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110 segundos para morir: la agonía de los tres astronautas de la Soyuz 11 cuando supieron que no iban a regresar vivos

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Hace 50 años, la tragedia sacudió la carrera espacial en la Unión Soviética. La nave, tripulada por Vladislav Vólkov, Gueorgui Dobrovolski y Viktor Patsáyev, había partido el 6 de junio de 1971 con la misión de vivir la primera experiencia de vida humana prolongada en el espacio y volver para contarlo. Pero nada salió como lo planeado. Cuando aterrizaron, los tres estaban muertos

Fue ideada para la hazaña. Y terminó en desastre. Todo anduvo mal, desde el principio. La URSS, en plena carrera espacial para igualar, y superar, a los Estados Unidos, que ya habían puesto al Hombre en la Luna, debió abortar la misión, empezar todo de nuevo, apiadarse hasta de sus yerros. Pudo más el orgullo, le necedad y la soberbia, que son la piedra fatal con la que tropiezan los gobiernos totalitarios. Y los no totalitarios, también.

Hace medio siglo, la nave espacial Soyuz 11 viajó el espacio para consumar una hazaña.
Tripulada por los cosmonautas Vladislav Vólkov, Gueorgui Dobrovolski y Viktor Patsáyev, tenía como misión acoplar la nave a la primera estación espacial de la historia, la Salyut 1, entrar en ella, habitarla, reparar lo que hiciese falta, reorientar sus instrumentos, vivir la primera experiencia de vida humana prolongada en el espacio y volver para contarlo.

Cuando abrieron la cápsula espacial, los tres cosmonautas estaban muertos. Un escape de aire los había asfixiado con extraordinaria rapidez y precisión. No vestían traje espacial, que les hubiera salvado la vida, porque el experimento también consistía en saber qué pasaba con los astronautas que viajaban al espacio sin protección y sin oxígeno de emergencia. Además, los voluminosos trajes espaciales hubiesen reducido la tripulación a dos personas, y la idea era enviar al espacio a tres. Todo mal.

El fracaso de la Soyuz 11 retrasó en dos años en el programa espacial de la URSS, obligó a rediseñar el proyecto y las naves Soyuz y condenó a muerte a la estación espacial Salyut 1, que fue desviada de su órbita, reorientada y obligada a caer en el mar.

Todo venía muy mal desde antes. La Soyuz 10 había fracasado en su misión de entrar a la Salyut 1. Se había acoplado, en abril de aquel fatídico 1971, pero su tripulación no pudo ingresar a la estación espacial. El sistema de acoplamiento se dañaba con una presión equivalente a 130 kilos, mientras que durante la maniobra de unión debía soportar entre 160 y 200 kilos. La pieza que se deformaba con el peso fue reforzada para la Soyuz 11. Esta vez, todo iba a salir bien.

Pero es que todo había empezado mal. Ni Vólkov, ni Dobrovolski, ni Patsáyev debieron haber tripulado la Soyuz 11. El equipo original estaba formada por otros astronautas Aleksei Leónov, Valeri Kubásov y Piotr Kolodin. Pero el 3 de junio, días antes del viaje espacial, una radiografía de Kubásov mostró una mancha en uno de sus pulmones. Los médicos temieron tuberculosis y le prohibieron volar. Según las reglas del programa espacial soviético, si se descartaba a un cosmonauta, cualquiera fuese la razón, se descartaba a la tripulación entera. Así llegaron a la Soyuz 11 Vólkov, Dobrovolski y Patsáyev. Y así salvaron la vida sus tres camaradas.

