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OPINIÓN

«La Batalla Sin Fin – Pensamiento Nacional», por Daniel Brión

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Sucedió la noche del 14 de octubre de 2022, invitados por la humilde generosidad del
Maestro Norberto Galasso nos juntábamos en la DAC – Directores Argentinos Cinematográficos –
Asociación General de Directores Autores Cinematográficos y Audiovisuales, para el pre estreno de
un film: “GALASSO – Pensar en Nacional” …

Una producción de Estela Roberta Sánchez, con Dirección de fotografía de Pablo Parra y
Ayelen López, el montaje de Emiliano Serra, un sonido maravilloso de Pablo Orzeszko acompañado
con la música de Santiago Pedrocini los colores de Laura Palottini y un guion y dirección de Federico
Sosa.

El lugar elegido abría las puertas y al entrar la mirada se encontraba con tantos nombres
militantes: la nieta de Juan José Hernández Arregui; la imagen de Ediciones Colihue con Aurelio
Narvaja, jóvenes del Centro Cultural Enrique Santos Discepolo, Ernesto Luis Cháneton, Emiliano
Rodríguez, periodistas con Leonado Bousquet, Juan Navarro, Cacho Muñoz Maximiliano Modosnik,
compañeros de ATE, el histórico dirigente de La Bancaria de la bancaria Matías Layús…muchos
reencuentros con quienes compartimos ese sentir de pensar en nacional y, sobre todo, la enorme
admiración por el Maestro Galasso.

Y allí, con su habitual sencillez Norberto Galasso , agradecía con un abrazo, una frase, una
mirada profunda a todos quienes legaban para la presentación.

Pasamos luego de los encuentros, los apretones de manos, los abrazos compartidos y nos
sentamos en el micro cine del lugar.

Comenzó la proyección y la vida misma nos fue pasando por delante, surgían las imágenes
de la década del 30, del socialismo, el pensamiento de Scalabrini Ortiz renacía en la voz del maestro,
surgía su concepción de patria, su empeño y determinación, el acercamiento a FORJA, los
ferrocarriles iban apareciendo como pinceladas en la magnífica y calma recordación de Galasso; las
imágenes acompañaban trayendo añoranzas.

Infaltable Don Arturo Jauretche salía a la pantalla recordando sus libros, su pensamiento, la
creación de esa FORJA, la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, en 1935 y como fue
adecuándose a la realidad social y acercándose cada vez más a la realidad nacional. Lo acompañaban
Homero Manzi, Juan B. Fleitas, Luis Dellepiane, Gabriel del Mazo, también Raúl Scalabrini Ortiz, el
recuerdo de cómo se decidió apartar del Partido Radical, generando un movimiento ideológico que
intentó, al principio, recuperar las ideas de Hipólito Yrigoyen.

Y llegaron también los recuerdos de Don Arturo, sus genialidades, sus “pocas pulgas” como
en aquel debate televisivo cuando corrió con un cuchillo a quien lo había acusado de nazi.

Luego, en 1943, liberada del radicalismo, acoge favorablemente el golpe de Estado de junio
y apoya la política social del coronel Perón. El movimiento se disuelve el 15 de diciembre de 1945
para integrarse a “la Revolución nacional en marcha” que sería el peronismo.

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OPINIÓN

«La Guerra Fría en Argentina», por Ariel Rolfo

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Sintético análisis de la genesis de los movimientos insurgentes en la argentina y la represión paraestatal en el marco de la Guerra Fría.
Implicancias geopolíticas externas y resultantes históricas.

LA GUERRA FRIA EN ARGENTINA

LOS VIOLENTOS 70: LA VICTORIA DE WINSTON CHURCHILL

“La estrategia es debilitar y corromper por dentro a la Argentina, destruir sus industrias, sus fuerzas armadas, fomentar divisiones internas apoyando a bandos de derecha e izquierda, atacar su cultura en todos los medios, imponer dirigentes políticos que respondan a nuestro Imperio…” Winston Churchill

Esta frase en el párrafo superior ha circulado profusamente atribuida al que fuera primer ministro del Reino Unido pero es una frase apócrifa.
Winston Churchill nunca la dijo pero por su actuación política como uno de los más feroces cancerberos colonialistas del imperialismo británico bien podría haberla dicho.

La utilidad de esa frase es que sintéticamente expresa el pensamiento y obrar profundo que ha tenido el imperialismo anglosajón en Latinoamérica y en particular en los violentos 70 en la Argentina.

FACTORES INTERNOS Y EXTERNOS

Este análisis no pretende ser un análisis integral de los hechos y factores involucrados en los eventos y la violencia de los 70.

Existieron motivaciones e intereses internos, inclusive de los propios actores mencionados pero que no son expuestos ya que en este análisis se trata de poner foco en los factores externos involucrados y la incidencia que tuvieron las geopolíticas de las potencias dominantes en la guerra fría sobre los hechos históricos acontecidos en esa época en la Argentina.

GUERRA FRIA: EL MARCO IDEOLOGICO OCCIDENTAL
MARCO ESTRATEGICO:
Doctrina de Contencion. Doctrina de Seguridad Nacional.

El desarrollo de la visión de la Doctrina de la Seguridad Nacional en Latinoamérica en la época de la guerra fría ha estado influenciado y subordinada la estrategia geopolítica global estadounidense de la Doctrina de Contención.

En síntesis podríamos decir que mientras EE.UU. y la OTAN se mantendrían activas conteniendo la no expansión del comunismo fuera de su esfera de influencia (Doctrina de Contencion), sus fuerza militares serian que se prepararían para una confrontación global contra el enemigo comunista representado por la Unión Soviética. Mientras que las fuerzas armadas de los paises satélites se ocuparían de la contencion y el combate del comunismo dentro de sus fronteras.(Doctrina de la Seguridad Nacional)

Por lo tanto en la faz conceptual estratégica el papel de las fuerzas militares latinoamericanas dejaría de tener a la Doctrina de Defensa Nacional como marco conceptual operativo respecto de un enemigo externo y pasarían a contener internamente en sus paises la no propagación del Comunismo Internacional Apátrida (Enemigo Interno) adoptando los principios de Doctrina de la Seguridad Nacional y bajo el concepto de las Fronteras Ideológicas.

La ideología del anticomunismo propia de la Guerra Fría le dio sentido y le proporcionó a la Doctrina de la Seguridad Nacional su dinámica.
Con la generalización del uso de esta categoría política el plano militar se convirtió en la base de las relaciones internacionales de EE.UU. con el resto del continente. Esta tendencia se manifestó en el intervencionismo a través de los golpes de estado en los países latinoamericanos.

Para llevar adelante esta estrategia de Seguridad Nacional e implementarla operativamente en terreno se llevarían adelante las acciones tácticas encuadradas bajo los principios de la Doctrina de la Guerra Moderna o Guerra Contrainsurgente de la Escuela Francesa.

A partir de estos marcos conceptuales las fuerzas armadas latinoamericanas fueron entrenadas ya desde fines de los años 50 por oficiales franceses veteranos de las guerras de Argelia e indochina y posteriormente en la Escuela de las Américas del Comando Sur del ejército de EE.UU. en Panamá.

También operativamente en terreno se formó a las fuerzas latinoamericanos en el uso de la Guerra Psicológica y La Estrategia de Tensión enfocada al frente interno de sus paises sobre su propia población.

“Estrategia de la Tensión” es un término que explica las tácticas de grupos de contrainsurgencia secretos organizados por la CIA (Las Redes Stay Behind en Europa), durante la Guerra Fría bajo la Doctrina de Contencion.

Esta accion de los grupos fue puesta en práctica con el fin de dividir, manipular y controlar la opinión pública usando tácticas dirigidas a infundir miedo, diseminando propaganda, creando desinformación, guerra psicológica y utilizando agentes provocadores, atentados terroristas, operaciones de falsa bandera subversiva para alcanzar sus objetivos tácticos y estratégicos.

