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OPINIÓN

Si el peronismo no es revolucionario no será por Jorge Rachid

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La palabra revolución borrada del lenguaje habitual de la política que se presenta como “correcta”, denostada por quienes manejan el poder real como un hecho repudiable para sociedades “modernas”, atacada por ser esa expresión la que genera inseguridades a los “inversores”, provocando además alteraciones “emocionales” al conjunto del pueblo. Casi un hecho demoníaco repudiado por los sembradores de incertidumbres mediáticas y miedos masivos.

Si fuese así San Martín, Artigas, Belgrano, Juana Azurduy, Remedios del Carmen, Bolívar, Moreno, Dorrego, Monteagudo, Rozas, Irigoyen, Perón serían todos y todas, “loquitos sueltos” al decir de la actualidad judicial. Miles y miles de hombres y mujeres acompañaron las gestas emancipadoras, revolucionarias que pusieron en marcha cada proceso que iniciaron cumpliendo sueños, generando esperanzas, que en esa etapa histórica marcaron los rumbos de la independencia y la soberanía nacional. Ninguno de ellos planteó convertir a la Patria en colonia y al pueblo en oprimido, todo lo contrario actuaron, removiendo las causas de la dependencia, por eso inscribieron sus nombres en la historia de la emancipación.
Demolida así la teoría de que toda revolución es lesiva a los intereses patrióticos y populares, avancemos en los procesos que llevan a la modificación de las estructuras que hegemonizan el poder, por aquellas que permiten democratizar el poder institucional y humanizar la política.

Esto se realiza haciendo del mismo proceso de un Gobierno popular y democrático, una herramienta de transformación real y no un simple instrumento del poder económico financiero global, para sus objetivos estratégicos de control social, a los fines de proteger sus intereses, en general imperiales, brutales e inhumanos como se presenta hoy el capitalismo financiero que ha arrasado a los pueblos y debilitado las democracias a nivel internacional, generando ante la crisis pos pandémica, que puso en jaque al capitalismo global, las guerras necesarias para su reposicionamiento dominante.

