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ECONOMÍA

Inflación: el índice de noviembre comenzó con 4

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La tasa fue 4,9 por ciento cuando varias consultoras de la city informaban que se ubicaría en el área del 6 por ciento y desde Economía dejaban trascender que estaría en el del 5 por ciento. El dato de noviembre logró quebrar la inercia inflacionaria, mérito de la estrategia de acuerdos con palos y zanahorias del ministro Sergio Massa.

Por encima del promedio se ubicó el rubro de Comunicación, que abarca los servicios de telefonía, internet y televisión, al marcar 6,4 por ciento.
Por encima del promedio se ubicó el rubro de Comunicación, que abarca los servicios de telefonía, internet y televisión, al marcar 6,4 por ciento.

La inflación fue 4,9 por ciento mensual en noviembre, un registro que volvió a los niveles del primer trimestre del año. En los últimos doce meses la suba de precios fue 92,4 por ciento, alejando el fantasma de terminar el año en tres dígitos, como pronostica la mayoría de las consultoras de la city.

Algunos objetivos de la gestión económica de Sergio Massa pueden verse en este indicador: la desaceleración del rubro de alimentos y bebidas, que pasó de 6,2 en octubre a 3,5 el último mes, se vincula con el programa de Precios Justos y también la menor incidencia de la categoría Prendas de vestir y calzado, que se ubicó por debajo del promedio general por primera vez en el año. A su vez impactó fuerte la segmentación tarifaria.

Los precios al consumidor subieron 4,9% en noviembre de 2022 respecto de octubre y 92,4% interanual.
El 4,9 de noviembre representa una marcada desaceleración respecto al 6,5 promedio de los últimos cuatro meses. Resta los aumentos en diciembre, un mes con estacionalidad alta debido a las remarcaciones en vísperas de las fiestas y por el inicio de la temporada de vacaciones de verano.

El impacto del programa Precios Justos se sentirá plenamente en el último mes del año dado que entró en vigencia a mediados de noviembre. Para el primer bimestre del 2023 , si se cumple la promesa de Massa de reducir en 1 punto la inflación mensual, la tasa de inflación debería empezar con el 3.

Los rubros que superaron al promedio
La división de mayor aumento en noviembre fue vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles con 8,7 por ciento, pues contabiliza el resultado de la segmentación tarifaria de los servicios de electricidad y gas a nivel nacional y el caso del agua específicamente en Gran Buenos Aires. Este efecto inflacionario persistirá en los meses que siguen pues resta aplicar nuevos recortes a los subsidios en diciembre y febrero de acuerdo al cronograma original.

En segundo lugar con 6,4 por ciento se ubicó el rubro de Comunicación, que abarca los servicios de telefonía, internet y televisión. Aquí las grandes empresas que concentran el mercado impidieron la regulación estatal mediante fallos judiciales que suspendieron la decisión del gobierno de declararlos “servicios públicos esenciales” a través del DNU firmado por el presidente en agosto de 2020. Primero la Justicia Federal aprobó una medida cautelar presentada por Telecom, del grupo Clarín, y más tarde la Corte rechazó dos recursos de queja presentados por el Enacom.

En noviembre 2022, Alimentos y bebidas no alcohólicas aportó la mayor incidencia sobre la variación mensual en todas las regiones del país, excepto en Gran Buenos Aires, donde lideró Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles.
El rubro de Bebidas alcohólicas y tabaco ocupó el tercer lugar en las subas de precio por el aumento en los cigarrillos, el ítem subió 6,3 por ciento.

Desaceleración inflacionaria
Los Alimentos y bebidas no alcohólicas, en tanto, fueron la división que menos creció en noviembre: con un alza de 3,5 por ciento, que no se veía desde octubre de 2021 cuando entraba en vigencia el plan Precios Cuidados del entonces secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, que retrotraía los valores de 1400 productos de consumo masivo a los primeros días del mes. El programa Precios Justos de Sergio Massa es más amplio pues abarca 1900 productos esenciales –entre alimentos, bebidas, lácteos, higiene personal y limpieza- y al igual que aquel entró en vigencia a mediados de mes, de modo que se espera un segundo impacto también en diciembre.

El programa estará vigente hasta febrero. Asimismo, Massa acordó con las más de 100 empresas que entraron voluntariamente al acuerdo –merced a recibir los dólares necesarios para importar insumos intermedios- que los precios de los productos que quedaron por fuera del mismo aumenten en torno al 4 por ciento mensual. Esto también incidió sobre la dinámica general de la inflación en alimentos.