El Manual de Campo de Ejército de EE.UU. 30-31B es un presunto apéndice clasificado que describe tácticas secretas de contrainsurgencia.
En particular, identifica una «estrategia de tensión» que involucra ataques violentos que luego se atribuyen a los grupos radicales de izquierda para convencer a los gobiernos aliados de la necesidad de contraatacar.
Se le ha llamado el Manual de Campo de Westmoreland.
Esta “Estrategia de Tensión” también fue puesta en práctica en Latinoamérica, principalmente en los violentos 70.

Se utilizó entonces la rígida lógica militar de la oposición «amigo-enemigo» para crear el concepto de «enemigo interno», transformando al adversario político en enemigo. Sin lugar a dudas el cambio militar contemporáneo más importante a nivel profesional fue la sustitución del “viejo profesionalismo de defensa externa» por el «nuevo profesionalismo de la seguridad interna.

Una conclusión que puede sacarse sobre la Doctrina de Seguridad Nacional en América Latina es que ésta fue un planteamiento ideológico político con una racionalidad dicotómica militar amigo-enemigo la cual fue ejecutada por medio de golpes de Estado donde el enemigo era, además de organizaciones de izquierda, toda organización o movimiento popular que desafiara el orden instaurado por el Hegemon Americano.

MARCO TACTICO OPERATIVO: LA ESCUELA FRANCESA

Hay Tres ideas se presentaron de forma recurrente en la formación emanada por la Escuela Francesa y que buscaron implantarse en las fuerzas armadas y en particular en el Ejército argentino:

1-La Existencia de un conflicto global en el que una amenaza comunista pretendía desestabilizar el orden nacional existente

El militar debía creer que existía un conflicto global y que él era parte del mismo. Este conflicto se representa como una lucha sin cuartel en la que los comunistas se infiltran dentro de las naciones capitalistas a fin de desestabilizarlas, adoctrinando a las masas trabajadoras y estudiantiles para que se interfiera en el orden establecido por la sociedad burguesa.
Este conflicto tiene como representantes antagónicos al bloque socialista de paises totalitarios (con la URSS a la cabeza) y a las democracias occidentales y cristianas definidas como los paises ‘libres’.

Así que la capacidad de defensa no se proyecta ya hacia el exterior, sino hacia el enemigo interno que amenaza el orden nacional existente, nuestra idiosincrasia, nuestro forma de vida y la seguridad de las instituciones.
Este es el escenario global sobre el cual se representa la escena local, el contexto en el que es comprensible la existencia de una guerra y por lo tanto de una defensa.

En este contexto se plantea que existe una “ guerra revolucionaria que amenaza a la Argentina y forma parte de la revolución mundial, instrumento del marxismo-leninismo para extender su control sobre el tercer mundo”.

Según esta visión forjada en las fuerzas armadas y de seguridad “los grupos subversivos y guerrilleros violan sin ningún miramiento los principios morales que sostienen la sociedad nacional, porque eran valores de la sociedad burguesa a la que se proponía destruir”.

2-Debido a este escenario se debía librar una guerra contra la subversión que se había infiltrado en la sociedad: era el enemigo interior a derrotar.

Según el general Martín Balza, en declaraciones a la periodista francesa Marie-Monique Robin: “los franceses aportaron a la Argentina una concepción nefasta y perversa, que literalmente envenenó el espíritu de los oficiales de mi generación: la del enemigo interior”

Esta noción, que los militares argentinos abrazaron, cobra importancia al volverse una peligrosa fuente de paranoia, pues como declara Balza: “todos nosotros, yo incluido, interiorizamos el hecho de que el enemigo contra el cual debíamos batirnos era nuestro propio conciudadano: con el que estábamos a punto de almorzar, el profesor de nuestros hijos o nuestro vecino”

3-El Fin justifica los Medios: La búsqueda del bien mayor justificaba todo proceder

En el contexto de esta llamada ‘guerra contrainsurgente’, toda acción tendiente a destruir los grupos subversivos debía estar justificada por un principio de bien mayor; es decir, una creencia de que las acciones propias y de grupo estaban conducidas por un proyecto tendiente a obtener una mejora social.
En este sentido, el militar se entendía a sí mismo como un defensor del sistema que resguardaba a su vez el orden, la paz, la libertad y la estabilidad, que el comunismo buscaba destruir a través de sus brazos armados.

Una de las enseñanzas más importantes que instaura la Escuela Francesa es que las operaciones deben hacerse con el fin de “nutrir los sistemas de inteligencia con información suficiente para planear los movimientos de ataque y defensa, así como el desmembramiento de las redes formadas por los grupos guerrilleros.”

Los métodos de obtención de información desembocan directamente en la práctica sistemática de la tortura que era considerada un arma de guerra.
A partir de la instrucción, el militar debe entender que esta información es crucial a fin de proteger el orden social y las vidas de otros habitantes.

LA ESTRATEGIA GEOPOLITICA SOVIÉTICA

En su esquema operativo global durante la guerra fría el Imperialismo soviético estuvo centrado en mantener su control sobre su esfera de influencia y en territorios fuera de ella tuvo una accion dual:

Por un lado a los Partidos Comunistas locales los mantuvo fuera de las acciones insurgentes guerrilleras y los utilizo como una segunda línea diplomática.

Por otro lado promovió los levantamientos insurgentes y guerrilleros, en Latinoamérica en particular a través de su satélite Cuba que proporcionaba formación y entrenamiento en la isla. El objetivo de esta línea de accion era generar inestabilidad dentro de la Esfera de Influencia Yanqui.

EL CASO ARGENTINO

Durante la década de 1960 la penetración yanqui fue económica e ideológica:

La penetración económica fue a través de las multinacionales, las grandes corporaciones industriales y de los organismos financieros.

La penetración ideológica fue por medio del fortalecimiento de los vínculos con las Fuerzas Armadas de la región, lo que se tradujo en un creciente militarismo. Esto implicó no solamente otorgar un rol político central a la corporación castrense, sino legitimar su accionar en el seno de la sociedad civil.

Bajo el gran paraguas de la Doctrina de la Seguridad Nacional y del Anticomunismo, las Fuerzas Armadas latinoamericanas actuaron como un elemento central para evitar también el avance de toda una amplia gama de políticas de carácter nacionalista, populista, reformista o revolucionario que cuestionaran el status quo colonial, que debería seguir subordinado económica y geopolíticamente al Hegemon Yanqui.

El golpe de estado del 28 de junio de 1966 en argentina por ejemplo abrió el paso a un proceso de concentración y desnacionalización de la economía, represión de la protesta social, imposición del libre mercado y anulación de las instituciones representativas establecidas por la Constitución.

El fundamento es que se habían “creado las condiciones propicias para una sutil y agresiva penetración marxista en todos los campos de la vida nacional, y suscitando un clima que es favorable a los desbordes extremistas y que pone a la nación en peligro de caer ante el avance del totalitarismo colectivista”
(Acta de la Revolución Argentina)

Efectivamente, a partir de estos sucesos (o quizás más primigeniamente a partir del plan CONINTES de 1960) el argumento de la amenaza comunista sería utilizado en adelante para justificar la proscripción del peronismo y por lo tanto, el golpe de Estado.
Ello no quiere decir que la doctrina de la seguridad nacional y su apropiación por gran parte de los militares argentinos no tuviera un componente claramente anticomunista sino que, además de ello, en el plano interno sirvió para combatir y perseguir en un sentido amplio al movimiento popular y a las fracciones más radicalizadas del peronismo en particular.

Estos hechos antecedentes, sumado a la accion psicológica continental, sumado al marco conceptual de la Doctrina de la Seguridad Nacional y complementado por el marco operativo de la Doctrina Contrainsurgente de la Escuela Francesa hizo que la política estadounidense que las promovió impulsara la represión más cruenta y generalizada en el continente, especialmente hacia la década de 1970.

Por ello podemos considerar que en el caso argentino, la nacionalización de la doctrina de la seguridad nacional implicó la persecución no solamente de los movimientos políticos de ideología revolucionaria de izquierda, sino también particularmente del peronismo que era quien principalmente desafiaba el orden establecido y la hegemonía imperialista Anglo-Yanqui en el país.