El peronismo a lo largo de su historia ha sido la síntesis filosófica de los procesos nacionales revolucionarios, desde el inicio mismo de los tiempos de la conquista colonizadora, que acompañaron en cada siglo con luchas intermitentes, derrotas múltiples y victorias “épicas” que no siempre consolidaron, frente a la contra ofensiva del apetito imperial de dominación.
Cuando se pudo con lucha vencer a los conquistadores primarios, los anglosajones con inteligencia estratégica se hicieron del control americano, con sangre y fuego en algunos casos, fragmentando y controlando económicamente la región en una concepción imperial avanzada, con la complicidad de los sectores locales oligárquicos, siempre ligados al cipayismo que los protege, aún con invasiones armada o golpes de estado violentos, que derrumban construcciones colectivas tanto democráticas o como revolucionarias de los pueblos.
Hoy en nuestro tiempo, el movimiento nacional ha sido atacado y vilipendiado por las sucesivas dictaduras militares y los procesos neoliberales, financiados y guionados por los grupos de poder dominantes tanto locales como imperiales, lo cual ha producido como efecto, que cada vez que volvemos desde el peronismo al Gobierno, siempre por el voto popular, el piso de derechos sociales y económicos y el espacio de maniobra soberano, en cada ocasión es más bajo, con lo cual intenta desarmarse la capacidad disrruptiva del peronismo, que siempre amplía derechos y construye soberanía, situación intolerable para los dueños del poder real.
Entonces la pregunta que emerge con fuerza es si el peronismo puede bajar sus banderas estratégicas de construcción de un modelo social solidario, biocéntrico de justicia social independencia y soberanía, con cuidado de la naturaleza, los cual confronta con el modelo extractivista, depredador responsable del calentamiento global, que lleva al suicidio de la Humanidad, que construye el capitalismo voraz e inhumano, hoy financiero, desde hace décadas y que fue puesto al descubierto por la guerra mundial pandémica, producto de ese mismo proceso de desertización y pérdida de bosques que respiraban por nosotros y de campos que producían alimentos para los pueblos. La respuesta es no puede dejar de ser lo que peronismo es: “el hecho maldito del país burgués” Cooke dixit.
Es así como el peronismo se alza como un peligro siempre ante los poderes fácticos, ya que su base de construcción del pensamiento es diferente a las concepciones eurocéntricas, colonizadoras en estos lares aunque puedan ser adaptables para sus realidades locales. Esa base es revolucionaria, proponiendo los cambios estructurales necesarios en el camino de la construcción del modelo argentino para un proyecto nacional y popular, sin los cuales es imposible dar respuestas a las demandas de nuestro pueblo en el tiempo y consolidadas en la conciencia colectiva del mismo.
“Para hacer una tortilla, es necesario romper los huevos” sintetizaba proféticamente Perón, por esa razón fue perseguido junto a miles de presos exiliados, desaparecidos, fusilados por quienes estigmatizan las revoluciones populares, como elemento nocivo para sus intereses estratégicos, de ahí los diseños imperiales, no sólo sobre nuestro país sino para Latinoamérica, que cuando no pueden controlarlo ni colonizarlo, lo bloquean, invaden o llevan adelante la revolución de los colores y luego la guerra de lV generación. Está escrito en el protocolo para los gobiernos hostiles por parte de las FFAA de EEUU y enunciada por la lV Flota de ese país, en el libro Las Guerras Híbridas.
El enemigo lo tiene claro y proyectado en un esfuerzo de control de recursos estratégicos y sociedades de los que denomina “su barrio”, en el nuevo leguaje del imperio, para ellos los pueblos latinoamericanos son “sus pueblos” a los cuales deben proteger de las influencias, inversiones, relaciones internacionales, comercio, finanzas de las nuevas potencias emergentes del mundo Multipolar que propone alternativas novedosas en la Multilateralidad comercial.
Revolución es entonces un concepto de la política que el peronismo llevó adelante siempre desde el Gobierno en instancias democráticas, fortaleciendo las instituciones, con los cambios estructurales necesarios apoyados en el voto popular como la Asamblea Constituyente de 1949 en un nuevo camino político-institucional, el primero y segundo Plan Quinquenal de respuestas económico-sociales y el Congreso de Filosofía de Mendoza con marco doctrinario filosófico de la Comunidad Organizada, culminando con el Modelo Argentino para un Proyecto Nacional del 73. Esa fue una revolución en paz, abortada por la sanguinaria represión llevada a cabo por la reacción imperial y lacaya, en nombre de la “Democracia y la Libertad”. Como hoy quienes debilitan la democracia, entregan la soberanía, saquean el país nos acusan de anti democráticos y corruptos, en un papel patético de entrega colonial.
Los Gobiernos de Néstor y Cristina repararon la traición y el tráfico ideológico del menemato de los 90, recuperando la identidad y la memoria del peronismo en una situación difícil, después de años de neoliberalismo a partir de la recuperación de la democracia que se pudo lograr bajo la auditoría del Consenso de Washington, es decir apertura con Mercado es el límite impuesto. Por esa razón el enfrentamiento con el peronismo era sólo una cuestión de tiempo y más aún después del No al ALCA y la constitución del UNASUR, que hirió profundamente los intereses de EEUU en la región, que en forma rápida preparó la contraofensiva que llevó al Grupo de Lima y la disolución posterior de la alianza regional. Igual que ahora en pleno proceso golpista y destituyente ante los avances pos pandémicos y en plena guerra mundial, que está realizando el Gobierno popular.
Los ataques a las figuras dirigenciales del peronismo se explican no en forma racional, sino como reaccionales a la posibilidad de cambios revolucionarios en la próxima gestión de gobierno popular, que habiendo superado los acontecimientos traumáticos para el país como el saqueo macrista, la pandemia y la guerra, nos lleve a la recuperación plena de la soberanía, atacando las bases mismas de la injusticia social provocada por los enemigos y las circunstancias que hemos atravesado.
Está claro entonces que la revolución es inherente al peronismo, cuando hemos luchado en otras formas fue contra las dictaduras militares, que arrasaron los textos y las instituciones de la democracia, y lo hicimos como marca la misma Constitución Nacional en su defensa, de ahí que la tergiversación histórica de nuestros enemigos, que se prestaron a esos golpes de estado desde 1955 en adelante, que participaron y fueron gobierno gracias a la proscripción del peronismo por 18 años y que después claudicaron a las imposiciones imperiales de los organismos de crédito hegemonizados por EEUU, debilitando la salud y calidad de vida del pueblo, amputando la soberanía nacional, intentando borrar la historia y avasallar la identidad latinoamericana, siendo una muestra más de su claudicación nacional
Hoy recuperar el sentimiento patriótico es revolucionario, defender la soberanía es revolucionario, distribuir la riqueza es revolucionario, avanzar en ciencia y tecnología es revolucionario, poner en pie la industria es revolucionario, la Argentina Bi-continental es revolucionaria, construir un modelo social y productivo solidario, biocéntrico con respeto ambiental es revolucionario, porque todo ello enfrenta a un capitalismo financiero depredador, voraz e inhumano que está cayendo en el mundo, a nuestras vistas pero que los medios dominantes no informan, porque va en contra en sus intereses por lo cual nos atacan diariamente. Revolución se hace con peronismo y con militantes revolucionarios, en democracia, pero con Memoria Verdad y Justicia como nos enseñaron Madres y Abuelas de la Plaza, en la gestión con la doctrina peronista con marco estratégico en la mano.