Los tripulantes de Soyuz 11 se acoplaron a Salyut 1 el 7 de junio y de modo automático. La pieza rebelde que antes se deformaba, resistió y la primera parte de la hazaña estuvo cumplida. Los tres entraron a Salyut 1, encendieron el sistema de regeneración de aire y cambiaron un par de ventiladores que funcionaban a regañadientes. De inmediato sintieron un penetrante olor a humo y desde tierra se les aconsejó pasar esa primera noche en la nave espacial y no en la estación. Al día siguiente, el aire de Salyut era normal, los cosmonautas entraron como a casa, hicieron un par de maniobras de corrección orbital y orientaron los paneles de la estación hacia el Sol. En la Tierra, la prensa del mundo destacaba una nueva hazaña de la astronáutica soviética.

Sin embargo, a bordo de Salyut las cosas no iban bien. Vólkov, Dobrovolski y Patsáyev no siguieron el programa de entrenamiento imprescindible para paliar los efectos de la falta de gravedad. De modo que el 9 de junio, por el sistema de televisión que enlazaba a la estación con el centro de control, se les “recordó” la necesidad de realizar esos ejercicios, con el abanico de matices que el régimen soviético adjudicaba a la palabra “recordar”. Pero el reto sirvió de poco. Lo que en el control del a misión sabían, y el resto del mundo ignoraba, es que las relaciones entre los cosmonautas eran pésimas.

El comandante, Dobrovolski, de 43 años con una enorme responsabilidad a cargo, entraba en fricciones constantes con Vólkov, un ingeniero de vuelos de 35 años que ya había participado de otra misión espacial, sentía que debía comandar esta y que, en cambio, había sido desplazado por un astronauta mayor, pero novato si se hubiese tenido en cuenta su propia experiencia. A las discusiones constantes entre los dos pilotos se sumaron algunos hechos extraños: el 16 de junio, un misterioso incendio en la estación Salyut 1 casi provoca una evacuación de emergencia. Y luego hubo algunas discusiones fuertes entre Dobrovolski y Vólkov por la avería del telescopio principal, con una tapa que funcionaba, como todo en aquella experiencia espacial, a tropezones.

La misión se acortó. Para frenar ese clima de trinchera, las autoridades ordenaron el regreso de la Soyuz 11 el 30 de junio, cuando la fecha inicial del retorno estaba prevista para el 7 de julio, un mes después del lanzamiento. Mientras, se adelantaba la partida de la Soyuz 12 para el 20 de julio.

Todo no dejaba de estar teñido de un irónico fatalismo porque Soyuz, en ruso, significa unión. Y si algo no había en aquella tripulación, era unión. El principio de incendio en la estación espacial, y el peligro que implicaba, pareció haber serenado en parte los levantiscos ánimos de los cosmonautas. Lucharon juntos para controlar el fuego, apagaron el generador principal de oxígeno, conectaron el secundario, cambiaron los filtros del generador apagado y volvieron a encenderlo después de seis horas de peligro. El riesgo pareció unir a los astronautas. En los días siguientes, no hubo más incidentes, ni técnicos, ni humanos. Patsáyeb, otro ingeniero de vuelos de 38 años, hasta se dio el gusto de plantar algunas semillas en Salyut para dar origen al primer jardín espacial de la humanidad.

La única preocupación pasó a ser el estado físico de los astronautas. El 20 de junio evaluaron desde el control en tierra que la capacidad pulmonar de los tripulantes de la Soyuz 11 había disminuido en un treinta y tres por ciento y que los trajes Penguin de entrenamiento no funcionaban bien. Igual, los responsables de la misión decidieron el regreso de la Soyuz para que aterrizara entre el 27 y el 30 de junio porque había un récord a batir, el de permanencia en el espacio, que se cumplía, y se cumplió, el 25 de junio. Desde el 26 en adelante, todo se ciñó a los preparativos para el regreso a la Tierra.

La decisión de que los cosmonautas de la Soyuz 11 no llevaran trajes espaciales se debió, únicamente, a los desmedidos e innecesarios riesgos que adoptaron los directores del programa espacial de la URSS. Los pesados trajes habituales reducían la posibilidad de enviar al espacio a más de dos astronautas. En lugar de rediseñar las naves, decidieron eliminar los trajes, proveedores de oxígeno en caso de emergencia, entre otras cualidades.