Es necesario destacar que la influencia estadounidense en la región en general y en la argentina en particular fue posibilitada por intereses internos, donde la sucesión de gobiernos de facto no puede explicarse unilateralmente en función de la política exterior de los Estados Unidos, sino que también es necesario resaltar que los factores civiles internos y los grupos de poder nacionales son los que con su anuencia y colaboración hicieron posible los avances de determinados intereses económicos, políticos y estratégicos tanto de estos grupos oligárquicos locales como de los grupos multinacionales en detrimento del interés nacional.

CARACTERIZACION POLITICA DE LA MILITANCIA LOS 70

Si se tuviera que buscar una máxima que sintetice el obrar tanto de la derecha como de la izquierda en argentina en los 70 quizás podría ser:

“El Fin justifica los Medios. La búsqueda del bien mayor justificaba todo proceder”

El marco Político doctrinario de la derecha era que ante la amenaza del Comunismo Internacional Totalitario que venía promoviendo una revolución a escala mundial, habia que enfrentarlo y derrotarlo ya que la misma tendía a amenazar y destruir el modo de vida democrático, occidental y cristiano que profesaba nuestra nación.

Ademas aquellas facciones de derecha que se hallaban en el interior del peronismo consideraban que estas fuerzas izquierdistas ateas por ser internacionalistas de concepción marxista propugnaban un entrismo para destruir desde adentro el movimiento antiimperialista, nacional y cristiano que era el peronismo.

El marco Político doctrinario de la izquierda es que era necesario terminar con el accionar bonapartista y reformista del peronismo. Para ello era necesario esclarecer ideológicamente al pueblo y promover una verdadera revolución popular fundamentada no en el Socialismo Nacional promovido por el justicialismo sino en el socialismo científico que para ellos era el marxismo.
Esta revolución popular y antimperialista acabaría con el sistema de explotación de los capitalistas y con la oligarquía cipaya aliada al imperialismo.

El fundamentalismo ideológico y la lógica dicotómica amigo-enemigo primo de manera superlativa en el accionar de ambas facciones.

Es como si una enfermedad autoinmune se hubiera apoderado del cuerpo político de la nación donde el brazo derecho y el brazo izquierdo no se reconocían entre si como partes de una misma comunidad por lo que trataban de exterminarse mutuamente, despersonalizando al adversario y obrando en forma fraticida como si fueran incompatibles, sin darse cuenta que ambos eran parte de un mismo cuerpo político, parte de una misma la nación.

En lugar de primar la política y una metodología democrática racional de resolución de controversias se optó por la irracionalidad de la violencia extrema, lo que produjo un cisma dentro ámbito nacional que fue después imposible de recomponer, donde la única solución posible era el extermino del adversario.

Ambas facciones altamente motivadas ideológicamente, comprometidas con sus ideales y con una metodología operacional propia, cuestionable en la mayoría de los casos, inauguraron una orgia de violencia que los aniquilo en una destrucción mutua asegurada y dejo profundas heridas en el seno de la nación.

ORGANIZACIONES GUERRILLERAS

Su accionar estuvo apuntalado por el pensamiento de John William Cooke y la doctrina de la guerra insurgente, enunciada por el Che Guevara en su discurso a la comunidad argentina en la Habana, en 1962:
“Nosotros demostramos que las condiciones especiales de Cuba, las condiciones subjetivas iban madurando al calor de la lucha armada, que la lucha armada era un catalizador que agudizaba las luchas, que llevaba basta el paroxismo estas luchas” (Discurso pronunciado en La Habana, el 25 de Mayo de 1962, ante la comunidad Argentina).

Las guerrillas estaban identificadas y eran en cierta medida dependientes del proyecto comunista internacional, formaron parte de un proceso desplegado en gran parte de los países latinoamericanos, pero definidas por idénticos parámetros: una lucha armada continental organizada después del triunfo de la revolución cubana, alcanzado en enero de 1959.

El proceso subversivo en los distintos países fue similar, las consignas idénticas, iguales los argumentos políticos, y las contradicciones simultáneas o posteriores fueron las mismas. Algo que pone en evidencia que tenían un denominador común, que eran en cierta medida parte de la estrategia geopolítica soviética de desestabilización de la región que era parte de la esfera de influencia yanqui.

Esto último no quiere decir que los movimientos guerrilleros carecieran de objetivos nacionales propios y legítimos, pero desde el apadrinamiento ideológico, cultural, geopolítico proveniente de la órbita soviética y en particular de su satélite cubano, los movimientos insurgentes guerrilleros de la izquierda latinoamericana siempre tuvieron ese cordón umbilical que les daba su marco político de funcionamiento.

MOVIMIENTOS INSURRECCIONALES ARGENTINOS

UTURUNCOS: En 1959, con el nombre de Uturuncos y liderados por Enrique Manuel Mena, surgió el primer grupo en Tucumán.
Consistió en un conglomerado heterogéneo de jóvenes que se decían justicialistas y que bregaban por el retorno al país del ex presidente Juan Domingo Perón, a la sazón exilado luego de su derrocamiento en 1955.
Esta primera operación guerrillera fue pergeñada desde Cuba por el ex diputado nacional justicialista John William Cooke.

El impacto político con el que especulaban los Uturuncos se derrumbó cuando en plena acción los órganos oficiales del Partido Justicialista condenaron severamente el intento guerrillero.
Únicamente se implementó una drástica represión policial que detuvo a casi todos los integrantes de la banda.

RESISTENCIA PERONISTA Y PERONISMO REVOLUCIONARIO: John William Cooke operó desde La Habana para introducir la concepción marxista revolucionaria en el peronismo y a su inspiración se debieron las tempranas organizaciones Resistencia Peronista y Peronismo Revolucionario.
Agruparon a sinceros militantes peronistas, pero básicamente fueron verdaderos anticipos del proceso de penetración ideológica denominado «entrismo», que consistió en la conquista de organismos, grupos y personas para modificar desde adentro su esquema de ideas e invertirlo progresivamente.

FUERZAS ARMADAS PERONISTAS: El “entrismo” es lo que sucedió también con las llamadas Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) que, pese a su origen abiertamente anticomunista y específicamente contrario a la revolución cubana, comenzaron lentamente a variar de posición a comienzos de los años sesenta.
Nacidas para afirmar la doctrina justicialista -incluso mediante violentos encontronazos en manifestaciones callejeras y en los medios estudiantiles- durante esos años de impedimentos políticos para el peronismo, ingresaron paulatinamente en acciones delictivas para recaudar fondos con miras a un futuro contestatario todavía indefinido y lejano. Una vez que lo hicieron, se mostraron los primeros efectos del entrismo.

FRENTE REVOLUCIONARIO INDOAMERICANO POPULAR: En 1961 surge el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP), que fue la primera, y rápidamente agotada, organización que fundaron en 1961 los hermanastros de Mario Roberto Santucho
.
EJÉRCITO GUERRILLERO DEL PUEBLO: En 1963 el llamado Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) al mando del periodista argentino Jorge Masseti -íntimo de Ernesto Guevara- y la conducción militar del capitán cubano Hermes Peña Torres, que formaba parte de la guardia personal del Che.

La operación (su misión consistía en crear un foco rural preparatorio de la posterior llegada de Guevara. Debía expandirse y respaldar la formación de campamentos revolucionarios creando la logística destinada al posterior desembarco de Guevara en la selva del sur boliviano) fue organizada por Abelardo Colomé Ibarra, que con los años alcanzaría la jerarquía de general del ejército de Cuba y se desempeñaría como ministro del Interior de Fidel Castro. Desde sus inicios, el EGP estuvo infiltrado por falsos guerrilleros que eran agentes de Inteligencia de la Policía Federal Argentina.

Las FAP actuaron como un verdadero puente ideológico y por su organización absolutamente descentralizada se convirtieron en inasibles y hasta se rodearon de un cierto misterio al carecer de jefes visibles e identificables, pero crecieron y con el tiempo aportaron recursos a las bandas que comenzaron a formarse en los finales de la década.