En paralelo el equipo económico decidió continuar esas negociaciones “en torno al 4 por ciento” con varios sectores de la actividad: indumentaria, combustibles, puntualmente al precio de la harina subsidiada para hacer pan, medicamentos y productos electrónicos. El aumento ordenado en el caso de la nafta, gasoil y otros que empezó a regir a mediados de noviembre no tuvo impacto sobre la división de Transporte que releva Indec.

Con negociaciones sector a sector, el equipo de Massa logró quebrar la tendencia de acelerado aumento del precio de las Prendas de vestir y calzado, que en noviembre subieron 4,5 por ciento mensual: por debajo del índice general de precios por primera vez en el año. La inflación en doce meses en este rubro fue de 122,4 por ciento de acuerdo al último dato de Indec. El miércoles Massa refrendó el acuerdo de congelamiento de precios con las principales 60 marcas productoras de ropa que se extenderá hasta fines de febrero y también alcanzó un acuerdo con unas 25 marcas de calzado deportivo que contempla una rebaja de hasta un 20 por ciento en los precios vigentes a diciembre y se firmará la semana entrante.

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ECONOMÍA

Crisis bancaria: caen las acciones del Credit Suisse y del UBS tras anunciar su fusión

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La crisis financiera desatada la semana pasada por la quiebra del Sillicon Valley Bank continúa haciendo crujir las bolsas de valores mundiales. Este lunes, las acciones del banco Credit Suisse y las del UBS se desplomaron en la bolsa suiza y en la preapertura de Wall Street, a pesar del anuncio de fusión de los dos bancos privados más importantes del país helvético, con el respaldo del Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos.

En la bolsa suiza y en el premarket de Wall Street, el Credit Suisse se desplomaba 60 por ciento, mientras que el UBS perdía 8 por ciento en la bolsa suiza y en la preapertura de la bolsa neoyorquina. Por el temor a la quiebra del Credit Suisse, el Gobierno Suizo negoció a contrareloj durante el fin de semana el acuerdo de fusión entre los dos bancos privados, a pesar del millonario préstamo por parte del Banco Nacional de Suiza (BNZ) que se había anunciado la semana pasada.

Una fusión que intentó calmar a los mercados

La fusión fue anunciada el domingo por la tarde, para adelantarse a la apertura de los mercados, y consistió en una maniobra por 3.000 millones de francos suizos, unos 3200 millones de dólares, que supone que el UBS pagó solo 0,76 francos suizos por cada acción del Credit Suisse, las cuales el viernes cerraron a 1,86 francos. O sea,  un 60 por ciento por debajo de su valor de mercado.

Sin embargo, el acuerdo se cerró con la certeza de que sin la fusión el Credit Suisse terminaría desplomándose rumbo a la quiebra. Esa alerta explicó la rapidez de las negociaciones y la participación de actores relevantes de toda la economía occidental, ya que en el contexto de la crisis financiera de 2008, el banco fue clasificado «de importancia sistémica» («too big to fail») para la economía suiza y europea.

Entonces, la operación de fusión de los bancos privados tuvo las garantías ofrecidas por el Gobierno suizo, que dará 9.000 millones de euros a UBS para reducir sus riesgos de pérdidas en ciertas carteras de Credit Suisse, así como por el Banco Nacional de Suiza, que pondrá hasta 100.000 millones de euros en liquidez a disposición del banco comprador.

Un banco «de importancia sistémica»

“El viernes constatamos que la salida de fondos y la volatilidad del mercado demostraba que la confianza necesaria no podía ser restaurada. Y que una solución rápida que garantizara la estabilidad era indispensable. Esa decisión es el rescate de Credit Suisse por UBS”, aseguró este domingo Alain Berset, presidente del Consejo Federal suizo, órgano ministerial rotativo para la conducción del país.

«Credit Suisse es uno de los 30 bancos sistémicos a nivel mundial. Es uno de los dos principales bancos del país. Por lo tanto, no solo es decisivo para Suiza, para nuestras empresas, para los clientes privados y para sus propios empleados, sino también para la estabilidad de todo el sistema financiero internacional. Teníamos, por tanto, la responsabilidad de hacer todo lo posible para evitar una crisis financiera de grandes dimensiones”, agregó el funcionario.

Es por eso que la fusión contó con el apoyo del Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal de EEUU (Fed) y la Financial Conduct Authority (FCA) de Reino Unido. «Acojo con beneplácito la acción rápida y las decisiones tomadas por las autoridades suizas», celebró la presidenta del BCE y ex titular del FMI, Christine Lagarde.