La medida se había adoptado ya con éxito en las misiones Vosdoj y por primera vez se extendía al programa Soyuz. Le medida tuvo sus detractores, entre ellos el jefe de la Comisión de Industria Militar, Leonid Smirnov, el diseñador del sistema de control ambiental, Illiá Lavrov y Nikolai Kamanin, jefe del cuerpo de cosmonautas soviéticos. Todos exigían que la tripulación de la Soyuz 11 llevara máscaras de oxígeno, vitales para el retorno a la Tierra. Perdieron la batalla y los tripulantes de Soyuz 11 viajaron sin máscaras y con trajes de entrenamiento.

El 29 de junio los tres cosmonautas dejaron la estación espacial Salyut 1 y se metieron en la nave Soyuz 11 para regresar a Tierra. Al cerrar la escotilla un sensor dictaminó que el cierre no era hermético. Desde el control de la misión aconsejaron repetir la operación, pero recién después de varios intentos el sensor dejó de lanzar su bip de advertencia.

La Soyuz se separó de Salyut e inició su descenso. Hubo tiempo incluso para una broma. El control en tierra advirtió a los pilotos que, dada su condición física y la pérdida de masa muscular por la ingravidez, no intentaran ponerse de pie al llegar a la Tierra: tendrían que ser cargados en brazos, como bebés. El comandante Dobrovolsky soltó: “Nos vamos a sentar y a dejar que ustedes hagan todo el trabajo”.

Todo sucedió, casi, según los planes. La Soyuz reingresó a la atmósfera y, a siete mil metros del suelo los paracaídas se abrieron y la nave se balanceó con elegante lentitud hacia el territorio que es hoy Kasajistán. A sólo seis metros del suelo dos poderosos cohetes retropropulsores hicieron que la Soyuz se apoyara en tierra como una pluma. El equipo de rescate hizo entonces lo que había pensado el comandante Dobrovolski: abrió la escotilla para alzar a los cosmonautas como a tres bebés, para llevarlos a los helicópteros y a la gloria. Pero los tres estaban muertos.

Empezó entonces una batalla desesperada por intentar volverlos a la vida: respiración boca a boca, masaje cardíaco, una batería inútil de recursos médicos en el árido suelo kazajo: los astronautas estaban muertos desde hacía media hora. Los pequeños, aunque potentes, dispositivos explosivos que habían detonado en el espacio para separar la Soyuz de la Salyut, habían abierto dos pequeñas válvulas de un milímetro de diámetro, diseñadas para que no se abrieran jamás juntas. Pero sí se abrieron, con seis segundos de diferencia. El preciado aire dentro de la Soyuz empezó a escapar. Y empezó también la agonía de los tres cosmonautas.

Hasta entonces, todo marchaba normal dada la misión, a los tumbos y con buena suerte. En el momento de la separación de la nave con la estación espacial, las pulsaciones de los astronautas era normal: el comandante Dobrovolski estaba en 80 por minuto, Patsáyev en 100 y Vólkov en 120. Los tres se dieron cuenta de inmediato de la fuga de aire gracias al sonido que producía el escape, y sus pulsaciones se dispararon: los electrocardiogramas de Dobrovolski dicen que había pasado de 100 a 114 y las de Vólkov de 120 a 180.

Apagaron el sistema de radio para localizar la fuente del sonido y el sitio de la pérdida. La encontraron en la válvula ubicada sobre el asiento de Patsáyev. Las medidas de emergencia decían que, en veinte segundos, la pérdida debía estar controlada, pero en los entrenamientos los cosmonautas tardaban entre treinta y cuarenta segundos. La demora habría sido nada, si los cosmonautas hubiesen vestido un traje espacial que les proveyera el oxígeno faltante. Pero no, no lo tenían.