JORGE RACHID
PRIMERO LA PATRIA
www.lapatriaestaprimero.org
CABA, 9 de octubre de 2022
BIBLIOTECA
Solanas Getino Vallejos: Actualización doctrinaria de Perón (video)
Gabriel Fernández Marco Roselli y otros: Cordobazo. Por los caminos de la liberación Ed. Pulqui
Francisco Senegaglia: La otra Revolución Ed. Ministerio de Cultura

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OPINIÓN

Una Estrategia Política Delineada Para Un Objetivo Ambicioso por Ezequiel Beer

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Los meses posteriores a la ínfima derrota de Daniel Scioli por parte de Mauricio Macri ante la elección presidencial del año 2015 fueron para el primero atravesar el Desierto del Sinaí en una hipotética condición judía.
Pocos allegados decían presente en esas oficinas de la calle San Martin sin encontrar una brújula precisa hacia dónde dirigirse, pero algo había en ese fallido candidato que decía que no iba a rendir sus deseos a una falla de la política.
En efecto al año siguiente discretamente sus máximos colaboradores empezaron a pergeñar discretas e individuales reuniones con aquellos que había jugado cartas en el asunto y sentían una sensación de sed inacaba.
El proyecto fue puesto nuevamente en marcha y la rueda de la rosca lentamente puesta a girar en favor de un solo objetivo de mantenerlo en vigencia.
No falto esperar el siguiente round presidencial del año 2019 para resurgir los deseos electorales pero una decisión casi inconsulta por parte de la Ex Presidenta Cristina Fernández advirtió que el juego era otro y que en evidencia no era el momento para disponerse como candidato.
Una casi inesperada designación como Embajador Argentino en Brasil como si fuese un destino casi jubilatorio encajo perfectamente en dicha previa estrategia espacio que le posibilito desplegar con amplia independencia una atinada política diplomática que se consagro con sus inmediatos logros políticos y económicos en poco tiempo.
Asimismo, la apacible función diplomática le permitió a su vez nutrirse de los suficientes elementos intelectuales en materia de Geopolítica y Economía Política que su largo trajinar en la gestión le impedían por el escaso tiempo dedicado al estudio y a la lectura.
Nucleo un equipo profesional en ronda de sus desafíos como Embajador y también como potencial Presidente haciendo de su gestión una prima perfecta de comunicación hacia la no tan lejana Argentina.
Desde una distancia casi » epistemológica » pudo ser ajeno al cumulo de disputas e internas al rededor del Gobierno del Frente de Todos contando con su mesura y discreción a la hora de emitir algún juicio de valor.
Se concentro en el trabajo aladin de toda su vida bajo una rígida disciplina de actividad física re encontrando en su vida personal un eje de sustento.
La cercanía de las definiciones de este año lo encontraron en una solida situación habiendo revisto sus casi 20 años en la actividad politica y madurando ciertas ideas que siempre ha tenido en mente para decidir que este era el momento para lanzarse revalidando esa vieja estrategia solventada por sus mas íntimos y leales colaboradores.
Solo el mensaje de su pueblo y de su gente le podrán dar la certeza si es la persona adecuada para conducir los designios de un pais que clama para una aguda revisión del funcionamiento de su sistema político y de la urgente revisión de una clara política de ingresos.
Daniel tiene la palabra.

Ezequiel Beer
Geógrafo UBA
Analista Político

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OPINIÓN

Es el saqueo, así de sencillo (3) por Mario Mazzitelli

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El vaciamiento espiritual de la Patria.