Palabras similares tuviero tanto la Secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, como el presidente la Fed, Jerome Powell, quien confiaron que la fusión traerá «estabilidad financiera». Por su parte, el Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria Europea y la Junta Única de Resolución elogiaron este lunes el «amplio conjunto de acciones» tomadas ayer por las autoridades suizas para «asegurar la estabilidad financiera», en referencia al acuerdo para que UBS adquiera Crédit Suisse.

«El sector bancario europeo es resiliente, con robustos niveles de capital y liquidez», dijeron las autoridades responsables de la supervisión, regulación y resolución de la banca de la zona del euro.

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ECONOMÍA

Cuota alimentaria: lanzaron el Índice de Crianza

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El ministro de Economía, Sergio Massa, presentó hoy el nuevo Índice de Crianza que elaborará el Indec y anticipó que pedirá a la Corte Suprema que, a partir de su publicación, sea utilizado como referencia en los litigios por cuota alimentaria.

En un acto que se llevó a cabo en la sede central del Banco Nación, el titular del Palacio de Hacienda dijo: «Quiero pedirle a la Corte Suprema que, a partir de la publicación del Índice, saque una acordada que establezca obligatoria la aplicación en toda la Justicia de Familia».

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ECONOMÍA

La inflación es una piedra en el zapato de Massa

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El índice de enero y el que se espera para los próximos dos meses están poniendo bajo tensión la estrategia antiinflacionaria gradualista, que se apoya fundamentalmente en cumplir con el acuerdo con el FMI y desacelerar la inercia con acuerdos de precios sectoriales. Un plan de estabilización de shock tampoco asegura el éxito.

El ancla antiinflacionaria principal del equipo económico de Sergio Massa es cumplir con las principales metas macroeconómicas contenidas en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Es una estrategia que sirvió para evitar el descontrol de la tasa de inflación, cuando marcó el 7,4 por ciento en julio pasado y había riesgos ciertos de una espiralización de precios con fulminantes consecuencias sociales, económicas y políticas.

Desde fines de diciembre es un sendero que empezó a mostrar cierto agotamiento porque los factores inerciales continuaron operando y, en especial, siguieron ajustándose al alza los precios básicos (tipo de cambio oficial, tarifas, salarios y tasa de interés), que definen en gran medida el recorrido del resto.

En cada mes siempre habrá además algún rubro que por factores estacionales (por caso, vacaciones de verano) o por eventos inesperados (sequías o heladas) sumará presión a la tasa de inflación. En febrero será la carne, cuyo aumento se registrará en forma plena, en marzo será el comienzo de las clases, y así se repetirá con más o menos intensidad con otros productos o servicios en los meses siguientes.

Los motores están encendidos
Casi todos los motores de indexación de precios están funcionando y sólo los acuerdos sectoriales (Precios Justos en alimentos y artículos del hogar, combustibles, educación privada, y otros que se irán sumando) permiten desacelerar la inercia inflacionaria.

La ausencia de un ancla antiinflacionaria tradicional ya fue destacada en estas páginas, a mediados de septiembre del año pasado, y lo complicado que sería entonces conseguir una fuerte disminución de precios con esta carencia, lo que se está verificando.

Se mencionaba en ese momento que la idea predominante en el equipo económico de Massa era que el ajuste fiscal y monetario influenciará en las expectativas económicas y, de ese modo, se produciría una desaceleración en la suba de precios. Siguen pensando lo mismo.

También se indicaba que este camino era acompañado por la titular del Fondo Monetario, Kristalina Georgieva, quien, en una conferencia de prensa posterior a la reunión que mantuvo con Massa y previa a la Asamblea Anual conjunta del FMI-Banco Mundial, en octubre pasado, había afirmado: «Estamos en un momento en que los problemas que afronta la Argentina son muy significativos, principalmente la inflación que es devastadora especialmente para la gente pobre. Hay un compromiso muy fuerte de Argentina con el programa (con el FMI), en reconocimiento de que el programa es un ancla para la economía argentina. No tienen el lujo de otros anclajes”.

En el artículo mencionado se planteaba un interrogante que el dato de inflación de enero y los que se vislumbran para febrero y marzo empiezan a dar una respuesta poco alentadora: ¿Existen experiencias en Argentina o en otros países que con solamente un ajuste fiscal y monetario controlado, sin utilizar un ancla antiinflacionaria tradicional, tenga como resultado un descenso pronunciado de tasas de inflación desde umbrales de tres dígitos?