MONTONEROS -FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS: Las FAP desgastadas y divididas, iniciados los años setenta dieron paso a las nuevas guerrillas como los Montoneros, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), los Descamisados o las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), que representaron una escalada operativa mayor e ideológicamente identificadas con el marxismo que con otros grupos como el Partido Comunista Revolucionario o las corrientes estrictamente trotskistas como La Verdad y sus derivaciones ofrecían variables para el reclutamiento y la base para crear nuevas estructuras si las primeras se agotaban.

El EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP): Brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) cuyo jefe máximo Santucho -el preferido por Fidel Castro- tenía contactos con determinados sectores del radicalismo, criticaba abiertamente a Perón y a su movimiento, ofrecía un menú ideológico que mezclaba el trotskismo con el marxismo.

PARTIDOS COMUNISTAS: Con relación al papel cumplido por los Partidos Comunistas, el caso argentino no difirió de lo ocurrido en otras latitudes. Las dirigencias partidarias tradicionales se opusieron formalmente a las guerrillas pues estimaban premonitoriamente que serían derrotadas, inaugurándose un proceso que demoraría en exceso la victoria mundial del comunismo.

En los hechos, esas dirigencias cumplieron con los deseos de la URSS de no inmiscuirse abiertamente en la guerra revolucionaria para no comprometerla y mantener su capacidad diplomática comercial, pues los soviéticos eran crónicos compradores de cereales y alimentos.

ORGANIZACIONES REPRESIVAS PARAESTATALES

El funcionamiento de la para estatalidad represiva no comenzó en el periodo 1973-1976 como se quiere hacer creer, sino que aunque con menor envergadura e intensidad comenzó antes, puede encontrarse atisbos de la misma en el período 1966-1973, o yendo más atrás en la historia podríamos ir por ejemplo al asesinato del abogado Marcos Satanowsky por esbirros del Servicio de Inteligencia del Estado en 1957 o la desaparición del obrero y militante peronista Felipe Vallese en 1962, o a los fusilamientos de José León Suárez, masacre realizada de manera clandestina e ilegal contra doce civiles el 9 de junio de 1956.

Aunque la primera accion a escala podría buscarse en el Plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) que el14 de marzo de 1960 el gobierno de Arturo Frondizi puso en marcha.
En él las Fuerzas Armadas argentinas tomaron el control del país y lo dividieron en zonas de operaciones, siguiendo el ejemplo de sus instructores franceses en Argelia. El objetivo principal era poner fin a la “amenaza terrorista”. Bajo la difusa figura del terrorista se apuntaba a los obreros y jóvenes que participaban en los comandos de la Resistencia peronista.

Todos estos casos son indicios importantes para indagar respecto al inicio y el funcionamiento de la para estatalidad represiva en la argentina.

Dentro del esquema conceptual metodológico de la guerra contrainsurgente de la escuela francesa existente en el país desde la década de 1960, entre las medidas ilegales y clandestinas a utilizar figuraba precisamente el uso de fuerzas paraestatales, en base a esto se estructuraron varias organizaciones.

Una de las más conocidas, pero no la única, fue la autodenominada Alianza Anticomunista Argentina (Triple A). Entre quienes dirigían la Triple A estaba José López Rega, Ministro de Bienestar Social (miembro de la P 2 – controlada por la CIA) y Alberto Villar, Jefe de la Policía Federal.

La Triple A utilizaba de manera ilegal a efectivos de la Policía Federal, del Ministerio de Bienestar, personal de la Secretaría de Inteligencia del Estado a cargo de Aníbal Gordon y miembros de las Fuerzas Armadas vestidos de civil que desde mucho antes habían tenido su entrenamiento para la guerra contrainsurgente.

En 1975, luego del desplazamiento de López Rega, las Fuerzas Armadas pasaron a controlar y subordinar los grupos parapoliciales, ya para esa fecha “la Triple A había pasado a manos del General Harguindeguy como Jefe figurativo y a las del hoy General Jorge Suárez Nelson como Jefe operativo.

También se organizó en Córdoba el Comando Libertadores de América, vinculado a la policía provincial cordobesa y luego al III Cuerpo de Ejército en Córdoba.

En Mendoza también existieron otros grupos parapoliciales como ser el CAM (Comando Anticomunista de Mendoza) que cumplió funciones similares a las de la Triple A, y el Comando Moralizador Pío XII.

Existieron en paralelo a este esquema otras organizaciones peronistas de derecha como la Alianza Libertadora Nacionalista que en 1973 reaparece, el Comando de Organización CDO, la CNU Concentración Nacional Universitaria o las patotas provenientes de los sindicatos en particular la de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que actuaron principalmente estas últimas más en el ámbito obrero sindical impidiendo que los «zurdos” coparan los sindicatos.

Estas otras organizaciones de derecha, que no formaban parte del aparato estatal pero contribuían y colaboraban con el accionar represivo, tuvieron un lugar destacado que no puede ser subsumido simplemente como parte de la Triple A, básicamente porque no se trataba de escuadrones de la muerte sino de organizaciones de cuadros políticos, sindicales, estudiantiles, policiales o militares, que en determinados momento recurrían al uso de la violencia política.

Las organizaciones paraestatales fueron responsables de cientos de amenazas, atentados y asesinatos contra militantes de la izquierda peronista en un primer momento y luego contra todos aquellos que alteraran el orden establecido, tanto desde la lucha sindical, política, cultural, como desde la subversión de valores fundamentales de la moral dominante.

También se llevó adelante una “Estrategia de Tensión”.
Esta accion de los grupos paraestatales fue puesta en práctica con el fin de dividir, manipular y controlar la opinión pública usando tácticas dirigidas a infundir miedo, diseminando propaganda, creando desinformación, guerra psicológica y utilizando agentes provocadores, atentados terroristas, operaciones de falsa bandera subversiva para alcanzar sus objetivos tácticos y estratégicos.

Esta “Estrategia de Tensión” tuvo un impacto significativo sobre vastos sectores de la sociedad civil acondicionándola conceptual y emocionalmente para ser un basamento poblacional activo que pidió, apoyo y sostuvo el posterior golpe de estado.

Este accionar por parte de la para estatalidad se desarrolló en gran medida como una accion refleja a la accion insurgente de la guerrilla izquierdista, que desde antes del inicio del gobierno del general Perón estuvo activa con asesinatos políticos como aconteció con el Secretario General de la CGT José Ignacio Rucci, realizando secuestros extorsivos o atacando cuarteles y comisarias con víctimas fatales.

Como dijimos la Triple A no fue una novedad, la existencia de organizaciones parapoliciales por ejemplo ya puede ser rastreada en la prensa desde la dictadura de la autodenominada “Revolución Argentina”.

La aparición de las organizaciones político-militares en la década de 1960 con la pérdida del monopolio de la violencia, llevaron al Estado nacional a colocar en la clandestinidad parte de su actividad represiva, reforzando los servicios de inteligencia y alimentando grupos de carácter parapolicial y paramilitar vinculados con sectores nacionalistas.

El accionar final de las organizaciones paraestatales se modulo en parte después de la promulgación del decreto del 6 de octubre 1975 que colocaban bajo órbita de las Fuerzas Armadas la “ejecución de las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país”.

Y el accionar de las mismas concluyo al poco tiempo del golpe del 24 de marzo de 1976 pasando las fuerzas armadas junto con la policía a conducir operativamente la “guerra antisubversiva” contra las organizaciones guerrilleras armadas y contra las organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles, sociales, religiosas, etc que significaran una amenaza a los intereses de las clases oligárquicas locales y al interés geopolítico del imperialismo anglosajón en la región.

Esto demuestra que detrás del andamiaje de todas las organizaciones paraestatales estaba la estructuración conceptual, metodológica y operativa que el imperialismo yanqui fue plasmando sobre las fuerzas armadas y de seguridad latinoamericanas a lo largo de más de una década durante la Guerra Fría.

También demuestra que una vez derrocado el Gobierno Popular Justicialista las Fuerzas Armadas, que eran sujeto principal preparado por el Hegemon Americano durante años para este tipo de evento, son quienes coordinaron y se hicieron cargo de la eliminación del “enemigo interno” del orden colonial establecido por el imperio anglosajón, algo funcional a la geopolítica yanqui en su lucha global de la Contencion del Enemigo Soviético.