“Serás lo que debas ser o si no, no serás nada”. José de San Martín. “Ser o no ser”, esa es la cuestión esencial a cualquier Pueblo, Nación o Estado.

¿Querríamos ser “Argentina…la joya más preciada de la Corona Británica”? ¿Una estrella en la bandera de los EEUU? ¿Un súbdito de otras potencias? ¿Un grupo de habitantes que deambula sin rumbo y sin destino, buscando la forma de sobrevivir?

¿O queremos estar orgullosos de nuestra Argentina. Sentir que hay una fuerza moral que nos empuja a la libertad, al progreso, a la solidaridad. A ser alguien en el mundo. Reconocidos por la apertura a todos los seres humanos de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino. A ejercer el dominio soberano sobre todos los bienes naturales constitutivos de nuestra Patria: la tierra, el agua, la flora, la fauna, los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de litio, el carbón y el gas, las demás fuentes naturales de energía, el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, el espectro radioeléctrico, el mar, la plataforma marítima, las islas y los archipiélagos emergentes como pertenencias imprescriptibles e inalienables del Pueblo Argentino; y administrarlos “con propósitos sanos y acciones eficientes”?

Creo que la mayoría responderíamos afirmativamente al segundo interrogante. Sin desconocer que una franja importante de nativos se encuadra mejor en el marco de las primeras preguntas.

Unos y otros

“Ser o no ser, esa es la cuestión”. Alguien dijo: “Seamos un alma, lo demás vendrá por añadidura”. Podríamos agregar: “Seamos un sentimiento, una emoción, una pasión de amor por la Patria, por nuestro Pueblo y por la Humanidad, lo demás vendrá por añadidura”.

 

Hay una lucha perpetua entre Ser una Nación o un espacio geo-político subalterno; subyugado a intereses privados nativos y/o extranjeros.

Dos grandes alianzas pugnan en uno u otro sentido. Unas veces en forma abierta, otra encubierta. A veces con claridad y otras en un contexto de oscuridad y confusión. Pero hay rasgos que distinguen una de otra.

Para unos sobran viejos, sobran niños, sobran pobres, sobran indios…Los otros pugnan porque seamos más habitantes; porque aquí no sobra nadie.

Para unos el dinero y el consumo son todo. Acumular riquezas individuales hasta el infinito lo consideran un derecho inalienable. No contemplan personas ni ambiente. Los otros piensan que los bienes y servicios deben guardar alguna proporción con el buen vivir individual, social y ambiental. Y la distribución debe permitir erradicar la pobreza, para alcanzar un piso de bienestar para todos.

Malvinas

Para unos las Malvinas son un patrimonio discutible y enajenable. Podrían cederlas por vacunas, para pagar deuda externa o para disminuir el gasto en el presupuesto nacional. Para los otros son parte de nuestra integridad territorial. Por eso rechaza el colonialismo violento del Reino Unido y sostiene que las Malvinas son argentinas.

Los enemigos pretenden que decaiga la moral patriótica. La des-malvinización no fue ni es un proceso natural, sino manipulado. Han trabajado para debilitar nuestro espíritu, confundirnos, ubicarnos en la situación de incapaces para auto-gobernarnos (Dornbush-FMI-2002), intentan diseñar el sentido común de un pueblo débil.

Quedó demostrado en Mendoza en el estadio de futbol Malvinas Argentinas, donde las imágenes de la bandera patria y de las Malvinas, en los laterales de la pantalla electrónica, fueron tapadas para no herir la sensibilidad del Reino Unido. El escándalo que se configuraba era de semejante magnitud que tuvieron que destaparlas. Pero una vez más quedaba demostrada la carencia de espíritu patriota, por lo menos en unos sectores importantes de la dirigencia.

Realzar lo propio, “no es para mal de ninguno, sino para bien de todos”.

Cuando nombramos a los próceres de la independencia, a nuestros héroes, a los grandes constructores de nuestra nacionalidad, a nuestros premios Nobel, a la cantidad de figuras que trascendieron la escena de la Patria para transformarse en referencias mundiales; el pecho y el corazón se llenan de orgullo y la energía se multiplica.

En cambio, cuando denostamos a nuestros compatriotas con una mirada ácida, una crítica destructiva o el fatalismo sobre un país fallido; baja la autoestima, cunde el desaliento y nos sentimos inferiores. Sin misión. Vacíos.