Piso o techo de la tasa de inflación
El ministro de Economía, Sergio Massa, se jugó con una apuesta audaz al comienzo de la gestión al indicar cuál era el sendero que pretendía para los precios. Definió un esquema 4×4 (cuatro por ciento en cuatro meses) en acuerdos con grandes empresas de alimentos y artículos del hogar. Fue una forma de intervenir en la construcción de expectativas acerca de la evolución de la inflación, terreno en el cual se despliegan con mucha facilidad la legión de economistas dedicados a pifiar pronósticos, pero que es muy efectiva en generar expectativas económicas negativas cuando hay un gobierno que detestan.

Massa tuvo éxito en evitar desbordes de precios desde niveles elevados. Ahora redobla la apuesta con un esquema de alzas de 3,2 por ciento cada mes hasta junio.

El aspecto a determinar es si ese porcentaje actuará como piso o techo de la tasa de inflación. Hasta ahora fue la base desde la cual se han agregado otras variaciones, que establece un horizonte de precios superior al deseado por Massa. Por eso ha pospuesto de abril a junio la meta de iniciar con el número tres la tasa de inflación mensual.

Qué piensa Gabriel Rubinstein, el economista principal del equipo de Massa
En una columna publicada en el portal Infobae, el domingo pasado, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, describió el marco de acción de gestión para abordar la problemática de la inflación. Rescata que los acuerdos de precios permitirán ir bajando la inercia inflacionaria, estimando que la inflación podría ser mucho más baja que la actual y la que adelantan los analistas.

En esta línea, aseguró que el supuesto del 60 por ciento (4 por ciento mensual promedio), establecido en el Presupuesto, debería ser más bien un «techo». Reiteró que los acuerdos de precios no buscan ‘suplantar’ una buena política macroeconómica y buscan adecuar una dinámica inercial muy nociva a los fundamentos macroeconómicos (se refiere a la política fiscal, monetaria y cambiaria).

Respecto a la nueva versión de Precios Justos, Rubinstein indicó que la ampliación de 30.000 a 50.000 productos y a otros sectores será monitoreada con un nuevo software desarrollado por Amazon y Arnet. Asegura que un sendero mensual más bajo (de 4,0 a 3,2 por ciento entre uno y otro acuerdo de precios) permitirá mejorar los resultados globales, especialmente desde marzo y, con la baja de la inflación, espera conseguir un aumento de los salarios reales.

Apunta que la mayoría de estos programas fracasó, ya que al poco tiempo la inflación se aceleró y en muchos casos alcanzó un nivel más elevado que antes.

La probabilidad de que un plan de estabilización sea exitoso no sólo depende de que las medidas que lo integren estén diseñadas para atacar todos los componentes de la inflación, sino también de las condiciones iniciales en las que se implementa el plan, explica.

¿Cuáles son estas condiciones iniciales necesarias? Para responder a este interrogante Telechea rescata un trabajo reciente de los economistas Gabriel Palazzo, Martín Rapetti, y Joaquín Waldman donde recopilaron y analizaron 50 programas de estabilización implementados en América latina desde 1970 hasta la actualidad.

Lo primero que los autores encuentran es que la probabilidad de que tengan éxito es bastante baja. Solamente 11 de los 50 casos (es decir, el 22 por ciento) lograron que la inflación se reduzca de manera sostenida y que, luego de 5 años, se ubique por debajo del 20 por ciento anual. De los restantes, en 31 de los planes (el 62 por ciento) ni siquiera lograron reducir la inflación de manera momentánea, mientras que los 8 restantes (el 16 por ciento) lograron una desinflación transitoria pero a los pocos años volvió a incrementarse.

¿Y entonces qué hacer?
¿Qué conclusiones se puede extraer de todo lo anterior? pregunta Telechea y responde: «Bajar la inflación por medio de un plan de estabilización puede ser una manera sumamente efectiva y rápida de lograrlo, pero para eso no sólo se requieren ciertas condiciones iniciales (superávit fiscal y sólida posición del sector externo –reservas-), sino también la correcta elección, diseño y coordinación de los instrumentos adecuados para atacar todas las causas del fenómeno».

Se puede agregar la necesidad de un gobierno con suficiente fuerza interna, consenso social y hegemonía política para lanzar y defender el plan de estabilización.

El otro rasgo en común que menciona el estudio es que estabilizar con planes exitosos rinde sus frutos en términos de crecimiento sostenido del PIB, que en promedio fue de 3,5 por ciento durante los cinco años siguientes, mientras que los que fracasaron fue significativamente más bajo, del 0,5 por ciento.

Para concluir que «la inflación es el gran problema de la economía argentina y no hay posibilidad de recuperar un crecimiento sostenido si no lo solucionamos de inmediato».

También se puede afirmar, como se señaló aquí hace pocas semanas, que la inflación es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de los economistas.

 

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