Las posteriores investigaciones calcularon que veinte segundos después de iniciada la pérdida, la presión en el interior de la nave había caído tanto que los astronautas debían estar ya inconscientes. A los cincuenta segundos, las pulsaciones de Pátsayev habían caído a 42 por minuto. A los ciento diez segundos, los corazones de los tres tripulantes se habían detenido.

La tragedia de Soyuz hizo que, en adelante, todos los astronautas soviéticos llevaran trajes espaciales durante el despegue y aterrizaje de sus naves. Para evitar tragedias similares se instaló una unidad de control de fugas de aire, lo que disminuyó el espacio en la cápsula y obligó a tripulaciones de dos pilotos. Para volver a la tripulación de tres astronautas, hubo que rediseñar las naves Soyuz que no regresaron al espacio hasta 1973. El nuevo modelo, la Soyuz T, recién se lanzó en 1980. La estación Salyut 1 ya no pudo recibir más astronautas, incluso para que le suministraran combustible y el 11 de octubre fue destruida en una entrada controlada a la atmósfera.

Dobrovolski, Patsáyev y Vólkov fueron declarados héroes nacionales de la URSS. Después de un funeral de Estado, fueron enterrados en el Kremlin.

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Una multitudinaria marcha en el primer 24 de Marzo de un gobierno negacionista

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Una multitud se congregó este domingo en la Plaza de Mayo para conmemorar el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, al cumplirse 48 años del golpe, en un 24 de marzo inédito con un gobierno nacional que –por primera vez en democracia- enarbola posturas negacionistas y rechaza la cifra de 30 mil desaparecidos.

Con epicentro en Plaza de Mayo –pero con réplicas en distintos puntos del país- la marcha fue convocada por organismos de derechos humanos,  junto a agrupaciones políticas, sociales, estudiantiles y gremiales, en el marco de una convocatoria a la que se sumaron reclamos y protestas por las políticas de ajuste económico que aplica el gobierno de Javier Milei.

En forma simultánea al inicio de la marcha, el Gobierno difundió –en tono desafiante- un spot con su “versión” de los años 70, en la que cuestiona la cifra de los 30 mil desaparecidos, reclama “memoria, verdad y justicia completa” y acusa a los organismos de derechos humanos de haber montado un “gran negocio”.

Según los organismos de DDHH, la de hoy fue una de las marchas más multitudinarias desde el regreso de la democracia, con la presencia de decenas de Madres y Abuelas ya ancianas, desde sus sillas de ruedas o con bastones, y con una importante participación de jóvenes y familias completas.

A pesar de varios intentos, no se logró un acto unificado entre los distintos organismos, con lo cual finalmente se hicieron dos actividades por separado como en años anteriores.

El primer de ellos, convocado por 13 organismos de derechos humanos -entre ellos Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, HIJOS Capital y el CELS, entre otros- que fue acompañada con la participación activa de la CGT y las dos CTA.

Entre las agrupaciones políticas marcharon referentes de las distintas vertientes del peronismo, como Axel Kicillof y Máximo Kirchner; y del radicalismo, cuyo presidente Martín Lousteau encabezó una columna de organizaciones radicales.

Para Kicillof, la de hoy es “una de las marchas más importantes desde la vuelta de la democracia porque hay cosas que creíamos que estaban resueltas hoy se vuelven a discutir” y remarcó la necesidad de “dejar en claro: memoria, verdad y Justicia y son 30.000”.

Con la consigna “30 mil razones para defender la patria, nunca más miseria planificada”, los organismos marcharon desde el mediodía desde la intersección de la avenida de Mayo y Piedras hacia la Plaza, donde desde las 15 se leyó un documento.

“Las constantes provocaciones de Milei y Villarruel niegan todos los pactos internacionales con rango constitucional”, advirtió la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, en la primera parte del mensaje, en el que se pidió por la sanción de una ley antinegacionista.