Si nos vaciaran el alma, como otrora hicieron con el espíritu patriótico de las empresas públicas para poder quedárselas a precio vil, habríamos perdido el destino de grandeza solidaria con el que nació la Patria. Hay que luchar. Son tantas causas nobles por las que pelear, que quedarían vacías si no tuviéramos Patria.

Yo me quedo con las palabras de José Ingenieros: “Sólo es patriota el que ama a sus conciudadanos, los educa, los alienta, los dignifica, los honra; el que lucha por el bienestar de su pueblo, sacrificándose por emanciparlo de todos los yugos; el que cree que la patria no es la celda del esclavo, sino el solar del hombre libre. Nadie tiene derecho de invocar la patria mientras no pruebe que ha contribuido con obras a honrarla y engrandecerla. Convertirla en instrumento de facción, de clase o de partido, es empequeñecerle. No es patriotismo el que de tiempo en tiempo chisporrotea en adjetivos, sino el que trabaja de manera constante para la dicha o la gloria común”.

Para la dicha o la gloria común. Ese es un buen destino colectivo.

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OPINIÓN

La Identidad Platense debe ser construída entre todos por Sergio H. Poggi  y Edgardo Chacón  (Arquitectos)

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La ciudad de La Plata, tanto por su estructura como por su desarrollo, constituye un modelo, arquitectónico y urbanístico, digno de preservarse para las generaciones presentes y futuras.

El comentario anterior resulta especialmente oportuno, porque la preservación del patrimonio tanto monumental, como el natural y el identitario constituye hoy una tendencia aceptada por todos sus habitantes.

En este contexto, la preservación y/o conservación de mojones urbanos y hasta sectores completos de nuestra ciudad resulta la consecuencia lógica del rescate de nuestra identidad para poder proyectarnos al futuro.

Después de un largo camino en el que muchos testimonios físicos, lamentablemente, no pudieron ser salvados de la destrucción (y entre ellos seguramente se recuerda especialmente al viejo Mercado y al anterior Teatro Argentino) tenemos en la ciudad un catálogo y una legislación que acompañarían el proceso de preservación.

Independientemente de los alcances del catálogo (que nunca fue publicitado con certeza) o la vaguedad de la legislación (sujeta a veces al criterio especial de los funcionarios), no podemos negar que existe un punto de partida que, de continuarse en las administraciones municipales del presente y del futuro, puede llegar a constituir una forma de política de estado.

Naturalmente que es el propio estado el que tiene que preocuparse por conservar la integridad, en principio, de su propio patrimonio, impidiendo que se disgregue o se desfigure ampliando, remodelando, o peor aún, demoliendo parte de la estructura edilicia en la que el mismo funciona (el Bosque Platense desde su creación es un nefasto ejemplo de las idas y vueltas al respecto).

Pero para que el proceso anterior no se transforme en una moda y pierda vigencia en poco tiempo, todas las medidas deben encuadrarse en una propuesta más general, no solamente ¨legislada¨ sino más bien ¨consensuada¨ a través del protagonismo de todas las personas interesadas en este tipo de medidas.

No basta con tener buenas intenciones sino tratar de lograr a través de una herramienta adecuada que las personas interesadas se sientan involucradas en el proceso, a esta herramienta se la identifica con un nombre cuyo uso también es actual, y al que hay que cuidar para que no se transforme también en una moda, es el ¨Planeamiento Estratégico Situacional¨.

Porque seguramente, aunque para una ciudad con la tradición de La Plata, promover la preservación del patrimonio constituya una moda deseable, mucho más deseable es que se traduzca en medidas de gobierno eficaz, formando parte de un proceso de planificación global.

Las medidas anteriores tienen que dar respuesta a las tres preguntas clásicas: ¿Qué preservar?, ¿Cómo preservar? y, ¿Como difundir y concientizar?.

No basta con que un grupo ¨erudito¨ determine qué merece ser preservado y qué puede ser demolido, es necesario que ¨todos¨ sepan porqué hay que preservar, y entre todos establezcan las pautas para que una parte del todo deje de constituir una forma de propiedad individual para transformarse en propiedad común o sea en el patrimonio cultural compartido.

