transformarse en referencias mundiales; el pecho y el corazón se llenan de orgullo y la energía se multiplica.

En cambio, cuando denostamos a nuestros compatriotas con una mirada ácida, una crítica destructiva o el fatalismo sobre un país fallido; baja la autoestima, cunde el desaliento y nos sentimos inferiores. Sin misión. Vacíos.

Si nos vaciaran el alma, como otrora hicieron con el espíritu patriótico de las empresas públicas para poder quedárselas a precio vil, habríamos perdido el destino de grandeza solidaria con el que nació la Patria. Hay que luchar. Son tantas causas nobles por las que pelear, que quedarían vacías si no tuviéramos Patria.

Yo me quedo con las palabras de José Ingenieros: “Sólo es patriota el que ama a sus conciudadanos, los educa, los alienta, los dignifica, los honra; el que lucha por el bienestar de su pueblo, sacrificándose por emanciparlo de todos los yugos; el que cree que la patria no es la celda del esclavo, sino el solar del hombre libre. Nadie tiene derecho de invocar la patria mientras no pruebe que ha contribuido con obras a honrarla y engrandecerla. Convertirla en instrumento de facción, de clase o de partido, es empequeñecerle. No es patriotismo el que de tiempo en tiempo chisporrotea en adjetivos, sino el que trabaja de manera constante para la dicha o la gloria común”.

Para la dicha o la gloria común. Ese es un buen destino colectivo.

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OPINIÓN

La Identidad Platense debe ser construída entre todos por Sergio H. Poggi  y Edgardo Chacón  (Arquitectos)

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La ciudad de La Plata, tanto por su estructura como por su desarrollo, constituye un modelo, arquitectónico y urbanístico, digno de preservarse para las generaciones presentes y futuras.

El comentario anterior resulta especialmente oportuno, porque la preservación del patrimonio tanto monumental, como el natural y el identitario constituye hoy una tendencia aceptada por todos sus habitantes.

En este contexto, la preservación y/o conservación de mojones urbanos y hasta sectores completos de nuestra ciudad resulta la consecuencia lógica del rescate de nuestra identidad para poder proyectarnos al futuro.

Después de un largo camino en el que muchos testimonios físicos, lamentablemente, no pudieron ser salvados de la destrucción (y entre ellos seguramente se recuerda especialmente al viejo Mercado y al anterior Teatro Argentino) tenemos en la ciudad un catálogo y una legislación que acompañarían el proceso de preservación.

Independientemente de los alcances del catálogo (que nunca fue publicitado con certeza) o la vaguedad de la legislación (sujeta a veces al criterio especial de los funcionarios), no podemos negar que existe un punto de partida que, de continuarse en las administraciones municipales del presente y del futuro, puede llegar a constituir una forma de política de estado.

Naturalmente que es el propio estado el que tiene que preocuparse por conservar la integridad, en principio, de su propio patrimonio, impidiendo que se disgregue o se desfigure ampliando, remodelando, o peor aún, demoliendo parte de la estructura edilicia en la que el mismo funciona (el Bosque Platense desde su creación es un nefasto ejemplo de las idas y vueltas al respecto).

Pero para que el proceso anterior no se transforme en una moda y pierda vigencia en poco tiempo, todas las medidas deben encuadrarse en una propuesta más general, no solamente ¨legislada¨ sino más bien ¨consensuada¨ a través del protagonismo de todas las personas interesadas en este tipo de medidas.

No basta con tener buenas intenciones sino tratar de lograr a través de una herramienta adecuada que las personas interesadas se sientan involucradas en el proceso, a esta herramienta se la identifica con un nombre cuyo uso también es actual, y al que hay que cuidar para que no se transforme también en una moda, es el ¨Planeamiento Estratégico Situacional¨.

Porque seguramente, aunque para una ciudad con la tradición de La Plata, promover la preservación del patrimonio constituya una moda deseable, mucho más deseable es que se traduzca en medidas de gobierno eficaz, formando parte de un proceso de planificación global.

Las medidas anteriores tienen que dar respuesta a las tres preguntas clásicas: ¿Qué preservar?, ¿Cómo preservar? y, ¿Como difundir y concientizar?.

No basta con que un grupo ¨erudito¨ determine qué merece ser preservado y qué puede ser demolido, es necesario que ¨todos¨ sepan porqué hay que preservar, y entre todos establezcan las pautas para que una parte del todo deje de constituir una forma de propiedad individual para transformarse en propiedad común o sea en el patrimonio cultural compartido.

La existencia de un catálogo de obras que merecen ser preservadas, pero que nunca fue publicitado en sus alcances ni publicado en su totalidad, ni especificado quienes y con que grado de representatividad en la ciudadanía platense determinaron el valor de los bienes a preservar o conservar, constituyen medidas contraproducentes para lograr la participación, e influyen para que el propietario de todo bien ¨generosamente incluído¨ tenga al menos temor sobre las consecuencias del manejo de su propiedad.

Pero, así como no es deseable que al tema lo maneje un grupo de eruditos, mucho menos es deseable que establezca que ciertas partes son propiedad en común mientras que otras pueden eliminarse porque no se ubican en contexto.