EL DIVIDE ET IMPERA ANGLOSAJÓN

Ademas de la funcionalidad a la Estrategia Global de Contencion, estas doctrinas tuvieron una funcionalidad adicional no menor para el imperialismo anglosajón en argentina.

En primer lugar lograron dividir y enfrentar al pueblo en una guerra política interna fraticida en función de una contradicción secundaria de derecha contra izquierda cuando en realidad la contradicción principal en un país colonial como la argentina era Liberación o Dependencia, Patria o Colonia.

En segundo lugar lograron divorciar al pueblo de su brazo armado, actuando en consecuencia sus fuerzas armadas como guardias pretorianas del imperio anglosajón contra su propio pueblo.

En tercer lugar permitió que la oligarquía cipaya nativa, socios locales del imperialismo, usufructúen los golpes de estado concentrando aún más su poderío económico y teniendo como sostenedores del proceso a las fuerzas armadas que debido a su colonización ideológica eran funcionales a los intereses foráneos del imperialismo yanqui.

LOS PROTAGONISTAS LOCALES DEL ENFRENTAMIENTO

Tanto las fuerzas armadas y las organizaciones paramilitares de derecha como asi también las fuerzas insurgentes de izquierda, más allá de las motivación patriótica que tuvieron muchos de sus integrantes, cometieron delitos y actos aberrantes donde en última instancia solo fueron peones en el juego geopolítico global de la Guerra Fría.

Ambos bandos, auto justificados por su compromiso ideológico con el proceso que encarnaban, actuaron con convicción apoyados en sus creencias pero frecuente y sistemáticamente violando derechos fundamentales de las personas y leyes del estado, con víctimas inocentes en muchos casos.

En el caso de la derecha y las fuerzas paraestatales actuaron clandestinamente, violando las leyes de la nación, los derechos humanos y llevando adelante en forma progresiva un verdadero terrorismo de estado.

En el caso de la izquierda también actuaron en forma delictiva violando derechos humanos fundamentales y en última instancia siendo funcionales para justificar la accion represiva de la derecha, que además de tener mayor poder de fuego, hacía años que metodológicamente se venía preparando para un evento de esta naturaleza.

Objetivamente ambas partes actuaron divorciadas del pueblo y contra el gobierno popular del peronismo desestabilizándolo, donde dentro del mismo también habia actores en ambas partes del conflicto.

En ambas facciones sus cuadros tácticos operacionales que estaban imbuidos de una gran convicción ideológica y entrega personal donde “La búsqueda del bien mayor justificaba todo proceder.”

La salvedad que cabe hacer es que las conducciones estratégicas a cargo de las distintas estructuras, tanto de las insurgentes guerrilleras como la de represión para estatal, tuvieron un responsabilidad mucho mayor en los eventos acontecidos que sus subordinados y también muchas veces motivaciones e intereses espurios que en la mayoría de los casos se mantienen ocultos.

También debe hacerse la salvedad con muchos actores particulares de los eventos pertenecientes a ambas partes del conflicto que eran personas sin integridad, inmorales e infames, que aprovechando el marco de esta guerra civil encubierta dieron rienda suelta a sus más bajas pasiones y a sus más oscuras perversiones.

TERCER GOBIERNO PERONISTA:
CERCADO POR LA GEOPOLÍTICA DE LA GUERRA FRÍA

La genesis de la violencia de los grupos guerrilleros y los grupos paraestatales represivos son anteriores al tercer gobierno peronista pero se podría decir, más allá de la permanente actividad subversiva desestabilizante del ERP, que la eclosión de la violencia insurgente interna en el peronismo y la activación superlativa del aparato clandestino de represión para estatal detona con el asesinato de José Ignacio Rucci.

No existía ningún tipo de justificativo para se produjera el asesinato de José Ignacio Rucci, fue un ataque artero a un dirigente popular, representante de los trabajadores, soporte del gobierno peronista y cuadro auxiliar irremplazable del Líder.

Inevitablemente el gobierno tuvo que responder a esta agresión que era un preanuncio del escalamiento de la accion coercitiva de organizaciones de izquierda y quizás el gobierno no lo hizo de la mejor manera, pero actuó defensivamente ante el ataque de la izquierda, que con violencia terrorista, quería subvertir el orden establecido en forma violenta y condicionar a un régimen democrático popular legitimo.
La contraofensiva no se hizo esperar y rápidamente se activó un gran dispositivo de represión que también contemplo actividad represiva para estatal.

Habría que contemplar cuatro actores principales en esta tragedia nacional:

La sociedad civil sobre la que la “estrategia de tensión” tuvo un impacto significativo acondicionándola conceptual y emocionalmente para ser un basamento poblacional activo cierto que pidió, apoyo y sostuvo el posterior golpe de estado.

Los grupos guerrilleros preexistentes al tercer gobierno peronista con una influencia extranjera promovida por la Unión Soviética a través principalmente de su satélite cuba, donde muchos de sus dirigentes tuvieron formación y entrenamiento en la isla.

Los grupos de derecha, en gran medida fueron permeados por la Doctrina de la Seguridad Nacional imperante, que junto con los servicios de inteligencia, la policía y las fuerzas armadas fueron los que operacional formaron parte de la represión para estatal clandestina.

El cuarto actor fue el pueblo peronista y el gobierno nacional justicialista, victimas principales del proceso, sobre los que hubo una accion de pinzas llevada adelante por dos facciones:

– La Guerrilla de izquierda (influida por el imperialismo soviético y la experiencia cubana) que con actos terroristas desestabilizaron al gobierno popular y fueron en última instancia funcionales al golpe militar que respondía a los intereses oligárquicos locales y a los intereses Imperiales Anglosajones.

-El imperialismo Anglo-yanqui que junto con sus aliados locales, representados por la oligarquía vernácula y en particular su agente operacional privilegiado las fuerzas armadas (ya colonizadas ideológicamente por la Doctrina de la Seguridad Nacional), tuvieron una participación activa para desencadenar los eventos.

Estas dos facciones tuvieron una accion desestabilizante efectiva sobre el gobierno popular, que sumado al conflicto interno existente en el peronismo y la debilidad del gobierno surgida tras la muerte del líder, lograron su caída a través de un golpe de estado a manos del sujeto principal preparado por el imperialismo para un evento de esta naturaleza: las Fuerzas Armadas.

LA RESULTANTE HISTORICA

Es difícil determinar que fue primero en los 70 si la represión paraestatal o la accion insurgente de la izquierda pero inevitablemente se cumplió en términos políticos la tercera ley de la mecánica newtoniana que predice que “toda accion genera una reacción”.

Esto no fue algo meramente coyuntural sino que ya era algo que se venía estructurado y elaborado con un carácter sistémico. Fue una evolución natural de un proceso político promovido y preparado por los poderes geopolíticos internacionales imperantes del momento, donde cada uno de ellos movía sus peones en el tablero nacional.

Excepto las conducciones estratégicas de estos sectores antagónicos, donde quizás primaban otros intereses y motivaciones, los cuadros tácticos operativos tanto del campo de los nacionalistas de derecha como sus enemigos del campo de la izquierda revolucionaria actuaron con sus metodologías propias y con su firme convicción de que su obrar era en beneficio del bien común, del pueblo y de la patria.

Era un accionar donde para ambas partes El Fin justificaba los Medios y La búsqueda del bien mayor justificaba todo proceder.

Hoy podemos apreciar como en esa época la Argentina, sus organismos de seguridad, sus fuerzas armadas, los agentes de sus instituciones y su militancia política idealista de derecha y de izquierda fueron en gran medida víctimas de la maquinaria geopolítica perversa de la Guerra Fría.

Las consecuencias de ello que llegan hasta el presente son:

-Un periodo histórico que hasta el día de hoy suscita divisiones en el pueblo y la nación como una cuestión todavía en parte irresuelta.
Algo sumamente útil para los intereses geopolíticos del poder colonial y sus socios locales, la oligarquía vernácula, que saquean y someten a la Argentina. Una verdadera victoria para el principio de Divide et Impera utilizado sistemáticamente a lo largo de la historia por el colonialismo anglosajón.