La existencia de un catálogo de obras que merecen ser preservadas, pero que nunca fue publicitado en sus alcances ni publicado en su totalidad, ni especificado quienes y con que grado de representatividad en la ciudadanía platense determinaron el valor de los bienes a preservar o conservar, constituyen medidas contraproducentes para lograr la participación, e influyen para que el propietario de todo bien ¨generosamente incluído¨ tenga al menos temor sobre las consecuencias del manejo de su propiedad.

Pero, así como no es deseable que al tema lo maneje un grupo de eruditos, mucho menos es deseable que establezca que ciertas partes son propiedad en común mientras que otras pueden eliminarse porque no se ubican en contexto.

Frecuentemente se observan intervenciones en las que se respetan solamente los elementos estructurales de las fachadas preexistentes, eliminando aberturas, detalles (como la firma de los constructores) y elementos complementarios.

El resultado de lo anterior, a lo que normalmente se suma, el uso de revoques y pinturas que no responden a las características de las originales suele ser bastante pobre, una pobre caricatura del edificio que se pretende preservar.

Es evidente que la falta de criterio unificado puede llevarnos a creer, usando una imagen trasladada al plano humano, que a través de la conservación del esqueleto estamos guardando la imagen de las personas.

Por todo lo expuesto, tan importante como la reflexión sobre las dos consideraciones anteriores es que solamente se puede preservar lo que se conoce, y más aún, lo que se conoce en profundidad.

Existe una sola forma de preservar: con la participación de todos e incluyendo (muy especialmente) al entorno del casco histórico.

Tan importante como lo anterior, es el hecho de que una vez establecido el motivo que origina la preservación se establezcan los medios que permitan que lo preservado se mantenga, porque tiene un valor muy pobre establecer restricciones al uso por parte de los propietarios cuando no se le acercan los elementos que mantengan al testimonio en el tiempo.

Respecto a lo anterior, el factor humano es fundamental, porque de nada sirve intentar preservar aquello sobre lo que no se puede realizar una conservación preventiva. Al respecto el empedrado histórico es paradigmático porque aunque se intente mantener en la forma en la que fue realizado es muy difícil encontrar mano de obra que pueda repararlo y mantenerlo en condiciones pero, aún así consideramos que el tema debe ser contemplado en su totalidad, no reemplazándolo ni manteniéndolo por caprichos, los adoquines forman parte de nuestra identidad y, la misma no debería ser cubierta por una capa asfáltica porque es más fácil hacerlo, sino enmarcado esa acción en un Plan Global para la ciudad elaborado con el pueblo platense aportando su voz y propuestas.

Lo mismo podemos decir del reemplazo de las baldosas fundacionales. Aquellas baldosas impuestas por ordenanza a poco de comenzada la vida de nuestra ciudad, nos permiten reconocerla en el mundo y reconocernos como platenses al transitarlas, al punto que la misma Municipalidad posee una fábrica para elaborarlas al sólo costo de los materiales. Ahora bien, nuestro Intendente decidió reemplazarlas sin motivo por otras diferentes, compradas y que además fueron pagadas por todos los habitantes del Partido, no importa si uno es frentista en esa vereda o viva en Colonia Urquiza.

Demolición de viviendas patrimoniales para construir edificios sin siquiera la cantidad de cocheras necesarias para cubrir la propia demanda de estacionamiento de sus propietarios, reemplazo del adoquinado sin criterio integral, reemplazo de baldosas patrimoniales, descuido, abandono e imprevisión en el arbolado urbano son sólo algunos de los avances sobre nuestro patrimonio identitario.

Incluso el patrimonio intangible debe ser defendido, promovido y protegido. El caso más impactante se observa en los muñecos de fin de año, arte efímero reconocido mundialmente que temporada a temporada, en lugar de aumentar e incorporar a la construcción a nuevas generaciones, ve disminuida su cantidad por la inacción, desidia o trabas burocráticas municipales

Nada de lo planteado anteriormente es de difícil resolución, más aún, podemos decir que la misma es muy simple, basta con tener la decisión política de hacerlo.

Planificación, Decisión, Participación, Protagonismo Ciudadano, Plan Maestro, Legislación de Apoyo deberían constituir el lenguaje habitual de los sucesivos funcionarios municipales, cuya función básica es la de responder a las necesidades de los ciudadanos en su totalidad pensando en nuestro futuro y no en la próxima elección.

 

 

por Sergio H. Poggi  y Edgardo Chacón     (Arquitectos)

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