Frecuentemente se observan intervenciones en las que se respetan solamente los elementos estructurales de las fachadas preexistentes, eliminando aberturas, detalles (como la firma de los constructores) y elementos complementarios.

El resultado de lo anterior, a lo que normalmente se suma, el uso de revoques y pinturas que no responden a las características de las originales suele ser bastante pobre, una pobre caricatura del edificio que se pretende preservar.

Es evidente que la falta de criterio unificado puede llevarnos a creer, usando una imagen trasladada al plano humano, que a través de la conservación del esqueleto estamos guardando la imagen de las personas.

Por todo lo expuesto, tan importante como la reflexión sobre las dos consideraciones anteriores es que solamente se puede preservar lo que se conoce, y más aún, lo que se conoce en profundidad.

Existe una sola forma de preservar: con la participación de todos e incluyendo (muy especialmente) al entorno del casco histórico.

Tan importante como lo anterior, es el hecho de que una vez establecido el motivo que origina la preservación se establezcan los medios que permitan que lo preservado se mantenga, porque tiene un valor muy pobre establecer restricciones al uso por parte de los propietarios cuando no se le acercan los elementos que mantengan al testimonio en el tiempo.

Respecto a lo anterior, el factor humano es fundamental, porque de nada sirve intentar preservar aquello sobre lo que no se puede realizar una conservación preventiva. Al respecto el empedrado histórico es paradigmático porque aunque se intente mantener en la forma en la que fue realizado es muy difícil encontrar mano de obra que pueda repararlo y mantenerlo en condiciones pero, aún así consideramos que el tema debe ser contemplado en su totalidad, no reemplazándolo ni manteniéndolo por caprichos, los adoquines forman parte de nuestra identidad y, la misma no debería ser cubierta por una capa asfáltica porque es más fácil hacerlo, sino enmarcado esa acción en un Plan Global para la ciudad elaborado con el pueblo platense aportando su voz y propuestas.

Lo mismo podemos decir del reemplazo de las baldosas fundacionales. Aquellas baldosas impuestas por ordenanza a poco de comenzada la vida de nuestra ciudad, nos permiten reconocerla en el mundo y reconocernos como platenses al transitarlas, al punto que la misma Municipalidad posee una fábrica para elaborarlas al sólo costo de los materiales. Ahora bien, nuestro Intendente decidió reemplazarlas sin motivo por otras diferentes, compradas y que además fueron pagadas por todos los habitantes del Partido, no importa si uno es frentista en esa vereda o viva en Colonia Urquiza.

Demolición de viviendas patrimoniales para construir edificios sin siquiera la cantidad de cocheras necesarias para cubrir la propia demanda de estacionamiento de sus propietarios, reemplazo del adoquinado sin criterio integral, reemplazo de baldosas patrimoniales, descuido, abandono e imprevisión en el arbolado urbano son sólo algunos de los avances sobre nuestro patrimonio identitario.

Incluso el patrimonio intangible debe ser defendido, promovido y protegido. El caso más impactante se observa en los muñecos de fin de año, arte efímero reconocido mundialmente que temporada a temporada, en lugar de aumentar e incorporar a la construcción a nuevas generaciones, ve disminuida su cantidad por la inacción, desidia o trabas burocráticas municipales

Nada de lo planteado anteriormente es de difícil resolución, más aún, podemos decir que la misma es muy simple, basta con tener la decisión política de hacerlo.

Planificación, Decisión, Participación, Protagonismo Ciudadano, Plan Maestro, Legislación de Apoyo deberían constituir el lenguaje habitual de los sucesivos funcionarios municipales, cuya función básica es la de responder a las necesidades de los ciudadanos en su totalidad pensando en nuestro futuro y no en la próxima elección.

 

 

por Sergio H. Poggi  y Edgardo Chacón     (Arquitectos)

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OPINIÓN

El espacio está abierto por Ezequiel Beer

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La hegemonía del poder presidencial de Carlos Menem se extendio desde 1989 hasta casi el año 2003 participando de las respectivas elecciones presidenciales. Es decir casi 15 años sin poder alcanzar un tercer mandato.
El proceso kirchnerista/cristinista se extendió por un periodo mas extenso – desde 2003 hasta 2023 es decir casi 20 años – donde ante la posibilidad de un tercer mandato por parte de Cristina Fernandez ella misma en variadas ocasiones y por diversas razones desistio.
Han quedado acéfalos siendo el intento reciente trasvasar su intensionalidad de voto a un candidato afin desde enunciaciones varias o el solapado de actores politicos.
Por ahora este mecanismo esta dejando dudas de su efectividad a tan solo menos de 30 días de la presentacion de las candidaturas para las elecciones PASO del 13 de agosto.
Parecería que existe una paradoja entre los dos fenomenos politicos ante un Menem que calculaba solo obtener el 30% de los votos ante Nestor Kirchner y el guarismo actual de CFK que podriamos considerar entre el 20 y el 30 % quizas siendo una de las razones por la cual quizás desistio de participar como candidata.
Ni Perón Ni Menem y en apariencia CFK han dejado herederos concretos siendo una tonica regular del Peronismo.
El espacio esta abierto- / Ezequiel Beer

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