-Una etapa histórica frustrada en sus objetivos nacionales, con una generación política comprometida con sus ideales de cambio pero completamente anulada por los antagonismos generados y estéril políticamente en su momento protagónico.

-Un trauma nacional y también traumas personales, particularmente en todos aquellos que fueron víctimas del terrorismo tanto de izquierda como de derecha.

-Unas Fuerzas Armadas aisladas, que quedaron por un estigma histórico divorciadas de su pueblo y posteriormente a la guerra de Malvinas completamente desarticuladas, desarmadas y esterilizadas para la defensa nacional.

A pesar de que ha pasado medio siglo de estos hechos todavía hay heridas abiertas que serán difíciles de cerrar sino media la comprensión profunda que todos de un lado y del otro fueron víctimas de una Maquinaria Geopolítica Global macabra y funcional a los imperios enfrentados.
Por otra parte no puede haber la misma responsabilidad histórica entre aquellos que conducían estratégicamente y tenían poder de decisión que aquellos que solo fueron cuadros tácticos que llevaron adelante las acciones.
Tampoco se puede justificar ideológicamente los procederes ilícitos, ilegales, inmorales o aberrantes. Como dijo el viejo General un delito es un delito fuere cual fuere su motivación ideológica, delito que puede prescribir o no, pero que es necesario asumir como tal si media una integridad personal en sus actores.
Para reencontrar el camino de la concordia y la paz interior bueno será asumir que en gran medida todos fueron víctimas de una coyuntura histórica aberrante, que todos en gran medida fueron víctimas de la manipulación geopolítica superestructural de las potencias de la guerra fría
Para reencontrar el camino de la concordia y la paz interior bueno será también repensar en clave política el “Los hermanos sean unidos…” del Martin Fierro, o el llamado a la Sinodalidad del Papa Francisco…Todos, o el “Unidos o Dominados” de los 70 de Juan Domingo Perón.

Ariel Rolfo

Links y Fuentes:

La doctrina de seguridad nacional: materialización de la guerra fría en américa del sur. Francisco Leal Buitrago (CLACSO)

Violencia paraestatal y organizaciones de derecha. Aportes para repensar el entramado represivo en la Argentina, 1970-1976 -Juan Luis Besoky

El Historiador. Como nacio la chista de la guerrilla argentina

La doctrina francesa y el terror en América Latina. El Ortiba

Represión estatal y violencia paraestatal en la historia reciente argentina. Universidad de La Plata

https://journals.openedition.org/nuevomundo/68974
https://www.elhistoriador.com.ar/como-nacio-la-chispa-de-la-guerrilla-argentina/
https://www.memo.com.ar/opinion/gustavo-cairo-la-tragedia-de-los-70-mas-alla-de-los-7-300-desaparecidos/
file:///C:/Users/ariel/Downloads/63-Otros-641-1-10-20160901.pdf

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OPINIÓN

«24 de marzo de 1976. El día en que se abrieron las puertas del infierno» por Mario Mazzitelli

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– Fueron 610 centros clandestinos de detención. No fue una guerra. Fue un infierno.

– ¿Para qué armar centros clandestinos? Para llevar a esos lugares a personas secuestradas. No fue una guerra. Fue un infierno.

– ¿Por qué eran clandestinos? Porque no eran detenciones legales por orden de un juez. Iban a buscar a “personas sospechosas” a sus hogares, a las casas de sus amigos, al lugar de trabajo o estudio, en la calle; los secuestraban y los llevaban a esos centros. No fue una guerra. Fue un infierno.

– “Personas sospechosas” es una figura que solo implica una presunción, no es una prueba. Y no se puede privar a alguien de su libertad por una suposición. ¿No es así? Cierto. Pero en aquellos años estar en una agenda podía hacerte “sospechoso/a” y ser motivo de una detención. No era una guerra. Fue un infierno.

– Pero ¿Entonces no debieron llamarse: CENTROS CLANDESTINOS DE SECUESTRADOS? Sí. No fue una guerra. Fue un infierno.

– ¿Qué hacían con los secuestrados? Los interrogaban. ¿Y si no querían hablar o no tenían alguna información? ¿Los dejaban en libertad? Primero los torturaban. Tormentos insoportables con picana eléctrica, sumergiéndoles la cabeza en tanques con agua, golpes brutales, etc. Si se les iba la mano, morían. (Y después buscaban la manera de deshacerse de los cuerpos. Enterrándolos, tirándolos al río o el mar, cremándolos en altos hornos, etc. Así se fue creando la figura trágica de los DESAPARECIDOS.) Cuando eran mujeres, todo era peor. Jóvenes abusadas y violentadas. Embarazadas asesinadas y robados sus bebes. (Al día de hoy 137 nietos fueron recuperados por las abuelas. Cientos todavía viven con su identidad adulterada.) No fue una guerra. Fue un infierno.

– En otros casos, por presiones familiares, políticas, internacionales…eran puestos en libertad. Pero nadie volvía igual después de haber pasado por el infierno.

– ¿Y qué hacían los jueces y fiscales frente a este atropello a sus facultades? Mayoritariamente miraban para otro lado. Dejaban hacer ¿Cómo que dejaban hacer? ¿A quién dejaban hacer? A las fuerzas represivas. Pero ¿las fuerzas represivas actuaban en la clandestinidad? Sí. No fue una guerra. Fue un infierno.

– ¿Esos, no serían grupos parapoliciales y paramilitares, en contraposición al ejército, la marina, la aeronáutica, la prefectura, la gendarmería, la policía federal, las provinciales… educadas en el principio del honor? La inmensa mayoría de ellos, por acción u omisión, fueron responsables. ¿Es decir que ellos también actuaban en la clandestinidad? Sí. Y bajo sus órdenes accionaban los parapoliciales, paramilitares y grupos de tareas. No fue una guerra. Fue un infierno.

– El poder ejecutivo declara la guerra, pero solo es guerra cuando lo autoriza y aprueba del Congreso. Si el Congreso no autoriza y ni aprueba, no hay guerra. Hay acción inconstitucional, ilegal, clandestina, se puede ejercer la violencia, usar armas, etc. pero no es una guerra. ¿Es así? Sí, es así.

– ¿Quién presidia a la Argentina? Videla ¿Y quién lo había elegido? La cúpula de las FFAA.… ¿Eso no es un gobierno ilegítimo? Claramente. ¿Puede un gobierno ilegítimo declarar una guerra? No. No fue una guerra. Fue un infierno.

– ¿Qué hizo el Congreso frente a tanta arbitrariedad, violaciones y crímenes? ¿Cómo pudo ser que diputados y senadores no se acercaran al edificio del Congreso Nacional y se reunieran para hacer cumplir sus facultades provenientes de la Constitución Nacional? Quedó disuelto por la fuerza bruta de los usurpadores del Poder. El terrorismo de Estado, que dominaba las calles y casi todos los rincones del país (incluidas las casas particulares de las familias) hacían casi imposible una acción pacífica de esa naturaleza. No fue una guerra. Fue un infierno.

– Las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes fueron cerrados. Las gobernaciones e intendencias ocupadas por los autócratas. ¿Y que hicieron los partidos políticos, los sindicatos, los centros de estudiantes, el periodismo, etc.? Su accionar quedó suspendido, prohibido o reprimido por la dictadura. Hubo resistencias muy dignas. Pero las condiciones fueron terribles. No hay institución democrática que pueda funcionar entre las calderas de la muerte.

– Dirigentes políticos, sindicalistas, personalidades de la cultura, profesores, periodistas, intelectuales, etc. amenazados o advertidos sobre los riesgos para sus vidas; se fueron al exilio. Otros fueron detenidos en cárceles comunes, bajo cargos infames, nunca comprobados. Así al abanico de la represión (salvaje, desproporcionada y en el marco de un plan general pergeñado en el exterior) no le faltó ningún ingrediente. No fue una guerra. Fue un infierno.

– El plan fue descrito por un miembro de la marina a Jacobo Timerman poco después del 24/03/76: “-Si exterminamos a todos, habría miedo por varias generaciones. – ¿Qué quiere decir todos? Preguntó el periodista. – Todos. Unos 20 mil. Y además sus familiares. Hay que borrarlos a ellos y a quienes puedan llegar a acordarse de sus nombres. Respondió el marino.” Fue un plan criminal de exterminio. No fue una guerra. Fue un infierno.