Las constantes provocaciones de Milei y Villarruel niegan todos los pactos internacionales con rango constitucional“.

ESTELA DE CARLOTTO.

La titular de Abuelas agregó luego: “Los principales civiles del terrorismo de Estado continúan en su mayoría impunes: son el poder económico y empresarial del genocidio. Exigimos juicio y castigo ya”.

En el texto, Carlotto cuestionó también una de las últimas medidas adoptadas por el gobierno para combatir el narcotráfico en Rosario: “La participación de las Fuerzas Armadas en conflictos internos pone en riesgo los DDHH de todos”, dijo la titular de Abuelas.

Luego, le siguió el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quien rechazó “el negacionismo y la apología del terrorismo de Estado” que respalda el Gobierno.

“El gobierno ejecuta de manera acelerada el plan de ajuste más despiadado de estos 40 años, que es una reedición de la miseria planificada por Martínez de Hoz”, advirtió el dirigente de derechos humanos.

En tanto, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ), junto a organizaciones políticas de izquierda, movimientos sociales y estudiantiles concentró a las 14 en Avenida de Mayo y 9 de Ju lio y leyó su propio documento en Plaza de Mayo alrededor de las 17.

Entre las principales consignas anunciadas a través de un comunicado por el EMVJ se encuentran  “Son 30 mil, fue y es genocidio, basta de impunidad”, piden por “el juicio y castigo a todos los genocidas en cárcel común” a lo que suman reclamos coyunturales como el pedido de “un paro y plan de lucha a las centrales sindicales”, el rechazo al pago de la deuda con el FMI y el repudio al “plan reaccionario, de ajuste, entrega y represión de Milei y los gobernadores”, entre otros.

Por su parte, la Asociación de Madres de Plaza de Mayo concentró desde las 11 en la Casa de las Madres, ubicada en Hipólito Yrigoyen 1584, en el centro porteño, desde donde se realizó un acto bajo la consigna “La patria no se vende, la vida no se entrega, el pueblo se subleva”.

Previamente, la organización La Cámpora realizó una multitudinaria concentración desde las 9 desde la exEsma en avenida del Libertador y Manzanares, en una habitual caravana que recorrió a pie los 13 kilómetros de distancia que la separan con la Plaza de Mayo, con la consigna “Porque otrxs caminaron antes, caminamos para que otrxs caminen”.

Por otro lado, este domingo es el primer Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en 40 años de democracia que los medios públicos no estarán presentes oficialmente con sus coberturas en el lugar de los hechos..

“Que la Agencia Nacional de Noticias Télam y la TV Pública estén ausentes el 24 de marzo, es un hecho sin precedentes en los 40 años de democracia. Es una catástrofe, da cuenta del negacionismo y la censura de este gobierno, que desprecia la libertad de expresión”, señaló el secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), Agustín Lecchi.

SOMOS TÉLAM

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ENTREVISTAS

Del Frade: «El narcotráfico en Rosario es multinacional y paraestatal»

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El periodista y diputado provincial por el Frente Social y Popular en la Provincia de Santa Fe dialogó con Vivian Elem, Jorge Benedetti y Rodolfo Colangelo en Radio Gráfica, sobre la alarmante situación que se vive en Rosario, «en Rosario se tiene que hacer un diagnóstico real de lo que está pasando, porque el gran negocio que es multinacional y paraestatal del narcotráfico tiene eslabones superiores e inferiores en la cadena de comercialización, como cualquier gran negocio multinacional.»

«El drama nuestro es que tenemos 47 bandas narcopoliciales barriales que se disputan el territorio por abajo y eso ha generado el asesinato de gente inocente en los últimos días, como lo describen ellos. Porque hubo cambios en la rigurosidad de la condición de detenciones en las distintas cárceles cercanas a Rosario, pero eso es por abajo y tiene que ver con un problema político, que es eliminar los sitios de corrupción de la policía que genera zonas liberadas, en donde después se asientan esos gobiernos defacto que producen esas bandas narcopoliciales».