– Ocurrió que si alguien no vio, no escuchó, no sintió, no habló, no hizo comentarios, etc. todo ese horror le pudo pasar inadvertido. Otros consintieron esa cruzada horrorosa asumiendo el sacrificio del “chivo expiatorio” (mayoritariamente los jóvenes) para salvarnos de los pecados. En la vereda de los riesgos, la militancia comprometida con la defensa de los derechos humanos, las madres, las abuelas, los familiares, abogados, etc. quedaron como una minoría activa, que no tenía la fuerza de las armas, pero tenía la fuerza moral de su lado. Y su prédica humanista fue creciendo hasta sensibilizar a los argentinos y al mundo. Así, junto a los descalabros económicos de la dictadura fue mutando la opinión pública. No era una guerra. Era un infierno.

– Hoy la mayoría de nuestra población nació en el marco de las instituciones constitucionales recuperadas en 1983. Difícil (para ellos) concebir lo que fue ser arrastrados a la degradación humana más aberrante de nuestra historia. Sobre esa realidad subjetiva, la derecha monta un relato falaz de la historia, en base a mentiras cínicas. Distorsionando los hechos hasta hacerlos irreconocibles. Incompatibles con las pruebas judiciales e históricas. Solo la verdad nos hará libres. Y lo mejor que puede hacer un pueblo con una tragedia es exponerla en toda su crueldad, justamente para no repetirla. Esto es así solo si fuera cierto (como quiero creer) que la conciencia moral (mayoritaria) de los argentinos, nos impulsa a soñar un vivir digno, para todos y cada uno.

– Aclaremos. La dictadura (1976-1983) de inspiración imperialista, con promoción oligárquica, ejecutada por los militares y apañada por vastos sectores, no inventó la violencia.

– Bastaría pensar en el papel de la espada y las armas de fuego durante la colonización, las invasiones inglesas, nuestras luchas intestinas, las masacres de los pueblos originarios en los siglos XIX y XX, la guerra del Paraguay, la semana trágica, la represión en la Patagonia, la introducción de la picana como elemento de tortura, los atropellos a las libertades individuales, la cárcel como herramienta política, la violencia como ejercicio permanente de poder desde el Estado, los levantamientos militares, el bombardeo sobre Plaza de Mayo en 1955, los fusilamientos en José León Suárez, la noche de los bastones largos, la triple A, el gatillo fácil, etc. al igual que la historia universal, muestra que los seres humanos le asignaron a la violencia un papel importante a la hora de modelar la realidad. Los militares argentinos (formateados en la mal llamada Doctrina de la Seguridad Nacional, que en realidad era la Doctrina del imperialismo para la defensa de sus intereses) no inventaron la violencia. Pero la llevaron a la zona más ruin, degradante, cruel, destructiva para la Nación, la industria, la educación, la cultura, que uno pueda imaginar. Las pretendidas justificaciones no tienen asidero. En el marco de las instituciones de la Constitución se podían encontrar sanos remedios para el mal de la violencia. Pero quienes venían violando la CN desde el 6 de septiembre de 1930, no podían sentirse cómodos actuando dentro de la ley. Por eso no tienen perdón, son crímenes de lesa humanidad imprescriptibles. Memoria, Verdad y Justicia, sigue sintetizando los valores que no pueden ser adulterados sobre la falsa idea que se trató de una guerra (No fue una guerra) y eso validó todo el accionar ilegal (Abrieron las puertas del infierno)

– Los negocios. No terminaríamos de comprender el golpe si nos quedáramos en el terreno político-represivo. La economía puede explicarnos muchas más cosas. Una de las tareas era redistribuir el ingreso en detrimento del pueblo trabajador. Los trabajadores pasaron de un 50% a un 30%. Si fuera una torta de 10 porciones pasaron de tener 5 a tener 3. Mientras los sectores más concentrados (nativos y extranjeros) pasaron de un 50 a un 70%. Esos 20 puntos al día de hoy representan algo más de 100.000 millones de dólares por año. Cien mil millones de dólares que, total o parcialmente, el pueblo tributo (por el terrorismo de Estado) a los sectores más ricos, concentrados, pudientes y privilegiados de la sociedad. Tan gigantesca fue aquella transferencia que (con el paso de los años) quizás estemos hablando de mucho más de 2 billones de dólares. Ese fue el botín por el que vinieron, los Martínez de Hoz, los Pérez Companc, los Fortabat, los Bulgheroni, los Macri, los Roca, los bancos comerciales, las corporaciones multinacionales, los acreedores externos, los endeudadores locales y el FMI; que dio su apoyo desde el principio hasta el fin de la dictadura. Los piratas se distribuyeron el tesoro arrancado al pueblo argentino a sangre y fuego. ¡Que no son capaces de hacer por una moneda de oro o un barril de petróleo! Quien no quiera entender la relación entre los altos índices de pobreza actual y la concentración/fuga de riqueza generada en aquellos años, es que estuvo mirando otro canal. No fue una guerra. Fue un infierno.

– El servilismo. La dictadura fue uno de los eslabones entre lo que antes fue el golpe de Estado en Chile (contra el gobierno democrático de Salvador Allende) y más tarde la contrarrevolución conservadora, expresada en Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Lo que no entendieron nuestros militares es la diferencia entre los países capitalistas centrales y los periféricos, creyendo que alineándose con los primeros alcanzaríamos los mismos resultados. Error porque la tendencia del dinero es fluir desde los periféricos a los centrales. De manera que la misma política (aquí o allá) obtiene resultados asimétricos. Así, los dictadores, creyendo que defendían los intereses nacionales, terminaron defendiendo los intereses extranjeros.

– El poder político. Junto a la transferencia de riqueza, su correlato fue pérdida de poder político en manos del pueblo. Un pueblo empobrecido tiene menos poder político.

– La industria. No terminarían allí los desatinos. Para asegurarse la irreversibilidad del proceso histórico, quisieron terminar con lo que consideraban el reducto de la resistencia popular, el aparato industrial. Es decir aquella rama de la economía que desde 1750 en adelante marcaría el nivel de adelanto, de desarrollo científico, tecnológico, productivo y de bienestar para los pueblos. La industria fue atacada sin piedad. Quienes quisieran sumarse a la timba financiera o la importación de bienes tendrían premio. Aquellos obstinados en seguir produciendo en la industria serían extinguidos.

– La deuda. Ilegal, fraudulenta, multiplicada por 7, con condiciones leoninas; es el lastre financiero que ata a la Argentina al carro del vigía de occidente, condiciona las cuentas públicas, distorsiona la macro economía y nos desangra. Cuarenta años después, como un tributo colonial a perpetuidad, dejó condicionada la inversión nacional. Es por tanto una de las causas principales de nuestro estancamiento.

– El Estado. También el Estado debía ser desmantelado. Un Estado activo capaz de planificar la economía a favor del pueblo resultaba ser un enemigo, de quienes querían transformarse en factores dominantes de la economía, sin límites ni restricción alguna. Los zorros no querían pastor en el gallinero, y llegaron hasta lo imposible para eliminarlo. (Claro que buena parte de estos objetivos iban a culminar durante la administración de Carlos Menem.)

– Vienen por todo. Quien quiera leer un poco más profundo sobre ¿que nos pasó a los argentinos? deberá comprender que lo peor de la dictadura terminó el 10 de diciembre de 1983. Pero sus instigadores, los reales dueños (nativos y extranjeros) de la Argentina, sus beneficiarios, siguen disfrutando de buena salud hasta nuestros días. Han sido capaces de diseñar un país para pocos. Y lo han sabido mantener. No pudieron aplastar a la Democracia. Pero la doblegaron. Supieron medir hasta donde se animaban los gobiernos de origen popular. Vieron que eran muy modestas sus aspiraciones. Pero ellos no son gente modesta. Ellos van por todo. Saben que aquello no fue una guerra. Fue un infierno al que ellos echaron leña. Sin aquel infierno hoy no tendrían una nueva oportunidad. Un gobierno identificado con aquella praxis no era fácil de conseguir. Y lo consiguieron. Van a tratar de aprovechar la oportunidad para terminar de despojar a los argentinos.

– Vamos por lo nuestro. Ahora nos toca a nosotros. Movilizar, organizar, contribuir a aclarar ideas, defender los intereses de las mayorías populares y recrear los sueños. Para erradicar la pobreza, elevar las calidades educativas, científicas, tecnológicas y productivas. Modernizar el país en un marco de Justicia Social. Planificar el desarrollo. Embellecer la vida. Encender todos los motores. Con un pueblo “culto y laborioso”, como diría San Martín. Darle vuelo a la libertad. Sabiendo que no nos conformamos con haber salido del infierno. Ahora queremos probar que en la tierra argentina se puede edificar el paraíso, haciendo realidad el bienestar general, la felicidad del pueblo y la gloria nacional.

– Claramente, no fue una guerra. Fue un infierno.

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OPINIÓN

«La igualdad deseable», por Rodrigo Rettig

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En Francia, el actual lema estatal de la República que viene des

de la época de la revolución, es libertad, igualdad y fraternidad. Sí, la igualdad es tan relevante para ellos como la libertad. Y Francia no es Cuba o Venezuela. El problema con esta palabra nace cuando afiebrados regímenes en nombre de la igualdad mutilaron la libertad y, en consecuencia, generaron peor calidad de vida ahí donde quisieron mejorarla. La libertad y la igualdad no son valores contrapuestos, sino complementarios ya que son dos caras de una misma moneda que se llama justicia y quien pretenda construir justicia social, debiera atender a ambas virtudes. Esta es la madre de la discusión política, ya que tomar posición por una, la otra, o ponderar ambas, implica determinar cómo discurren prácticamente todas las políticas públicas que se aplican en un país.

Pero, ¿de qué igualdad se habla cuando uno la promueve? Esta palabra, junto a la libertad, son de aquéllas que tienen distintos significados y ello hace que sea de fácil caricaturización y de difícil comprensión el asunto sometido a análisis. Usted cuando promueve la libertad, ¿habla de la de tipo negativa (no interferencia) o positiva (capacidad de ejercerla)? ¿O ambas? Pues bien, en materia de igualdad, también existe esta disyuntiva. Hay que ponerle apellido a la igualdad, pero no cambiarle el nombre.

La igualdad que sería deseable promover y construir sobre ella, es la igualdad de todos en al menos algo, no de todos en todo. Nadie sensato debiera buscar que todos tengan un automóvil de una marca alemana o italiana en el frontis de la casa o que nadie tuviera un auto, sino que todos tengan iguales consideraciones de respeto, trato (ver concepto “Igualdad Democrática” de Elizabeth Anderson) y de condiciones de vida material. Y ojo, aquí se debe hablar de igualdad, no de equidad, que es la justicia aplicada al caso concreto. Hablar de equidad es admitir que la igualdad democrática, de consideración, ciudadanía y respeto, debiera ser objeto de un segundo análisis. ¿Cómo se entiende la igualdad democrática si cambiamos igualdad por equidad?

Asimismo, hablar de equidad en materia de Derechos Humanos (civiles, políticos, sociales) implica desconocer su carácter de derechos fundamentales, lo que permite afectar la máxima de que la titularidad de ellos está por el solo hecho de ser persona (distinto es el problema de la provisión). No tiene sentido plantear que, por ejemplo, existe equidad y no igualdad de todos para poder ejercer la libertad de expresión. En nombre de la equidad, que es justicia al caso concreto, ¿podríamos suspender el ejercicio de la libertad de expresión de alguien producto de determinadas características o circunstancias? ¿Cómo conversa la equidad cuando se habla de derechos civiles y políticos? La verdad es que no tiene mayor sentido. ¿Porqué modificar la conclusión anterior en razón de los derechos sociales que son los que dotan de condiciones de vida material para ejercer genuinamente la libertad? Entonces, plantear equidad ahí donde debe haber igualdad, es confundir las dimensiones del análisis y optar por una palabra que sustrae el cuerpo al problema ya que en el nombre de la equidad se restringen o limitan derechos de acuerdo a las características del caso observado. En otras palabras, la equidad si bien deseable (sobre todo en materia jurídica), no es lo mismo que la igualdad en el lenguaje político, todo circunscrito evidentemente a un objetivo a largo plazo que permite progresividad, pero objetivo político al fin y al cabo.

Ahora bien, cuando se habla de condiciones de vida material nos referimos a ese conjunto de bienes primarios que permiten a los individuos poder desplegar su plan de vida de forma autónoma, sin atender al lugar en que nacieron o dónde desarrollaron su infancia. En este sentido, las condiciones de vida material aplicadas al caso concreto son los derechos a la salud, educación y seguridad social. Y aquí sí efectivamente quiero darle más consistencia a la palabra igualdad, por cuanto la problemática excede la igualdad de oportunidades, que como dijera Nils Christie en Los Límites del Dolor (1984): “es un arreglo perfectamente apropiado para transformar injusticias estructurales en experiencias individuales de frustración o fracaso”.

La igualdad de oportunidades permite desprenderse de analizar cuál fue el diseño en la carrera de la vida, quiénes dibujaron la pista y las posiciones ocupadas. Y si nos desprendiéramos del diseño y el resultado en materia de estos tres derechos, la crisis de octubre de 2019 no tendría mayor sentido. Todos los chilenos tienen la oportunidad de tener educación, salud y pensiones, pero el problema se presenta en el tiempo/acceso, calidad y eficiencia: salud que te permita vivir o ser atendido en tiempos dignos si no tienes recursos, educación que te permita competir si prescindes de medios económicos, y una pensión que permita tranquilidad a los adultos mayores.

Y, en esta dimensión, una lucha por igualdad pareciera tener más consistencia, le da más robustez a la problemática, que una lucha por igualdad de oportunidades y/o suficientarismo. Implica tener un grado de compromiso mucho mayor en la mejora de lo referido.

El profesor Agustín Squella en su libro que analiza esta palabra (“Igualdad” Universidad de Valparaíso, 2014) nos menciona que Pierre Rosanvallón en su célebre obra llamada “La Sociedad de los Iguales” explica que la carrera de la vida se asemeja bastante a lo que son las competencias deportivas identificándolas como “El Teatro de la Igualdad de Oportunidades”. Efectúa analogías explicando que en muchos deportes se complementa la igualdad de oportunidades o “igualdad de inicio”, precisamente para entregar más justicia a los resultados. Se cita a la carrera de 100 metros planos, en la cual no tan solo importa el punto de partida, sino que existe una cámara que determina el resultado, incluso después de ella existe el control antidopaje. Sumo a ello que en el básquetbol los equipos peores situados en el término de temporada, eligen primero en la siguiente a los jugadores de mejor rendimiento que vienen de las universidades, y así.

En consecuencia, para determinar la justicia de un contrato social, es relevante analizar no tan solo el lugar de dónde se parte, sino que también se debe atender a problemas de diseño y posiciones. Que te atiendan en un año una dolencia en el sistema de salud público versus al día siguiente en el sector privado contra el pago de sumas no menores de dinero, pareciera que no es tan solo un problema de oportunidades o de inicio.

Finalmente, el llamado es a no temerle a la palabra igualdad por culpa de fanáticos que en su nombre ahogaron la libertad haciendo a todos iguales en desdicha, sino que a tener un real compromiso por esta virtud, ponderándola prudencialmente con la palabra libertad, tal como se conjuga a ésta con la seguridad pública (menos libertad, más seguridad). Francia, país que si bien es cierto ha tenido sus problemas, ha demostrado que ambos objetivos son perfectamente aplicables en conjunto siendo incluso deseable hacerlo, tal como nos lo ilustrara uno de los filósofos políticos más relevantes del siglo XX, John Rawls, padre de la corriente llamada (vaya novedad) “liberalismo igualitario”.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial, ni postura del portal.

Por: Rodrigo Rettig
Abogado, Magíster Política y Gobierno, UDP.,ciudadano Chileno

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