Y agregó, «esa sobreexageración que se está teniendo sobre este hecho ha producido, a una semana del aniversario del 24 de marzo, que muchos gobernadores y por supuesto el presidente de la nación a la cabeza, pidan la derogación de la prohibición de la ley de seguridad interior para que las fuerzas armadas vuelvan a las calles argentinas, lo cual sería un retroceso fenomenal, pero cumpliendo taxativamente lo que exige la doctrina de seguridad continental de los Estados Unidos, que es meter a los ejércitos en cuestiones internas, mientras ellos se quedan con las grandes riquezas, por ejemplo, con el dominio del Río Paraná, tal como anunció la Administración General de Puertos la semana pasada.»

«Es muy fuerte lo que está pasando, porque no tiene que ver solamente con lo que está pasando en Rosario, sino lo que va sufrir la democracia en toda la Argentina, en caso de admitir que las fuerzas armadas vuelvan en temas de seguridad interna», finalizó.

#EnQueNosParecemos todos los sábados de 13hs a 15hs por FM 89.3

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Dolores: la Fiesta de la Guitarra 2024 salió un 63% menos que el año anterior

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Una vez más, la gestión municipal encabezada por el Intendente Juan Pablo García dio a conocer detalles del gasto para la realización de un evento público. En esta caso, la 30 edición de la Fiesta Nacional de la Guitarra.

El ejecutivo comunicó que se logró un ahorro del 63% respecto al año anterior, haciendo el cálculo por inflación con los valores que la gestión saliente declaró sobre lo hecho en 2023.

En total, en la edición 2024 de la FNG se gastaron 257 millones de pesos, mientras que en la anterior el gasto (actualizado por inflación) fue de 600 millones de pesos.

«Demostramos que se puede hacer un evento de esta magnitud de otra manera, sin despilfarrar los recursos públicos ni hacer contrataciones innecesarias. Cuidamos el dinero de los dolorenses porque entendemos el contexto difícil que vivimos y que hoy las prioridades son otras», manifestó el jefe comunal. «A pesar de la situación económica, la Fiesta se hizo y fue un éxito», agregó Juan Pablo García.

«La técnica y el sonido, el escenario, las pantallas, el streaming y la televización estuvieron a cargo de profesionales de calidad y todo se hizo al nivel de Festivales como Jesús María. Trabajamos con austeridad pero con creatividad y profesionalismo», detalló.

El Intendente García destacó para finalizar que «la Fiesta tuvo 50 artistas en escena, más de 30 mil personas que concurrieron, y el desfile y la jineteada fueron los más convocantes de los últimos años».

Cabe destacar que cualquier interesado en informarse de cada gasto que se efectuó, puede acercarse a la municipalidad.

30° edición de nuestra Fiesta Nacional de la Guitarra: volvimos a las raíces de la Fiesta. En datos:

50 artistas en escena y más de 30 mil personas en 8 noches.
12 concertistas de guitarra honrando la memoria de Abel Fleury.
600 metros de Feria de artesanos, emprendedores, gastronómicos y entretenimiento en el Paseo de la Guitarra.
Un inolvidable desfile con más de 500 jinetes.
Jineteada histórica en el Fortín Dolores, la mayor convocatoria de los últimos años.

Más de 1700 personas disfrutaron hoy del Parque Termal Dolores

Aprovechando el fin de semana y el desarrollo de la 30 edición de la Fiesta Nacional de la Guitarra, visitaron el Parque Termal Dolores más de mil setecientas personas de distintos lugares de la provincia.

Además de los dolorenses que se acercaron a disfrutar las 5 piletas del predio, llegaron personas desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, La Plata, Ensenada, Berisso, Tandil, Quilmes, Mar del Plata, Merlo, Moreno, Morón, San Justo, Ezeiza, José C. Paz, San Miguel, Moreno e Ituzaingó.

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